20 Minutos / Boti García Rodrigo // |
Boti García: "La ley trans es la reparación histórica que le debemos a un colectivo discriminado durante siglos".
La directora de Diversidad Sexual y Derechos LGTBI charla con 20minutos en la semana del Orgullo. "En la sociedad ha entrado un caballo de Troya muy peligroso que encierra los peores valores retrógrados que creímos superados", advierte.
Elena Omedes | 20 Minutos, 2022-07-11
https://www.20minutos.es/noticia/5027200/0/entrevista-boti-garcia-orgullo-lgtbi-ley-trans-reparacion-colectivo-discriminado/
En plena semana del Orgullo LGTBI, Boti García Rodrigo (Madrid, 1945) abre las puertas de su despacho a 20minutos. Han pasado dos años desde que en 2020 diese el salto a la política para capitanear una Dirección General de Diversidad Sexual y Derechos LGTBI. Activista incansable, asegura que llegó tarde a la lucha, pero dice que jubilarse no está todavía en el horizonte. Al menos no hasta que la iniciativa que salió hace unas semanas del Gobierno, la ley trans, llegue a buen puerto. Su primera utopía, dice, la alcanzó como activista al lograrse el matrimonio igualitario. Ahora va a por la segunda, pero desde dentro del sistema, para lograr la "igualdad social". Presume orgullosa de un despacho que ha hecho suyo en este tiempo, y que está vestido de carteles reivindicativos, libros, fotografías y una nota escrita a mano por la ministra de Igualdad, Irene Montero, que reza: "La lucha es por la vida, y la vamos a ganar".
Estamos en plenas fiestas del Orgullo. El lema elegido este año es "Orgullo de País". ¿Puede el país mostrarse orgulloso por sus avances?
Claro. Cuando elegimos el lema, queríamos simbolizar que las personas LGTBI sentimos orgullo de una sociedad con la diversidad que alberga y también de un país que está aprobando leyes muy potentes y que benefician a las minorías. Pero es que, a la inversa, yo creo que el país también siente orgullo de las disidentes sexuales, las que marcamos la diferencia, las que vamos a nuestro aire. Es muy bonita esa mezcla de gustarnos y estar orgullosas de este país, y que a la vez le gustemos a él.
Pero, por otro lado, la capital del país se niega a exhibir la bandera...
La capital del país no tiene muchas razones para estar orgullosa de su equipo municipal. Porque realmente es una torpeza y es una falta de visión política. Yo creo que el señor alcalde [José Luis Martínez Almeida] se guía por su propia ideología, y quizás a él le parece demasiado poner la bandera del orgullo cayendo desde lo alto hasta la parte baja del ayuntamiento. Pero no nos importa, porque la bandera luce en cada balcón, en cada ventana, en cada establecimiento, en cada calle... Ya lo dijo el activismo, la llevamos nosotras. Somos la bandera de la diversidad y lo vamos a ser también este sábado 9 de julio cuando salgamos a la calle. Porque hay que salir a la calle. Hay motivos para hacerlo.
Se pasó a la política después de muchos años de activismo. ¿Ha tenido que cortarse más por estar al frente de una dirección general?
No. Yo me he sentido cómoda en mi actual responsabilidad. Lo que ocurre es que yo soy activista, y estoy de directora general. Pero lo que realmente soy por dentro, y lo noto porque es lo que me motiva, es el activismo. Es como el primer amor. Y por supuesto estoy cumpliendo como directora general lo mejor que puedo con funciones que no son sino la consecución de los logros por los que yo luché. La pancarta sigue siendo la misma. La bandera sigue siendo la misma. Lo que pasa es que me he cambiado de sombrero, pero debajo del sombrero distinto está la misma voluntad y determinación de cambiar el mundo.
Quién le iba a decir hace años que iba a estar en este despacho...
