Público / Kevin Naff (d), director de 'Washington Blade', junto a un compañero // |
'Washington Blade', más de medio siglo informando sobre la comunidad LGTBI.
La revista 'Washington Blade', que nació en la capital de Estados Unidos en octubre de 1969, es la publicación más antigua del país dedicada a informar sobre el colectivo LGTBI.
Manuel Ruiz Rico | Público, 2022-07-01
https://www.publico.es/sociedad/washington-blade-medio-siglo-informando-comunidad-lgtbi.html
El viernes 10 de julio de 1981, una revista llamada ‘Washington Blade’ llevaba en su portada una información con el siguiente titular: "Neumonía rara, fatal, golpea a los hombres gais". Sin saberlo entonces, hacían historia: era una de las primeras veces, sino la primera, que el sida aparecía en la portada de un medio de comunicación.
No era ni sería la única vez que el ‘Washington Blade’ hacía historia. La publicación, que se publica todos los viernes en la capital del país, había nacido en octubre de 1969 tras las protestas neoyorkinas de Stonewall como el nuevo medio de información para la comunidad LGTBI. En esos primeros números, se llamaba ‘The Gay Blade ‘y era casi un folleto que se repartía a escondidas.
Hoy, ‘Washington Blade’ es la publicación LGTBI más antigua de Estados Unidos y toda una referencia en el país. Tras los cuatro años de Donald Trump y con la actual ofensiva legal del Partido Republicano a la comunidad LGTBI y tras las recientes sentencias del Supremo, su director, Kevin Naff, defiende tanto como siempre la necesidad de un medio LGTBI: "Tenemos que estar ahí porque, como se suele decir, si no estás sentado a la mesa, estás en el menú".
“La situación de la comunidad LGTBI en Estados Unidos es preocupante", dice Naff, "vivimos un período de inflexión, tras la opinión del Tribunal Supremo sobre el caso Roe y el derecho al aborto, sabemos que somos el próximo objetivo que quieren atacar".
Según Naff, tras los años de Obama en la Casa Blanca, "que fueron fantásticos, los mejores de la historia de Estados Unidos para la comunidad LGTBI, todo el mundo daba por hecho que ganaría Hillary Clinton y que cimentaría todos los avances realizados por Obama. Pero ganó Trump y ahora todo vuelve a estar en riesgo de nuevo".
‘Washington Blade’ surgió a consecuencia de las revueltas de Stonewall en el Nueva York de 1969. Stonewall era un bar gay del Greenwich Village, en pleno corazón de Manhattan. Los llamados "actos homosexuales" eran ilegales en ese momento en todos los Estados del país, salvo Illinois, precisamente, el Estado del que muchos años después saldría elegido un joven senador llamado Barack Obama.
La mayoría de los bares gais de Nueva York estaban operados por la mafia, que sobornaba a la policía para que hiciera la vista gorda. Solo que una noche, con la excusa de tener una licencia inadecuada para vender alcohol, la Policía realizó una violenta incursión en el Stonewall. Empezaron a golpear y a detener a gente y sucedió lo que nunca antes había ocurrido: los gais devolvieron el golpe y se montó una revolución en el barrio contra la actuación policial y por los derechos de la comunidad LGTBI. Por suerte, aunque hubo decenas de heridos, no hubo ningún muerto. Esto fue un 28 de junio de 1969.
En octubre de ese año salió el primer número del ‘Washington Blade’, entonces un folleto de una página llamado ‘The Gay Blade’. El 28 de junio del año siguiente se produjeron las primeras marchas del orgullo en Chicago, Los Ángeles, San Francisco y Nueva York.
El origen del nombre procede de la expresión ‘gay blade’, típica en la época victoriana. Según explica la web de la publicación, en esa época un ‘gay blade’ (literalmente, una espada alegre) era un espadachín elegante y encantador.
A principios del siglo XX, la frase pasó a significar "joven apuesto", mientras que, en los años 60 del siglo pasado, la expresión ‘gay blade’ se empezó a usar como sinónimo de "soltero empedernido", lo que muchas veces no era sino una forma más o menos sutil de referirse a un hombre gay, generalmente en el armario.
"En octubre de 1969, ‘The Gay Blade’ salió del armario", dice la web de la revista, "como la publicación de referencia de la comunidad gay en Washington D.C. lanzando un irónico golpe a una frase que en su día se utilizó para imponer una cultura de ocultación y vergüenza".
