viernes, 30 de junio de 2017

#hemeroteca #comic | Así eran los pioneros del cómic gay underground: Nazario y Tom de Finlandia

Imagen: El País / Ilustración de Tom de Finlandia
Así eran los pioneros del cómic gay underground: Nazario y Tom de Finlandia.
El autor sevillano publica 'Anarcoma. Obra gráfica completa' (Ediciones La Cúpula) un universo de hombres rabiosamente masculinos, sin atisbo de pluma, que se divierten juntos.
Jordi Costa | Tentaciones, El País, 2017-06-30
https://elpais.com/elpais/2017/06/26/tentaciones/1498477640_531222.html

Junto a un paquete de Ducados, una ilustración en blanco y negro muestra a tres fornidos machos mostrándose y comparando con orgullo sus ciclópeas pollas, mientras en el bocadillo de texto que asoma por el lado derecho de la viñeta se lee: "¿Ves la polla del tío del centro? Pues igual, pero más gorda, con unas venas como dedos, y hasta la rodilla. ¡Un verdadero monstruo, nena!". Se lo dice Anarcoma, detective trans, perfecta fusión de Humphrey Bogart y Lauren Bacall, a la Caty, un homosexual entrado en años ­—una carroza en toda regla— que trabaja en los urinarios públicos de plaza Cataluña. Anarcoma acaba de tener un volcánico encontronazo con XM2, el robot calvo y velludo que han creado un par de científicos locos, los hermanos Herr, para calmarse los ardores. Es la página 40 de ‘Anarcoma. Obra gráfica completa’ (Ediciones La Cúpula) de Nazario y, en ella, el autor sevillano, uno de los primeros motores de nuestro ‘underground’, rinde explícito tributo al artista que proporcionó un inédito imaginario de cuerpos hiperbólicos y pollas enhiestas a la cultura homosexual del siglo XX: Tom de Finlandia.

"Lo primero que vi de Tom de Finlandia fueron algunas de las historietas protagonizadas por su personaje Kake, que me pasó fotocopiadas un amigo que tenía un ‘sex shop’", recuerda Nazario, "ahora tengo tres o cuatro álbumes que me enviaron de San Francisco en los que prácticamente está su obra completa. Soy un gran admirador de su trabajo, tanto por el estilo de dibujo claro como por los tíos ‘standard’ y arquetípicos que inmortalizó. Tiene bastante influencia en mi obra, aunque yo juego a la ironía y al distanciamiento con pollas mucho más grandes que las que dibujaba él. Las suyas eran grandes, pero dentro de unos límites y de un canon. A mí me gusta hacer un poco de humor y pintar pollas desmesuradas, pero a la gente también le gustan estas pollas que te puedes poner por los hombros como si fueran una boa". Con la publicación de la integral de ‘Anarcoma’, Nazario culmina una temporada especialmente fértil que tuvo su gran arranque con la publicación de ‘La vida cotidiana del dibujante underground’ (Anagrama), primera entrega de sus memorias, y también trajo el suculento —e inesperado— regalo de ‘Nuevas aventuras de Anarcoma y el robot XM2’ (Laertes), reconversión en novela de lo que habría sido su tercera aventura en viñetas, un auténtico folletín delirante con psicópata arrancapollas y un gran clímax en el mismísimo Palmar de Troya. También es buen momento para la reivindicación del legado del finlandés Touko Valio Laaksonen, Tom de Finlandia para la posteridad: el próximo 7 de julio llega a los cines el respetuoso y sólido ‘biopic’ que le ha dedicado Dome Karukoski, mientras en las librerías aguarda, desafiante, la edición, a precio asequible, de ‘Tom of Finland XXL’ (Taschen), el lujoso libro, de 666 páginas, en el que la obra de este pornoesteta que tuvo que crear sus propias redes de difusión en la clandestinidad luce mejor que nunca y es glosada por los textos de, entre otros, John Waters, Camille Paglia y el historiador de arte Edward Lucie-Smith.

En su día existió el proyecto de instalar un museo Tom de Finlandia en Barcelona y Nazario estaba ahí: "Asistí a una reunión con los herederos y gente del Ayuntamiento, pero, al final, no se decidieron y la cosa no llegó a nada". Tanto Tom de Finlandia como Nazario vivieron los sinsabores de desarrollar su obra bajo un clima político y cultural especialmente hostil a los universos que querían visibilizar: cuando los códigos de censura norteamericanos empezaron a relajarse y el ilustrador finlandés pudo, por fin, abandonar esa doble vida que le llevaba a relegar su obra más explícita a los discretos encargos privados, Nazario lanzaba ‘La piraña divina’, la única publicación realmente ‘underground’ del mercado español, convirtiéndose en objetivo prioritario en la agenda represiva del gobierno de Arias Navarro. Tantos años después, parece evidente que los surtidos maricones de Nazario y los musculosos cachos de carne de Tom de Finlandia eran capaces de trascender la cicatería de los tiempos y expandir su benigna influencia más allá del gueto.

