Imagen: ABC / Quema de Judas en Coripe, Sevilla, el Domingo de Resurrección |
Cuenta la tradición popular que el pueblo de Coripe castiga los males del mundo «quemando» a sus representantes.
Juan Luis Mármol | La Vanguardia, 2018-04-06
http://sevilla.abc.es/provincia/sevi-quema-judas-denuncia-fogosa-origen-incierto-201804060740_noticia.html
«Intensa y emocionante». Así se define una de las tradiciones más señeras de Coripe, la «Quema de Judas», que tiene lugar cada Domingo de Resurrección.
Un espectáculo que sólo hace ruido en ese mismo día y, si acaso, entre los propios vecinos de la localidad en los días posteriores, a modo de comentario. Pero este año, la polémica ha puesto a la pequeña población de Coripe en el mapa de toda España.
El Domingo de Resurrección se vive de forma intensa, no cabe duda. Comienza con la misa de Resurrección en la única iglesia del pueblo, en la plaza de San Pedro, que recrea el Huerto de los Olivos, por donde pasará el Cristo Resucitado.
Acompañando a la imagen se pueden ver por primera vez (y escuchar, sobre todo), a varios escopeteros que lanzan tiros de salva, anunciando por todo lo alto la resurrección del Señor.
Al finalizar, el huerto queda desmantelado por los vecinos y la plaza cambia radicalmente. Se prepara la llegada del Judas, el personaje más impopular que haya realizado una fechoría o que haya tenido mal comportamiento durante el año anterior.
Este sufrirá el castigo de los coripeños a base de escopetazos (con balas de fogueo) y fuego. Judas ha encarnado a políticos, banqueros, famosos, terroristas, asesinos y demás ralea que pudo librarse (o no) de la justicia de los mortales, pero que, en Coripe, será pasto del fuego.
Simbólicamente, claro. «Nosotros no buscamos asesinar a nadie, sino castigar el hecho que representan», explica Miguel Escalante, miembro de la comisión de festejos. Pero eso no ha impedido la ira de la gente.
La elección de Ana Julia Quezada, la asesina confesa del pequeño Gabriel, como la personalidad a la que se castigaría en 2018, ha sido el motivo. Bárbara Rey, Rodrigo Rato, Iñaki Urdangarín o Miguel Carcaño no despertaron esa atención.
Sólo la denuncia del Movimiento Contra la Intolerancia y lo mediático del caso del pequeño Gabriel han bastado para que los focos señalen esta fiesta de origen incierto. «Muchos mayores del lugar recuerdan esto en su infancia, pero no sabemos cuándo empezó, ni quién estaba detrás».
«Es algo que se celebra desde hace mucho tiempo y que busca denunciar la corrupción, a los asesinos... pero no matar a nadie, ni actuar de forma racista», recalca Escalante. Este año, Puigdemont iba a ser el Judas, pero el Ampa se decantó por la asesina confesa.
Ellos escogen, en secreto, al personaje, porque todo lo que mueve la «Quema» va para financiar el viaje de fin de curso de los alumnos de 2º de la ESO. En cualquier caso, la que fuese tradición de interés ha dado una imagen de Coripe menos amable y que ha afectado entre los vecinos, tildados de «catetos, cavernícolas» y otras muestras de desprecio hacia poblaciones pequeñas y rurales.
Un espectáculo que sólo hace ruido en ese mismo día y, si acaso, entre los propios vecinos de la localidad en los días posteriores, a modo de comentario. Pero este año, la polémica ha puesto a la pequeña población de Coripe en el mapa de toda España.
El Domingo de Resurrección se vive de forma intensa, no cabe duda. Comienza con la misa de Resurrección en la única iglesia del pueblo, en la plaza de San Pedro, que recrea el Huerto de los Olivos, por donde pasará el Cristo Resucitado.
Acompañando a la imagen se pueden ver por primera vez (y escuchar, sobre todo), a varios escopeteros que lanzan tiros de salva, anunciando por todo lo alto la resurrección del Señor.
Al finalizar, el huerto queda desmantelado por los vecinos y la plaza cambia radicalmente. Se prepara la llegada del Judas, el personaje más impopular que haya realizado una fechoría o que haya tenido mal comportamiento durante el año anterior.
Este sufrirá el castigo de los coripeños a base de escopetazos (con balas de fogueo) y fuego. Judas ha encarnado a políticos, banqueros, famosos, terroristas, asesinos y demás ralea que pudo librarse (o no) de la justicia de los mortales, pero que, en Coripe, será pasto del fuego.
Simbólicamente, claro. «Nosotros no buscamos asesinar a nadie, sino castigar el hecho que representan», explica Miguel Escalante, miembro de la comisión de festejos. Pero eso no ha impedido la ira de la gente.
La elección de Ana Julia Quezada, la asesina confesa del pequeño Gabriel, como la personalidad a la que se castigaría en 2018, ha sido el motivo. Bárbara Rey, Rodrigo Rato, Iñaki Urdangarín o Miguel Carcaño no despertaron esa atención.