Desde luego. Cuando yo venía a este edificio a reunirme con directores generales eran señores vestidos con corbata que llamaban a un timbre para convocar a sus funcionarios. Yo ni llevo trajes ni corbatas ni se me ocurre tocar ningún timbre, pero creo que nos mueve lo mismo. No me lo habría imaginado, pero lo que no se me hace extraño es continuar en la carrera. Yo me subí en un momento dado a una bicicleta. Era muy tarde, tenía 50 años, pero empecé a pedalear y se ve que no he tenido bastante. Y aquí sigo.
Estrenó Dirección General, además.
Sí. En esta dirección general hemos tenido la ocasión de estrenar muchas primeras veces, que las recuerdo como la primera vez que fuiste al mar o el primer beso que das a la mujer de la que estás enamorada. Es la primera vez en nuestro país que hay una dirección general específica de diversidad sexual y derechos LGTBI, y esto aparecerá en los libros de historia. Irene Montero lo creó con esa visión feminista, y no se paró ahí, sino que puso al frente a una mujer, lesbiana, activista y mayor. ¿Quién da más?
¿Qué otras primeras veces recuerda?
Yo estaba cuando, por fin, en el año 2005, se aprobó la ley de matrimonio igualitario. Fue algo muy bonito. Conseguimos esa ley siendo yo activista y fue uno de los momentos más felices de mi vida. Ese día toqué la utopía. Nos dio respetabilidad ante nosotras mismas, y ante nuestras familias. Porque si nos podíamos casar igual que lo hacen el vecino y la vecina, en el mismo registro civil, con el mismo juez, será que no somos tan diferentes e inferiores.
La ley trans acaba de salir del seno del Gobierno para empezar a tramitarse en el Congreso. ¿Cómo lee su redacción final?
El día 27 de junio, el Consejo de Ministros encendió el farolillo verde, como los jefes de estación antiguos, para que tren de la igualdad real emprendiera el camino hacia el Congreso. Y va a ser ley. Además de eso, en las Cortes vamos a conseguir que las cosas que faltan, el texto que desafortunadamente no pudo salir como hubiéramos querido por las conversaciones o los desencuentros entre los socios de Gobierno, sea enriquecido. Esperamos subsanar las cosas de las que adolece el texto, y estoy convencida de que los movimientos sociales y sindicales van a dialogar con el parlamento para dejar el articulado como merece.
¿Hablamos ahí del reconocimiento de las personas no binarias?
Claro. En el anteproyecto de ley que teníamos consensuado en el año 2019, pero que no salió, ya se contemplaba la posibilidad de dejar una casilla en blanco, como pedían las personas no binarias. Vamos a retomar esa posibilidad. Vamos a ver si podemos conseguirlo.
La ley va con mucho retraso en parte por lo que tardó el CGPJ en emitir su informe. ¿Se temió en algún momento que sucediera lo mismo que en 2019?
¿Que se nos fuera por el sumidero de la legislatura? Sí. Hicimos mucha presión. Las entidades han estado exigiendo que la ley se acelerara, porque se sobrepasó de plazo, pero afortunadamente al final se precipitaron los informes. Va a ser ley. Porque tiene que ser ley. Porque las personas del colectivo LGTBI llevamos una eternidad de sufrimiento, malos tratos, marginación, muertes, suicidios, acoso en las escuelas, en el trabajo, en el médico... La ley trans es la reparación histórica que le debemos a un colectivo machacado y discriminado desde hace siglos. Y para superar eso está la ley de igualdad real. No solamente lo dice el ministerio, lo dice el Gobierno de coalición, me consta que también el propio presidente, los organismos internacionales, Europa y todas las instancias a las que hay que hacer caso porque es una cuestión de derechos humanos.
Uno de los puntos más polémicos es la autodeterminación de género, que ha provocado críticas incluso entre las feministas y el propio colectivo trans.
¿Por qué les gusta tan poco este ministerio de Igualdad? ¿Por qué no se paran a pensar en la realidad de la reivindicación y de los informes mundiales que recomiendan este avance? ¿Por qué este empecinamiento con esta casa y con esta ministra? Ahí lo dejo. Porque esta ley confiere derechos a todas las personas. Esta ley no quita nada a nadie, esta ley da. No había reticencias en 2019 cuando estábamos de acuerdo en sacar adelante un proyecto con unos términos exactamente iguales. Y ahora, de repente, siendo idéntico, ¿ya es reprochable o repudiable?
