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Maje Girona | Cuarto Poder, 2019-08-04
https://www.cuartopoder.es/feminismo/2019/08/04/la-ideologia-de-genero-no-existe/
Desde hace un tiempo estamos asistiendo al auge del extremismo de la derecha con partidos políticos que, a través del concepto de ‘ideología de género’, están propagando un discurso misógino, machista y retrógrado.
Ahora es Vox quien lleva la voz cantante, pero en esta caverna mediática también comulgan aliados como el Partido Popular, Ciudadanos u organizaciones como Hazte Oír con su campaña de desprestigio hacia el colectivo LGTBI. A esto hay que sumarle, también, la Iglesia Católica y sus doctrinas vaticanas que avalan el nacionalcatolicismo con argumentos que casi van al son de los postulados de la Sección Femenina.
Hay quienes opinarán que me estoy excediendo, pero solo hace falta hacer un repaso a la despectiva forma que tienen estos partidos en materia de igualdad. La ‘ideología de género’, o así es como se ha bautizado, se señala desde dos escenarios: el que se relaciona con las doctrinas vaticanas y la Iglesia Católica, y el que refiere a los partidos de extrema derecha, conservadores y ultracatólicos.
Pero antes dejemos una cosa clara, la única ideología opresora y que va en contra de los derechos de la ciudadanía, y en especial de las mujeres, es la ideología patriarcal. Un atávico sistema en donde las relaciones se estructuran en función de un sistema sexo-genérico, que legitima y perpetúa roles donde el hombre es por norma superior a la mujer. Y que permite discriminaciones laborales, desigualdad de género en todos los estratos sociales, feminización de la pobreza, violencia de género y explotaciones capitalistas del cuerpo de las mujeres, entre otras.
La entrada de Vox ha supuesto la implementación de políticas persecutorias, como en el caso de Andalucía, exigiendo nombres y apellidos de quienes trabajan en el ámbito de la igualdad. Eslóganes y acciones contundentes que atentan contra la estabilidad y la protección de todas las mujeres de este país.
Pero no nos engañemos, quizás con un tono más sutil el Partido Popular y Ciudadanos nunca han estado por la defensa de los derechos de las mujeres y del colectivo LGTBI. Y cuando digo nunca es nunca. Otra cosa es la instrumentalización política que han llevado a cabo apropiándose del discurso feminista para conseguir votos, y nada más. Cuidado con el maquillaje ¡que siempre engaña!
De hecho, ¿no os acordáis de Ciudadanos y su propaganda electoral sobre el feminismo liberal? Pues esto es preocupante, porque entre otras cosas lo que defienden es la esclavitud de los cuerpos de las mujeres. Dicho de otra manera, querer implementar políticas en donde los cuerpos de las mujeres son concebidos como moneda de cambio. Estáis en lo cierto, estamos en 2019, pero es que de eso va la ideología del patriarcado.
Y en el otro lado de la plaza, vitoreando y aplaudiendo, se encuentra la intervención de la Iglesia Católica reconociendo la ‘ideología de género’. En este punto quiero recordar cómo en el año 2003 el propio Consejo Pontificio para la Familia (la Santa Sede) publicó el diccionario doctrinal que se orientó específicamente a definir, según ellos, términos ambiguos como familia, vida y cuestiones éticas.
Para la Iglesia Católica (que bebe de esta fuente papal), el feminismo siempre ha ido en contra de lo que tradicionalmente se ha venido definiendo como familia, la heteronormativa claro; y la vida, no pareciéndoles bien la interrupción voluntaria del embarazo. Con esto es con lo que se escudan y justifican los partidos de derechas, conservadores y ultracatólicos a la hora de establecer políticas antifeministas, hablando del peligro de la liberación de las mujeres o justificando que la homosexualidad no es otra cosa que un acto más de deseo y práctica sexual. ¡Acabáramos!
