sábado, 20 de enero de 2018

#hemeroteca #transexualidad | Omy Perdomo. Deportista transgénero : “Ser una referente para el colectivo trans me produce orgullo”

Imagen: ctxt / Omy Perdomo
Omy Perdomo. Deportista transgénero : “Ser una referente para el colectivo trans me produce orgullo”.
Ricardo Uribarri | ctxt · Contexto y Acción, 2018-01-20

http://ctxt.es/es/20180117/Deportes/17308/uribarri-omy-perdomo-deporte-trans-canarias-voleibol-v%C3%B3ley-LGTBIQ.htm

“Omy Perdomo es un ejemplo de superación personal y deportiva”. Así definía hace unos días el presidente de Canarias, Fernando Clavijo, a la jugadora del Club Voleibol CCO 7 Palmas Gran Canaria, después de haberse convertido en la primera persona transexual que puede competir en la máxima categoría de un deporte olímpico. El pasado mes de noviembre consiguió lo que tanto deseaba. Una decisión judicial anulaba su partida de nacimiento como hombre y le reconocía su condición de mujer. Ya con su nuevo DNI, pudo gestionar la ficha federativa que le abría las puertas a cumplir un sueño. Pero hasta llegar a ese momento, Omaira, nacida hace 18 años con el nombre de Omar en la localidad grancanaria de Arinaga, ha tenido que recorrer un largo camino. Su lucha y su visión optimista de la vida, que explica a CTXT en conversación telefónica, le han ayudado a superarlo.

¿Cuándo empezó a jugar al voleibol y porque eligió este deporte?
De pequeña hice patinaje, baile, gimnasia rítmica… pero a los 10 años me pasé al voleibol. Me cambié de colegio y en el nuevo era una actividad muy importante, casi todo el mundo lo practicaba. Me dijeron que había un club en Arinaga en el que había varias compañeras apuntadas y fui a probar. Al principio jugábamos en equipos mixtos pero ya nos empezaron a separar por sexos. A mí me pusieron con los chicos y yo dije que no quería. Mi madre fue a hablar y les explicó mis circunstancias pero se lavaron las manos, les dio igual.

¿Guarda malos recuerdos de aquella época?
Como me gustaba el deporte aguanté un año jugando con los chicos pero no me sentía cómoda. Los entrenadores no me trataron como me tenían que tratar. Me llamaban por mi nombre masculino y no me dejaban ponerme ropa de chica. No pensaron en mis sentimientos ni en mi manera de ver las cosas. Fueron egoístas. Me cansé y me fui. Me lo hicieron pasar mal, pero yo agradezco ese tipo de cosas porque me convertí en la persona que soy hoy en día. Y ahora tengo una trayectoria deportiva que ya les hubiera gustado a ellos. No me gusta quejarme mucho porque al fin al cabo todo el mundo tiene problemas y complicaciones. Yo las he tenido, pero no me han vuelto traumática, sino lo contrario. Solo eran palabras de gente que no me importaba. Tuve una madurez que no me correspondía para lo pequeña que era, pero me sirvió para ser una persona más independiente, más fuerte, más estabilizada. Me di cuenta donde está la sociedad y que gente hay en el mundo. De todo lo que he vivido siempre saco el lado positivo, no digo ‘ay, que complicado es todo’. No soy así.

En juveniles ya pasó a jugar con chicas. ¿Cómo fue ese momento, lo recuerda como una liberación?
Sí, pero tampoco veía el voleibol como lo veo ahora, no era tan importante. Me apunté de nuevo porque el club de Arinaga lo cogió otra gente, estaban mis amigas y me gustaba hacer deporte. Volví, conté mi situación, y me dijeron que podía jugar con quien quisiera. Es verdad que le Federación no me dejaba competir con chicas de forma federada, pero jugué en equipos inferiores durante dos años y estuve cómoda.

Un hecho importante para usted es que siempre tuvo el apoyo de su familia.
Sí. Fue un apoyo más bien de dejarme tranquila y no decirme lo típico de ‘te tiene que gustar esto porque eres un chico’. Mi familia nunca me dijo eso. Tampoco es que me dijeran todos los días que estaban conmigo y me apoyaban, pero sí me dejaban ser como yo quería y me transmitían que me respetaban y me querían igual.