La justicia recomienda exigir el consentimiento paterno para el cambio de sexo en el Registro Civil a los 18 años, pero ustedes lo han rebajado hasta los 16. ¿Es una medida negociable durante la tramitación en aras de lograr consensos?
Las asociaciones lo tienen muy claro: tienen que ser menores, porque estamos despatologizando. La OMS despatologiza la transexualidad, y si ya no existe una patología como tal, no te la puedes inventar. Además, el Tribunal Supremo tiene sentencias en las que reconoce el derecho de los menores a decidir. Vamos a ir a por ello y a defender que los menores son perfectamente conscientes de su realidad.
Últimamente cuesta adivinar los grupos políticos que respaldarán una iniciativa del Gobierno. ¿Saben ya si cuentan con los suficientes apoyos?
Yo confío en que sí. Es que se cae por su peso. Estamos avanzando en una ley de autodeterminación, como en otros países en los que se ha hecho y no ha pasado nada. España ha sido siempre un ejemplo en ese sentido. Fue el cuarto país en aprobar el matrimonio igualitario, es modelo en avances sociales... no veo por qué no va a poder culminar este avance social tan demandado y necesario para las personas trans.
Adoctrinamiento, ideología de género... El fomento de la educación afectivo-sexual en los colegios ha causado revuelo, pese a que los expertos lo señalan como la vía para sentar las bases de tolerancia en la sociedad.
A mí me duele mucho el ámbito de la educación. Soy pedagoga de profesión, he estado muy cerca de los menores trans, y estoy cansada de que nuestros adolescentes sufran en las aulas. Estoy cansada de haber ido a acompañar a familias de menores que directamente han decidido quitarse la vida por el sufrimiento de no ser reconocidos ni atendidos.
Ya en la ficción, un beso lésbico en una película de Disney ha causado la mundial. Pero... ¿no habíamos avanzado tanto?
En España se ha avanzado mucho. La mentalidad de este país es asombrosamente inclusiva y permisiva. Ahora parece que en nuestra sociedad ha entrado un caballo de Troya muy peligroso que encierra dentro los peores valores retrógrados que creímos superados. Un caballo que tiene dentro de sí un paso a un blanco y negro mortal para según qué minorías o para las mujeres. Ojo con ese caballo de Troya que algunas personas han dejado entrar en lugar de cerrar bien las puertas. Porque en lugar de defender y salvaguardar nuestra sociedad libre, progresista, diversa y enriquecedora, hemos abierto una puertecita y se nos ha colado. Y como no tengamos cuidado, se nos colará hasta la cocina.
Los datos reflejan un aumento de la violencia contra el colectivo LGTBI. Hace unos días se cumplió un año del asesinato de Samuel Luiz... ¿Estamos retrocediendo?
Lo que aumentan son las denuncias, y eso es bueno. El colectivo está concienciado de que ante una agresión hay que correr a la comisaría y denunciarla. Pero sí que es verdad que parece que hay un repunte. Estamos en ello. Y me consta que el segundo plan de acción contra los delitos de odio del Ministerio del Interior está también poniendo medidas para erradicar esos horrores. Es evidente que lo que no podemos es consentir que se repita un disparate como el asesinato de Samuel Luiz. Yo digo que no hay derecho a que te mueras con el insulto del maricón, sino que lo que tenemos es derecho a vivir sintiendo que puedo decir que soy maricón.
¿Qué le diría a una persona que teme salir del armario?
Hay que ser muy cauto con el consejo de "sal del armario y exponte". A cada persona hay que darle el tiempo que necesite. Pero en todo caso, el armario perjudica gravemente a la salud. En el armario no se respira bien, en el armario no hay luz, no se ven las realidades tal como son... el armario no trae nada bueno, más que telarañas y muchos miedos. Y yo le diría que poquito a poco fuese abriendo esa puerta del armario y que llegará un momento en que, con un orgullo de su propia fuerza, dará la patada que necesita y verá que fuera hay aire puro, hay luz y gente que le va a coger de la mano y le ayudará a ser quien es. Y siendo quien se es, se está divinamente.
