Imagen: Levante / Fernando Lumbreras |
Las partes cierran un acuerdo de 18 años y medio de prisión para el autor y dos años para su encubridor.
Ignacio Cabanes | Levante, 2020-11-11
https://www.levante-emv.com/sucesos/2020/11/11/culpable-asesinato-fernando-lumbreras-lgtb-lambda-23048115.html
El autor confeso del asesinato de Fernando Lumbreras, conocido activista en defensa de los derechos del colectivo LGTBI y uno de los fundadores de Lambda, golpeado y estrangulado en su domicilio de València en diciembre de 2018, cumplirá 18 años y medio de prisión después de que las partes hayan modificado hoy sus conclusiones, durante la última jornada del juicio, y hayan llegado a un acuerdo en las penas solicitadas, quince años por el delito de asesinato y tres y medio por el robo con violencia.
Los miembros del jurado popular lo han declarado culpable del asesinato, al contemplar probado que hubo alevosía y que la víctima no tuvo posibilidad alguna de defenderse, y del robo con violencia. En ambos casos se aprecia la circunstancia atenuante de confesión.
Respecto al segundo de los acusados, el Ministerio Fiscal ha retirado los cargos contra él por el delito de robo con violencia al no haber prueba alguna de su participación en el mismo y mucho menos de su implicación en el asesinato. Así, el jurado lo ha hallado culpable del delito de encubrimiento, por el cual tanto las acusaciones como las defensas solicitan dos años de prisión. Asimismo, el jurado se ha opuesto a la suspensión de la pena pese a no superar los dos años de cárcel.
Shalva E., de 26 años y origen georgiano, confesó su crimen tanto tras su detención como en la primera sesión del juicio el pasado lunes. La noche del 3 de diciembre de 2018 el acusado acudió al domicilio de la víctima, al que conocía previamente de haber contratado sus servicios sexuales, y tras mantener relaciones se inició una discusión por cuestiones que no han sido aclaradas en el juicio.
En el transcurso de la misma, “guiado por el ánimo de acabar con la vida de Fernando Lumbreras”, el declarado culpable por el jurado cogió un cuchillo de la cocina y le realizó cortes en el pecho. Posteriormente comenzó a golpearle con saña en la cabeza, con un bote de repelente de mosquitos, causándole lesiones en el rostro, principalmente en los ojos y los labios. Hasta que finalmente, después de atarle las manos a la espalda con el cinturón de un batín, lo estranguló con una cuerda.
Los médicos forenses que realizaron la autopsia al cadáver han detallado esta mañana las lesiones que presentaba la víctima. Como hematomas en ambos párpados, una herida incisa causada por un objeto con filo en el párpado derecho, así como en la sien derecha. De igual modo presentaba dos heridas inciso contusas - al ser golpeado con un objeto con filo - en el cuero cabelludo y otra en la parte frontal izquierda del cráneo, además de los golpes en labios y mentón. Aunque confirmaron que la causa definitiva de la muerte fue la asfixia mecánica por compresión del cuello.
El asesino confeso se apoderó de una mochila con un monedero y tarjetas de crédito, del teléfono móvil de la víctima y de la bicicleta eléctrica que Lumbreras utilizaba para desplazarse debido a sus problemas de movilidad por la polio.
El letrado de la defensa del principal encausado, ejercida por el abogado penalista Jorge Garcia-Gasco, destacó en su informe de conclusiones que su cliente ha facilitado la labor del la Justicia confesando los hechos, que ya reconoció incluso tras ser detenido en una conversación telefónica con su madre en presencia de dos policías. Hecho por el que se le rebaja considerablemente la pena inicial que solicitaba el fiscal de 27 años de cárcel.
Por su parte, el letrado Vicente Boluda, que representa al otro acusado, remarcó en su exposición ante el jurado que su defendido “no tuvo participación en el robo y mucho menos en el homicidio”, como demuestra que no se hallara ni huellas ni ningún resto biológico de él en la vivienda. Respecto al hecho de que estuviera vigilando la casa, explicó que su cliente, que no llegó a subir al domicilio, se marchó del lugar y se fue con su novia a un centro comercial cuando se estaba produciendo el crimen.