La revista fue haciéndose cada vez más profesional y más conocida durante los años 70: dejó de ser un folleto y empezó a ser una revista; dejó de estar redactada por activistas y empezó a tener una redacción con periodistas profesionales.
Llegó así otra especie de salida del armario de la propia publicación. Primero, consciente de que su información no sólo cubría a la comunidad gay sino a todo el sector LGTBI, en junio de 1975, la publicación quitó la palabra Gay de su título y pasó a llamarse simplemente ‘The Blade’. En enero de 1978, el entonces recién nombrado director Don Michaels, prohibió el uso de seudónimos en el periódico.
Histórica cobertura del sida en los 80 y 90
Todo eso había ocurrido en los años de Richard Nixon, una etapa que, tras el oasis de cuatro años de Jimmy Carter, enlazó con los Estados Unidos del muy conservador Ronald Reagan, quien tomó posesión en enero de 1981.
La redacción de aquella primera información sobre el sida de julio de ese año decía: "Cinco hombres homosexuales de Los Ángeles han contraído recientemente una rara forma de neumonía; dos de ellos han muerto a causa de ella. Los Centros Federales de Control de Enfermedades sugieren que el tipo de neumonía puede estar relacionado con una enfermedad vírica de transmisión sexual [...]. Los cinco hombres declararon haber consumido popper, pero se sabe poco sobre la posible relación de esta droga con la neumonía o con los cambios en el sistema inmunitario [...]. El candidato más probable para causar esta depresión es la infección por citomegalovirus".
Se leen ahora con estupor y fatalidad estas líneas cándidamente ajenas a lo que estaría por venir: según la ONU, entre 27 y 47 millones de personas han muerto en el mundo debido al sida desde el comienzo de la epidemia. El virus se identificó por primera vez en 1983 y hasta que a finales de 1995 llegó la llamada triple terapia antirretroviral con la aprobación del primer inhibidor de la proteasa, contagiarse de sida era una condena a muerte casi segura. Ese inhibidor de la proteasa en combinación con otros dos fármacos lograba por primera vez reducir la carga viral en las personas infectadas.
Había una carrera contrarreloj contra el virus. Los que ven con recelo la velocidad con la que se han aprobado las vacunas de la covid19 deberían repasar este dato: la Agencia del Medicamento de Estados Unidos validó el expediente presentado por la compañía farmacéutica en 97 días.
Muchos meses antes, el ejemplar del Washington Blade del 5 de agosto de 1994 había publicado una información adelantando que aquellos nuevos fármacos serían la clave para combatir el sida. "El futuro de la investigación del VIH puede reposar en un nuevo tipo de medicamento", informaba el titular de la página 25 y la información mencionaba hasta nueve veces los "inhibidores de la proteasa", como el que no deja de repetir un conjuro para hacer realidad una esperanza.
"George W. Bush, el peor presidente en 20 años"
Pero los 80 de Ronald Reagan en la Casa Blanca no fueron los únicos años de vértigo informativo del ‘Washington Blade’, si bien es cierto que la cobertura que realizó esos años sobre la crisis del sida catapultó al medio y lo convirtió en una publicación considerada al mismo nivel que cualquier otra.
De hecho, el pasado mes de diciembre el periódico "consiguió un asiento fijo en la sala de reuniones James S. Brady de la Casa Blanca, siendo la primera vez que una publicación LGBTQ recibe este honor", según anunció la propia revista en su página web.
Kevin Naff, que es director del ‘Washington Blade’ desde diciembre de 2002, recuerda ahora que, a pesar de todo, incluso recientemente, ha habido años difíciles en su relación con la Casa Blanca.
"La peor administración, y esto sorprenderá, no ha sido de la de Trump, fue la de George W. Bush. Basó toda su campaña para ser reelegido en 2004 en un ataque continuo al matrimonio entre parejas del mismo sexo, y hasta propuso enmiendas constitucionales para prohibirlo. Y lo peor es que toda su campaña fue cínicamente orquestada por un hombre gay, Ken Mehlman, quien entonces no había salido del armario. Bush fue de lejos el peor presidente que yo he conocido como director", recuerda Naff. En cuanto fue reelegido, "nos retiró la acreditación de prensa para la Casa Blanca".
