Imagen: La Vanguardia / Marta Reina |
Marta Reina, perito en falsedad documental reconocida internacionalmente, relata el proceso de reasignación de sexo.
Fede Cedó | La Vanguardia, 2016-05-04
http://www.lavanguardia.com/vida/20160504/401541883621/primera-policia-catalana-transexual.html
“Nací chico en 1970, me llamaba Santi...”. Así empieza el relato de Marta Reina, la primera agente de Mossos d’Esquadra que ha decidido dar a conocer su historia y el proceso de reasignación de sexo. Un proceso plagado de incomprensión que queda atrás con la satisfacción de verse aceptada, especialmente entre sus compañeros e, incluso, por los mandos policiales “en los que he encontrado un apoyo incondicional”. Hace tan sólo tres años, Santi decidió salir del armario y dar el paso para someterse al cambio de sexo, del que ya está en la segunda fase. Todo, para llegar a ser finalmente Marta.
Esta mujer ha esperado 40 años para iniciar un proceso extremadamente duro. En los años setenta “era muy difícil afrontar mi sexualidad”, aunque desde pequeña sabía que sus pensamientos ya no eran los propios de un hombre. No ayudó su rígida educación en un internado de Barcelona, donde “incluso me golpeaban en la mano izquierda” para modificar su hábito de escribir con esa izquierda. “Ya en aquel entonces siempre tenía tendencia de jugar más con las niñas”. Era una época en la que no existía ninguna información sobre gais y lesbianas, y menos aún sobre transexualidad. Aunque ella siempre ha tenido claro que “esto no era una opción” por lo que ha vivido complejas vicisitudes: “fases interiores que nunca he comentado y que te acabas quedando para ti”.
Santi dio el paso hace tres años con el apoyo de su familia (aún le queda una tercera fase). “De mi transición”, como ella la llama. De mirarse en el espejo y desconocer quién es la persona que se reflejaba en él. Hasta que “tuve un brote y dije basta” y decidió ponerse en manos de psicólogos especialistas para tratar la disforia de género. Comenzó el tratamiento hormonal y de reasignación de sexo, al que se ha adaptado perfectamente, “un proceso muy largo que culmina con la operación final”.
Por su condición de policía y reconocida perito internacional en falsificación de documentos, Marta sabía que no tendría fácil su integración social. Accedió al cuerpo de Mossos d’Esquadra en 2002 y desde entonces ha tenido que superar “procesos fallidos para intentar cambiar” porque le faltó valentía. Al final, hace tres años dio el paso y notificó su decisión a sus superiores. “Hubiera sido imposible ocultarlo”, reconoce ya que con el tratamiento hormonal se empiezan a notar cambios como el aumento de pecho y la desaparición de la barba.
“Te empiezas a reconocer como mujer, te pintas las uñas, te depilas las cejas...”. Marta asegura llevarse mejor con sus compañeras ya que “me entienden mejor. La interacción con ellas es más fácil y te aceptan antes”.
Desde que desveló su transexualidad, Marta admite que ha sido “muy bien aceptada por mis compañeros y superiores”, quienes una vez conocieron su situación “me apoyaron y dieron todas las facilidades” hasta el punto de aceptar el cambio de vestuario e incluso “adaptar la armilla antibalas”. En ningún momento se ha sentido incómoda, por lo que reconoce que, de lo contrario, le hubiera sido muy difícil avanzar en su nueva vida. “No soy la primera transexual en un cuerpo de seguridad”, desvela para no arrogarse méritos. La primera fue Alba Romero, una Guardia Civil de Castellón con la que ha trabado una gran amistad. Eso sí, Marta Reina tiene claro que “hubiera sido mosso igualmente” ya que “soy policía por vocación”.
Para desdramatizar, Reina tira de anecdotario. El más reciente, su participación en el congreso internacional de Interdocpol (International Documents Police), una asociación internacional de especialistas para la detección de movimientos terroristas a través de documentación falsa. En el último, celebrado en Riva de Garda (Italia), aunque “me conocían como Santi, presidí el congreso como Marta”. Un cambio que no todos los representantes recibieron con normalidad. Por ejemplo, “los italianos se mostraron contrariados, igual que los participantes de países musulmanes, mientras que los sudamericanos lo encontraron de lo más normal”, relata. “Lo más gracioso –recuerda– fue la reacción de los nigerianos, que no me dirigieron la palabra pero porque no me reconocieron”.
Como presidenta de Interdocpol, Marta es reconocida internacionalmente por su extensa labor en el campo de las falsificaciones documentales. “Soy una mujer con los conocimientos de Santi”, al que dice querer mucho pero con el que “no tengo ninguna relación”.
En la actualidad trabaja en un destino de seguridad ciudadana en un gran espacio público donde puede poner en práctica su saber. Perito en Falsedad Documental por la Universitat Abat Oliba CEU, es una acreditada especialista en delitos transnacionales y contra la propiedad intelectual. Ha recibido formación en la policía argentina y en Interpol. En la asociación, Marta se rodea de especialistas que colaboran con las policías de todo el mundo para ayudar a detectar en primera instancia los documentos falsificados “que después analizará la policía científica”. La red Interdocpol contribuye a la detección de nuevos documentos falsos “cada vez más difíciles de detectar” que se analizan y difunden en la red de la comunidad policial, así como con especialistas en verificación de identidad “a través de las fotografías”.
