Imagen: El Asombrario / Gonzalo Izquierdo y Alberto Rodríguez |
Anna María Iglesia | El Asombrario, 2015-07-04
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Más que chicos guapos en la portada, buscan textos de calidad. Tiene sólo un año de vida, pero la editorial Dos Bigotes ya se ha convertido en una pieza clave dentro del cada día más plural campo editorial. Álvaro Rodríguez y Gonzalo Izquierdo son los responsables de esta joven editorial especializada en literatura LGTBI. Huyendo de todos los tópicos y con la firme convicción de que es necesario apostar por la literatura con mayúsculas, los dos editores han organizado un catálogo con voces desconocidas del panorama internacional –de Cuba, Rusia, Eslovenia, distintos países africanos- que se adentran en sus obras narrativas en cuestiones relativas a la comunidad LGBTI. Reivindicación social, activismo y compromiso literario definen a DosBigotes.
¿Cómo definiríais vuestra editorial?
Alberto. Dos Bigotes es una editorial especializada en temática LGTBI que tiene como objetivo llegar a todo tipo de lectores, publicando literatura de calidad. Creemos que hasta ahora cierta literatura LGTBI únicamente estaba dirigida a un público LGTBI, sea por el diseño de portada, sea por el contenido de las historias, y nuestro objetivo es dar un paso más, saltar la barrera y superar el estigma que desde hace ya demasiado tiempo acompaña a este tipo de literatura.
¿Cómo surge la idea de crear una editorial especializada en temática LGTBI?
Gonzalo. Alberto y yo somos periodistas y hace casi dos años nos quedamos en paro; tal y como estaba y está el sector, veíamos difícil volver a entrar en el mercado laboral del periodismo y, en caso de conseguirlo, las condiciones iban a ser extremadamente precarias. Además, desde hacía tiempo teníamos en la cabeza la idea de llevar a cabo un proyecto cultural nuestro; el hecho de quedarnos en paro se convirtió en la circunstancia perfecta para poder dedicar tiempo al proyecto, que terminó concretándose en la editorial.
¿Y qué estrategias os planteasteis para poder dar el salto hacia un público más amplio y no sólo dirigiros a la comunidad LGTBI?
Alberto. El único modo para hacer este salto es publicando libros literariamente valiosos y en los cuales, sea como editores sea como lectores, creemos. Al valor literario de la obra, sumamos la atención por el diseño de la portada, puesto que no queremos repetir el modelo que hasta ahora dominaba en los libros de temática LGTBI, en cuyas portadas solían salir chicos sin camiseta o elementos extremadamente tópicos. Nosotros queremos huir de lugares comunes y de tópicos para llegar a todo tipo de público, de tal manera que cualquier lector pueda identificarse con las historias, independientemente de si los protagonistas de las mismas o los propios lectores formen parte de la comunidad LGTBI.
Siendo una editorial especializada en temática LGTI, ¿habéis notado que en el momento de colocar vuestros libros en algunas librerías se os ha catalogado y esquematizado por la temática, dejando en un segundo lugar el valor literario de las obras publicadas?
Gonzalo. En principio no, aunque sí es cierto que esta esquematización ha existido. Mili Hernández se ha quejado en más de una ocasión de que casi siempre que publicaba en Egales un libro, ya fuera novela o ensayo, éste terminaba siendo colocado en la sección de erótica. Afortunadamente, podemos decir que, en la mayoría de los casos, nosotros hemos conseguido superar la barrera de la esquematización y nuestros libros se encuentran en la sección de narrativa.
Alberto. Nosotros queremos pensar que hemos vencido el estigma y en el momento de clasificar nuestros libros no los etiquetan por la temática; sin embargo, también es cierto que el mundo editorial y el mundo de las librerías es un mundo difícil y sobre todo para un proyecto como el nuestro, centrado en una determinada temática e interesado casi en exclusiva en publicar autores generalmente desconocidos. Las librerías, sin duda a causa del contexto de crisis, suelen arriesgar poco en el momento de apostar por autores desconocidos o por editoriales, como la nuestra, muy pequeñas y que tienen poco recorrido. Por todo ello, no sabemos si los posibles problemas que podamos tener se deben más al hecho de que somos una pequeña y muy reciente editorial o por la especialización temática.
