viernes, 30 de junio de 2017

#hemeroteca #lesbianismo #poblacionromani | Ser lesbiana en el mundo gitano: 'Cuestionan si eres más o menos gitana por ser lesbiana'

Noelia Heredia
Ser lesbiana en el mundo gitano: 'Cuestionan si eres más o menos gitana por ser lesbiana'.
Las mujeres romanís lesbianas se están empoderando para hablar de su homosexualidad sin tabús.
Anna Pacheco | PlayGround, 2017-06-30
http://www.playgroundmag.net/cultura/Lesbianas-gitanas_0_2000799950.html

Noelia Heredia estuvo pedida con un chico casi seis meses. A los 13 o 14 años. Él era mayor. Fueron seis meses, pero a ella le parecieron, qué sé yo, seis años. “Se me hicieron larguísimos, eterno”. El tiempo pasaba lento porque ella, en realidad, no quería casarse. Ella era lesbiana y lo sabía desde siempre. “Antes no había la información que hay ahora, no estaba tan informada, me costó comprender qué me estaba pasando y darme cuenta de que yo no era cómo el resto de mis amigas”, explica.

Pero en su caso, la presión y el temor de saberse ‘distinta’ fue doble, porque Noelia es lesbiana y también gitana. “Me costó y me sigue costando. Me costó como mujer, pero también me costó como gitana. Y no por mis padres, sino por el resto de la gente, el entorno. Te juzga, te sacan del ‘gitanometro’, como yo le digo, te ponen en tela de juicio. Cuestionan si eres más o menos gitana por ser lesbiana”.

A sus 37 años, Noelia ahora viaja por todo el mundo. Es cantaora y percusionista de flamenco, su nombre artístico es ‘La Negri’, y es una conocida activista por los derechos LGBTQ+. Algunas de sus canciones de flamenco hablan de amores lésbicos, ha actuado en el Orgullo dos años seguidos y habla abiertamente de su sexualidad. Sin tapujos. “No quiero ser el referente de nadie, eso es mucha responsabilidad”. Pero, en parte, lo es. Según el Secretariado Gitano, se estima que hay en España alrededor de 750.000 gitanos. Pero aún hay muy pocos referentes gitanos visibles dentro de la comunidad gay o transexual. No es fácil dar con ellos. Mucho menos con ellas. Hay pocas que quieran aparecer en la prensa o contar su experiencia a título personal. Uno de los pocos testimonios extensos sobre lesbianas gitanas es esta entrevista a Sheila y Carmen, dos gitanas casadas hace siete años en España.

"Con respecto a estos temas estamos muy escaldados con el tratamieno que se hace desde algunos medios y los enfoques, que suelen ser dirigidos a remarcar lo malos e intolerantes que son los gitanos", advierte Demetrio Gómez, fundador de la Asociación Verperipen, espacio formado por personas romanís y no romanís que lucha por diversidad. De ahí tanto silencio.

Noelia no para de recibir mensajes y llamadas de chicas y chicos jóvenes que exploran su sexualidad, descubren su lesbianismo o sufren malos tratos o abusos por culpa de eso. Noelia intenta ayudarles como puede, pero admite que no es fácil. “La realidad del pueblo gitano es muy variada. Cada historia es un mundo. Hay una tendencia a estereotipar, a pensar que todos somos iguales, pero eso no es cierto".

“En la cultura gitana tenemos ese respeto hacia los mayores muy inculcado, por lo que yo tampoco voy a perder mucha fuerza en hacer que entiendan una cosa para que yo sea más feliz. Cuando yo me fui de casa a hacer mi vida, ellos lo respetaron y para mí esa ya es una forma de aceptarme”. Los problemas que ha enfrentado Noelia, dice, no son muy distintos a los que se puede topar una chica lesbiana en el seno de una familia católica o con valores muy arraigados.

Noelia nunca ha presentado abiertamente a sus novias en su familia. Ella prefiere llamarlas “amigas”, aunque su madre siempre sabe qué amiga es más importante que otra. “Las madres siempre saben estas cosas”. Además, en su casa, el apoyo incondicional que ha recibido siempre ha sido por parte de su madre. Gracias a su ayuda ha logrado “calmar los ánimos” en su casa y la incomprensión o el ‘shock’ inicial del padre o del resto de la familia.

Más que por parte del entorno familiar, la discriminación llega de parte de la sociedad: “Con los payos siempre eres la gitana, siempre pesa esa estigma”. Y con la otra gente, a veces, eso se amplifica. “Para algunos soy la gitana lesbiana. A veces te sientes un poco como en tierra de nadie. Tienes que tener un poco de personalidad para que todo eso no te afecte. Yo vivo mi vida y no hago daño a nadie”, explica.

La Asociación de Gitanas Feministas por la Diversidad es uno de los colectivos de mujeres gitanas que más está luchando por visibilizar esta realidad para muchos ignorada: la de las gitanas homosexuales. El colectivo sostiene que uno de los principales obstáculos es que desde una parte del movimiento LGTBQ se ha ignorado sistemáticamente otras experiencias distintas a la blanca.

