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| Imagen: El Mundo |
Cristina de Martos | El Mundo, 2011-04-01
http://www.elmundo.es/elmundosalud/2011/04/01/hepatitissida/1301647249.html
La reputación del Fondo Mundial para la lucha contra el Sida, la Tuberculosis y la Malaria ha sido, hasta hace poco, intachable. A pesar de 'hacer negocios' en los países más desfavorecidos del mundo, en donde los gobiernos son débiles y el pillaje frecuente, no había tenido problemas. Pero estos llegaron a principios de año y algunos de sus donantes, entre ellos España, decidieron congelar sus aportaciones. Las consecuencias pueden ser desastrosas.
En enero de 2011 salieron a la luz los resultados de las auditorías internas del Fondo Mundial que señalaban la pérdida de algo más de 43 millones de dólares, que habían sido robados, mal empleados o cuyo uso no se había justificado debidamente en 12 países. Ante el revuelo, algunos estados donantes como Alemania, Dinamarca, Suecia o España anunciaron la suspensión de sus ayudas hasta que se aclarasen los casos de corrupción.
Esta decisión ha sido criticada desde algunos sectores y calificada de oportunista en algunos casos. Lo cierto es que estos países, como donantes del Fondo, contaban con esta información desde finales de 2010. "El tema se discutió con detalle en el comité de financiación en octubre y en el consejo de administración en diciembre y todo el mundo se mostró satisfecho con las medidas que estábamos tomando", asegura a El Mundo Stefan Emblad, director de Movilización de Recursos.
Entre ellas está el fortalecimiento de los sistemas de control con los que ya cuenta este organismo, organizados en seis niveles que van desde las auditorías locales a las del Inspector General del Fondo. También se ha creado un comité anticorrupción independiente que presidirán el ex Presidente de Botsuana, Festus Mogae, y el ex Secretario de Sanidad de EEUU, Michael O. Leavitt.
"Por eso nos sorprendió un poco el gran interés mediático que generó el tema en enero", reconoce Emblad en conversación telefónica desde Ginebra (Suiza). "Puede que algunos países se hayan sentido obligados a tomar estas medidas".
La postura de España "sigue siendo la misma", informan fuentes de la Secretaría de Estado de Cooperación Internacional. "Hasta que no estén aclaradas todas las irregularidades y no rindan cuentas todos los países implicados no se restituirán las ayudas".
Una tarea complicada
El Fondo Mundial ha concedido hasta ahora ayudas por un valor de 13.000 millones de dólares de los 21.700 con los que cuenta. Este dinero ha ido a parar a 145 países, muchos de los cuales tienen un estado débil. En ocasiones, la capacidad es los gobiernos es tan limitada que el único organismo que puede gestionar los recursos allí es el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD).
"Trabajamos en países débiles y por tanto hay riesgos", explica Emblad. "Nosotros estamos haciendo lo posible para minimizarlos pero no es posible eliminarlos". Sitios como Mali, Mauritania o Yibuti, donde se ha perdido el rastro de algunos de los 43 millones 'extraviados', son difíciles de controlar, pero que se hayan detectado estos problemas demuestra, según el Fondo, que los sistemas de vigilancia funcionan.
El Fondo, que ve probable que aumenten los casos de malversación a medida que se completan las auditorías, ha logrado además que se devuelvan siete millones y que se persiga a los responsables del fraude directo (que implica 11 millones de los 43 totales), algunos de los cuales ya están en la cárcel.
Una senda peligrosa
Desde su creación en 2002, se calcula que el Fondo Mundial ha salvado 6,5 millones de vidas y ha proporcionado tratamiento para el sida y la tuberculosis a más de 10 millones de personas, además de sus labores de prevención y ayuda al desarrollo. "Metas que hemos alcanzado y que hace 10 años nadie veía asequibles", asegura Emblad.
Este organismo, diseñado para recoger y distribuir dinero de forma rápida para combatir las tres enfermedades infecciosas más devastadoras del mundo, ha logrado reducir el número de nuevos casos y la mortalidad en varios países alcanzando "un impacto muy significativo".
"Pero si no logramos mantener y acelerar los esfuerzos, no sólo no vamos a llegar a los objetivos [del Milenio] sino que podemos perder rápidamente los logros alcanzados", alerta este experto. Para seguir en el buen camino, "será esencial lograr los recursos para los cinco próximos años".