Comentaba antes que conseguir el matrimonio igualitario fue para usted como alcanzar una utopía. ¿Cuál es ahora la siguiente meta?
Conseguir que las personas trans vean reconocidos todos sus derechos y necesidades. Conseguir su inserción real en todos los ámbitos de la sociedad. Es el colectivo más carente de derechos y el que más está sufriendo por ello. En cuanto al resto del colectivo, también que seamos libres de ser y estar como queramos. No se puede producir mayor sufrimiento en una persona que el que se le provoca al privarle de su auténtica manera de ser. Y ahí está la piedra de toque que nos tiene que movilizar para conseguir la segunda utopía, que no es otra cosa que la igualdad social.
Bueno, parece que con la futura ley eso será menos utopía... ¿Será suficiente para alcanzar esa igualdad?
Tendremos que seguir trabajando. Evidentemente no basta con un papel, o con que el BOE lo publique. Hay que desarrollar la ley, complementarla, reglamentarla... y, sobre todo, hay que cumplirla. Las leyes están para eso, no para dejarlas en un cajón como está, por ejemplo, la ley trans y de igualdad de la Comunidad de Madrid. [Isabel Díaz] Ayuso, ventile usted esa ley. Las leyes no están para meterse en los armarios. Tienen que estar vivas.
La que se ha liado también con el viaje de Irene Montero y su equipo a Nueva York...
La ministra, la secretaria de estado, la jefa de gabinete... personas del máximo rango en este ministerio han emprendido un viaje a Estados Unidos con un programa enorme y apretadísimo de visitas a personalidades de la política norteamericana. Y de repente eso se opaca, se tapa. Le dan un sartenazo, lo quitan de en medio porque osan hacerse una foto en un momento de ocio. Qué escándalo, ¿a quién se le ocurre? Esto es el patriarcado puro y duro. ¡Qué casualidad que sea el Ministerio de Igualdad! ¡Qué casualidad que sea Irene Montero! No hubiera pasado nada si ese programa extenso de visitas institucionales lo hubiera verificado otra ministra.
No dio el salto a la política hasta hace dos años. ¿Le ha pillado el gusto como para continuar unos años más?
Yo el salto que haga ahora será para bajar. Ya tengo una edad, y después de todo esto no sé cómo haré, pero me tendré que acostumbrar. No quiero pensarlo mucho ahora, la verdad. Pero tendré que decir "bueno Boti, ya". Hay que saber cuándo es el momento de dejar las cosas. Obviamente no me meteré en casa. Eso no me pega. Estaré incorporada a movimientos sociales como siempre. A otro ritmo, pero no habrá pancarta, manifestación o protesta en la que yo no esté exigiendo mejorar la vida de la ciudadanía.
Estamos en plenas fiestas del Orgullo. El lema elegido este año es "Orgullo de País". ¿Puede el país mostrarse orgulloso por sus avances?
Claro. Cuando elegimos el lema, queríamos simbolizar que las personas LGTBI sentimos orgullo de una sociedad con la diversidad que alberga y también de un país que está aprobando leyes muy potentes y que benefician a las minorías. Pero es que, a la inversa, yo creo que el país también siente orgullo de las disidentes sexuales, las que marcamos la diferencia, las que vamos a nuestro aire. Es muy bonita esa mezcla de gustarnos y estar orgullosas de este país, y que a la vez le gustemos a él.
Pero, por otro lado, la capital del país se niega a exhibir la bandera...
La capital del país no tiene muchas razones para estar orgullosa de su equipo municipal. Porque realmente es una torpeza y es una falta de visión política. Yo creo que el señor alcalde [José Luis Martínez Almeida] se guía por su propia ideología, y quizás a él le parece demasiado poner la bandera del orgullo cayendo desde lo alto hasta la parte baja del ayuntamiento. Pero no nos importa, porque la bandera luce en cada balcón, en cada ventana, en cada establecimiento, en cada calle... Ya lo dijo el activismo, la llevamos nosotras. Somos la bandera de la diversidad y lo vamos a ser también este sábado 9 de julio cuando salgamos a la calle. Porque hay que salir a la calle. Hay motivos para hacerlo.