Gonzalo. Somos una editorial especializada, es cierto, pero creemos que nuestra especialización sirve como punto de partida para abordar distintos tipos de historias: nuestros libros van más allá del tópico chico-conoce-chico / chica-conoce-chica o chico de provincias llega a Madrid, va a Chueca y se despendola. A nivel literario, estos temas no nos interesan en absoluto y estamos convencidos de que apostando por otro tipo de narrativa podemos interesar a muchos tipos de lectores y también de libreros.
Habláis de rehuir de los tópicos, ¿creéis que todavía hoy uno de los problemas de la literatura LGTBI es que sus autores no escapan de los tópicos de siempre y arriesgan estilística y temáticamente poco?
Gonzalo. Este no sólo es el gran problema de la literatura LGTBI, sino que es nuestro gran caballo de batalla, pues es muy difícil encontrar obras narrativas que escapen de los tópicos. Por esta razón, cuando Claudio Mazza nos envió su manuscrito, "Suburbana", de inmediato tuvimos clara su publicación, puesto que era una novela completamente diferente a la clásica narrativa LGTBI, muy pegada a la erótica o impregnada de esquemas muy manidos. Hablando en general, creemos que el autor debe ser consciente de que desde la temática LGTBI se pueden abordar diferentes temas. Hay autores que lo hacen y de forma excelente, aunque sí es cierto que, a día de hoy, no es fácil encontrarlos.
Alberto. Es interesante además ver cómo muchos de los manuscritos que recibimos son narraciones muy ligadas a la experiencia personal, seguramente por la necesidad de expresar y contar la propia experiencia en torno al descubrimiento de la sexualidad y sobre lo que dicho descubrimiento ha conllevado a nivel personal y de relaciones. El problema es que este tipo de narraciones confesionales han terminado por convertirse en un modelo que se va repitiendo muy a menudo y nosotros lo que queremos es precisamente huir de la repetición de modelos y de tópicos.
Gonzalo. La experiencia personal puede ser interesante, pero no basta para que una novela funcione literariamente.
Seguramente, hay razones histórico-sociales –la no visibilidad, el desprecio homófobo e, incluso, la persecución de la comunidad LGBTI- que explican la preponderancia de una narrativa confesional y en primera persona.
Alberto. Sin duda, estos motivos explican en parte el modelo confesional de la narrativa LGTBI. Hay que tener en cuenta que, todavía hoy, en lo referente estrictamente a la experiencia personal, ser gay o lesbiana te marca de una manera que evidentemente no te marca ser heterosexual; esto, junto con los otros motivos, explica la tendencia a contar la propia historia, puesto que contar la experiencia de lo que significa, no sólo descubrir, sino asumir, que se es homosexual implica narrar un conflicto personal que el heterosexual no tiene. El heterosexual, evidentemente, tiene otros conflictos personales, sociales y circunstanciales, pero no el de tener que asumir la homosexualidad, conflicto que suele marcarte durante muchos años de tu vida.
En la antología ‘Mañana hablarán de nosotros’, reunís relatos escritos por autores cubanos. Respecto a las narraciones escritas en España, ¿encontráis una mayor dureza en los testimonios por las circunstancias políticas que se han vivido y en parte todavía hoy se viven en Cuba?