Esta mujer ha esperado 40 años para iniciar un proceso extremadamente duro. En los años setenta “era muy difícil afrontar mi sexualidad”, aunque desde pequeña sabía que sus pensamientos ya no eran los propios de un hombre. No ayudó su rígida educación en un internado de Barcelona, donde “incluso me golpeaban en la mano izquierda” para modificar su hábito de escribir con esa izquierda. “Ya en aquel entonces siempre tenía tendencia de jugar más con las niñas”. Era una época en la que no existía ninguna información sobre gais y lesbianas, y menos aún sobre transexualidad. Aunque ella siempre ha tenido claro que “esto no era una opción” por lo que ha vivido complejas vicisitudes: “fases interiores que nunca he comentado y que te acabas quedando para ti”.
Santi dio el paso hace tres años con el apoyo de su familia (aún le queda una tercera fase). “De mi transición”, como ella la llama. De mirarse en el espejo y desconocer quién es la persona que se reflejaba en él. Hasta que “tuve un brote y dije basta” y decidió ponerse en manos de psicólogos especialistas para tratar la disforia de género. Comenzó el tratamiento hormonal y de reasignación de sexo, al que se ha adaptado perfectamente, “un proceso muy largo que culmina con la operación final”.
Por su condición de policía y reconocida perito internacional en falsificación de documentos, Marta sabía que no tendría fácil su integración social. Accedió al cuerpo de Mossos d’Esquadra en 2002 y desde entonces ha tenido que superar “procesos fallidos para intentar cambiar” porque le faltó valentía. Al final, hace tres años dio el paso y notificó su decisión a sus superiores. “Hubiera sido imposible ocultarlo”, reconoce ya que con el tratamiento hormonal se empiezan a notar cambios como el aumento de pecho y la desaparición de la barba.
“Te empiezas a reconocer como mujer, te pintas las uñas, te depilas las cejas...”. Marta asegura llevarse mejor con sus compañeras ya que “me entienden mejor. La interacción con ellas es más fácil y te aceptan antes”.
Desde que desveló su transexualidad, Marta admite que ha sido “muy bien aceptada por mis compañeros y superiores”, quienes una vez conocieron su situación “me apoyaron y dieron todas las facilidades” hasta el punto de aceptar el cambio de vestuario e incluso “adaptar la armilla antibalas”. En ningún momento se ha sentido incómoda, por lo que reconoce que, de lo contrario, le hubiera sido muy difícil avanzar en su nueva vida. “No soy la primera transexual en un cuerpo de seguridad”, desvela para no arrogarse méritos. La primera fue Alba Romero, una Guardia Civil de Castellón con la que ha trabado una gran amistad. Eso sí, Marta Reina tiene claro que “hubiera sido mosso igualmente” ya que “soy policía por vocación”.
Para desdramatizar, Reina tira de anecdotario. El más reciente, su participación en el congreso internacional de Interdocpol (International Documents Police), una asociación internacional de especialistas para la detección de movimientos terroristas a través de documentación falsa. En el último, celebrado en Riva de Garda (Italia), aunque “me conocían como Santi, presidí el congreso como Marta”. Un cambio que no todos los representantes recibieron con normalidad. Por ejemplo, “los italianos se mostraron contrariados, igual que los participantes de países musulmanes, mientras que los sudamericanos lo encontraron de lo más normal”, relata. “Lo más gracioso –recuerda– fue la reacción de los nigerianos, que no me dirigieron la palabra pero porque no me reconocieron”.
Como presidenta de Interdocpol, Marta es reconocida internacionalmente por su extensa labor en el campo de las falsificaciones documentales. “Soy una mujer con los conocimientos de Santi”, al que dice querer mucho pero con el que “no tengo ninguna relación”.
En la actualidad trabaja en un destino de seguridad ciudadana en un gran espacio público donde puede poner en práctica su saber. Perito en Falsedad Documental por la Universitat Abat Oliba CEU, es una acreditada especialista en delitos transnacionales y contra la propiedad intelectual. Ha recibido formación en la policía argentina y en Interpol. En la asociación, Marta se rodea de especialistas que colaboran con las policías de todo el mundo para ayudar a detectar en primera instancia los documentos falsificados “que después analizará la policía científica”. La red Interdocpol contribuye a la detección de nuevos documentos falsos “cada vez más difíciles de detectar” que se analizan y difunden en la red de la comunidad policial, así como con especialistas en verificación de identidad “a través de las fotografías”.
Y TAMBIÉN…
La primera ‘mossa d’esquadra’ transexual.
La agente es una reconocida experta en el campo del análisis y falsedad documental.
El País, 2016-05-04
http://ccaa.elpais.com/ccaa/2016/05/04/catalunya/1462355560_971168.html
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