¿Qué pensó cuando Manuel Campos, presidente del CCO 7 Palmas Gran Canaria, uno de los clubes más importantes a nivel nacional, le ofreció estar con ellos?
Fue algo chocante. Es un equipo que gana campeonatos y que siempre pisa fuerte. Que el mejor club de las islas, que ha impulsado a la mayoría de las mejores jugadoras de España, se fije en ti, es flipante. Me trataron súper bien. Todo el cariño que nunca me habían dado, ni entrenadores ni compañeras, lo encontré aquí. No me puedo sentir más agradecida porque me han dado una plataforma para poder hablar, expresarme y hacer lo que me gusta. Jamás había pensado que el voleibol me iba a permitir hacer todo lo que estoy haciendo hoy en día.

¿Cuándo empezó el proceso judicial para que le permitieran jugar como una mujer? ¿Cómo ha sido este camino?
En septiembre del año pasado. La verdad es no se me ha hecho duro. Estaba tranquila porque pensaba, ‘están luchando por mí, están dedicando tiempo en algo que es complicado’. Y eso lo valoraba mucho. Había incertidumbre sobre si podría jugar o no, pero el hecho de que sin saberlo me pusieran a entrenar con el equipo de Superliga me hacía estar cómoda. Tenía la confianza que iba a ser pronto, que iba a ser rápido, y lo fue, más incluso de lo que me imaginaba. Conocía a gente en esta situación y sabía que se tarda en conseguir el DNI. Yo tenía todos los requisitos, pero cuesta un tiempo que te lo den. Afortunadamente, lo mío no se demoró mucho y en noviembre ya pude empezar a jugar.

Y ahora, cuando ya lo ha conseguido y tiene su DNI que dice que es una mujer, ¿qué siente?
Tranquilidad y orgullo. Me siento igual, porque soy una persona tan positiva que proyecto todo lo que quiero. Tener el DNI supone quitarte un peso de encima, no solo para el vóley, sino porque me define, pero al fin y al cabo no es más que un trozo de papel.

Creo que tiene una anécdota curiosa que tiene que ver con el dorsal 22 que luce en su camiseta del equipo.
Fue algo muy gracioso. Mi número favorito es el 7. Llegué al club y cogí el 17 porque una compañera ya tenía el 7. Pero se equivocaron y me dieron el 22, que a mí no me ilusionaba. Al final, el día 22 de noviembre me dieron mi DNI y jugué mi primer partido como federada. Me quedé en shock y dije, ‘vaya con el número 22’.

Es la primera persona trans que puede llegar a la máxima categoría de un deporte olímpico. ¿Siente que está rompiendo barreras?
Sí, sí, totalmente. Eso es lo que más orgullo me da. Que puedo ser una referente, no solo deportiva sino también como persona, para mucha gente, y no únicamente para el colectivo transexual sino para todo el colectivo LGTBIQ. Que puedo serlo para padres y madres que viven estas situaciones con sus hijos. Eso es un gran logro que me enorgullece y que no esperaba.

¿Cree que las personas que están en su misma situación lo tienen algo más fácil en la actualidad o siguen las cosas más o menos igual que hace años?
No, mi situación fue muy fácil. Tuve una infancia muy fácil. Yo empecé con todo desde que tuve uso de razón. Lo más complicado es dar el cambio de cara a la gente y como yo me crie con eso, no era algo que me importaba. Simplemente era yo misma. Hacer ese cambio en la adolescencia, como mucha gente hace, es algo más complicado porque las personas saben tu pasado y se encuentran con que eres alguien diferente. Entonces hablan y eso. Pero para mí era algo normal y crecí aceptando que me miraran mucho y hablaran de mí, pero me daba igual. A veces me siguen insultando, pero directamente paso. Sin embargo, hay gente que sufre si los padres o la familia no les aceptan o porque viven situaciones complicadas en el instituto. Yo llevo mi tratamiento desde que era pequeña y cuando llegué a la mayoría de edad ya lo tenía todo, pero hay personas que empiezan más tarde y son muchos años de hormonación, psicólogos, orientadores…y es difícil llevarlo. En mi situación fue muy fácil por mi manera de ver las cosas. Siempre lo he llevado con mucha tranquilidad y he sido consciente que mi vida no iba a ser fácil, que mucha gente me iba a criticar pero que también iba a haber otra que me iba a apoyar. Yo me quedo siempre con el lado positivo. Me levanto y hay días malos, pero son piedras que te encuentras en el camino. Les das una patada y sigues caminando.