Si bien con la entrada de Vox estas cuestiones han ido ‘in crescendo’, puesto que han llegado con fuerza y sin tapujos, no olvidemos algunas políticas antifeministas que se han ido dando en nuestra historia. Por poner un ejemplo, y sin irse muy lejos, en el año 2011 con Mariano Rajoy en el gobierno, el Ministro de Educación José Ignacio Wert estableció una reforma educativa con principios afines a la nueva evangelización, eliminando cualquier referencia a la cuestiones de género, lo que le llevo a eliminar la asignatura de educación para la ciudadanía e imponiendo la de religión. ¡A estudiar los 10 mandamientos! Fue entonces cuando también le dimos adiós a la educación sexual.
La ideología patriarcal siempre ha estado presente con medidas demoledoras para el país, como por ejemplo la derogación de la Ley de Violencia de Género, con la inquietante justificación de las denuncias falsas, que solo por aclarar y según datos de la Fiscalía General del Estado, desde el 2009 el número de condenas ha sido de 96, una cifra que en términos de porcentajes supone un 0.0104% del total.
Pero también por querer implementar la custodia compartida impuesta, inclusive cuando la separación es fruto de un maltrato por parte del padre. El caso del Síndrome de Alienación Parental. Un maltratador no se inventa. Un maltratador existe.
Pero todo esto, no nos olvidemos, tiene un precedente. Por ejemplo las actuaciones de Hazte Oír, una organización ultra católica y de derechas que atentan contra el aborto, el colectivo LGTBI y el feminismo. Mensajes que también hemos escuchado de Pablo Casado aludiendo a la defensa de la familia y a la vida, si bien con un tono más sutil, igual que hace Ciudadanos, pero que en el fondo van al compás de Vox, quienes dejan la sutileza evaporarse.
Los ataques del patriarcado han transcurrido desde hace tiempo, no es nada nuevo. Ahora es el ruido y la manipulación mediática el instrumento de la ultraderecha para atacar al feminismo, precisamente porque el movimiento feminista ha demostrado que tiene poder de transformación y una rápida contestación al machismo y a todo lo que se le parezca, en definitiva, el feminismo es acción-reacción frente a la ideología patriarcal.
Para terminar, me gustaría aclarar que la ideología de género no existe, es un virus, una invención de la derecha y del nacionalcatolicismo que pretende infectar nuestra democracia estableciendo eso sí, la ideología del patriarcado. Así que dejémonos de sandeces y empecemos a llamar las cosas por su nombre.
Ahora es Vox quien lleva la voz cantante, pero en esta caverna mediática también comulgan aliados como el Partido Popular, Ciudadanos u organizaciones como Hazte Oír con su campaña de desprestigio hacia el colectivo LGTBI. A esto hay que sumarle, también, la Iglesia Católica y sus doctrinas vaticanas que avalan el nacionalcatolicismo con argumentos que casi van al son de los postulados de la Sección Femenina.
Hay quienes opinarán que me estoy excediendo, pero solo hace falta hacer un repaso a la despectiva forma que tienen estos partidos en materia de igualdad. La ‘ideología de género’, o así es como se ha bautizado, se señala desde dos escenarios: el que se relaciona con las doctrinas vaticanas y la Iglesia Católica, y el que refiere a los partidos de extrema derecha, conservadores y ultracatólicos.
Pero antes dejemos una cosa clara, la única ideología opresora y que va en contra de los derechos de la ciudadanía, y en especial de las mujeres, es la ideología patriarcal. Un atávico sistema en donde las relaciones se estructuran en función de un sistema sexo-genérico, que legitima y perpetúa roles donde el hombre es por norma superior a la mujer. Y que permite discriminaciones laborales, desigualdad de género en todos los estratos sociales, feminización de la pobreza, violencia de género y explotaciones capitalistas del cuerpo de las mujeres, entre otras.
La entrada de Vox ha supuesto la implementación de políticas persecutorias, como en el caso de Andalucía, exigiendo nombres y apellidos de quienes trabajan en el ámbito de la igualdad. Eslóganes y acciones contundentes que atentan contra la estabilidad y la protección de todas las mujeres de este país.
Pero no nos engañemos, quizás con un tono más sutil el Partido Popular y Ciudadanos nunca han estado por la defensa de los derechos de las mujeres y del colectivo LGTBI. Y cuando digo nunca es nunca. Otra cosa es la instrumentalización política que han llevado a cabo apropiándose del discurso feminista para conseguir votos, y nada más. Cuidado con el maquillaje ¡que siempre engaña!