Gonzalo. Sí, sin duda. Evidentemente, en los últimos años Cuba ha cambiado su discurso respecto a los homosexuales y a las lesbianas; si antes se los metía en un barco y se los echaba de la isla cuando no se los torturaba en las prisiones, hoy todo esto ha cambiado. Sin embargo, al leer los relatos reunidos en el libro se observa que todavía hoy en Cuba el colectivo LGTBI tiene mucho camino que recorrer y mucha libertad por conseguir. No hay igualdad y todavía la discriminación homófoba es muy elevada. Lo interesante de esta antología, así como la que hicimos sobre Rusia –"El armario de acero"-, es que nos permite leer unas experiencias personales y de un ámbito muy concreto, donde ser homosexual no es en absoluto fácil, narradas todas ellas con un alto nivel literario.
Alberto. Lo que sorprende de los relatos de "Mañana hablarán de nosotros" es su paralelismo con los relatos escritos por autores rusos, sobre todo a nivel temático, justamente por la situación política y cultural a la que la comunidad LGTBI debe enfrentarse en los dos países. En ambos casos hablamos de relatos de gran valor literario en el que la denuncia o el compromiso social no se impone a la calidad literaria; en efecto, "Mañana hablarán de nosotros" no es un libro estrictamente político, aunque en los relatos se describen las carencias que se viven Cuba, carencias que muchas veces van más allá del hecho de ser gay o no, pues son comunes a todos. A lo mejor el relato más reivindicativo es aquel que cuenta la discriminación de una pareja de lesbianas que no consiguen alojarse en un hotel.
Gonzalo. Nos gusta la idea de que la literatura nos acerque a realidades que nos llegan a través de los medios de comunicación generalmente sin nombres ni apellidos; la literatura permite poner caras, aunque sea a través de la ficción, a los protagonistas de estas realidades.
La literatura, al fin de cuentas, permite adentrarse en realidades que un titular o una breve noticia no pueden describir.
Gonzalo. Sí, la literatura en ese sentido trabaja como el cine y permite una profundización particular. Además, el formato de antología permite reunir voces muy diferentes que, sin embargo, comparten una realidad común: la antología permite ver esa realidad desde perspectivas diferentes.
Siempre se ha dicho que en relación a la visibilidad, la comunidad gay ha tenido una visibilidad y una aceptación pública mayores que la comunidad lesbiana. ¿Se refleja esta situación dispar en los textos narrativos?
Alberto. Sí que se nota, en primer lugar porque tienen mayor visibilidad en el sector editorial los chicos gay que las mujeres lesbianas; si en el ámbito heterosexual la visibilidad del hombre en el plano laboral es mayor que el de la mujer, hecho sintomático del machismo de la sociedad, en el caso de las mujeres lesbianas la situación es todavía más difícil, puesto que sufren una doble discriminación: la discriminación por ser mujer y la discriminación por ser lesbiana. La disparidad, si entramos en el ámbito más propiamente literario, resulta visible en el número de autores y autoras; en las dos antologías, la de relatos rusos y la de relatos cubanos, hay un mayor número de autores y de autoras. En cuanto al contenido de los relatos, quizás los hombres juegan con el factor del humor y del erotismo, son más lúdicos en sus relatos, mientras las mujeres visibilizan, desde una introspección mayor, la dureza y la crueldad que sufre la mujer lesbiana.
Gonzalo. Desde el inicio nos ha interesado buscar literaturas poco presentes en nuestro país: en noviembre del año pasado a Suzana Tratnik, que es una socióloga y antropóloga eslovena, muy interesada en cuestiones de género. A través de su libro, "Posiciones geográficas", es posible observar la realidad actual de Eslovenia, que bien podría asemejarse a la España de hace 20 años, y Tratnik hace hincapié en concreto en la experiencia de la mujer lesbiana, que está obligada a vivir en el halo de misterio, escondida, con apenas visibilidad. Contemporáneamente a Tratnik publicamos a otro autor esloveno, Brane Mozetič, quien tiene una visión de la realidad eslovena bastante distinta de Tratnik; comparar ambos textos permite darse cuenta de lo que supone ser gay y ser lesbiana y del desequilibrio en cuanto a la visibilidad que hay entre ambos colectivos.
