Discriminar.
Querer ser padre sin madre o madre sin padre hurta a un tercero una parte esencial de su aventura personal.
Fernando Savater | El País, 2015-12-12
http://elpais.com/elpais/2015/12/11/opinion/1449834586_045192.html
Ya sabemos que hoy el mejor modo de refutar cualquier crítica que se hace a una ideología o comportamiento es acusar al crítico de padecer fobia contra lo que censura. Invocando la “fobia”, la discusión pasa del terreno argumental al clínico: aunque aporte muchas razones, el adversario es un enfermo moral o mental, un psicópata social. No hay ni que examinar lo que dice, basta con aplicarle salfumán fóbico y sanseacabó. Un ejemplo entre mil: la sentencia judicial “pionera en España” (¡excelente!) que condena por “discriminatoria” la disposición del Ministerio de Sanidad que sólo permite la fecundación artificial a las mujeres que hayan fracasado más de un año en los intentos por coito vaginal. Se asegura que la disposición legal ahora vencida discriminaba a las lesbianas o a las solteras que se negaban a mantener relaciones procreativas. ¡Era homofóbica, ni más ni menos! Y que nadie se atreva a decir que era una medida contra la heterofobia, porque me van a oír…
Pues bien, apúntenme en la lista de los malos (la prefiero a la de los bobos). Que una mujer sana procree un hijo artificialmente para abolir al varón (o que uno o dos hombres utilicen un vientre de alquiler para un fin semejante pero inverso) es realmente discriminatorio para el recién nacido, huérfano programado y privado de una de las dos líneas de filiación que pertenecen a la condición humana. Es lícito querer ser padre o madre, pero querer ser padre sin madre o madre sin padre puede ser aceptado por un juez pero no por la reflexión ética, ya que hurta a un tercero una parte esencial de su aventura personal. Cualquiera puede criar a un niño, sean cuales fueren sus gustos eróticos, pero nadie participa en la paternidad como pareja de una probeta.
Pues bien, apúntenme en la lista de los malos (la prefiero a la de los bobos). Que una mujer sana procree un hijo artificialmente para abolir al varón (o que uno o dos hombres utilicen un vientre de alquiler para un fin semejante pero inverso) es realmente discriminatorio para el recién nacido, huérfano programado y privado de una de las dos líneas de filiación que pertenecen a la condición humana. Es lícito querer ser padre o madre, pero querer ser padre sin madre o madre sin padre puede ser aceptado por un juez pero no por la reflexión ética, ya que hurta a un tercero una parte esencial de su aventura personal. Cualquiera puede criar a un niño, sean cuales fueren sus gustos eróticos, pero nadie participa en la paternidad como pareja de una probeta.
Fernando Savater vuelve a cargar desde las páginas de “El País” contra la homoparentalidad.
Flick | Dos Manzanas, 2015-12-15
http://www.dosmanzanas.com/2015/12/fernando-savater-vuelve-a-cargar-desde-las-paginas-de-el-pais-contra-la-homoparentalidad.html
Diez años después Fernando Savater vuelve a cargar desde las páginas de El País contra la igualdad de las personas LGTB. Como hiciera entonces, el mediático intelectual y ahora candidato al Senado por Unión, Progreso y Democracia (UPyD) ha vuelto a tener palabras despectivas hacia la homoparentalidad, en concreto hacia el derecho de las parejas de mujeres (y también de mujeres solas) a recurrir a la reproducción asistida para ser madres.
En una columna titulada Discriminar, Savater muestra su enfado por la reciente condena de un tribunal al Hospital Fundación Jiménez Díaz y a la Consejería de Sanidad de la Comunidad de Madrid por discriminar a una pareja de mujeres en su acceso a la prestación de reproducción asistida en la sanidad pública. “Pues bien, apúntenme en la lista de los malos (…) Que una mujer sana procree un hijo artificialmente para abolir al varón (o que uno o dos hombres utilicen un vientre de alquiler para un fin semejante pero inverso) es realmente discriminatorio para el recién nacido, huérfano programado y privado de una de las dos líneas de filiación que pertenecen a la condición humana. Es lícito querer ser padre o madre, pero querer ser padre sin madre o madre sin padre puede ser aceptado por un juez pero no por la reflexión ética, ya que hurta a un tercero una parte esencial de su aventura personal. Cualquiera puede criar a un niño, sean cuales fueren sus gustos eróticos, pero nadie participa en la paternidad como pareja de una probeta”, argumenta Savater.
