sábado, 16 de julio de 2016

#hemeroteca #homofobia | Dos décadas después Molotov recuerda las acusaciones de homofobia por 'Puto'

Imagen: El País / Molotov
Dos décadas después Molotov recuerda las acusaciones de homofobia por 'Puto'.
La banda mexicana forma parte del Festival Charco, que se celebrará los días 16 y 17 en el Real Jardín Botánico Alfonso XIII de Madrid.
Tentaciones, El País, 2016-07-16
http://elpais.com/elpais/2016/07/15/tentaciones/1468579791_996338.html

Dice Molotov que “nunca” han “pretendido ser nada”. Con su primer disco, ‘¿Dónde jugarán las niñas?’ (1997), el grupo puso la escena del rock mexicano patas arriba y vendió un millón de discos. Por su portada –en la que se veía la falda de una colegiala con la ropa interior bajada hasta las rodillas– y por canciones como ‘Gimme the power’ o ‘Puto’, la banda fue tildada de deslenguada por criticar abiertamente el comportamiento del Gobierno de México y dar testimonio de la realidad social del país. Más de dos décadas después de aquel lanzamiento, con ocho álbumes a sus espaldas, cinco Grammys latinos en su haber, un libro en camino sobre sus 20 años en la música y la preparación de un nuevo disco (para finales de este año o principios de 2017) Tito Fuentes, Randy Ebright, Paco Ayala y Micky Huidobro siguen facturando un rock –en el que mezclan inglés y español– que no se ha descafeinado ni un ápice. Tentaciones charla con ellos unos días antes de su concierto en Madrid, en las Noches del Botánico donde está participando Larios por su 150 aniversario.

Si las mujeres de ‘¿Dónde jugarán las niñas?’ existieran, ¿quiénes serían y dónde jugarían?

Ya serían abuelas (risas). Tendrían 37 años. Queríamos decir algo así como "escondan a sus niñas". Ni siquiera éramos tan groseros ni tan pasados de lanza. Todos tenemos hijas y ahora no estamos tan chistosos (risas). Obviamente era un referente a Maná (una parodia del título de uno de sus discos ‘¿Dónde jugarán los niños?’). En aquella época no había bandas de rock en nuestro idioma pero siempre estaban entre la frontera del rock y del pop; y nosotros, los rockeros, no aceptábamos a los poperos.

En ese disco estaba incluída 'Puto', que fue una canción bastante controvertida y os tildaron de homófobos.

Latinoamérica es toda diferente en cuanto a palabras. Esta canción hablaba de la cobardía, de no ser agachón. Nunca tuvo un sentido homófobo. Nosotros comenzamos haciendo canciones en nuestra habitación; nunca sabes hasta dónde va a llegar tu música. Es una canción que viene de ‘Cri Cri’ (un cantautor mexicano infantil), era un tema para niños que decía ‘Matarile rile ron’; cambiamos una palabra. No era maricón de homosexual, sino de cobarde. En el DVD que sacamos [‘Desde Rusia con amor’ (2012)] se explica bastante bien cómo la gente local entendía esta canción. ‘Puto’ era una de tantas bromas en las que nos jodíamos los unos a los otros con nuestros instrumentos. ‘Puto’ está dedicada a Micky (cantante y bajista de la banda). Un caso muy claro es la palabra pendejo; en México es algo ofensivo y en Argentina quiere decir joven.

Por aquel disco estuvisteis nominados al Grammy Latino como mejor banda de rock alternativo.

Eso fue un misterio. Nos gusta más lo que pasa cuando tocamos en clubs que lo que la prensa dice que pasa. Un ejemplo es ‘Voto Latino’, una de las canciones más frescas del disco y la que menos representaba el estilo de la banda (estaba algo desmadrada). Eso fue lo que nos hizo entrar al mundo de las disqueras, del que nos ha costado salirnos unos 15 años. Ellas venden una cosa que no es al 100% lo que eres. La etiqueta de alternativos, gracias a Internet, ha hecho alternativo a lo alternativo. Se ha deslavazado.

Decís que no estáis contentos con vuestra discográfica (Universal) pero gracias a que os fichó una multinacional se os pudo conocer mundialmente.

Los contratos son muy leoninos, muy mala onda. El nuestro, además, nos hacía pagar adelantos de regalías vendiendo discos físicos. Surgió Internet y se dejaron de vender discos, nuestra deuda se extendió y siempre les debíamos dinero. Vendíamos los discos a los ingleses para que los pudieran quemar (risas). Hemos firmado la carta de libertad, ¡por fin! ¡La tenemos enmarcada en casa! (risas).

Vuestras letras critican al gobierno de vuestro país y casi son como fotografías de la realidad que vive México. ¿Cuál es vuestra opinión sobre la gestión que está haciendo el presidente Enrique Peña Nieto?

Es un pobre imbécil, le tienen como amagado de alguna manera. Nada de lo que se plantea en México es real. Lo hacen todo por intereses y por ver quien se queda la siguiente plaza. En las delegaciones no quieren ocupar los puestos por un bien común sino para ver cuánto se puede robar. Por ejemplo, si hay licitaciones para repavimentar, el delegado se la da a su primo en vez de sacarlo a concurso y luego se quedan con un porcentaje.

Los carteles de la droga en vuestro país se han recrudecido, entre otros motivos, por la guerra entre narcos. ¿Cómo vivís vosotros esta situación?

Lo peor está en los lugares muy rurales, en el interior de México dónde se dedican a la agricultura. En la ciudad hay más problemas de crimen a nivel urbano.

Otro de los problemas reside en la inseguridad de la ciudad a propósito de secuestros y asaltos. ¿Cómo es vuestro día a día en Ciudad de México?

Randy: Sí se puede vivir, pero a mí me acaban de asaltar en la puta puerta de mi casa con una pistola. Es segura y no. Tengo una hija de un año y un hijo de tres. Es vivible… cuando hay elecciones siempre quieren hacer campaña de desprestigio hacia los otros candidatos. Son capaces de contratar criminales para que haya más asaltos. Son unos miserables.

¿En qué situación está la cultura en México?

El presupuesto de cultura siempre es bajísimo y no hay un fomento real de la cultura. Los artistas del teatro viven miserablemente. Nuestro director de cine más importante ahora, Alejandro González Iñárritu, se fue a EE UU; Alfonso Cuarón se fue a Londres; Lubetsky, el fotógrafo, también se tuvo que ir de México. No hay apoyo.

¿Cómo hacéis para sobrevivir con el panorama que tenéis?

En México somos muchos. La gracia es que como somos más de cien millones de personas en el país, eso, aunque sea, genera un peso por habitante con el que la gente se queda y los políticos no lo pueden robar (risas). Es por esa cantidad de personas por lo que sobrevive el país. Nosotros vivimos de tocar. Ahora las marcas apoyan más que las disqueras; son las nuevas disqueras. Las marcas no te lo piden de vuelta. Las disqueras te invitan a comer y luego lo ves tres meses después en tu cuenta.

¿Qué habéis aprendido del negocio de la música en estos 20 años?

Que es igual de miserable que la política. Las disqueras son unas ladronas. Afortunadamente nosotros no hemos tenido que pagar para salir en radios porque a los locutores les ha gustado nuestra música.

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