En relación a la visibilidad, puede que me equivoque, pero no consigo encontrar autores literarios transexuales que en sus obras, además, aborden dicho tema. ¿Es la comunidad transexual aquella que social y literariamente tiene menos visibilidad?
Gonzalo. Sí, es así; en el caso de la comunidad transexual, el tema de la invisibilidad o, mejor dicho, de la poca visibilidad se vuelve a repetir. Uno de nuestros objetivos es indagar y buscar autores que se interesen por la realidad transexual, pues en parte a nosotros nos sucede como a ti, a bote pronto, no sabríamos decirte un autor cuya obra sea de temática transexual; ni tampoco, al menos de forma espontánea, sabríamos mencionarte ningún autor transexual.
Alberto. Sin embargo, sí que hay autores transexuales, pero la mayoría de ellos se dedican al ensayo, mientras que nosotros somos una editorial que publica obras de ficción. Y, como decía Gonzalo, no conocemos ningún autor transexual que escriba ficción.
Los ‘queer estudies’ han tenido su desarrollo y difusión en el campo teórico y ensayístico. ¿Habéis pensando en ampliar vuestro catálogo incluyendo el ensayo para así abarcar temáticas que por ahora permanecen fuera de la narrativa?
Alberto. De momento no; no nos cerramos a la posibilidad de publicar ensayo o poesía, pero queremos dejarlo para un poco más adelante, para cuando la editorial esté ya un poco más asentada y así tener un nombre más reconocible que pueda avalar las obras que publicamos.
Más allá del compromiso social, Dos Bigotes refleja una tendencia común a las nuevas editoriales independientes: la necesidad de la especialización o de una cierta demarcación temática.
Gonzalo. La clave para sobrevivir ahora es especializarte y tratar de cubrir los huecos que los grandes grupos dejan sin tocar por diferentes razones. En los últimos años han aparecido editoriales que están haciendo una labor increíble publicando a autores que hasta ahora no habían llegado a las librerías; nosotros tratamos de reflejarnos en todas estas editoriales; sin ellas, estoy convencido, el país y el mundo de los libros no serían en absoluto los mismos.
Alberto. Y más allá de la especialización, lo que admiramos de estas nuevas editoriales independientes es el cuidado que ponen en cada libro, desde el diseño editorial hasta la excelencia de las traducciones o la interesante selección de los autores, pasando por todo lo relativo a la promoción. Nosotros nos especializamos en la temática LGTBI por dos motivos esencialmente: por una cuestión político-reivindicativa, porque creemos que todavía hoy es necesario apoyar una cultura y una mirada LGTBI, y también porque creíamos que la especialización era necesaria, pues nos abría la puerta a un público determinado, cuyo interés nos serviría de empuje en los primeros momentos. A estos dos motivos, se añade un tercero: el deseo de publicar autores que no tienen cabida en el mundo editorial, ya sea porque no son conocidos, ya sea por la falta de interés a nivel de mercado.
Gonzalo. También es cierto que cuando decidimos especializarnos en esta temática éramos conscientes de que, a día de hoy, todavía hay lectores que por diferentes razones no se acercarían a nuestros libros. Nosotros nos empeñamos mucho para evitar todo tipo de rechazo por parte de los lectores, pero creo que, a fin de cuentas, es cuestión de tiempo, pues los prejuicios se vencen poco a poco y ofreciendo buenas obras literarias.
La batalla contra los prejuicios se vence en la infancia y adolescencia. La obra narrativa de Fernando J. López, a quien aquí hemos entrevistado y a quien habéis publicado, es reflejo de este compromiso: hablar de temáticas de LGTBI a los más jóvenes, educar en la diferencia. ¿Habéis pensado en interesaros también por este tema y publicar obras destinadas a un público adolescente?