Sólo la denuncia del Movimiento Contra la Intolerancia y lo mediático del caso del pequeño Gabriel han bastado para que los focos señalen esta fiesta de origen incierto. «Muchos mayores del lugar recuerdan esto en su infancia, pero no sabemos cuándo empezó, ni quién estaba detrás».
«Es algo que se celebra desde hace mucho tiempo y que busca denunciar la corrupción, a los asesinos... pero no matar a nadie, ni actuar de forma racista», recalca Escalante. Este año, Puigdemont iba a ser el Judas, pero el Ampa se decantó por la asesina confesa.
Ellos escogen, en secreto, al personaje, porque todo lo que mueve la «Quema» va para financiar el viaje de fin de curso de los alumnos de 2º de la ESO. En cualquier caso, la que fuese tradición de interés ha dado una imagen de Coripe menos amable y que ha afectado entre los vecinos, tildados de «catetos, cavernícolas» y otras muestras de desprecio hacia poblaciones pequeñas y rurales.
El alcalde de Coripe se disculpa por “quemar” a Ana Julia: “Pensaba que iba a ser Puigdemont”.
Antonio Pérez sostiene que en su pueblo no son unos racistas y que no se esperaban semejante revuelo.
EFE | ABC, 2018-06-06
http://www.lavanguardia.com/local/sevilla/20180406/442244014452/alcalde-coripe-quemar-ana-julia-puigdemont.html
Tras el revuelo montado en el municipio sevillano de Coripe, el alcalde Antonio Pérez ha salido a pedir perdón por haber quemado a un muñeco de paja de Ana Julia Quezada en el Domingo de Resurrección. Asegura el edil que en su pueblo no son unos “racistas” y que pensaba que “el que iba a ser quemado era Carles Puigdemont”.
En declaraciones a la agencia Efe, Antonio Pérez se ha disculpado por “el revuelo que se ha formado”, en relación al comunicado en el que los padres de Gabriel han mostrado su “frustración, tristeza y pesar” por lo ocurrido en Coripe.
El alcalde ha defendido la tradición del pueblo de la Quema de Judas, según la cual cada Domingo de Resurrección se prende fuego a una figura que represente a alguien conocido por haber realizado alguna mala acción ese año. El elegido es un secreto que se guarda hasta el momento de la quema y lo escogen las familias de los alumnos de segundo de la ESO. Con el dinero que se ingresa en esta celebración y sus actividades paralelas se sufragan parte de los gastos del viaje de fin de curso.
“Nunca pensamos que se armaría esto”, ha dicho el alcalde de Coripe, que ha recordado que el pueblo tiene unos 1.300 habitantes, y que el domingo había muchas más personas en la plaza. Ha admitido que “pudo haber insultos, ni se sabe por parte de quién, pero hay que entender la idiosincrasia de un pueblo y de una tradición, en la que no hay maldad, pudo haber insultos pero no hubo racismo”.
El Movimiento contra la Intolerancia ha denunciado ante la Fiscalía de Delitos de Odio que durante la fiesta de la Quema de Judas profirieron “vejaciones racistas y violentas” contra un muñeco que representaba a Ana Julia Quezada.
En el comunicado emitido ayer por Patricia Ramírez y Ángel Cruz, los padres de Gabriel, señalaban que “nos ha costado un esfuerzo enorme leer la noticia en el periódico y por supuesto no hemos tenido fuerzas suficientes para visionar los vídeos colgados en internet, asombrados a su vez de que tantos miles de personas pudiesen a ver semejante muestra de rabia e indignación”.
En declaraciones a la agencia Efe, Antonio Pérez se ha disculpado por “el revuelo que se ha formado”, en relación al comunicado en el que los padres de Gabriel han mostrado su “frustración, tristeza y pesar” por lo ocurrido en Coripe.
El alcalde ha defendido la tradición del pueblo de la Quema de Judas, según la cual cada Domingo de Resurrección se prende fuego a una figura que represente a alguien conocido por haber realizado alguna mala acción ese año. El elegido es un secreto que se guarda hasta el momento de la quema y lo escogen las familias de los alumnos de segundo de la ESO. Con el dinero que se ingresa en esta celebración y sus actividades paralelas se sufragan parte de los gastos del viaje de fin de curso.
“Nunca pensamos que se armaría esto”, ha dicho el alcalde de Coripe, que ha recordado que el pueblo tiene unos 1.300 habitantes, y que el domingo había muchas más personas en la plaza. Ha admitido que “pudo haber insultos, ni se sabe por parte de quién, pero hay que entender la idiosincrasia de un pueblo y de una tradición, en la que no hay maldad, pudo haber insultos pero no hubo racismo”.
El Movimiento contra la Intolerancia ha denunciado ante la Fiscalía de Delitos de Odio que durante la fiesta de la Quema de Judas profirieron “vejaciones racistas y violentas” contra un muñeco que representaba a Ana Julia Quezada.
En el comunicado emitido ayer por Patricia Ramírez y Ángel Cruz, los padres de Gabriel, señalaban que “nos ha costado un esfuerzo enorme leer la noticia en el periódico y por supuesto no hemos tenido fuerzas suficientes para visionar los vídeos colgados en internet, asombrados a su vez de que tantos miles de personas pudiesen a ver semejante muestra de rabia e indignación”.
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