Imagen: Noticias de Gipuzkoa / César San Juan, profesor de la UPV/EHU |
Las perpetradas por menores son “muy poco frecuentes” y la motivación no es tanto sexual, sino “alardear de su hipermasculinidad” vejando a la víctima, señala este experto.
Arantza Rodríguez | Noticias de Gipuzkoa, 2018-01-04
http://www.noticiasdegipuzkoa.com/2018/01/04/sociedad/no-creo-que-sean-imitadores-de-la-manada-una-de-cada-tres-agresiones-se-cometen-en-grupo
Tras la presunta agresión grupal cometida por La Manada, se han denunciado sendos casos en Aranda de Duero y Barakaldo. “Es un delito con una cierta incidencia. Hablar de réplicas cuando un delito vuelve a tener lugar es muy aventurado”, afirma César San Juan, profesor de Psicología Criminal de la UPV/EHU.
-Una denuncia por una presunta agresión sexual múltiple en Barakaldo, otra en Aranda de Duero… A la espera de esclarecer los hechos, ¿se puede decir que a ‘La Manada’ le han salido imitadores?
-No creo que sean imitadores. Una de cada tres agresiones sexuales, aproximadamente, son cometidas en grupo. Este delito se venía cometiendo antes del suceso de Pamplona y, lamentablemente, se seguirá cometiendo en el futuro.
-¿No se ha registrado, entonces, un incremento en los últimos años?
-No. No ha habido un incremento. El delito de agresión sexual ha permanecido más o menos estable.
-¿Qué lectura hace de que víctima y autores de la presunta agresión de Barakaldo sean menores? ¿Ha bajado la edad de los implicados?
-No. No ha bajado la edad. Son sucesos puntuales los que han sido protagonizados por menores. Al menos en lo que concierne al País Vasco, las agresiones sexuales a menores perpetradas por otros menores son muy poco frecuentes y, como la del caso de Barakaldo, absolutamente extraordinarias.
-¿Cuál sería el perfil psicológico de las personas que cometen una agresión sexual en grupo?
-El perfil psicológico es algo diferente del agresor solitario. Las violaciones grupales se cometen normalmente por individuos que comparten una acusada desvalorización de la mujer. Suelen ser sujetos con pocas habilidades sociales que encuentran en el grupo una forma de reconocimiento. No todos en el grupo juegan el mismo rol. Suele haber un líder que maneja al resto. La motivación de la violación no es tanto sexual, cuanto alardear de su hipermasculinidad mediante la vejación y humillación de su víctima. En fin, una actitud bastante troglodita.
-Llama la atención que quien comete un presunto delito lo inmortalice con el móvil e incluso comparta las imágenes. ¿Cómo se explica este hecho? ¿Se creen impunes?
-El perfil de este tipo de violadores no se caracteriza precisamente por una inteligencia muy sofisticada. El impulso del grupo, tras la hazaña de someter a su víctima, es alardear de ello. Podríamos decir que, desde su punto de vista, el suceso no ha existido hasta que no lo difunden. Esa es su primera motivación. Luego quizás puedan sentirse impunes.
-¿Qué papel están jugando las nuevas tecnologías en la comisión de este tipo de agresiones múltiples? ¿Se podría decir que las han ‘promovido’ de alguna manera?
-De ninguna manera. Difundir esa idea creo que resultaría temerario. Las agresiones múltiples son más antiguas que el invento de la rueda.
-¿Hay quien llega a agredir solo para ‘fardar’ ante la cámara? ¿Prima el componente exhibicionista?
-Que sea la única motivación quizás es algo forzado pero, como ya he comentado, efectivamente es un componente sustantivo en el perfil de los agresores en grupo.
-Dando por supuesto el brutal impacto que sufre la víctima, ¿la grabación de los hechos es como una ‘segunda violación’?
-Absolutamente, pero no acaba ahí. Lo que realmente es una segunda violación es el proceso penal, si es que llega a producirse. Debemos recordar que la cifra de agresiones sexuales no denunciadas es muy alta con respecto a otros delitos. Si existe una denuncia, la víctima suele ser cuestionada sobre sus hábitos, ya que las violaciones en grupo se suelen cometer en contextos de ocio nocturno. Si finalmente los culpables son enjuiciados, lo habitual es que se encubran arrojando sombras de duda sobre el testimonio de la víctima. El grado de victimización en estos delitos es muy alto.
-Una joven declaró que había sido agredida por diez jóvenes a la salida de una discoteca en Pontevedra y finalmente reconoció que se lo había inventado. ¿Por qué miente alguien sobre hechos tan graves?
-Quién lo sabe. Probablemente, ganar notoriedad o protagonismo ante determinados referentes como su familia o sus amigos. Cuando éramos pequeños y nos preguntaban qué queríamos ser de mayores, respondíamos con una profesión. Ahora muchos menores quieren ser, genéricamente, famosos. Y, además, ser famosos pronto. Hay adolescentes que pueden tomar opciones muy erráticas para gestionar estas aspiraciones, sobre todo tras el impacto de algunos casos muy mediáticos, como el de La Manada. El problema es que normalmente ignoran que interponer denuncias falsas o simular un delito está penado.
-¿Tiene constancia de casos de menores que hayan mantenido relaciones consentidas y por miedo a las consecuencias o arrepentimiento hayan denunciado falsamente haber sido agredidas?
