Imagen: El País / Bartolomé I |
El patriarca ecuménico de Constantinopla sella la independencia de Kiev del patriarcado de Moscú en un acto en Estambul al que asiste el presidente Petró Poroshenko.
Andrés Mourenza / María R. Sahuquillo | El País, 2019-01-05
https://elpais.com/internacional/2019/01/05/actualidad/1546690286_845318.html
El conflicto entre Ucrania y Rusia se ventila este fin de semana a orillas del Cuerno de Oro, en Estambul. Allí, en la sede del patriarca ecuménico de Constantinopla, Bartolomé I, líder espiritual de unos 260 millones de cristianos ortodoxos en el mundo, se firmó este sábado el ‘tomos’ o decreto que otorga a la Iglesia Ortodoxa de Ucrania carta de libertad, desvinculándola del Patriarcado de Moscú, del que dependía desde 1686. La rúbrica ha provocado una airada respuesta de las autoridades eclesiásticas rusas y puede suponer el cisma más grande en el cristianismo en siglos, además de aumenta la tensión entre Kiev y Moscú desatada en 2014 por la anexión rusa de Crimea y el apoyo del Kremlin a los separatistas prorrusos en la región ucrania del Donbás en una guerra que ha causado ya más de 10.000 muertos.
“Los feligreses ucranios han esperado este bendito día desde hace siglos. […] Ahora pueden disfrutar del sagrado don de la emancipación, la independencia y el autogobierno, siendo libres de cualquier intervención externa”, dijo Bartolomé I en su discurso durante una solemne ceremonia ante Epifanio, el metropolitano de la nueva iglesia de Ucrania, y numerosas autoridades políticas de ese país, como el presidente Petró Poroshenko o el expresidente Víctor Yushchenko.
El simbolismo político del acto se vio reforzado por el hecho de que fue Poroshenko, y no Epifanio, el que recibió el ‘tomos’ de manos del patriarca ecuménico, al que agradeció el “coraje de tomar esta histórica decisión”. Ya anteriormente el mandatario ucraniano había comparado este hecho con el referéndum mediante el que Ucrania se independizó de la URSS en 1991 y con la “aspiración a ingresar en la Unión Europea y la OTAN”.
En cambio, los líderes de la iglesia rusa calificaron el gesto de Bartolomé I como “un día negro”. “El patriarca Bartolomeo ha puesto fin a la fraternidad ortodoxa mundial y ha perdido el derecho a ser llamado el líder espiritual [de los cristianos ortodoxos] uniéndose al cisma”, dijo el arcipreste Nikolai a la agencia rusa ‘Interfax’. Y el portavoz del Patriarcado de Moscú, Vladímir Legoida, tildó el decreto de Bartolomé de “trozo de papel” que “carece de valor canónico”.
La decisión de Bartolomé de apoyar la independencia de la iglesia ucrania puede desencadenar la división de los ortodoxos. De momento, Rusia ha afirmado ya que romperá relaciones con Constantinopla. Y las iglesias ortodoxas de otros países se están alineando a un lado u otro de la gran grieta: con Moscú o con Constantinopla. Las iglesias ortodoxas funcionan de manera diferente de la Católica y el patriarca ecuménico no goza de la autoridad jerárquica ni de la ‘infalibilidad’ que los católicos otorgan al Papa de Roma. Es, tan solo, un “primero entre iguales”, es decir, entre los patriarcas y arzobispos de diversas iglesias autocéfalas, muchas de las cuales son iglesias nacionales, pero no todas, lo que genera continuas disputas sobre la jerarquía y jurisdicción de cada cual. Porque tampoco está claro qué iglesias forman la ‘cúpula’ del cristianismo ortodoxo: hay varias, como la de América, la de Finlandia, la de Estonia o la propia de Ucrania reconocidas por Constantinopla y no por Moscú, o viceversa. Estambul (Constantinopla) y Moscú son los patriarcados más influyentes, pero hace años que siguen caminos divergentes, no sólo en el asunto de Ucrania, sino también debido al acercamiento de Bartolomé I a Roma -se ha reunido con los papas Benedicto XVI y Francisco I- para tratar de poner fin al Gran Cisma que en 1054 dividió en dos el Cristianismo por razones políticas y teológicas.
Precisamente este cisma evocó el arzobispo Ilarión, jefe de relaciones exteriores de la Iglesia Ortodoxa Rusa, advirtiendo que el actual conflicto puede prolongarse “por decenios e incluso siglos”. Sin embargo, en declaraciones a El País una fuente del patriarcado de Constantinopla declinó atribuir cualquier tipo de significado político al asunto, si bien definió la firma del ‘tomos’ como una “cuestión vital” a fin de “acabar con los problemas en el seno de la iglesia ucrania y unificar a sus fieles”.
El reconocimiento de Constantinopla de una iglesia autónoma ucrania supone un impulso inmenso al presidente Poroshenko, que se enfrenta a una dura carrera electoral en marzo. Kiev asegura que las iglesias ortodoxas respaldadas por Moscú en Ucrania -unas 12.000 parroquias- son en realidad una herramienta de propaganda del Kremlin, que las emplea también para apoyar a los rebeldes prorrusos del Donbás. Con todo, el metropolitano Epifanio ha reconocido que habrá muchos fieles que decidan continuar acudiendo a las iglesias aún dependientes del Patriarcado de Moscú. “No tenemos nada en contra de eso. Todos deben poder elegir su centro religioso voluntariamente”, declaró en una entrevista con el canal internacional alemán ‘Deutsche Welle’.