Por contra, del autor confeso del asesinato la policía halló huellas en una taza, en el cuarto de baño y e incluso en el bote de insecticida utilizado para golpearlo, así como restos biológicos en el cadáver de su víctima. En el último turno de palabra ambos acusados se mostraron arrepentidos. Antes de que el asesino fuera conducido de nuevo a prisión, su amigo, el mismo que cumplirá dos años por encubrirlo, se abrazó a él. Su testimonio le había exonerado de toda responsabilidad en el robo y el asesinato.
Los miembros del jurado popular lo han declarado culpable del asesinato, al contemplar probado que hubo alevosía y que la víctima no tuvo posibilidad alguna de defenderse, y del robo con violencia. En ambos casos se aprecia la circunstancia atenuante de confesión.
Respecto al segundo de los acusados, el Ministerio Fiscal ha retirado los cargos contra él por el delito de robo con violencia al no haber prueba alguna de su participación en el mismo y mucho menos de su implicación en el asesinato. Así, el jurado lo ha hallado culpable del delito de encubrimiento, por el cual tanto las acusaciones como las defensas solicitan dos años de prisión. Asimismo, el jurado se ha opuesto a la suspensión de la pena pese a no superar los dos años de cárcel.
Shalva E., de 26 años y origen georgiano, confesó su crimen tanto tras su detención como en la primera sesión del juicio el pasado lunes. La noche del 3 de diciembre de 2018 el acusado acudió al domicilio de la víctima, al que conocía previamente de haber contratado sus servicios sexuales, y tras mantener relaciones se inició una discusión por cuestiones que no han sido aclaradas en el juicio.
En el transcurso de la misma, “guiado por el ánimo de acabar con la vida de Fernando Lumbreras”, el declarado culpable por el jurado cogió un cuchillo de la cocina y le realizó cortes en el pecho. Posteriormente comenzó a golpearle con saña en la cabeza, con un bote de repelente de mosquitos, causándole lesiones en el rostro, principalmente en los ojos y los labios. Hasta que finalmente, después de atarle las manos a la espalda con el cinturón de un batín, lo estranguló con una cuerda.
Los médicos forenses que realizaron la autopsia al cadáver han detallado esta mañana las lesiones que presentaba la víctima. Como hematomas en ambos párpados, una herida incisa causada por un objeto con filo en el párpado derecho, así como en la sien derecha. De igual modo presentaba dos heridas inciso contusas - al ser golpeado con un objeto con filo - en el cuero cabelludo y otra en la parte frontal izquierda del cráneo, además de los golpes en labios y mentón. Aunque confirmaron que la causa definitiva de la muerte fue la asfixia mecánica por compresión del cuello.
El asesino confeso se apoderó de una mochila con un monedero y tarjetas de crédito, del teléfono móvil de la víctima y de la bicicleta eléctrica que Lumbreras utilizaba para desplazarse debido a sus problemas de movilidad por la polio.
El letrado de la defensa del principal encausado, ejercida por el abogado penalista Jorge Garcia-Gasco, destacó en su informe de conclusiones que su cliente ha facilitado la labor del la Justicia confesando los hechos, que ya reconoció incluso tras ser detenido en una conversación telefónica con su madre en presencia de dos policías. Hecho por el que se le rebaja considerablemente la pena inicial que solicitaba el fiscal de 27 años de cárcel.
Por su parte, el letrado Vicente Boluda, que representa al otro acusado, remarcó en su exposición ante el jurado que su defendido “no tuvo participación en el robo y mucho menos en el homicidio”, como demuestra que no se hallara ni huellas ni ningún resto biológico de él en la vivienda. Respecto al hecho de que estuviera vigilando la casa, explicó que su cliente, que no llegó a subir al domicilio, se marchó del lugar y se fue con su novia a un centro comercial cuando se estaba produciendo el crimen.
Por contra, del autor confeso del asesinato la policía halló huellas en una taza, en el cuarto de baño y e incluso en el bote de insecticida utilizado para golpearlo, así como restos biológicos en el cadáver de su víctima. En el último turno de palabra ambos acusados se mostraron arrepentidos. Antes de que el asesino fuera conducido de nuevo a prisión, su amigo, el mismo que cumplirá dos años por encubrirlo, se abrazó a él. Su testimonio le había exonerado de toda responsabilidad en el robo y el asesinato.
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