-No exactamente. No son infrecuentes los casos de jóvenes, mayores de edad, que han mantenido relaciones sexuales con chicas menores de edad sin ser conscientes de que estaban cometiendo un delito, a pesar de que las relaciones fueran consentidas. Dentro de los programas de educación sexual faltan algunas nociones de derecho penal. En nuestro país por debajo de los 16 años el consentimiento no resulta válido a efectos legales.
-Una denuncia por una presunta agresión sexual múltiple en Barakaldo, otra en Aranda de Duero… A la espera de esclarecer los hechos, ¿se puede decir que a ‘La Manada’ le han salido imitadores?
-No creo que sean imitadores. Una de cada tres agresiones sexuales, aproximadamente, son cometidas en grupo. Este delito se venía cometiendo antes del suceso de Pamplona y, lamentablemente, se seguirá cometiendo en el futuro.
-¿No se ha registrado, entonces, un incremento en los últimos años?
-No. No ha habido un incremento. El delito de agresión sexual ha permanecido más o menos estable.
-¿Qué lectura hace de que víctima y autores de la presunta agresión de Barakaldo sean menores? ¿Ha bajado la edad de los implicados?
-No. No ha bajado la edad. Son sucesos puntuales los que han sido protagonizados por menores. Al menos en lo que concierne al País Vasco, las agresiones sexuales a menores perpetradas por otros menores son muy poco frecuentes y, como la del caso de Barakaldo, absolutamente extraordinarias.
-¿Cuál sería el perfil psicológico de las personas que cometen una agresión sexual en grupo?
-El perfil psicológico es algo diferente del agresor solitario. Las violaciones grupales se cometen normalmente por individuos que comparten una acusada desvalorización de la mujer. Suelen ser sujetos con pocas habilidades sociales que encuentran en el grupo una forma de reconocimiento. No todos en el grupo juegan el mismo rol. Suele haber un líder que maneja al resto. La motivación de la violación no es tanto sexual, cuanto alardear de su hipermasculinidad mediante la vejación y humillación de su víctima. En fin, una actitud bastante troglodita.
-Llama la atención que quien comete un presunto delito lo inmortalice con el móvil e incluso comparta las imágenes. ¿Cómo se explica este hecho? ¿Se creen impunes?
-El perfil de este tipo de violadores no se caracteriza precisamente por una inteligencia muy sofisticada. El impulso del grupo, tras la hazaña de someter a su víctima, es alardear de ello. Podríamos decir que, desde su punto de vista, el suceso no ha existido hasta que no lo difunden. Esa es su primera motivación. Luego quizás puedan sentirse impunes.
-¿Qué papel están jugando las nuevas tecnologías en la comisión de este tipo de agresiones múltiples? ¿Se podría decir que las han ‘promovido’ de alguna manera?
-De ninguna manera. Difundir esa idea creo que resultaría temerario. Las agresiones múltiples son más antiguas que el invento de la rueda.
-¿Hay quien llega a agredir solo para ‘fardar’ ante la cámara? ¿Prima el componente exhibicionista?
-Que sea la única motivación quizás es algo forzado pero, como ya he comentado, efectivamente es un componente sustantivo en el perfil de los agresores en grupo.
-Dando por supuesto el brutal impacto que sufre la víctima, ¿la grabación de los hechos es como una ‘segunda violación’?
-Absolutamente, pero no acaba ahí. Lo que realmente es una segunda violación es el proceso penal, si es que llega a producirse. Debemos recordar que la cifra de agresiones sexuales no denunciadas es muy alta con respecto a otros delitos. Si existe una denuncia, la víctima suele ser cuestionada sobre sus hábitos, ya que las violaciones en grupo se suelen cometer en contextos de ocio nocturno. Si finalmente los culpables son enjuiciados, lo habitual es que se encubran arrojando sombras de duda sobre el testimonio de la víctima. El grado de victimización en estos delitos es muy alto.
-Una joven declaró que había sido agredida por diez jóvenes a la salida de una discoteca en Pontevedra y finalmente reconoció que se lo había inventado. ¿Por qué miente alguien sobre hechos tan graves?
-Quién lo sabe. Probablemente, ganar notoriedad o protagonismo ante determinados referentes como su familia o sus amigos. Cuando éramos pequeños y nos preguntaban qué queríamos ser de mayores, respondíamos con una profesión. Ahora muchos menores quieren ser, genéricamente, famosos. Y, además, ser famosos pronto. Hay adolescentes que pueden tomar opciones muy erráticas para gestionar estas aspiraciones, sobre todo tras el impacto de algunos casos muy mediáticos, como el de La Manada. El problema es que normalmente ignoran que interponer denuncias falsas o simular un delito está penado.
-¿Tiene constancia de casos de menores que hayan mantenido relaciones consentidas y por miedo a las consecuencias o arrepentimiento hayan denunciado falsamente haber sido agredidas?
-No exactamente. No son infrecuentes los casos de jóvenes, mayores de edad, que han mantenido relaciones sexuales con chicas menores de edad sin ser conscientes de que estaban cometiendo un delito, a pesar de que las relaciones fueran consentidas. Dentro de los programas de educación sexual faltan algunas nociones de derecho penal. En nuestro país por debajo de los 16 años el consentimiento no resulta válido a efectos legales.
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