Se pasó a la política después de muchos años de activismo. ¿Ha tenido que cortarse más por estar al frente de una dirección general?
No. Yo me he sentido cómoda en mi actual responsabilidad. Lo que ocurre es que yo soy activista, y estoy de directora general. Pero lo que realmente soy por dentro, y lo noto porque es lo que me motiva, es el activismo. Es como el primer amor. Y por supuesto estoy cumpliendo como directora general lo mejor que puedo con funciones que no son sino la consecución de los logros por los que yo luché. La pancarta sigue siendo la misma. La bandera sigue siendo la misma. Lo que pasa es que me he cambiado de sombrero, pero debajo del sombrero distinto está la misma voluntad y determinación de cambiar el mundo.
Quién le iba a decir hace años que iba a estar en este despacho...
Desde luego. Cuando yo venía a este edificio a reunirme con directores generales eran señores vestidos con corbata que llamaban a un timbre para convocar a sus funcionarios. Yo ni llevo trajes ni corbatas ni se me ocurre tocar ningún timbre, pero creo que nos mueve lo mismo. No me lo habría imaginado, pero lo que no se me hace extraño es continuar en la carrera. Yo me subí en un momento dado a una bicicleta. Era muy tarde, tenía 50 años, pero empecé a pedalear y se ve que no he tenido bastante. Y aquí sigo.
Estrenó Dirección General, además.
Sí. En esta dirección general hemos tenido la ocasión de estrenar muchas primeras veces, que las recuerdo como la primera vez que fuiste al mar o el primer beso que das a la mujer de la que estás enamorada. Es la primera vez en nuestro país que hay una dirección general específica de diversidad sexual y derechos LGTBI, y esto aparecerá en los libros de historia. Irene Montero lo creó con esa visión feminista, y no se paró ahí, sino que puso al frente a una mujer, lesbiana, activista y mayor. ¿Quién da más?
¿Qué otras primeras veces recuerda?
Yo estaba cuando, por fin, en el año 2005, se aprobó la ley de matrimonio igualitario. Fue algo muy bonito. Conseguimos esa ley siendo yo activista y fue uno de los momentos más felices de mi vida. Ese día toqué la utopía. Nos dio respetabilidad ante nosotras mismas, y ante nuestras familias. Porque si nos podíamos casar igual que lo hacen el vecino y la vecina, en el mismo registro civil, con el mismo juez, será que no somos tan diferentes e inferiores.
La ley trans acaba de salir del seno del Gobierno para empezar a tramitarse en el Congreso. ¿Cómo lee su redacción final?
El día 27 de junio, el Consejo de Ministros encendió el farolillo verde, como los jefes de estación antiguos, para que tren de la igualdad real emprendiera el camino hacia el Congreso. Y va a ser ley. Además de eso, en las Cortes vamos a conseguir que las cosas que faltan, el texto que desafortunadamente no pudo salir como hubiéramos querido por las conversaciones o los desencuentros entre los socios de Gobierno, sea enriquecido. Esperamos subsanar las cosas de las que adolece el texto, y estoy convencida de que los movimientos sociales y sindicales van a dialogar con el parlamento para dejar el articulado como merece.
¿Hablamos ahí del reconocimiento de las personas no binarias?
Claro. En el anteproyecto de ley que teníamos consensuado en el año 2019, pero que no salió, ya se contemplaba la posibilidad de dejar una casilla en blanco, como pedían las personas no binarias. Vamos a retomar esa posibilidad. Vamos a ver si podemos conseguirlo.
La ley va con mucho retraso en parte por lo que tardó el CGPJ en emitir su informe. ¿Se temió en algún momento que sucediera lo mismo que en 2019?
