Imagen: Granada Hoy / Miguel Benlloch |
El artista granadino, de 64 años, muere en Sevilla a causa de una larga enfermedad.
M. Navas / C. Ramos Granada | Granada Hoy, 2018-09-14
https://www.granadahoy.com/ocio/Fallece-Miguel-Benlloch-Planta-Baja_0_1282071858.html
El artista lojeño Miguel Benlloch murió el pasado 12 de septiembre en Sevilla, a los 64 años de edad, tras una larga enfermedad. El granadino deja para la posterirdad una de las obras pioneras del arte performático en Andalucía.
Además de por su obra artística, Benlloch deja tras de sí la sala Planta Baja, en cuya fundación participó, junto a Juan Antonio Peinado y Marino Martín, en la década de los 80. En la actualidad, el espacio cultural se ha convertido en uno de los referentes del circuito musical de la provincia de Granada, por la que cada año pasan grandes nombres del panorama musical.
A finales de la década, Benlloch se trasladó a Sevilla, donde puso en marcha la productora BNV Producciones, dedicada a impulsar proyectos, exposiciones, jornadas y seminarios, así como a expandir un diálogo entre las artes y el espacio social.
El cuerpo y la construcción de la identidad fueron siempres centrales en la obra del granadino, como reflejó la muestra ‘Cuerpo Conjugado’ que le dedicó hasta el pasado mes de abril la sala Atín Aya de Sevilla. Comisariada por Mar Villaespesa y Joaquín Vázquez, en ella se recorrían tres décadas de carrera de este abanderado del arte político, en colaboración con pensadores, activistas, colectivos, creadores, músicos, poetas y productores
Durante la inauguración de la misma Benlloch llegó a realizar su performance ‘El Fantasma Invidente’ en la que fue una de las últimas ocasiones en que se le vio en un acto público y donde recibió numerosas muestras de cariño de sus admiradores y discípulos.
Aquella retrospectiva, que propició el Ayuntamiento de Sevilla dentro de su Banco de Proyectos, abarcó diversas prácticas de este artista disciplinar con una larga trayectoria de activismo y una destacada intervención en la agitación contracultural en Granada, desde donde influyó a artistas de generaciones posteriores como Federico Guzmán.
Según destacó entonces Mar Villaespesa, la obra de Benlloch ha sido ejemplo "de una creación generada al calor de lo colectivo, de la vitalidad de los grupos sociopolíticos y artísticos con los que se relacionaba".
En 2006 promovió en Sevilla la formación de la Plataforma de Reflexión sobre Políticas Culturales. Sus acciones y ‘performances, collages, serigrafías, textos, fotografías o imágenes digitales pudieron verse en espacios tan destacados como The Kitchen (Nueva York), Arteleku (San Sebastián), el CAAC de Sevilla, el Museo Picasso de Barcelona o Centro-Centro (Madrid).
Un artista con inquietudes políticas
La muestra que la sala Atin Aya le dedicó a Benlloch, estaba centrada en sus preocupaciones políticas. El lojeño no entendía el arte sino era unido a la política, de ahí que en las obras que acogía la exposición se pudiese ver la oposición del artista a distintos hechos del siglo pasado, desde el movimiento anti-OTAN (el lema "Reagan lo que Reagan Vota No" es suyo) hasta su lucha por el reconocimiento de los derechos de los homosexuales de Andalucía, pasando por su apoyo a distintos movimientos comunistas o pacifista. Todo ello, mezclado con el empuje a la contracultura granadina en plena Transición, donde se incluye la creación de la sala Planta Baja.
Además de por su obra artística, Benlloch deja tras de sí la sala Planta Baja, en cuya fundación participó, junto a Juan Antonio Peinado y Marino Martín, en la década de los 80. En la actualidad, el espacio cultural se ha convertido en uno de los referentes del circuito musical de la provincia de Granada, por la que cada año pasan grandes nombres del panorama musical.
A finales de la década, Benlloch se trasladó a Sevilla, donde puso en marcha la productora BNV Producciones, dedicada a impulsar proyectos, exposiciones, jornadas y seminarios, así como a expandir un diálogo entre las artes y el espacio social.
El cuerpo y la construcción de la identidad fueron siempres centrales en la obra del granadino, como reflejó la muestra ‘Cuerpo Conjugado’ que le dedicó hasta el pasado mes de abril la sala Atín Aya de Sevilla. Comisariada por Mar Villaespesa y Joaquín Vázquez, en ella se recorrían tres décadas de carrera de este abanderado del arte político, en colaboración con pensadores, activistas, colectivos, creadores, músicos, poetas y productores
Durante la inauguración de la misma Benlloch llegó a realizar su performance ‘El Fantasma Invidente’ en la que fue una de las últimas ocasiones en que se le vio en un acto público y donde recibió numerosas muestras de cariño de sus admiradores y discípulos.
Aquella retrospectiva, que propició el Ayuntamiento de Sevilla dentro de su Banco de Proyectos, abarcó diversas prácticas de este artista disciplinar con una larga trayectoria de activismo y una destacada intervención en la agitación contracultural en Granada, desde donde influyó a artistas de generaciones posteriores como Federico Guzmán.
Según destacó entonces Mar Villaespesa, la obra de Benlloch ha sido ejemplo "de una creación generada al calor de lo colectivo, de la vitalidad de los grupos sociopolíticos y artísticos con los que se relacionaba".
En 2006 promovió en Sevilla la formación de la Plataforma de Reflexión sobre Políticas Culturales. Sus acciones y ‘performances, collages, serigrafías, textos, fotografías o imágenes digitales pudieron verse en espacios tan destacados como The Kitchen (Nueva York), Arteleku (San Sebastián), el CAAC de Sevilla, el Museo Picasso de Barcelona o Centro-Centro (Madrid).
Un artista con inquietudes políticas
La muestra que la sala Atin Aya le dedicó a Benlloch, estaba centrada en sus preocupaciones políticas. El lojeño no entendía el arte sino era unido a la política, de ahí que en las obras que acogía la exposición se pudiese ver la oposición del artista a distintos hechos del siglo pasado, desde el movimiento anti-OTAN (el lema "Reagan lo que Reagan Vota No" es suyo) hasta su lucha por el reconocimiento de los derechos de los homosexuales de Andalucía, pasando por su apoyo a distintos movimientos comunistas o pacifista. Todo ello, mezclado con el empuje a la contracultura granadina en plena Transición, donde se incluye la creación de la sala Planta Baja.
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