Las previsiones del Fondo no son muy positivas y algunos proyectos, sobre todo en países con ingresos medios, podrían no ser financiados por falta de dinero. Si no se sostiene la lucha contra el sida la tuberculosis y la malaria, advierte Emblad, "van a aumentar las resistencias a los tratamientos y resolver eso va a costar en unos años mucho más dinero. Pero, sobre todo, el fracaso se medirá en vidas humanas".
En enero de 2011 salieron a la luz los resultados de las auditorías internas del Fondo Mundial que señalaban la pérdida de algo más de 43 millones de dólares, que habían sido robados, mal empleados o cuyo uso no se había justificado debidamente en 12 países. Ante el revuelo, algunos estados donantes como Alemania, Dinamarca, Suecia o España anunciaron la suspensión de sus ayudas hasta que se aclarasen los casos de corrupción.
Esta decisión ha sido criticada desde algunos sectores y calificada de oportunista en algunos casos. Lo cierto es que estos países, como donantes del Fondo, contaban con esta información desde finales de 2010. "El tema se discutió con detalle en el comité de financiación en octubre y en el consejo de administración en diciembre y todo el mundo se mostró satisfecho con las medidas que estábamos tomando", asegura a El Mundo Stefan Emblad, director de Movilización de Recursos.
Entre ellas está el fortalecimiento de los sistemas de control con los que ya cuenta este organismo, organizados en seis niveles que van desde las auditorías locales a las del Inspector General del Fondo. También se ha creado un comité anticorrupción independiente que presidirán el ex Presidente de Botsuana, Festus Mogae, y el ex Secretario de Sanidad de EEUU, Michael O. Leavitt.
"Por eso nos sorprendió un poco el gran interés mediático que generó el tema en enero", reconoce Emblad en conversación telefónica desde Ginebra (Suiza). "Puede que algunos países se hayan sentido obligados a tomar estas medidas".
La postura de España "sigue siendo la misma", informan fuentes de la Secretaría de Estado de Cooperación Internacional. "Hasta que no estén aclaradas todas las irregularidades y no rindan cuentas todos los países implicados no se restituirán las ayudas".
Una tarea complicada
El Fondo Mundial ha concedido hasta ahora ayudas por un valor de 13.000 millones de dólares de los 21.700 con los que cuenta. Este dinero ha ido a parar a 145 países, muchos de los cuales tienen un estado débil. En ocasiones, la capacidad es los gobiernos es tan limitada que el único organismo que puede gestionar los recursos allí es el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD).
"Trabajamos en países débiles y por tanto hay riesgos", explica Emblad. "Nosotros estamos haciendo lo posible para minimizarlos pero no es posible eliminarlos". Sitios como Mali, Mauritania o Yibuti, donde se ha perdido el rastro de algunos de los 43 millones 'extraviados', son difíciles de controlar, pero que se hayan detectado estos problemas demuestra, según el Fondo, que los sistemas de vigilancia funcionan.
El Fondo, que ve probable que aumenten los casos de malversación a medida que se completan las auditorías, ha logrado además que se devuelvan siete millones y que se persiga a los responsables del fraude directo (que implica 11 millones de los 43 totales), algunos de los cuales ya están en la cárcel.
Una senda peligrosa
Desde su creación en 2002, se calcula que el Fondo Mundial ha salvado 6,5 millones de vidas y ha proporcionado tratamiento para el sida y la tuberculosis a más de 10 millones de personas, además de sus labores de prevención y ayuda al desarrollo. "Metas que hemos alcanzado y que hace 10 años nadie veía asequibles", asegura Emblad.
Este organismo, diseñado para recoger y distribuir dinero de forma rápida para combatir las tres enfermedades infecciosas más devastadoras del mundo, ha logrado reducir el número de nuevos casos y la mortalidad en varios países alcanzando "un impacto muy significativo".
"Pero si no logramos mantener y acelerar los esfuerzos, no sólo no vamos a llegar a los objetivos [del Milenio] sino que podemos perder rápidamente los logros alcanzados", alerta este experto. Para seguir en el buen camino, "será esencial lograr los recursos para los cinco próximos años".
Las previsiones del Fondo no son muy positivas y algunos proyectos, sobre todo en países con ingresos medios, podrían no ser financiados por falta de dinero. Si no se sostiene la lucha contra el sida la tuberculosis y la malaria, advierte Emblad, "van a aumentar las resistencias a los tratamientos y resolver eso va a costar en unos años mucho más dinero. Pero, sobre todo, el fracaso se medirá en vidas humanas".
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