¿Ha habido personas que estén en su mismo caso que se hayan dirigido a usted para contarle su experiencia, para pedirle consejo, para darle las gracias…?
Si, muchas, y desde antes de todo lo del vóley. Hay mucha gente de mi pueblo y de la isla que me ha conocido y que se acercan a hablar. Entre ellas, muchas madres. Me duele ver situaciones como la mía y que haya madres que están inseguras, que tienen miedo, que desconocen todo esto, que te piden consejo. Es chocante porque, que vas a decir tú, que tienes 18 años. La vida puede ser complicada para una persona transexual pero para una madre o un padre, que se den cuenta de que su hijo no se siente bien con su vida, que esté incómodo, inseguro, que no esté encajado, es muy duro. Que se te paren y te digan cosas así es duro de escuchar, pero al fin y al cabo tengo la oportunidad de ayudar. A mí me hubiese encantado que de pequeña hubiera habido alguien que me ayudara. Habría agradecido mucho ver algún referente como yo en la tele, personas famosas, mediáticas…no hay nadie, no hay ningún transexual con el que me pueda identificar. La sociedad tiene un problema con la transexualidad hoy en día y es que ve a tres tontas que ponen en la tele en realitys shows y se creen que es eso y no es así. Eso es lo que hay que cambiar. Las etiquetas van a estar siempre, pero hay diferentes personalidades. Yo no tengo que ser como una que aparezca en ‘Gran Hermano’.

La sociedad ha avanzado pero hay ámbitos, como en el deporte, donde aún cuesta mucho dar estos pasos.
Sí, mucho. Pero más bien por el tema de las federaciones. Que hasta cierto punto lo entiendo, pero también hay que pensar en los sentimientos de la gente y en lo mal que lo puede pasar una persona. Algunos han tenido que abandonar lo que más les gusta, actividades para las que tenían talento y eso es duro. Pon que te den una beca para estudiar y una ficha importante y se enteran que eres transexual y te dicen ‘oye, que no puedo ficharte’, y te lo quitan todo de encima, ¿cómo te quedas?

¿Cree que si en lugar del voleibol se hubiera dedicado a otro deporte más mediático, como el fútbol, hubiera encontrado más dificultades?
No sé si hubiese sido más complicado, pero sí sé que me habría matado igual por hacer lo que quiero, que nadie me iba a arrebatar mi sueño. Yo siempre voy a buscar mi felicidad y si cualquier deporte me la va dar, y yo quiero hacerlo, no me voy a dar por vencida hasta conseguirlo. Eso es lo que la gente hace mal. Se da por vencida muy fácilmente. Hay que luchar siempre y no darse por vencida jamás. No hay que quitarse de algo que te gusta, algo que te da vitalidad y felicidad. No lo voy a hacer, jamás. Da igual el deporte en que esté, da igual si quiero buscar un puesto de trabajo, da igual si quiero enamorarme o si quiero hacer cualquier cosa. Si yo me propongo algo lo voy a conseguir y este impedimento que yo tengo, que para mí no es un impedimento, no me va a hacer ni cambiar de idea, ni venirme abajo, ni rechazar nada. Voy a luchar siempre por mi felicidad, aunque sea sola.

¿Se puede decir que en algún momento el voleibol le ha servido de refugio ante la realidad que le tocaba vivir?
No. Yo soy consciente de cuál es mi vida y de que no le voy a caer bien a todo el mundo ni que todos me van a respetar. Estoy tan concienciada de todo esto que ya me da igual. Si no le gusto a alguien pues no le gusto, no me voy a refugiar en nada, y si tengo que hacerlo será en mi familia y en mis amigos. Y en vivir mi vida. Si tengo un mal día no me quedo encerrada en mi casa, salgo y me lo paso bien con mis amigos. Todos tenemos problemas. No por ser transexual voy a decir ‘ay, mi vida’. Eso es lo que muchos transexuales piensan… ‘uy soy transexual, qué problema’. Hay mucha gente que tiene enfermedades y siguen luchando, y con la cabeza alta. Y tú estás viva y estás sana. ¿Qué hay personas a los que no les caes bien y no quieren conocerte y te rechazan? Pues mira, se pierden una persona impresionante. Tú te quitas de encima a una persona tonta, de mente cerrada y ellos se pierden a una persona increíble. Yo no voy a dejar de vivir mi vida por unas personas. Quien quiera estar conmigo, que esté y quien no, que se vaya.

