martes, 9 de julio de 2019

#hemeroteca #lgtbifobia | Gaytasunos

Imagen: El Mundo / Ciudadanos en MADO
Gaytasunos.
Emilia Landaluce | El Mundo, 2019-07-09
https://www.elmundo.es/madrid/2019/07/09/5d236402fdddff804d8b4625.html

Entre amigos postgais (siguiendo la terminología de Álvaro Pombo) siempre discutimos de la necesidad de celebrar el Orgullo. Al final, siempre nos dividimos en dos bandos. Los que defienden que la igualdad ya se ha logrado y que el orgullo se ha politizado y los que creen que hay que celebrarlo por todos aquellos que no lo pueden celebrar. Aquellos (cada vez menos) que viven en pueblos pequeños. O por qué no, esos ciudadanos de países en los que ser homosexual todavía está penado y siguen esa explosión de cosas estupendas que es el desfile de Madrid para sentirse un poco menos solos. Yo me suelo adherir a la segunda consideración. Esencialmente porque aún hay ámbitos en los que ser homosexual es, si no una lacra, una suerte de techo de cristal que impide satisfacer cualquier ambición personal o profesional. Por no hablar de la discriminación -de verdad, terrible- que todavía sufren aquellos que no cumplen los cánones (por utilizar la jerga) "heteronormativos".

Desgraciadamente, ahora hay una nueva especie discriminada en el orgullo. La derecha que no cumple el canon LGTBInormativo. Es decir. ¿Puede un gay salir del armario del centroderecha en el Orgullo? No, a tenor de cómo salieron de la manifestación Marta Rivera de la Cruz, Patricia Reyes e Inés Arrimadas, evacuadas por temor a que se produjera una agresión y empapadas de esa mezcla tan clásica que son los orines, las heces humanas y la cerveza.

Lo curioso es que como cuenta Rivera de la Cruz en su columna, algunos gritaban "Carmena, Carmena..." lo que evidencia que aquella era una agresión política más que otra cosa. Llamémoslos gaytasunos.

Hay quién culpa a la irrupción de Vox (y su en muchos aspectos cuestionable discurso respecto a la "ideología de género") de este clima. Sin embargo, la derecha nunca ha sido bien recibida en el Orgullo. De hecho, el año pasado Cs también recibió una sonora pitada. La izquierda radical (será por lo de las tres comidas ¿de qué? al día de Errejón, asesor del chavismo) ha transformado lo que era una manifestación diversa, una fiesta, en otra cosa. Considera que la causa, como el feminismo o el medio ambiente de Gretta es solo de la izquierda. De ahí su superioridad moral. La izquierda es tolerante, feminista y es la única que puede salvar el planeta de la hecatombe. (¿Pero y el fin del Óptimo Romano? ¡Calla!) La derecha, ya lo saben, es escoria.

¿Y qué provoca esto? Que hasta la derecha moderada (mayoría, mayoría, mayoría absolutísima en Madrid pese a lo que inventen) no tenga más remedio que dejar de asistir al Orgullo. Pero ahora ¿qué es ser gay? ¿Amar a una persona de tu mismo sexo o ser de izquierdas? Pobres miembros de "Nuevas Gayneraciones", como les llaman en su propio partido. ¿Y qué quieren qué les diga? Que mañana no se extrañen que Cs pacte con Vox.

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