En octubre de 1980, el ya llamado ‘The Washington Blade’ se hubo convertido en una publicación propiedad de sus propios redactores y, tras los años duros de la cobertura del sida, en abril de 1993 lanzaron, como consecuencia de la Marcha Gay sobre Washington celebrada el día 25 de ese mes, la edición más grande de la revista hasta la fecha: 216 páginas. Los organizadores y el ayuntamiento de la capital cifraron en un millón las personas congregadas en la concentración. En la misma, David B. Mixner, un viejo amigo gay del en ese momento presidente Bill Clinton, dijo: "No os equivoquéis, no comprometeremos nuestra libertad. No retrocederemos. Ganaremos".
Eran los llamados felices 90 de la administración Clinton, del barril de petróleo a 20 o 30 dólares, del fantasma del fin de la historia y de las muy reales terapias antirretrovirales. El cambio de giro hacia una nueva etapa empezaría a llegar con el nuevo siglo. Tras el bache de los años de George W. Bush, en 2008 llegó la era Obama. "Fueron años fantásticos, no sólo por sus políticas como presidente sino por toda la accesibilidad que tuvimos en la Casa Blanca esos años", dice Naff. "Hubo que superar que, al principio de la campaña, la revista apoyó a Hillary, pero una vez pasado ese momento, la relación con esa administración fue excelente".
Además, el candidato a presidente del lado republicano fue el senador por Arizona John McCain. "No diré que era un hombre progresista, pero desde luego era mucho más abierto de mente que muchos en ese partido", dice Naff. John McCain, quien murió en agosto de 2018 convertido en el principal líder republicano en contra de Donald Trump, se convirtió durante la campaña presidencial contra Obama en el primer candidato republicano entrevistado por ‘Washington Blade’. "Nadie más lo ha hecho desde entonces, ni Mitt Romney ni, por supuesto, Donald Trump", dice Naff.
La entrevista con McCain supuso un cambio radical en lo que habían sido los candidatos republicanos respecto a la comunidad LGTBI. "Nuestras entrevistas no son sólo para que el candidato simplemente diga: respeto a la comunidad LGTBI, apoyo sus derechos, no tengo nada en contra y cuatro frases hechas. Le hacemos preguntas muy concretas: si tiene amigos gais, si cuando organiza comidas o cenas en su casa invita a esos amigos, si tiene familiares gais y mantiene una buena relación con ellos, cosas concretas. Y McCain contestó a todo eso de forma muy positiva", dice Naff.
Empiezan los años de Obama y quiebra la revista
En enero de 2009, Barack Obama tomó posesión y comenzaron los años "fantásticos" para la comunidad gay, con avances concretos como el matrimonio entre parejas del mismo sexo. Pero como la alegría dura poco en la casa del pobre, poco después llegó un susto que casi acaba con la revista para siempre.
Window Media, la compañía que desde mayo 2001 era propietaria del ‘Washington Blade’, declaró la bancarrota en noviembre de 2009, casi 50 años exactos de que aquel primer número de ‘The Gay Blade’ pusiera el pie en la calle.
Sin embargo, la redacción se echó el proyecto sobre los hombros, mantuvo la publicación como pudo bajo el nombre de DC Agenda (DC por el Distrito de Columbia, donde se encuentra la capital del país, Washington) y poco después acabó comprando la marca, de manera que el ‘Washington Blade’ empezó a ser publicado de nuevo en abril de 2010, otra vez bajo ese nombre y ahora como compañía en propiedad de sus redactores y lectores.
La situación actual de la revista es excelente. "En marzo de 2017 abrimos una versión en California, ‘Los Angeles Blade’, publicamos muchas informaciones y reportajes en castellano, seguimos publicando en papel y nuestra web tiene 500.000 visitantes únicos", dice Naff.
Frente a esto, sin embargo, la situación política ha cambiado radicalmente. Tras Obama, llegó Donald Trump. "Es cierto que Trump no fue tan malo como Bush en lo que respecta al colectivo LGTBI, su jefe de prensa era accesible para nosotros y hasta nombró a un hombre abiertamente gay, Richard Grenell, en un puesto de gabinete presidencial, cosa que no había sucedido nunca antes [en febrero de 2010, Trump nombró a Grenell director en funciones de Inteligencia Nacional], pero fue un presidente terrible, sus políticas fueron muy malas, especialmente en los temas relacionados con la comunidad transgénero, a la que tenía en el centro de sus ataques".
Con todo, el principal legado de Trump a largo plazo están siendo sus nombramientos en el Tribunal Supremo. Propuso a tres magistrados y muy conservadores en sólo cuatro años de mandato, lo que ha dejado una mayoría conservadora en el alto tribunal de seis jueces conservadores frente a tres demócratas que durará muchos años puesto que dichos nombramientos son hechos de por vida.