“Las luchas LGTBQ no incluyeron a las mujeres gitanas lesbianas, se nos sigue viendo incluso como algo estrambótico y curioso. Todas las campañas o luchas van dirigidas a una parte muy específica de la población”, critican. Ejemplo: “En una ocasión nos acercamos a una ONG LGTB y su primera frase fue: ‘Qué arte, gitanas lesbianas’. No hubo más preguntas. Seguimos siendo algo folklórico, divertido”, rechazan.

También denuncian que otras asociaciones les derivan directamente casos de abusos y violencia contra mujeres gitanas, pero que ellas no disponen de los recursos ni las subvenciones necesarias para atenderlas. “Nos parece extraordinario que nos quieran consultar, pero lo ideal sería que formaran equipos interculturales y que la pertenencia étnica fuera un valor añadido a la hora de contratar personal”. Recientemente este colectivo participó en la primera edición del Festival VISIBLEs, en Barcelona, un evento de tres días para promocionar la diversidad de las culturas lésbicas y dar voz a colectivos discriminados.

Desde esta premisa, también están surgiendo fuera de España creaciones literarias y nuevas formas de activismo que tienen que ver con el empoderamiento de la mujer romaní . La autora Vera Kurtic ha publicado un libro titulado 'Džuvljarke' —un neologismo inventado por ella misma que sirve para denominar a las lesbianas en lengua gitana—. Hasta entonces no había nombre ni forma de denominarlas. Y ya se sabe que lo que no se nombra no existe. El libro se puede leer online y en inglés aquí.

Por su parte, la artista lesbiana Sandra Salimovic, de origen serbio, es artista y performer y ha participado en varias creaciones que promueven la diversidad sexual y reivindican la tolerancia y la libertad en el pueblo gitano. Su obra más reciente es 'Mind Panther' ('vagina de pantera)', un rap cantado en serbio y romaní que desde una perspectiva feminista canta a la diversidad y al antirracismo.

Mari Carmen Cortés es abogada y técnica del Departamento de Igualdad de la Fundación Secretariado Gitano. Ella también es lesbiana. En su caso nunca tuvo ningún problema, en su casa siempre lo supieron. No hubo ninguna conversación específica para anunciarlo. “No dije, mamá, papá, soy lesbiana. Pero siempre lo supieron porque estas cosas se saben”, explica.

“Creo que también es importante visibilizar experiencias positivas como la mía. Parece que la comunidad gitana tiene que ser más machista o más homófoba, pero eso también es por culpa de los estereotipos. No siempre es así”, recalca. También es importante recalcar que ella, según explica, no tiene una “apariencia típicamente gitana”, por lo que algunas veces “si ella no explica que es gitana, nadie tiene por qué saberlo”.

Ahora, gracias a su carrera artística, lo tiene más fácil: tanto en lo que se refiere a su condición de gitana como a la hora de vivir libremente su sexualidad. De ahí que desde esa posición resulte mucho más fácil hacer activismo. Noelia sabe que no es igual de fácil para otras compañeras suyas. “Muchas viven su sexualidad en silencio, sobre todo, en el trabajo. Pero eso no solo pasa en el entorno gitano”.

Más allá del trabajo, Noelia recibe por los dos lados en su día a día: “Me lo encuentro tanto por ser lesbiana como por ser gitana”. Me explica que hace un par de días, en la pescadería, alguien aparcó un coche de lujo en la puerta y uno de los dependientes dejó caer la coletilla racista: “Seguro que es de un gitano”. Lo dijo sin plantearse nada, sin preguntarse nada. Por inercia y delante de ella, una gitana. “Yo le pregunté que cómo podía estar tan seguro. Si no estás cien por cien seguro no puedes decir una afirmación así. Estas cosas molestan mucho. Cabrean”.

Luego, otra anécdota reciente: en un bar de hombres gais, en Chueca, con amigos. “Me llamaron lesbiana de mierda y que si me iban a pegar. A veces los más machistas son los homosexuales”. O el otro día, en Lavapiés, otro hombre la insultó.

Pese a todo, 'La Negri' no quiere hacerse la víctima. Ya no. “Me fastidia la gente que dice que nos tenemos que integrar. Nosotros no. Nosotros llevamos más de 600 años de persecución. Yo no voy a llorar más. No me voy a lamentar. Yo ha he sufrido mucho. He nacido en el seno gitano y pienso tirar adelante con ello. Y quiero intentar romper los muros para las futuras gitanas”.

No es el caso de ‘La Negri'. Su tono de piel moreno y su apellido, Heredia, dejan al descubierto su raíces. Ella, por supuesto, se enorgullece. Pero admite que esto mismo le ha traído problemas, sobre todo antes de dedicarse al mundo del arte. “Yo he trabajado en pescaderías, floristerías, poniendo copas. Y cuando no me querían contratar me preguntaban si yo era del sur. Luego, me pedían el DNI y ya cuando leían mi apellido, Heredia… Ya te llamaremos”, recuerda.

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