José Fley durante la entrevista con motivo del Día Mundial de la Salud // |
Historias de superación: "No me moriré con VIH"
Berta Pinillos | EFE Salud, 2024-04-07
https://efesalud.com/superacion-vih-pacientes-dia-mundial-salud-2024/
José Fley Báez tiene 32 años. Con 24 le dijeron que tenía VIH. Celebra que, médicamente, el virus "está casi superado", solo falta la cura -añade-, pero lamenta que socialmente no se haya avanzado tanto. La suya es una historia de superación como la de tantos otros en su situación y que cuenta a EFEsalud, con motivo del Día Mundial de la Salud.
En el momento del diagnóstico, su doctora le transmitió tranquilidad porque con los tratamientos actuales se vive y, además, con muy buena calidad de vida. No obstante, por su cabeza pasaron muchas cosas como el sentimiento de culpa, el cuestionamiento social o "la película Philadelphia". Toda una historia de superación del VIH.
Es consciente de que si hubiera vivido hace 30 ó 40 años, probablemente no podría contar su historia, porque entonces muchos se quedaban por el camino. Los tratamientos eran experimentales, tenían muchos efectos secundarios y no conseguían frenar al virus.
Cuando Fley comenzó la terapia antirretroviral, ésta consistía en tomar una pastilla al día. Ahora, con las innovaciones en el tratamiento, su situación es aún mejor. Acude cada dos meses al hospital para que se lo inyecten. "Gracias a eso" el virus en su organismo es indetectable, con lo que no se puede transmitir.
"Mi vida es normal, como cualquier otra persona"
"Mi vida es normal, como cualquier otra persona que no tiene VIH", subraya Fley, quien es voluntario de la Coordinadora Estatal de VIH y Sida (Cesida).
Sin embargo, lucha contra el estigma aún existente que sufren las personas como él: "Si la sociedad no se informa, sigue discriminándome y juzgándome" y considera que si no se avanza en ese camino, será "un fracaso".
Y lo será, porque, insiste en su testimonio de superación, con el tratamiento puede hacer una vida como si no le hubieran diagnosticado el virus.
A pesar de ese estigma, su futuro lo vislumbra bueno. Se muestra convencido de que verá la cura: "Si antes la gente se moría por el VIH, me da la sensación de que yo no me moriré con el VIH".
Los tratamientos, eficacia del 100 %
El jefe de Servicio de Enfermedades Infecciosas del Hospital Ramón y Cajal, de Madrid, Santiago Moreno, recuerda, en declaraciones a EFEsalud, que el VIH y su enfermedad, el sida, era hace años una enfermedad especialmente temida y cruel.
"El peor de los cánceres era preferible a padecer el VIH/sida", asevera, pero hoy no se cansa de decir que la infección "es la enfermedad crónica médica que globalmente tiene mejor tratamiento junto a la hepatitis C".
Y es que, insiste, la eficacia de los tratamientos es del 100 %: "La calidad de vida de una persona tratada por VIH es mejor que la de una persona diagnosticada de diabetes", apunta.
Los retos
No obstante, hay retos por delante. Y no son solo la vacuna o la curación definitiva.
A su juicio, además de esos dos, queda el diagnosticar a todos los infectados (el 8 % en España tiene el virus y no lo sabe) y acabar con la discriminación.
"Padecer diabetes, ser hipertenso o tener un infarto es confesable pero ser VIH positivo todavía a nivel social te crea muchos conflictos", sostiene el experto.
Por eso, José Fley insiste en que los avances médicos son muy buenos, pero a nivel social, no tanto porque "hay mucha gente que no sabe que indetectable es igual a intransmisible".
Porque la cuestión, incide, es cómo se lo toma la gente que se entera que él es VIH. Asegura que muchos se alejan y no quieren ni acercarse.
En el momento del diagnóstico, su doctora le transmitió tranquilidad porque con los tratamientos actuales se vive y, además, con muy buena calidad de vida. No obstante, por su cabeza pasaron muchas cosas como el sentimiento de culpa, el cuestionamiento social o "la película Philadelphia". Toda una historia de superación del VIH.
Es consciente de que si hubiera vivido hace 30 ó 40 años, probablemente no podría contar su historia, porque entonces muchos se quedaban por el camino. Los tratamientos eran experimentales, tenían muchos efectos secundarios y no conseguían frenar al virus.
Cuando Fley comenzó la terapia antirretroviral, ésta consistía en tomar una pastilla al día. Ahora, con las innovaciones en el tratamiento, su situación es aún mejor. Acude cada dos meses al hospital para que se lo inyecten. "Gracias a eso" el virus en su organismo es indetectable, con lo que no se puede transmitir.
"Mi vida es normal, como cualquier otra persona"
"Mi vida es normal, como cualquier otra persona que no tiene VIH", subraya Fley, quien es voluntario de la Coordinadora Estatal de VIH y Sida (Cesida).
Sin embargo, lucha contra el estigma aún existente que sufren las personas como él: "Si la sociedad no se informa, sigue discriminándome y juzgándome" y considera que si no se avanza en ese camino, será "un fracaso".
Y lo será, porque, insiste en su testimonio de superación, con el tratamiento puede hacer una vida como si no le hubieran diagnosticado el virus.
A pesar de ese estigma, su futuro lo vislumbra bueno. Se muestra convencido de que verá la cura: "Si antes la gente se moría por el VIH, me da la sensación de que yo no me moriré con el VIH".
Los tratamientos, eficacia del 100 %
El jefe de Servicio de Enfermedades Infecciosas del Hospital Ramón y Cajal, de Madrid, Santiago Moreno, recuerda, en declaraciones a EFEsalud, que el VIH y su enfermedad, el sida, era hace años una enfermedad especialmente temida y cruel.
"El peor de los cánceres era preferible a padecer el VIH/sida", asevera, pero hoy no se cansa de decir que la infección "es la enfermedad crónica médica que globalmente tiene mejor tratamiento junto a la hepatitis C".
Y es que, insiste, la eficacia de los tratamientos es del 100 %: "La calidad de vida de una persona tratada por VIH es mejor que la de una persona diagnosticada de diabetes", apunta.
Los retos
No obstante, hay retos por delante. Y no son solo la vacuna o la curación definitiva.
A su juicio, además de esos dos, queda el diagnosticar a todos los infectados (el 8 % en España tiene el virus y no lo sabe) y acabar con la discriminación.
"Padecer diabetes, ser hipertenso o tener un infarto es confesable pero ser VIH positivo todavía a nivel social te crea muchos conflictos", sostiene el experto.
Por eso, José Fley insiste en que los avances médicos son muy buenos, pero a nivel social, no tanto porque "hay mucha gente que no sabe que indetectable es igual a intransmisible".
Porque la cuestión, incide, es cómo se lo toma la gente que se entera que él es VIH. Asegura que muchos se alejan y no quieren ni acercarse.
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