Ese Tribunal Supremo es el que recientemente ha tachado de inconstitucionales las restricciones estatales para regular las armas y eliminado el aborto como derecho constitucional en Estados Unidos. "Después de eso", advierte Naff, "a nadie se le escapa que la comunidad LGTBI somos los siguientes en la lista". La razón de ser del ‘Washington Blade’, casi 53 años después de su nacimiento, continúa tan vigente como nunca.
No era ni sería la única vez que el ‘Washington Blade’ hacía historia. La publicación, que se publica todos los viernes en la capital del país, había nacido en octubre de 1969 tras las protestas neoyorkinas de Stonewall como el nuevo medio de información para la comunidad LGTBI. En esos primeros números, se llamaba ‘The Gay Blade ‘y era casi un folleto que se repartía a escondidas.
Hoy, ‘Washington Blade’ es la publicación LGTBI más antigua de Estados Unidos y toda una referencia en el país. Tras los cuatro años de Donald Trump y con la actual ofensiva legal del Partido Republicano a la comunidad LGTBI y tras las recientes sentencias del Supremo, su director, Kevin Naff, defiende tanto como siempre la necesidad de un medio LGTBI: "Tenemos que estar ahí porque, como se suele decir, si no estás sentado a la mesa, estás en el menú".
“La situación de la comunidad LGTBI en Estados Unidos es preocupante", dice Naff, "vivimos un período de inflexión, tras la opinión del Tribunal Supremo sobre el caso Roe y el derecho al aborto, sabemos que somos el próximo objetivo que quieren atacar".
Según Naff, tras los años de Obama en la Casa Blanca, "que fueron fantásticos, los mejores de la historia de Estados Unidos para la comunidad LGTBI, todo el mundo daba por hecho que ganaría Hillary Clinton y que cimentaría todos los avances realizados por Obama. Pero ganó Trump y ahora todo vuelve a estar en riesgo de nuevo".
‘Washington Blade’ surgió a consecuencia de las revueltas de Stonewall en el Nueva York de 1969. Stonewall era un bar gay del Greenwich Village, en pleno corazón de Manhattan. Los llamados "actos homosexuales" eran ilegales en ese momento en todos los Estados del país, salvo Illinois, precisamente, el Estado del que muchos años después saldría elegido un joven senador llamado Barack Obama.
La mayoría de los bares gais de Nueva York estaban operados por la mafia, que sobornaba a la policía para que hiciera la vista gorda. Solo que una noche, con la excusa de tener una licencia inadecuada para vender alcohol, la Policía realizó una violenta incursión en el Stonewall. Empezaron a golpear y a detener a gente y sucedió lo que nunca antes había ocurrido: los gais devolvieron el golpe y se montó una revolución en el barrio contra la actuación policial y por los derechos de la comunidad LGTBI. Por suerte, aunque hubo decenas de heridos, no hubo ningún muerto. Esto fue un 28 de junio de 1969.
En octubre de ese año salió el primer número del ‘Washington Blade’, entonces un folleto de una página llamado ‘The Gay Blade’. El 28 de junio del año siguiente se produjeron las primeras marchas del orgullo en Chicago, Los Ángeles, San Francisco y Nueva York.
El origen del nombre procede de la expresión ‘gay blade’, típica en la época victoriana. Según explica la web de la publicación, en esa época un ‘gay blade’ (literalmente, una espada alegre) era un espadachín elegante y encantador.
A principios del siglo XX, la frase pasó a significar "joven apuesto", mientras que, en los años 60 del siglo pasado, la expresión ‘gay blade’ se empezó a usar como sinónimo de "soltero empedernido", lo que muchas veces no era sino una forma más o menos sutil de referirse a un hombre gay, generalmente en el armario.
"En octubre de 1969, ‘The Gay Blade’ salió del armario", dice la web de la revista, "como la publicación de referencia de la comunidad gay en Washington D.C. lanzando un irónico golpe a una frase que en su día se utilizó para imponer una cultura de ocultación y vergüenza".
La revista fue haciéndose cada vez más profesional y más conocida durante los años 70: dejó de ser un folleto y empezó a ser una revista; dejó de estar redactada por activistas y empezó a tener una redacción con periodistas profesionales.
Llegó así otra especie de salida del armario de la propia publicación. Primero, consciente de que su información no sólo cubría a la comunidad gay sino a todo el sector LGTBI, en junio de 1975, la publicación quitó la palabra Gay de su título y pasó a llamarse simplemente ‘The Blade’. En enero de 1978, el entonces recién nombrado director Don Michaels, prohibió el uso de seudónimos en el periódico.