Hombres fieramente armados
Aunque ponerse cachondo con un uniforme de las SS no sea el más presentable de los fetichismos, Tom de Finlandia nunca tuvo reparo en afirmar que, más allá de ideologías, los militares alemanes destinados en Finlandia durante la Segunda Guerra Mundial, cuando él servía en las filas del ejército finés, fueron toda una visión iniciática. Incapaz de dibujar nada que no le excitara sexualmente, este ilustrador publicitario que se convertiría en el máximo referente de la ilustración pornográfica gay construyó un detallista universo de hombres uniformados, de musculatura exagerada a partir de moldes clásicos y miembros prestos a horadar todo orificio masculino que se les pusiera por delante.

Para Camille Paglia, Tom de Finlandia marca el decisivo punto de ruptura en un imaginario homosexual hasta entonces presidido por esa estética de la androginia que articuló Oscar Wilde. El universo del finlandés es una Arcadia de hombres rabiosamente masculinos, sin atisbo de pluma, que se divierten juntos, sin culpa, sin que las relaciones de dominio que practican en pleno fervor venéreo excluyan el afecto, ni, sobre todo, el sentido de juego permanente. Motoristas bajo el influjo del Marlon Brando de ‘El salvaje’ (1953), leñadores, militares, policías, carceleros, obreros de la construcción y marineros, todos ellos dibujados con una precisión de vocación fotográfica, se combinaban y recombinaban en orgiástico deleite proporcionando a una comunidad por lo general ‘armarizada’ una vía de acceso a una suerte de Disneylandia sodomita y carnal, donde todo era más grande, más rotundo y más perfecto. "Sus traviesos depredadores y sus transitorios juguetes son alegres y exuberantes como si disfrutaran en una zona privilegiada que estaba maravillosamente libre del censor superego de los padres o Dios", escribe Camille Paglia en ‘Tom of Finland XXL’. Que su ‘biopic’ opte por ser un producto ‘mainstream’ quizá frustre al fan integrista de su obra, pero, en realidad, supone todo un triunfo: su vida ya es ejemplar… y, quizá, para todos los públicos.

Flor de arrabal
Lo que contaba Nazario en ‘La vida cotidiana de un dibujante underground’ tendría serias dificultades para ser adaptado a una película ‘mainstream’, pero del impúdico artista sevillano aún queda bastante por contar. Ya tiene entregado, aunque aún sin fecha de publicación, el segundo volumen de sus memorias, donde detalla "mi vida en Sevilla desde que voy a ejercer de maestro en Morón de la Frontera, donde desarrollo un estudio sobre flamenco. Hablo también de mi salida del armario y de los primeros novios". En el primer tramo de su carrera como dibujante, Nazario se centró en las desventuras de una mujer, Purita, victimizada por la feroz tradición del patriarcado ibérico: "Estaba disimulando dentro de mis historietas. Describía unas situaciones, pero como si las estuviera contemplando escondido dentro de un armario, sin poder expresar libremente mi ser homosexual, mis experiencias homosexuales y el mundo homosexual en que vivía. Me parecía un poco hipócrita estar soslayando algo que tenía mostrar de forma más específica". Fue a partir de ese momento cuando el autor decidió consagrar su trazo a la minuciosa descripción de todos los submundos y arquetipos que poblaban esa cultura homosexual española de los 70 y 80 que avanzaba hacia la conquista de su visibilidad.

Plagadas de referentes culturales, las historietas de Anarcoma son una auténtica enciclopedia de escenarios, rituales, tipos humanos y hablas argóticas que su autor documenta con el empeño de un obsesivo miniaturista del lumpen. La estructura de folletín se convierte, en sus manos, en la coartada perfecta para integrarlo todo: "Anarcoma es un híbrido que me sirve para retratar el ambiente de Barcelona de los años 70 y 80, inspirándome en la ciudad que retrató Jean Genet. Un mundo que no se parecía en nada a la Movida de Madrid". Ni a esa Barcelona olímpica que le pegó una estocada de muerte a las esperanzas utópicas de esa Contracultura que acabó llegando a los museos, pero desapareció de las calles.

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