¿Que se nos fuera por el sumidero de la legislatura? Sí. Hicimos mucha presión. Las entidades han estado exigiendo que la ley se acelerara, porque se sobrepasó de plazo, pero afortunadamente al final se precipitaron los informes. Va a ser ley. Porque tiene que ser ley. Porque las personas del colectivo LGTBI llevamos una eternidad de sufrimiento, malos tratos, marginación, muertes, suicidios, acoso en las escuelas, en el trabajo, en el médico... La ley trans es la reparación histórica que le debemos a un colectivo machacado y discriminado desde hace siglos. Y para superar eso está la ley de igualdad real. No solamente lo dice el ministerio, lo dice el Gobierno de coalición, me consta que también el propio presidente, los organismos internacionales, Europa y todas las instancias a las que hay que hacer caso porque es una cuestión de derechos humanos.
Uno de los puntos más polémicos es la autodeterminación de género, que ha provocado críticas incluso entre las feministas y el propio colectivo trans.
¿Por qué les gusta tan poco este ministerio de Igualdad? ¿Por qué no se paran a pensar en la realidad de la reivindicación y de los informes mundiales que recomiendan este avance? ¿Por qué este empecinamiento con esta casa y con esta ministra? Ahí lo dejo. Porque esta ley confiere derechos a todas las personas. Esta ley no quita nada a nadie, esta ley da. No había reticencias en 2019 cuando estábamos de acuerdo en sacar adelante un proyecto con unos términos exactamente iguales. Y ahora, de repente, siendo idéntico, ¿ya es reprochable o repudiable?
La justicia recomienda exigir el consentimiento paterno para el cambio de sexo en el Registro Civil a los 18 años, pero ustedes lo han rebajado hasta los 16. ¿Es una medida negociable durante la tramitación en aras de lograr consensos?
Las asociaciones lo tienen muy claro: tienen que ser menores, porque estamos despatologizando. La OMS despatologiza la transexualidad, y si ya no existe una patología como tal, no te la puedes inventar. Además, el Tribunal Supremo tiene sentencias en las que reconoce el derecho de los menores a decidir. Vamos a ir a por ello y a defender que los menores son perfectamente conscientes de su realidad.
Últimamente cuesta adivinar los grupos políticos que respaldarán una iniciativa del Gobierno. ¿Saben ya si cuentan con los suficientes apoyos?
Yo confío en que sí. Es que se cae por su peso. Estamos avanzando en una ley de autodeterminación, como en otros países en los que se ha hecho y no ha pasado nada. España ha sido siempre un ejemplo en ese sentido. Fue el cuarto país en aprobar el matrimonio igualitario, es modelo en avances sociales... no veo por qué no va a poder culminar este avance social tan demandado y necesario para las personas trans.
Adoctrinamiento, ideología de género... El fomento de la educación afectivo-sexual en los colegios ha causado revuelo, pese a que los expertos lo señalan como la vía para sentar las bases de tolerancia en la sociedad.
A mí me duele mucho el ámbito de la educación. Soy pedagoga de profesión, he estado muy cerca de los menores trans, y estoy cansada de que nuestros adolescentes sufran en las aulas. Estoy cansada de haber ido a acompañar a familias de menores que directamente han decidido quitarse la vida por el sufrimiento de no ser reconocidos ni atendidos.
Ya en la ficción, un beso lésbico en una película de Disney ha causado la mundial. Pero... ¿no habíamos avanzado tanto?
En España se ha avanzado mucho. La mentalidad de este país es asombrosamente inclusiva y permisiva. Ahora parece que en nuestra sociedad ha entrado un caballo de Troya muy peligroso que encierra dentro los peores valores retrógrados que creímos superados. Un caballo que tiene dentro de sí un paso a un blanco y negro mortal para según qué minorías o para las mujeres. Ojo con ese caballo de Troya que algunas personas han dejado entrar en lugar de cerrar bien las puertas. Porque en lugar de defender y salvaguardar nuestra sociedad libre, progresista, diversa y enriquecedora, hemos abierto una puertecita y se nos ha colado. Y como no tengamos cuidado, se nos colará hasta la cocina.
Los datos reflejan un aumento de la violencia contra el colectivo LGTBI. Hace unos días se cumplió un año del asesinato de Samuel Luiz... ¿Estamos retrocediendo?
