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| Imagen: Hoyesarte / 'La novia' |
Javier López Iglesias | Hoyesarte, 2015-12-11
http://www.hoyesarte.com/cine/camaras-para-el-lorca-mas-tragico_219491/
Con 'La novia' toma cuerpo en las pantallas, bajo la atrevida dirección de Paula Ortiz, el universo desgarrado del más trágico Lorca, el de 'Bodas de sangre'. Complejo reto el de adaptar este ejercicio de teatro puro y desgarrado. Digno el resultado, magníficos los escenarios y la imagen, medida y firme la actuación de Inma Cuesta y entrañable el desaparecido Carlos Álvarez-Nóvoa como padre de la protagonista en la que sería su última actuación.
No es fácil trasladar al cine los dramas teatrales. Y más si, como es el caso de esta obra de Federico García Lorca, el texto suda tablas por todas las esquinas. 'Bodas de sangre' es, ante y sobre todo, teatro. Paula Ortiz, nominada al Goya como mejor directora novel en los Goyas de 2012 por su primera película, 'De tu ventana a la mía', se ha echado a la espalda tan difícil tarea y no sale malparada.
Trágico triángulo
Dos hombres, una mujer, un amor a tres bandas, un deseo más fuerte que la ley y la naturaleza agreste del mundo que les rodea (gran parte de la película fue rodada en Los Monegros). Allí, Leonardo (Álex García), el novio (Asier Etxeandia) y la novia (Inma Cuesta) integran desde niños un triángulo inseparable.
Pasa el tiempo y ella se decide por uno de los dos sin querer asumir que al otro, al no elegido, a Leonardo, le une un hilo invisible, pasional y salvaje, imposible de romper.
En la víspera de la boda, ese día al que ella llega angustiada e infeliz, a su puerta llama una anciana mendiga que le ofrece un regalo y un consejo: “No te cases si no le amas”, al tiempo que le entrega dos puñales de cristal. Un escalofrío recorre el alma y el cuerpo de la novia, que prepara su boda entre el desasosiego y el “deber”. La tragedia está servida… Es cuestión de tiempo, muy poco. Todo se desencadenará en unas pocas horas.
Tierra seca y salinas. Paisajes blancos y austeros, de una rara belleza que encaja perfectamente con la apabullante fuerza de la historia. La eterna lucha entre la realidad y el deseo. Actuaciones sobrias en las que ilustres secundarios como Luisa Gavasa y Álvarez-Nóvoa nos llenan de verdad. Música y efectos sonoros contundentes. Fotografía impecable que añade desgarro al conjunto. En fin… Teatro corporeizado en cine. Buen cine.
No es fácil trasladar al cine los dramas teatrales. Y más si, como es el caso de esta obra de Federico García Lorca, el texto suda tablas por todas las esquinas. 'Bodas de sangre' es, ante y sobre todo, teatro. Paula Ortiz, nominada al Goya como mejor directora novel en los Goyas de 2012 por su primera película, 'De tu ventana a la mía', se ha echado a la espalda tan difícil tarea y no sale malparada.
Trágico triángulo
Dos hombres, una mujer, un amor a tres bandas, un deseo más fuerte que la ley y la naturaleza agreste del mundo que les rodea (gran parte de la película fue rodada en Los Monegros). Allí, Leonardo (Álex García), el novio (Asier Etxeandia) y la novia (Inma Cuesta) integran desde niños un triángulo inseparable.
Pasa el tiempo y ella se decide por uno de los dos sin querer asumir que al otro, al no elegido, a Leonardo, le une un hilo invisible, pasional y salvaje, imposible de romper.
En la víspera de la boda, ese día al que ella llega angustiada e infeliz, a su puerta llama una anciana mendiga que le ofrece un regalo y un consejo: “No te cases si no le amas”, al tiempo que le entrega dos puñales de cristal. Un escalofrío recorre el alma y el cuerpo de la novia, que prepara su boda entre el desasosiego y el “deber”. La tragedia está servida… Es cuestión de tiempo, muy poco. Todo se desencadenará en unas pocas horas.
Tierra seca y salinas. Paisajes blancos y austeros, de una rara belleza que encaja perfectamente con la apabullante fuerza de la historia. La eterna lucha entre la realidad y el deseo. Actuaciones sobrias en las que ilustres secundarios como Luisa Gavasa y Álvarez-Nóvoa nos llenan de verdad. Música y efectos sonoros contundentes. Fotografía impecable que añade desgarro al conjunto. En fin… Teatro corporeizado en cine. Buen cine.
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