Imagen: El País / Dominique y Sylvie Mennesson con su hija Fiorella |
El Gobierno, que mantiene su prohibición a la gestación subrogada, ha adelantado que usará la sentencia como guía.
Silvia Ayuso | El País, 2019-10-04
https://elpais.com/sociedad/2019/10/04/actualidad/1570204231_011783.html
Sylvie Mennesson siempre se sintió la madre, en todos los sentidos, de Valentina y Fiorella, las gemelas que nacieron en 2000 de un vientre de alquiler en Estados Unidos con el semen de su marido y los óvulos donados por una amiga porque ella no podía concebir. En la partida de nacimiento expedida en Los Ángeles, ella figuraba como la única madre de las pequeñas. Pero Francia, el país de donde proviene la familia, y adonde regresó tras el nacimiento de las pequeñas, se negó durante años a reconocerla como tal en el registro civil, ya que el derecho galo solo admite como madre legal a la mujer que da a luz al bebé. La batalla judicial, que se extendió más de 15 años y que ha implicado al tribunal de Estrasburgo, ha llegado ahora a su fin. La Corte de Casación, el Supremo francés, ha fallado este viernes a favor de que Sylvie Mennesson figure en el registro civil como la “madre de intención” de las hoy adolescentes.
Se trata de un fallo particular sobre un expediente concreto, pero el de los Mennesson es mucho más que un caso. La familia se ha convertido en el símbolo de la lucha por el reconocimiento en Francia de los padres de hijos de vientres de alquiler. Y la máxima instancia judicial les ha dado ahora la razón, al decidir que se debe reconocer la filiación de algún tipo, aunque normalmente priorice la vía de la adopción. De hecho, subraya la corte, “la adopción responde mejor a las exigencias” legales.
El Gobierno de Emmanuel Macron había adelantado que usaría esta sentencia como guía para establecer directivas generales ante otros casos de gestación subrogada. Lo que no significa que se vaya a permitir esta práctica hasta hoy prohibida en Francia y que seguirá así, según han proclamado varios ministros en los últimos meses.
“Una gestación subrogada realizada en el extranjero no constituye, por sí sola, un obstáculo al reconocimiento en Francia de un vínculo de filiación con la madre de intención”, subraya el Supremo en su sentencia, dada a conocer este viernes tras meses de debate. De hecho, antes de que se celebrara la audiencia final, el pasado septiembre, el alto tribunal decidió consultar al Tribunal Europeo de Derechos Humanos (TEDH), que ya les había condenado en 2014 por el mismo caso al considerar que se estaba dejando “en una situación de incertidumbre jurídica” a las menores.
Estrasburgo respondió a comienzos de año indicando que, en interés de los hijos, Francia debía reconocer algún tipo de filiación con la “madre de intención”, esto es, la que los criará aunque no sea su madre biológica. El tribunal europeo consideró que, si no se quería transcribir literalmente las actas de nacimiento originales, era aceptable la vía de la adopción propuesta por Francia y que se estima será la que proponga el Gobierno como norma para el futuro. Sin embargo, en vista del tiempo pasado —las hijas de los Mennesson ya son mayores de edad— el Supremo ha decidido que con esta familia esta vía no era ya adecuada y ha ordenado, solo “en este caso concreto”, que se proceda a la “transcripción de las actas de nacimiento extranjeras” —donde Sylvie Mennesson aparece como “madre legal”— en el registro francés para “reconocer el vínculo en el marco del respeto del derecho a la vida privada de los hijos”.
“Es una inmensa victoria para la familia Mennesson, el fin de un combate de 19 años”, celebró ante el tribunal el abogado de la familia, Patrice Spinosi. Esta sentencia, agregó, “hará jurisprudencia para casos idénticos”.
A raíz de la batalla legal de los Mennesson, la jurisprudencia ha ido evolucionando en Francia. En 2015, el Supremo, que hasta entonces rechazaba automáticamente toda inscripción en el registro francés de niños nacidos de vientres de alquiler en el extranjero, dio un giro sustancial al fallar, en el caso de dos niños nacidos en Rusia de un vientre de alquiler, que “una gestación subrogada no justifica, por sí sola, el rechazo a registrar en el estado civil francés el acta de nacimiento extranjera de un niño que tenga un padre francés”. Pero solo falló sobre el padre biológico, no sobre la madre —o padre, en el caso de parejas homosexuales— “de intención”. Dos años más tarde, reiteró que la madre de intención no podría ser registrada como madre legal, pero abrió la vía a un reconocimiento mediante la adopción.