Histórica cobertura del sida en los 80 y 90
Todo eso había ocurrido en los años de Richard Nixon, una etapa que, tras el oasis de cuatro años de Jimmy Carter, enlazó con los Estados Unidos del muy conservador Ronald Reagan, quien tomó posesión en enero de 1981.
La redacción de aquella primera información sobre el sida de julio de ese año decía: "Cinco hombres homosexuales de Los Ángeles han contraído recientemente una rara forma de neumonía; dos de ellos han muerto a causa de ella. Los Centros Federales de Control de Enfermedades sugieren que el tipo de neumonía puede estar relacionado con una enfermedad vírica de transmisión sexual [...]. Los cinco hombres declararon haber consumido popper, pero se sabe poco sobre la posible relación de esta droga con la neumonía o con los cambios en el sistema inmunitario [...]. El candidato más probable para causar esta depresión es la infección por citomegalovirus".
Se leen ahora con estupor y fatalidad estas líneas cándidamente ajenas a lo que estaría por venir: según la ONU, entre 27 y 47 millones de personas han muerto en el mundo debido al sida desde el comienzo de la epidemia. El virus se identificó por primera vez en 1983 y hasta que a finales de 1995 llegó la llamada triple terapia antirretroviral con la aprobación del primer inhibidor de la proteasa, contagiarse de sida era una condena a muerte casi segura. Ese inhibidor de la proteasa en combinación con otros dos fármacos lograba por primera vez reducir la carga viral en las personas infectadas.
Había una carrera contrarreloj contra el virus. Los que ven con recelo la velocidad con la que se han aprobado las vacunas de la covid19 deberían repasar este dato: la Agencia del Medicamento de Estados Unidos validó el expediente presentado por la compañía farmacéutica en 97 días.
Muchos meses antes, el ejemplar del Washington Blade del 5 de agosto de 1994 había publicado una información adelantando que aquellos nuevos fármacos serían la clave para combatir el sida. "El futuro de la investigación del VIH puede reposar en un nuevo tipo de medicamento", informaba el titular de la página 25 y la información mencionaba hasta nueve veces los "inhibidores de la proteasa", como el que no deja de repetir un conjuro para hacer realidad una esperanza.
"George W. Bush, el peor presidente en 20 años"
Pero los 80 de Ronald Reagan en la Casa Blanca no fueron los únicos años de vértigo informativo del ‘Washington Blade’, si bien es cierto que la cobertura que realizó esos años sobre la crisis del sida catapultó al medio y lo convirtió en una publicación considerada al mismo nivel que cualquier otra.
De hecho, el pasado mes de diciembre el periódico "consiguió un asiento fijo en la sala de reuniones James S. Brady de la Casa Blanca, siendo la primera vez que una publicación LGBTQ recibe este honor", según anunció la propia revista en su página web.
Kevin Naff, que es director del ‘Washington Blade’ desde diciembre de 2002, recuerda ahora que, a pesar de todo, incluso recientemente, ha habido años difíciles en su relación con la Casa Blanca.
"La peor administración, y esto sorprenderá, no ha sido de la de Trump, fue la de George W. Bush. Basó toda su campaña para ser reelegido en 2004 en un ataque continuo al matrimonio entre parejas del mismo sexo, y hasta propuso enmiendas constitucionales para prohibirlo. Y lo peor es que toda su campaña fue cínicamente orquestada por un hombre gay, Ken Mehlman, quien entonces no había salido del armario. Bush fue de lejos el peor presidente que yo he conocido como director", recuerda Naff. En cuanto fue reelegido, "nos retiró la acreditación de prensa para la Casa Blanca".
En octubre de 1980, el ya llamado ‘The Washington Blade’ se hubo convertido en una publicación propiedad de sus propios redactores y, tras los años duros de la cobertura del sida, en abril de 1993 lanzaron, como consecuencia de la Marcha Gay sobre Washington celebrada el día 25 de ese mes, la edición más grande de la revista hasta la fecha: 216 páginas. Los organizadores y el ayuntamiento de la capital cifraron en un millón las personas congregadas en la concentración. En la misma, David B. Mixner, un viejo amigo gay del en ese momento presidente Bill Clinton, dijo: "No os equivoquéis, no comprometeremos nuestra libertad. No retrocederemos. Ganaremos".