Lo que aumentan son las denuncias, y eso es bueno. El colectivo está concienciado de que ante una agresión hay que correr a la comisaría y denunciarla. Pero sí que es verdad que parece que hay un repunte. Estamos en ello. Y me consta que el segundo plan de acción contra los delitos de odio del Ministerio del Interior está también poniendo medidas para erradicar esos horrores. Es evidente que lo que no podemos es consentir que se repita un disparate como el asesinato de Samuel Luiz. Yo digo que no hay derecho a que te mueras con el insulto del maricón, sino que lo que tenemos es derecho a vivir sintiendo que puedo decir que soy maricón.
¿Qué le diría a una persona que teme salir del armario?
Hay que ser muy cauto con el consejo de "sal del armario y exponte". A cada persona hay que darle el tiempo que necesite. Pero en todo caso, el armario perjudica gravemente a la salud. En el armario no se respira bien, en el armario no hay luz, no se ven las realidades tal como son... el armario no trae nada bueno, más que telarañas y muchos miedos. Y yo le diría que poquito a poco fuese abriendo esa puerta del armario y que llegará un momento en que, con un orgullo de su propia fuerza, dará la patada que necesita y verá que fuera hay aire puro, hay luz y gente que le va a coger de la mano y le ayudará a ser quien es. Y siendo quien se es, se está divinamente.
Comentaba antes que conseguir el matrimonio igualitario fue para usted como alcanzar una utopía. ¿Cuál es ahora la siguiente meta?
Conseguir que las personas trans vean reconocidos todos sus derechos y necesidades. Conseguir su inserción real en todos los ámbitos de la sociedad. Es el colectivo más carente de derechos y el que más está sufriendo por ello. En cuanto al resto del colectivo, también que seamos libres de ser y estar como queramos. No se puede producir mayor sufrimiento en una persona que el que se le provoca al privarle de su auténtica manera de ser. Y ahí está la piedra de toque que nos tiene que movilizar para conseguir la segunda utopía, que no es otra cosa que la igualdad social.
Bueno, parece que con la futura ley eso será menos utopía... ¿Será suficiente para alcanzar esa igualdad?
Tendremos que seguir trabajando. Evidentemente no basta con un papel, o con que el BOE lo publique. Hay que desarrollar la ley, complementarla, reglamentarla... y, sobre todo, hay que cumplirla. Las leyes están para eso, no para dejarlas en un cajón como está, por ejemplo, la ley trans y de igualdad de la Comunidad de Madrid. [Isabel Díaz] Ayuso, ventile usted esa ley. Las leyes no están para meterse en los armarios. Tienen que estar vivas.
La que se ha liado también con el viaje de Irene Montero y su equipo a Nueva York...
La ministra, la secretaria de estado, la jefa de gabinete... personas del máximo rango en este ministerio han emprendido un viaje a Estados Unidos con un programa enorme y apretadísimo de visitas a personalidades de la política norteamericana. Y de repente eso se opaca, se tapa. Le dan un sartenazo, lo quitan de en medio porque osan hacerse una foto en un momento de ocio. Qué escándalo, ¿a quién se le ocurre? Esto es el patriarcado puro y duro. ¡Qué casualidad que sea el Ministerio de Igualdad! ¡Qué casualidad que sea Irene Montero! No hubiera pasado nada si ese programa extenso de visitas institucionales lo hubiera verificado otra ministra.
No dio el salto a la política hasta hace dos años. ¿Le ha pillado el gusto como para continuar unos años más?
Yo el salto que haga ahora será para bajar. Ya tengo una edad, y después de todo esto no sé cómo haré, pero me tendré que acostumbrar. No quiero pensarlo mucho ahora, la verdad. Pero tendré que decir "bueno Boti, ya". Hay que saber cuándo es el momento de dejar las cosas. Obviamente no me meteré en casa. Eso no me pega. Estaré incorporada a movimientos sociales como siempre. A otro ritmo, pero no habrá pancarta, manifestación o protesta en la que yo no esté exigiendo mejorar la vida de la ciudadanía.
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