Acaba de tener una recepción con el presidente de Canarias, Fernando Clavijo, que le puso de ejemplo de lucha y de superación. ¿Qué supuso para usted?
Fue algo impresionante. Tanto él como el consejero de Deportes me recibieron con mucho cariño y me brindaron todo su apoyo. Lo disfruté bastante y me sentí muy cómoda y agradecida. Es algo importante porque puede llegar a mucha gente y que se debe seguir haciendo. Tampoco veo que todo el mundo tenga que venir a felicitarme, porque lo único que he hecho es ser yo misma y hacer lo que me gusta. Si eso para algunas personas es algo impresionante pues gracias, pero yo no lo he hecho para que el resto me vea diferente. Ahora que muchos medios quieren conocer mi historia yo podía victimizarme y decir ‘ay que complicada es mi vida’ pero no, yo soy tan feliz como soy… He hecho algo que para la gente puede ser grande, pero que para mí es algo normal: lograr mi sueño. Si eso para ti es grande, pues para mí es algo cotidiano en mi vida. Un logro más que consigo, que no va a ser el último, así te lo digo. Algo que añado más a mi lista de cosas.

¿Cuándo cree que podrá debutar con el primer equipo en la Superliga?
Ahora estoy entrenando y jugando en juveniles. Yo hice la pretemporada con el primer equipo pero cuando parecía que iba a ser complicado que pudiera jugar porque se retrasaban los trámites, me dijeron que fuera con las chicas de mi edad. Podría jugar con el primer equipo en cualquier momento, cuando el entrenador lo vea oportuno. Depende de mí, de que yo trabaje y me lo gane. En estos cinco meses he hecho mucho. He pisado el acelerador y he ido muy rápido, más de lo que debería; me podría haber estrellado. Yo estoy jugando ahora mismo en Juveniles, Senior, Primera Nacional… no quiero más. Si puedo debutar en Superliga, será genial, un sueño cumplido, porque a cualquier jugadora le gusta llegar a lo máximo, pero está pasando todo muy rápido. Yo ahora quiero relajarme, jugar con mi equipo la Superliga Junior que se celebra en Sant Cugat en febrero, el Campeonato de España, el Campeonato de Canarias… Es mi último año en juveniles y quiero llevarme las medallas de oro que pueda. Lo demás ya vendrá. Quiero centrarme en el presente y dar el 100% de mí. Se lo debo tanto al club como al presidente, que se han matado por lograr que yo esté hoy en día donde me merezco.

¿Está deseando que pasé este momento de exposición y poder recuperar su vida normal? ¿Qué otras cosas le gusta hacer? Creo que es una gran seguidora de Justin Bieber.
Me encanta, va a ser mi marido, me voy a casar con él. A mí me gusta de todo. Jugar al voleibol, ver series, ver películas, comer, dormir. Me gusta vivir la vida. No soy de cerrar mi mente. A mi edad, mucha gente no hace lo que le gusta por la opinión de los demás o porque se rían de ellos. Yo no soy así. Hay que disfrutar.

Pocos días después de que Omy tuviera su nueva identidad oficial, en el pasado mes de noviembre, el Congreso aprobó una proposición de ley que facilitará, cuando termine su trámite parlamentario, que las personas trans puedan realizar la rectificación registral "sin más requisitos que la declaración expresa de la persona interesada del nombre propio y sexo registral con los que se siente identificado/a”. Hasta ahora, necesitaban un diagnóstico médico o psicológico que acreditara que la persona que quería modificar su nombre padeciese disforia de género y que había sido tratada un mínimo de dos años. Una iniciativa que busca apuntalar los derechos del colectivo en un momento en el que las agresiones homófobas siguen aumentando: solo en Madrid se denunciaron 287 en 2017, 47 más que el año anterior.

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