Gara, 2007-01-02
http://gara.naiz.eus/idatzia/20070102/art195518.php
Pierrot, el showman que aquí triunfó desde el escenario del Bataclán, volvió a Bilbo recientemente para presentar «Memorias trans», un repaso a la historia del espectáculo gay desde sus orígenes en Barcelona hace 30 años, a través de entrevistas a los protagonistas, que cuentan historias de tiempos de prohibición, de dramas personales, pero también de reivindicación de derechos y de éxito sobre el escenario.
Su trayectoria en el mundo del espectáculo, particularmente en los shows de ambiente gay y transexual, lo hacen acreedor de mil historias y anécdotas de gentes que, como subraya, aportaron su granito de arena a la lucha por sus derechos. En Bilbo, muchos le recuerdan porque triunfó en el Bataclán, porque no dudó en hablar catalán o por aquella parodia contra la OTAN.
¿«Memorias Trans» es un libro que reúne memorias de transexuales?
Es una recopilación de 30 años de andadura del espectáculo gay, desde que empezó en Barcelona, en el Copacabana, hasta que llegaron las del Carrusel de París, que eran trans que no estaban operadas. En Barcelona surgió el famoso Incógnito. Paralelamente se estaba preparando en Madrid Gay Club, y así empezaron las transexuales, la mayoría venidas de fuera porque aquí estaba prohibido el cambio de sexo y trasvestirse. Tanto es así que cuando venía la Policía no se podía salir con faldas y había que correr a ponerse los pantalones y quitarse las pelucas o cambiar los textos sobre la marcha. En el Estado fueron surgiendo artistas transexuales que llegaron a convertirse en estrellas cabeceras de cartel y en todo este follón estaban los showman, que no existían, que eran los que hablaban con el público, daban la bienvenida y hacían de conexión entre público y vedettes, transexuales y travestís. Este es el trabajo que hacía yo. Hacía esketchs que escribía yo, me propusieron montar un espectáculo y así monté la primera actuación en Barcelona, donde se empezó a poner de moda, de modo que recorrí luego Madrid y Bilbao, en el Bataclán.
¿Cuenta la historia de aquellos espectáculos o de quienes los protagonizaban?
De ambos. Entonces escribía en revistas de la época como “Lip” o “Pat”, entrevistas a estas artistas. Guardé los casetes y el material gráfico hasta que Carla Antonelli, que tiene una web sobre el mundo trans, me pidió publicar ese material, de forma que cada mes se publicaba la historia de una trans. Luego surgió la idea de escribir la historia del Barcelona de Noche, ante lo que propuse recoger también la de Bilbao y Madrid, que es donde he trabajado. Está la entrevista a nivel artístico y cuento si se retiraron, murieron, se casaron o dejaron el transformismo y se dejaron bigote.
¿Esas entrevistas entran en la realidad de personas obligadas a vivir en la sombra?
Trataban sobre cómo habían empezado en el espectáculo, pero también sobre de dónde venían, qué problemas pudieron tener en sus casas, si habían intentado la hormona o la silicona, primero, y ya después, la que se había operado, dónde lo había hecho, cómo lo había pasado, y después hay historias de quienes no se quisieron operar porque lo sentían como una castración... hasta la época actual, en la que ya con la ley trans y el carné de identidad, se les trata como seres humanos.
En esas historias habrá una vertiente reivindicativa...
Hay libros que hablan sobre la transición y sobre la homosexualidad, pero no había ninguno sobre el mundo del espectáculo, y me hacía gracia que nuestra aportación a la reivindicación desde el mundo del espectáculo quedara reflejada con nombres y personas que estuvieron reivindicando desde el escenario derechos que nos pertenecían.
¿Diría que las cosas han cambiado para los transexuales, pese al reconocimiento legal?
La parte artística ha cambiado porque no existen espectáculos como los de entonces. Aquello ha quedado reducido a los orígenes de los orígenes, a pequeños locales donde hay una o dos y siguen imitando a Lola Flores, Marifé de Triana... y ahora han añadido a la Pantoja y a la Rocío Jurado. Pero otra vez a las catatumbas, ya que los grandes espectáculos que había ya no hay. Además, hoy en día una Bibí Andersen ya no altera a nadie, ya la han visto y la han superado. Ahora se lleva la despedida de soltera con los sexy boys o los sexy girls; viene a ser lo mismo, pero ahora se desnudan. Eso, en el mundo del espectáculo, porque en la parte social y personal seguimos reivindicando la situación personal, aunque afortunadamente hay más padres que aceptan la situación y más madres que salen diciendo que si su hijo es gay no le importa, o han salido padres reconociendo que siempre les hubiera gustado ponerse tacones. De vez en cuando hay problemas en los colegios con niños que tienen pluma o en ciudades pequeñas hay skins que apalean a travestidos o transexuales; de tanto en tanto, siguen matando alguna, de la misma manera que sigue habiendo tarados que apalean a las mujeres.
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