Una identidad emergente : el surgimiento del movimiento gay en el País Vasco de la Transición / Raúl López Romo · UPV/EHU
En: Historia social, movimientos sociales y ciudadanía / Gonzalo Capellán, Roberto Fandiño y Julio Pérez Serrano (eds.). Instituto de Estudios Riojanos, Logroño : 2011 [06], p. 333-354
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La Transición no fue sólo un periodo de importantes cambios políticos, sino también un tiempo de profundas transformaciones socioculturales, entre las que ocuparon un lugar importante diferentes aspectos relacionados con la homosexualidad. Este capítulo trata de dar respuesta a dos preguntas principales. Primero, ¿existió una forma de identidad «gay» en la Transición y, de ser así, cómo se formó y qué contenidos adquirió? En segundo lugar, ¿qué papel ejerció en ese proceso de construcción identitaria la aparición de unas organizaciones específicamente de gays y lesbianas en el País Vasco? A través de estas cuestiones se pretende profundizar en un problema que planteó el sociólogo y antropólogo francés Pierre Bourdieu: “¿cómo rebelarse contra una categorización socialmente impuesta [la homosexualidad] si no es organizándose en una categoría construida de acuerdo con dicha categorización, y haciendo existir de ese modo las clasificaciones y restricciones a las que pretende resistirse?”.
Buena parte del movimiento de gays y lesbianas3 se articuló a partir de los años sesenta del siglo XX, en el mundo occidental, en torno a una figura retórica consistente en la búsqueda de la exteriorización de la experiencia homosexual y la proclamación del orgullo, del "gay pride". Ese orgullo estaba en el centro de una nueva manera de comprenderse, que superase complejos y auto-opresiones y que además adquiriese un tono de reivindicación política. Argumentamos que el «orgullo» era el lazo de unión construido en clave positiva. Pero aún faltaba la fijación de otro nexo, esta vez en negativo, para señalar con nitidez aquello que se pretendía superar.
Relacionado con esto último, desde las organizaciones del movimiento de gays y lesbianas se comenzó a elaborar el concepto de «gueto» con un doble sentido: por un lado, como cárcel interior y, por otra parte, como reclusión en una serie de locales comerciales donde permanecer cómodos en compañía de personas de la misma orientación sexual pero, al mismo tiempo, separados del resto de la sociedad. Como consecuencia de esta crítica hacia la también llamada «jaula de oro», el «¡fuera del gueto!, ¡a la calle!» se convirtió en una consigna fetiche, cargada de connotaciones negativas hacia de la permanencia del homosexual en la autonegación y el aislamiento.
Ahora bien, cuando en el marco de la Transición apareció el primer movimiento de gays y lesbianas de la historia del País Vasco (compuesto por organizaciones como la Juventud Gay de Euskadi y, sobre todo, el Movimiento de Liberación Gay del País Vasco, EHGAM, "Euskal Herriko Gay Askapen Mugimendua"), muchos de sus participantes se mostraron reacios a que se les catalogase como homosexuales, por considerar que la orientación sexual de las personas no era motivo suficiente para clasificarlas. Más si cabe en un tiempo en el que la homosexualidad era castigada con penas de cárcel, terapias de conversión o reclusión en psiquiátricos.
Así, muchos de los activistas de las organizaciones del movimiento de gays y lesbianas en el País Vasco (y en toda España), se vieron abocados a una paradoja. Para hacer frente a las leyes discriminatorias y al estigma social que pesaba sobre las prácticas sexuales entre personas del mismo sexo debían agruparse bajo una categoría que al mismo tiempo estaban tratando de eliminar por considerar que la separación dicotómica entre heterosexualidad –homosexualidad estaba en el origen de la represión que sufría esta última. Para ayudar a completar el contexto veamos primero cuál era la situación de la homosexualidad bajo el Franquismo y la Transición.
Buena parte del movimiento de gays y lesbianas3 se articuló a partir de los años sesenta del siglo XX, en el mundo occidental, en torno a una figura retórica consistente en la búsqueda de la exteriorización de la experiencia homosexual y la proclamación del orgullo, del "gay pride". Ese orgullo estaba en el centro de una nueva manera de comprenderse, que superase complejos y auto-opresiones y que además adquiriese un tono de reivindicación política. Argumentamos que el «orgullo» era el lazo de unión construido en clave positiva. Pero aún faltaba la fijación de otro nexo, esta vez en negativo, para señalar con nitidez aquello que se pretendía superar.
Relacionado con esto último, desde las organizaciones del movimiento de gays y lesbianas se comenzó a elaborar el concepto de «gueto» con un doble sentido: por un lado, como cárcel interior y, por otra parte, como reclusión en una serie de locales comerciales donde permanecer cómodos en compañía de personas de la misma orientación sexual pero, al mismo tiempo, separados del resto de la sociedad. Como consecuencia de esta crítica hacia la también llamada «jaula de oro», el «¡fuera del gueto!, ¡a la calle!» se convirtió en una consigna fetiche, cargada de connotaciones negativas hacia de la permanencia del homosexual en la autonegación y el aislamiento.
Ahora bien, cuando en el marco de la Transición apareció el primer movimiento de gays y lesbianas de la historia del País Vasco (compuesto por organizaciones como la Juventud Gay de Euskadi y, sobre todo, el Movimiento de Liberación Gay del País Vasco, EHGAM, "Euskal Herriko Gay Askapen Mugimendua"), muchos de sus participantes se mostraron reacios a que se les catalogase como homosexuales, por considerar que la orientación sexual de las personas no era motivo suficiente para clasificarlas. Más si cabe en un tiempo en el que la homosexualidad era castigada con penas de cárcel, terapias de conversión o reclusión en psiquiátricos.
Así, muchos de los activistas de las organizaciones del movimiento de gays y lesbianas en el País Vasco (y en toda España), se vieron abocados a una paradoja. Para hacer frente a las leyes discriminatorias y al estigma social que pesaba sobre las prácticas sexuales entre personas del mismo sexo debían agruparse bajo una categoría que al mismo tiempo estaban tratando de eliminar por considerar que la separación dicotómica entre heterosexualidad –homosexualidad estaba en el origen de la represión que sufría esta última. Para ayudar a completar el contexto veamos primero cuál era la situación de la homosexualidad bajo el Franquismo y la Transición.
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