lunes, 26 de agosto de 2019

#hemeroteca #mujeres #historia | Me llamo Isabel Oyarzábal y fui embajadora, periodista y escritora

Imagen: ctxt / isabel Oyarzábal
Me llamo Isabel Oyarzábal y fui embajadora, periodista y escritora.
Susana Hernández | ctxt, 2019-08-26
https://ctxt.es/es/20190821/Culturas/27650/Susana-Hernandez-retrato-sonoro-Isabel-Oyarzabal-biografia-Kollontai.htm

Isabel Oyarzábal (Málaga, 1878 - Ciudad de México, 1974)
Me llamo Isabel Oyarzábal y vengo de una familia bien. Eso me ha facilitado las cosas. Como mi madre era escocesa, desde muy pronto me familiaricé con el movimiento sufragista de su país y me di cuenta de que la mujeres teníamos que luchar por nuestros derechos. De mi padre, de raíces vascas, tal vez me viene la fortaleza de carácter. Soy obstinada, terca, tozuda, cabezona, testaruda. Jamás estuve dispuesta a recibir un no como respuesta, así que cuando quise ser actriz fui actriz, y terminé subida en un escenario. En el mundo en el que me tocó hacerme mayor, ya lo he dicho, me volqué en la lucha feminista. No había otra salida que pelear. Como lo habían hecho otras. Por ejemplo, Aleksandra Kollontai, aquella mujer que estuvo al lado de Lenin en el Sóviet de Comisarios del Pueblo durante la Revolución de 1917. Dicen que fue la primera mujer en ocupar un puesto de gobierno en un país. Ella también procedía de un ambiente sofisticado, era de una familia aristocrática, y me atrajo tanto que escribí su biografía. Todo era posible mientras te empeñaras, ésa fue su lección. Así que en 1936 cuando estalló la guerra me empeñé, me hice una gira de conferencias por EE.UU. y Canadá, 42 ciudades en 53 días para recabar apoyos a la República. Un día de 1937 me encontré haciendo las maletas camino a Estocolmo. No creo que tenga demasiada importancia en el mundo de la política y las letras esa carrera de obstáculos para llegar en primer lugar. Así que si lo digo, que fui la primera embajadora de España, lo hago para celebrar a la República, que también en eso rompió moldes, y para que entiendan que el diplomático al que fui a sustituir, un caballero de aquellos casposos que se pasó al bando de Franco, cerró las puertas de la delegación como si acabara de llegar el demonio. Mujer y republicana, eso para muchos era entonces lo peor. Y, encima, actriz y diplomática. Y periodista y escritora: si tuviera que decantarme, si de cuanto hice fuera obligado elegir algo, yo me inclinaría por las palabras. La primera aventura grande en la que me metí cuando nos instalamos en Madrid con mi madre a principios de siglo fue fundar la revista ‘La Dama y la vida Ilustrada’. Luego trabajé para una agencia de noticias inglesa y terminé de corresponsal de ‘The Standard’ y haciendo colaboraciones para un montón de medios. Elegí firmar como Beatriz Galindo, la humanista que le enseñó latín y gramática a Isabel la Católica y fue preceptora de sus hijos. Quería decir así que hay una conexión. Y que una mujer viene de otra mujer. Y que supimos elegir el saber, los valores humanistas, la República, la lucha feminista. Y no nos rendimos nunca.

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