El presidente ruso, Vladímir Putin, se opone a la separación y quiere que la iglesia ucrania permanezca dentro de la órbita de Moscú. Hace unas semanas advirtió que la división, que además lleva acompañada una reasignación de las propiedades de la iglesia, produciría “una gran disputa, sino un derramamiento de sangre”. El presidente ruso sostiene que, con su decisión de rubricar la escisión, el patriarca Bartolomé busca “someter” el territorio ucranio “y luego comenzar a beneficiarse de él”.
Y TAMBIÉN…
La iglesia ucrania celebra con pompa su independencia en Estambul.
Epifanio I se convierte oficialmente en líder de la nueva iglesia ortodoxa de Ucrania tras recibir el decreto del patriarca de Constantinopla.
Andrés Mourenza | El País, 2019-01-06
“Los feligreses ucranios han esperado este bendito día desde hace siglos. […] Ahora pueden disfrutar del sagrado don de la emancipación, la independencia y el autogobierno, siendo libres de cualquier intervención externa”, dijo Bartolomé I en su discurso durante una solemne ceremonia ante Epifanio, el metropolitano de la nueva iglesia de Ucrania, y numerosas autoridades políticas de ese país, como el presidente Petró Poroshenko o el expresidente Víctor Yushchenko.
El simbolismo político del acto se vio reforzado por el hecho de que fue Poroshenko, y no Epifanio, el que recibió el ‘tomos’ de manos del patriarca ecuménico, al que agradeció el “coraje de tomar esta histórica decisión”. Ya anteriormente el mandatario ucraniano había comparado este hecho con el referéndum mediante el que Ucrania se independizó de la URSS en 1991 y con la “aspiración a ingresar en la Unión Europea y la OTAN”.
En cambio, los líderes de la iglesia rusa calificaron el gesto de Bartolomé I como “un día negro”. “El patriarca Bartolomeo ha puesto fin a la fraternidad ortodoxa mundial y ha perdido el derecho a ser llamado el líder espiritual [de los cristianos ortodoxos] uniéndose al cisma”, dijo el arcipreste Nikolai a la agencia rusa ‘Interfax’. Y el portavoz del Patriarcado de Moscú, Vladímir Legoida, tildó el decreto de Bartolomé de “trozo de papel” que “carece de valor canónico”.
La decisión de Bartolomé de apoyar la independencia de la iglesia ucrania puede desencadenar la división de los ortodoxos. De momento, Rusia ha afirmado ya que romperá relaciones con Constantinopla. Y las iglesias ortodoxas de otros países se están alineando a un lado u otro de la gran grieta: con Moscú o con Constantinopla. Las iglesias ortodoxas funcionan de manera diferente de la Católica y el patriarca ecuménico no goza de la autoridad jerárquica ni de la ‘infalibilidad’ que los católicos otorgan al Papa de Roma. Es, tan solo, un “primero entre iguales”, es decir, entre los patriarcas y arzobispos de diversas iglesias autocéfalas, muchas de las cuales son iglesias nacionales, pero no todas, lo que genera continuas disputas sobre la jerarquía y jurisdicción de cada cual. Porque tampoco está claro qué iglesias forman la ‘cúpula’ del cristianismo ortodoxo: hay varias, como la de América, la de Finlandia, la de Estonia o la propia de Ucrania reconocidas por Constantinopla y no por Moscú, o viceversa. Estambul (Constantinopla) y Moscú son los patriarcados más influyentes, pero hace años que siguen caminos divergentes, no sólo en el asunto de Ucrania, sino también debido al acercamiento de Bartolomé I a Roma -se ha reunido con los papas Benedicto XVI y Francisco I- para tratar de poner fin al Gran Cisma que en 1054 dividió en dos el Cristianismo por razones políticas y teológicas.
Precisamente este cisma evocó el arzobispo Ilarión, jefe de relaciones exteriores de la Iglesia Ortodoxa Rusa, advirtiendo que el actual conflicto puede prolongarse “por decenios e incluso siglos”. Sin embargo, en declaraciones a El País una fuente del patriarcado de Constantinopla declinó atribuir cualquier tipo de significado político al asunto, si bien definió la firma del ‘tomos’ como una “cuestión vital” a fin de “acabar con los problemas en el seno de la iglesia ucrania y unificar a sus fieles”.
El reconocimiento de Constantinopla de una iglesia autónoma ucrania supone un impulso inmenso al presidente Poroshenko, que se enfrenta a una dura carrera electoral en marzo. Kiev asegura que las iglesias ortodoxas respaldadas por Moscú en Ucrania -unas 12.000 parroquias- son en realidad una herramienta de propaganda del Kremlin, que las emplea también para apoyar a los rebeldes prorrusos del Donbás. Con todo, el metropolitano Epifanio ha reconocido que habrá muchos fieles que decidan continuar acudiendo a las iglesias aún dependientes del Patriarcado de Moscú. “No tenemos nada en contra de eso. Todos deben poder elegir su centro religioso voluntariamente”, declaró en una entrevista con el canal internacional alemán ‘Deutsche Welle’.
El presidente ruso, Vladímir Putin, se opone a la separación y quiere que la iglesia ucrania permanezca dentro de la órbita de Moscú. Hace unas semanas advirtió que la división, que además lleva acompañada una reasignación de las propiedades de la iglesia, produciría “una gran disputa, sino un derramamiento de sangre”. El presidente ruso sostiene que, con su decisión de rubricar la escisión, el patriarca Bartolomé busca “someter” el territorio ucranio “y luego comenzar a beneficiarse de él”.
Y TAMBIÉN…
La iglesia ucrania celebra con pompa su independencia en Estambul.
Epifanio I se convierte oficialmente en líder de la nueva iglesia ortodoxa de Ucrania tras recibir el decreto del patriarca de Constantinopla.
Andrés Mourenza | El País, 2019-01-06
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.