De hecho, ¿no os acordáis de Ciudadanos y su propaganda electoral sobre el feminismo liberal? Pues esto es preocupante, porque entre otras cosas lo que defienden es la esclavitud de los cuerpos de las mujeres. Dicho de otra manera, querer implementar políticas en donde los cuerpos de las mujeres son concebidos como moneda de cambio. Estáis en lo cierto, estamos en 2019, pero es que de eso va la ideología del patriarcado.
Y en el otro lado de la plaza, vitoreando y aplaudiendo, se encuentra la intervención de la Iglesia Católica reconociendo la ‘ideología de género’. En este punto quiero recordar cómo en el año 2003 el propio Consejo Pontificio para la Familia (la Santa Sede) publicó el diccionario doctrinal que se orientó específicamente a definir, según ellos, términos ambiguos como familia, vida y cuestiones éticas.
Para la Iglesia Católica (que bebe de esta fuente papal), el feminismo siempre ha ido en contra de lo que tradicionalmente se ha venido definiendo como familia, la heteronormativa claro; y la vida, no pareciéndoles bien la interrupción voluntaria del embarazo. Con esto es con lo que se escudan y justifican los partidos de derechas, conservadores y ultracatólicos a la hora de establecer políticas antifeministas, hablando del peligro de la liberación de las mujeres o justificando que la homosexualidad no es otra cosa que un acto más de deseo y práctica sexual. ¡Acabáramos!
Si bien con la entrada de Vox estas cuestiones han ido ‘in crescendo’, puesto que han llegado con fuerza y sin tapujos, no olvidemos algunas políticas antifeministas que se han ido dando en nuestra historia. Por poner un ejemplo, y sin irse muy lejos, en el año 2011 con Mariano Rajoy en el gobierno, el Ministro de Educación José Ignacio Wert estableció una reforma educativa con principios afines a la nueva evangelización, eliminando cualquier referencia a la cuestiones de género, lo que le llevo a eliminar la asignatura de educación para la ciudadanía e imponiendo la de religión. ¡A estudiar los 10 mandamientos! Fue entonces cuando también le dimos adiós a la educación sexual.
La ideología patriarcal siempre ha estado presente con medidas demoledoras para el país, como por ejemplo la derogación de la Ley de Violencia de Género, con la inquietante justificación de las denuncias falsas, que solo por aclarar y según datos de la Fiscalía General del Estado, desde el 2009 el número de condenas ha sido de 96, una cifra que en términos de porcentajes supone un 0.0104% del total.
Pero también por querer implementar la custodia compartida impuesta, inclusive cuando la separación es fruto de un maltrato por parte del padre. El caso del Síndrome de Alienación Parental. Un maltratador no se inventa. Un maltratador existe.
Pero todo esto, no nos olvidemos, tiene un precedente. Por ejemplo las actuaciones de Hazte Oír, una organización ultra católica y de derechas que atentan contra el aborto, el colectivo LGTBI y el feminismo. Mensajes que también hemos escuchado de Pablo Casado aludiendo a la defensa de la familia y a la vida, si bien con un tono más sutil, igual que hace Ciudadanos, pero que en el fondo van al compás de Vox, quienes dejan la sutileza evaporarse.
Los ataques del patriarcado han transcurrido desde hace tiempo, no es nada nuevo. Ahora es el ruido y la manipulación mediática el instrumento de la ultraderecha para atacar al feminismo, precisamente porque el movimiento feminista ha demostrado que tiene poder de transformación y una rápida contestación al machismo y a todo lo que se le parezca, en definitiva, el feminismo es acción-reacción frente a la ideología patriarcal.
Para terminar, me gustaría aclarar que la ideología de género no existe, es un virus, una invención de la derecha y del nacionalcatolicismo que pretende infectar nuestra democracia estableciendo eso sí, la ideología del patriarcado. Así que dejémonos de sandeces y empecemos a llamar las cosas por su nombre.
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