domingo, 18 de septiembre de 2016

#hemeroteca #homosexualidad | ¿Por qué nadie sale del armario en este país?

Imagen: El Mundo / Juan Gabriel e Isabel Pantoja
¿Por qué nadie sale del armario en este país?.
Javier Cid | El Mundo, 2016-09-18
http://www.elmundo.es/opinion/2016/09/18/57dd89b5e2704e977c8b459d.html

En esta España de presunciones -pues hasta Barberá es presunta de acicalarse con perlas como nectarinas-, dos presuntas periodistas de presunto caché, presuntamente, han alegado su presunción de inocencia para demandar a los presuntos medios que se atrevan a especular con su presunto amorío de estraperlo. Escribo en presunto, líbrenme los arcángeles de meterme en líos, para no pronunciar el palabro maldito: que las presuntas, oiga, son lesbianas.

Como si el ‘bollerismo’ fuera un tropezón en el currículum, un achaque de hembras depravadas, anda la prensa rosa con un tiento desconocido; no vaya a suceder que las lesbianas, las presuntas, nos unten a pleitos como quien unta mermelada en bollería fina. Y pienso yo, pues la vendimia me pone meditabundo: si a Paquirrín le sacamos las concubinas a ‘palanganadas’, sin miramientos, ¿por qué imponemos el voto de silencio con los trasuntos homosexuales?

Para echar tinta a noviazgos ‘faranduleros’ de exministros, exmisses y expilotos jamás nos frenó el remordimiento, pues España encaja los chismes y los braguetazos con mucho gustito. Pero los gays están prohibidos en dimes y diretes. Y eso, ‘ladies and gentlemen’, es discriminación positiva.

Salgamos del armario en avalancha. Por higiene. Por justicia. Por bemoles. Matemos de una vez el rumor de aquel futbolista presuntamente gay; o el de esas folclóricas con el amor a trompicones en el abanico, presuntas también; o el empresario relamido que, de tanto ser presunto, se quedó a medias.

Presuntos y presuntas: menos pleitos y más osadía. Cumplidos los 40, guarecerse en armarios y alacenas es una engañifa. Y si hubo agallas para alquilar madres subrogadas que os parieron hijos como bolsos de Hermès, tened arrestos para descubriros al mundo. Por las folclóricas que no lo lograron, por el futbolista de puntería exquisita, por los chavales que han de venir.

Más yo os digo: confesar el ‘mariconismo’ sabiéndose Ricky Martin es una ‘boutade’. Un paseo en calesa. Una mariconada. Por más que Obama y Ban Ki-moon se lo celebrasen en Twitter. El coraje auténtico, el que jamás acapara ‘vogues’ o ‘vanityfairs’, o si acaso un bofetón jurásico, está en los adolescentes que se confiesan a los 16 añitos en Jarandilla de la Vera, Cáceres, por un suponer. Ellos sí son héroes que se juegan la honra a una sola frase. Y Ricky Martin es una 'pop star' que alquila vientres llenos de cosquillas y viste a sus gemelos como ‘majorettes’.

Por cierto; he descubierto que existe una banda de susodichas, o sea de ‘majorettes’, en el mismo Móstoles, y tal hallazgo me tiene arrobado, como en éxtasis místico.

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