Los Mennesson sin embargo querían ser reconocidos ambos como los padres legales, argumentando que no estar registrados como tales podría traerles a sus hijas en el futuro problemas en cuestiones como herencias o derechos de sucesión. De ahí que continuaron con su batalla, que ahora han dado por ganada. “Nuestras hijas han dejado de ser fantasmas. Son nuestras hijas, legalmente hablando”, proclamó el padre, Dominique Mennesson.
Se trata de un fallo particular sobre un expediente concreto, pero el de los Mennesson es mucho más que un caso. La familia se ha convertido en el símbolo de la lucha por el reconocimiento en Francia de los padres de hijos de vientres de alquiler. Y la máxima instancia judicial les ha dado ahora la razón, al decidir que se debe reconocer la filiación de algún tipo, aunque normalmente priorice la vía de la adopción. De hecho, subraya la corte, “la adopción responde mejor a las exigencias” legales.
El Gobierno de Emmanuel Macron había adelantado que usaría esta sentencia como guía para establecer directivas generales ante otros casos de gestación subrogada. Lo que no significa que se vaya a permitir esta práctica hasta hoy prohibida en Francia y que seguirá así, según han proclamado varios ministros en los últimos meses.
“Una gestación subrogada realizada en el extranjero no constituye, por sí sola, un obstáculo al reconocimiento en Francia de un vínculo de filiación con la madre de intención”, subraya el Supremo en su sentencia, dada a conocer este viernes tras meses de debate. De hecho, antes de que se celebrara la audiencia final, el pasado septiembre, el alto tribunal decidió consultar al Tribunal Europeo de Derechos Humanos (TEDH), que ya les había condenado en 2014 por el mismo caso al considerar que se estaba dejando “en una situación de incertidumbre jurídica” a las menores.
Estrasburgo respondió a comienzos de año indicando que, en interés de los hijos, Francia debía reconocer algún tipo de filiación con la “madre de intención”, esto es, la que los criará aunque no sea su madre biológica. El tribunal europeo consideró que, si no se quería transcribir literalmente las actas de nacimiento originales, era aceptable la vía de la adopción propuesta por Francia y que se estima será la que proponga el Gobierno como norma para el futuro. Sin embargo, en vista del tiempo pasado —las hijas de los Mennesson ya son mayores de edad— el Supremo ha decidido que con esta familia esta vía no era ya adecuada y ha ordenado, solo “en este caso concreto”, que se proceda a la “transcripción de las actas de nacimiento extranjeras” —donde Sylvie Mennesson aparece como “madre legal”— en el registro francés para “reconocer el vínculo en el marco del respeto del derecho a la vida privada de los hijos”.
“Es una inmensa victoria para la familia Mennesson, el fin de un combate de 19 años”, celebró ante el tribunal el abogado de la familia, Patrice Spinosi. Esta sentencia, agregó, “hará jurisprudencia para casos idénticos”.
A raíz de la batalla legal de los Mennesson, la jurisprudencia ha ido evolucionando en Francia. En 2015, el Supremo, que hasta entonces rechazaba automáticamente toda inscripción en el registro francés de niños nacidos de vientres de alquiler en el extranjero, dio un giro sustancial al fallar, en el caso de dos niños nacidos en Rusia de un vientre de alquiler, que “una gestación subrogada no justifica, por sí sola, el rechazo a registrar en el estado civil francés el acta de nacimiento extranjera de un niño que tenga un padre francés”. Pero solo falló sobre el padre biológico, no sobre la madre —o padre, en el caso de parejas homosexuales— “de intención”. Dos años más tarde, reiteró que la madre de intención no podría ser registrada como madre legal, pero abrió la vía a un reconocimiento mediante la adopción.
Los Mennesson sin embargo querían ser reconocidos ambos como los padres legales, argumentando que no estar registrados como tales podría traerles a sus hijas en el futuro problemas en cuestiones como herencias o derechos de sucesión. De ahí que continuaron con su batalla, que ahora han dado por ganada. “Nuestras hijas han dejado de ser fantasmas. Son nuestras hijas, legalmente hablando”, proclamó el padre, Dominique Mennesson.
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