Palabras muy similares a las que escribió, también en El País, tres días antes de la histórica aprobación por las Cortes Generales de la ley que hacía posible el acceso de gais y lesbianas al matrimonio civil, algo que no gustó demasiado a Savater, según el cual una cosa era ver reconocida legalmente “ciertas formas de convivencia” y otras llamarlas matrimonio, “denominación que recibe la familia formada por una pareja de distinto sexo”. “Invocar la igualdad de derechos en este campo es una tontería, porque las condiciones desiguales permiten derechos específicos para cada una”, argumentaba.
También entonces (era un artículo de opinión bastante más largo que el ahora publicado) Savater cargaba contra la homoparentalidad buscada a través de la reproducción asistida, al asegurar que “nadie tiene derecho a programar y fabricar huérfanos en probeta para complacer a solteros o parejas del mismo sexo“. “Decir que tener padre y madre puede ser sustituido por tener dos papás y dos mamás es una sandez del mismo calibre que sostener que pueden tenerse dos pies izquierdos”, llegaba a escribir (en aquel momento no existía nuestra web, pero dos años después recuperamos aquellas palabras en nuestra sección Una carta en dosmanzanas).
Han pasado diez años, pero el fondo homófobo de Fernando Savater parece seguir igual de robusto. Al igual, por cierto, que la tolerancia del diario El País hacia los textos homófobos… y no solo con Savater. Aún recordamos, los que tenemos memoria, el infame artículo de opinión publicado por ese periódico en 2004 No puede ser en derecho lo que no es por naturaleza, en el que el ya fallecido Rafael Termes revistió de intelectualidad las que entonces eran posiciones contrarias al matrimonio igualitario.
En una columna titulada Discriminar, Savater muestra su enfado por la reciente condena de un tribunal al Hospital Fundación Jiménez Díaz y a la Consejería de Sanidad de la Comunidad de Madrid por discriminar a una pareja de mujeres en su acceso a la prestación de reproducción asistida en la sanidad pública. “Pues bien, apúntenme en la lista de los malos (…) Que una mujer sana procree un hijo artificialmente para abolir al varón (o que uno o dos hombres utilicen un vientre de alquiler para un fin semejante pero inverso) es realmente discriminatorio para el recién nacido, huérfano programado y privado de una de las dos líneas de filiación que pertenecen a la condición humana. Es lícito querer ser padre o madre, pero querer ser padre sin madre o madre sin padre puede ser aceptado por un juez pero no por la reflexión ética, ya que hurta a un tercero una parte esencial de su aventura personal. Cualquiera puede criar a un niño, sean cuales fueren sus gustos eróticos, pero nadie participa en la paternidad como pareja de una probeta”, argumenta Savater.
Palabras muy similares a las que escribió, también en El País, tres días antes de la histórica aprobación por las Cortes Generales de la ley que hacía posible el acceso de gais y lesbianas al matrimonio civil, algo que no gustó demasiado a Savater, según el cual una cosa era ver reconocida legalmente “ciertas formas de convivencia” y otras llamarlas matrimonio, “denominación que recibe la familia formada por una pareja de distinto sexo”. “Invocar la igualdad de derechos en este campo es una tontería, porque las condiciones desiguales permiten derechos específicos para cada una”, argumentaba.
También entonces (era un artículo de opinión bastante más largo que el ahora publicado) Savater cargaba contra la homoparentalidad buscada a través de la reproducción asistida, al asegurar que “nadie tiene derecho a programar y fabricar huérfanos en probeta para complacer a solteros o parejas del mismo sexo“. “Decir que tener padre y madre puede ser sustituido por tener dos papás y dos mamás es una sandez del mismo calibre que sostener que pueden tenerse dos pies izquierdos”, llegaba a escribir (en aquel momento no existía nuestra web, pero dos años después recuperamos aquellas palabras en nuestra sección Una carta en dosmanzanas).
Han pasado diez años, pero el fondo homófobo de Fernando Savater parece seguir igual de robusto. Al igual, por cierto, que la tolerancia del diario El País hacia los textos homófobos… y no solo con Savater. Aún recordamos, los que tenemos memoria, el infame artículo de opinión publicado por ese periódico en 2004 No puede ser en derecho lo que no es por naturaleza, en el que el ya fallecido Rafael Termes revistió de intelectualidad las que entonces eran posiciones contrarias al matrimonio igualitario.
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