miércoles, 24 de enero de 2018

#hemeroteca #lesbofobia #justicia | «Hemos recibido insultos por ser lesbianas pero no nos habían echado de un bar como en Elche»

Imagen: Información
«Hemos recibido insultos por ser lesbianas pero no nos habían echado de un bar como en Elche».
Las jóvenes que han denunciado a un hostelero ilicitano seguirán adelante con la querella para evitar que se repita. Se trata de dos chicas de Girona que se encontraban en la ciudad disfrutando del MareaRock.
I.I. Iniesta | Información, 2018-01-24
http://www.diarioinformacion.com/elche/2018/01/24/hemos-recibido-insultos-lesbianas-habian/1980819.html

Cuando Lidia e Inés llegaron a Elche, desde Girona, en julio del año pasado para disfrutar del festival MareaRock, lo último que se les pasó por la cabeza es que el viaje incluiría una visita al Hospital General de Elche por un ataque de ansiedad al ser víctima de agresión homófoba. Una actitud que terminó en denuncia contra un hostelero que las echó de su bar por mostrar una actitud cariñosa, propia de cualquier pareja. Lidia, una de las víctimas de esta discriminación homófoba, acogió ayer con satisfacción la calificación de la Fiscalía de Elche contra el propietario del bar, para quien el Ministerio Público pide un año de prisión por un delito contra el ejercicio de derechos fundamentales y libertades públicas. «Nunca nos habían tratado tan mal, de esa manera, por el simple hecho de ser lesbianas», recuerda Lidia.

La joven, de 23 años, había llegado a la ciudad días antes de la agresión para disfrutar de la cita musical, que se celebró en IFA. Para hacer tiempo hasta la hora de los conciertos, buscaron un lugar en Torrellano, «que abriera durante todo el día, para poder quedarnos varias horas. Buscamos a conciencia un local que estuviera abierto todo el día», apunta. Sin embargo, tanto a ella como a su novia se les invitó a marcharse mucho antes de lo que tenían previsto por «molestar a los demás clientes», al mostrar una actitud cariñosa, tal y como señaló el escrito del Fiscal y corroboró ayer la afectada.

«Llegamos casi a las 12 y estábamos tan normal, cuando, alrededor de las tres de la tarde, se nos acercó el dueño y nos dijo que allí molestábamos y que los clientes estaban incómodos con nosotras, que era una falta de respeto lo que estábamos haciendo. No estábamos haciendo nada, estábamos tranquilamente en el local, y sin más nos echó», recuerda. Lidia reafirma que tan solo estaban conversando, y en una actitud cariñosa como cualquier pareja, heterosexual u homosexual. Sin embargo, a las primeras nunca se les recriminaría, como lo hizo, presuntamente, el dueño del local, que mostrasen su afecto en público. Y precisamente por eso la Fiscalía ha solicitado que el caso pase al Juzgado de lo Penal y se le abra juicio oral al acusado.

Este incidente es una prueba más de las muchas discriminaciones del colectivo LGTBI; pues si bien Lidia afirma que nunca le habían tratado tan mal por su condición sexual, sí admite que, tanto ella como su pareja, «sí habíamos recibido algún insulto anteriormente, algo puntual, pero nunca hasta ese punto». De hecho, la gravedad del incidente fue tal que la joven necesitó atención médica y se tuvo que trasladar al Hospital General de Elche como consecuencia del ataque de ansiedad que sufrió debido a la mezcla de «incredulidad, indignación» y hasta rabia por una conducta que, por desgracia, aún es más frecuente de lo que cabría esperar en una sociedad como la de hoy en día, en pleno siglo XXI.

Lidia conoció ayer, a través de este diario, la petición de pena de la Fiscalía, y no pudo más que mostrar su satisfacción al ver que este tipo de conductas no quedan impunes. Y es que, al margen de lo reprochable, moralmente hablando es importante recalcar que discriminaciones como esta son un delito, perseguido y penado por la ley. Lidia fue contundente al asegurar que seguirá adelante con la denuncia, para cumplir el propósito con el que la pusieron ella y su pareja: «Que no vuelva a pasarle a nadie más. Que ninguna otra pareja tenga que soportar lo que vivimos nosotras».

El objetivo, tanto de la denuncia de la pareja como de la petición de pena de la Fiscalía, no es otro que lanzar un aviso a navegantes en cuanto a este tipo de conductas que, por desgracia, lejos de reducirse, como cabría esperar por lógica, van en aumento. Los datos del Ministerio del Interior arrojan un aumento en los casos de delitos de odio por la orientación sexual en un 35%. Una cifra que, en la provincia, se eleva hasta duplicar los casos con respecto al año anterior, tal y como recoge el Observatorio Valenciano contra la LGTBIfobia.

Este tipo de sucesos pone sobre la mesa el largo camino que queda por recorrer en materia de derechos y libertades del colectivo LGTBI. De hecho, diversas entidades que luchan por los derechos de los homosexuales denunciaron ayer varios comentarios homófobos al saltar la noticia de este desagradable incidente. Por tanto, visibilizar estas conductas y condenarlas pública y judicialmente, continúa siendo el mayor objetivo de la comunidad LGTBI.

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