Eran los llamados felices 90 de la administración Clinton, del barril de petróleo a 20 o 30 dólares, del fantasma del fin de la historia y de las muy reales terapias antirretrovirales. El cambio de giro hacia una nueva etapa empezaría a llegar con el nuevo siglo. Tras el bache de los años de George W. Bush, en 2008 llegó la era Obama. "Fueron años fantásticos, no sólo por sus políticas como presidente sino por toda la accesibilidad que tuvimos en la Casa Blanca esos años", dice Naff. "Hubo que superar que, al principio de la campaña, la revista apoyó a Hillary, pero una vez pasado ese momento, la relación con esa administración fue excelente".
Además, el candidato a presidente del lado republicano fue el senador por Arizona John McCain. "No diré que era un hombre progresista, pero desde luego era mucho más abierto de mente que muchos en ese partido", dice Naff. John McCain, quien murió en agosto de 2018 convertido en el principal líder republicano en contra de Donald Trump, se convirtió durante la campaña presidencial contra Obama en el primer candidato republicano entrevistado por ‘Washington Blade’. "Nadie más lo ha hecho desde entonces, ni Mitt Romney ni, por supuesto, Donald Trump", dice Naff.
La entrevista con McCain supuso un cambio radical en lo que habían sido los candidatos republicanos respecto a la comunidad LGTBI. "Nuestras entrevistas no son sólo para que el candidato simplemente diga: respeto a la comunidad LGTBI, apoyo sus derechos, no tengo nada en contra y cuatro frases hechas. Le hacemos preguntas muy concretas: si tiene amigos gais, si cuando organiza comidas o cenas en su casa invita a esos amigos, si tiene familiares gais y mantiene una buena relación con ellos, cosas concretas. Y McCain contestó a todo eso de forma muy positiva", dice Naff.
Empiezan los años de Obama y quiebra la revista
En enero de 2009, Barack Obama tomó posesión y comenzaron los años "fantásticos" para la comunidad gay, con avances concretos como el matrimonio entre parejas del mismo sexo. Pero como la alegría dura poco en la casa del pobre, poco después llegó un susto que casi acaba con la revista para siempre.
Window Media, la compañía que desde mayo 2001 era propietaria del ‘Washington Blade’, declaró la bancarrota en noviembre de 2009, casi 50 años exactos de que aquel primer número de ‘The Gay Blade’ pusiera el pie en la calle.
Sin embargo, la redacción se echó el proyecto sobre los hombros, mantuvo la publicación como pudo bajo el nombre de DC Agenda (DC por el Distrito de Columbia, donde se encuentra la capital del país, Washington) y poco después acabó comprando la marca, de manera que el ‘Washington Blade’ empezó a ser publicado de nuevo en abril de 2010, otra vez bajo ese nombre y ahora como compañía en propiedad de sus redactores y lectores.
La situación actual de la revista es excelente. "En marzo de 2017 abrimos una versión en California, ‘Los Angeles Blade’, publicamos muchas informaciones y reportajes en castellano, seguimos publicando en papel y nuestra web tiene 500.000 visitantes únicos", dice Naff.
Frente a esto, sin embargo, la situación política ha cambiado radicalmente. Tras Obama, llegó Donald Trump. "Es cierto que Trump no fue tan malo como Bush en lo que respecta al colectivo LGTBI, su jefe de prensa era accesible para nosotros y hasta nombró a un hombre abiertamente gay, Richard Grenell, en un puesto de gabinete presidencial, cosa que no había sucedido nunca antes [en febrero de 2010, Trump nombró a Grenell director en funciones de Inteligencia Nacional], pero fue un presidente terrible, sus políticas fueron muy malas, especialmente en los temas relacionados con la comunidad transgénero, a la que tenía en el centro de sus ataques".
Con todo, el principal legado de Trump a largo plazo están siendo sus nombramientos en el Tribunal Supremo. Propuso a tres magistrados y muy conservadores en sólo cuatro años de mandato, lo que ha dejado una mayoría conservadora en el alto tribunal de seis jueces conservadores frente a tres demócratas que durará muchos años puesto que dichos nombramientos son hechos de por vida.
Ese Tribunal Supremo es el que recientemente ha tachado de inconstitucionales las restricciones estatales para regular las armas y eliminado el aborto como derecho constitucional en Estados Unidos. "Después de eso", advierte Naff, "a nadie se le escapa que la comunidad LGTBI somos los siguientes en la lista". La razón de ser del ‘Washington Blade’, casi 53 años después de su nacimiento, continúa tan vigente como nunca.
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