Alberto. El trabajo literario de Fernando en este aspecto que comentas es magnífico e importantísimo. En nuestro caso, este año hemos publicamos "49 goles extraordinarios", una novela en la que su autor, Davide Martini, cuenta la historia de un joven adolescente gay que, en el último año de instituto, se enfrenta al descubrimiento de su sexualidad y, posteriormente, a la necesidad de asumirla para poder adentrarse en la vida adulta. Junto al protagonista, aparecen narradas las historias de sus compañeros de clase, un grupo de adolescentes que también debe enfrentarse a los lógicos dilemas que todos, homosexuales y no, hemos tenido en nuestros años adolescentes. La publicación de 49 goles extraordinarios responde a nuestra convicción de que es necesario buscar referentes para la gente joven, porque si bien es cierto que España a nivel legal es un país extremadamente avanzado en todo lo relacionado con la temática LGTB, todavía sigue habiendo homofobia en las aulas, acoso escolar por motivos de orientación sexual y, por ello, es necesario que los jóvenes tengan referentes.
De hecho, a pesar de los avances sociales y legales hay muchos prejuicios y mucha homofobia. Las recientes noticias sobre agresiones homófobas son prueba de ello.
Gonzalo. De ahí lo importante de educar y desmontar prejuicios, y la literatura es uno de los caminos. Creo que la literatura no sólo debe entretener, sino que debe, y puede, enseñar al lector a ver más allá de su realidad; a través de la lectura de determinadas obras es posible ofrecer patrones de conducta basados en el respeto, así como es posible normalizar aquello que es menos visible.
Alberto. Estamos convencidos de que es esencial hacer pedagogía y por ello tenemos en mente publicar más libros dedicados al público más joven, libros que no sólo reflejen la problemática individual, sino también que muestran la diversidad familiar.
A lo largo de la entrevista habéis insistido mucho en la calidad literaria de las obras que publicáis, ¿creéis que por ser una editorial especializada en temática LGTBI debéis insistir más en el valor literario de las obras respecto a otras editoriales?
Gonzalo. Vale la pena recordar e insistir en la calidad literaria en tanto que venimos de una época durante la cual muchos lectores se alejaron de la denominada literatura LGTBI precisamente por la ausencia de calidad o por la repetición de patrones. Con DosBigotes queremos demostrar que se pueden publicar otras cosas; de ahí nuestras antologías de literatura africana, cubana, rusa o novelas de autores eslovenos como los que hemos mencionado. No hemos elegido el camino fácil, pero creemos que a largo plazo es el camino para llegar a los lectores.
Alberto. Sobre la desafección que comenta Gonzalo, habría que añadir que esta desafección se produjo también dentro del propio colectivo LGTBI. Hace ya bastantes años hubo un boom de literatura romántico-erótica de consumo rápido, funcionó durante un tiempo ese modelo, pero se agotó, sobre todo desde el momento en que aparecieron lectores que no sentían que ese tipo de literatura les podía ofrecer nada.
¿Creéis que en la literatura LGTBI predominó más el activismo que la calidad literaria?
Gonzalo. No, más que primarse el activismo, se primó lo comercial. Se buscó un modelo de rápido y fácil consumo en el que la calidad estaba en tercer o cuarto lugar.
Alberto. La labor de Egales a lo largo de estos años ha sido espléndida, publicando una serie de libros muy vinculados al activismo y muy interesantes a nivel social, literario e histórico. Pero es cierto que, por otra parte, había una serie de publicaciones que, inscribiéndose en temática LGTBI, buscaban, con el erotismo principalmente, elevadas ventas y poco más.
Gonzalo. Ser escritor es muy complicado, no todo el mundo vale para escribir y hay que respetar y considerar el trabajo de edición como un trabajo comprometido con la literatura. Nunca hay que subestimar al lector, hay que ofrecerle libros en los que tú como editor crees, y nunca publicar por el mero hecho de conseguir réditos comerciales. Otra cosa es, evidentemente, trabajar para hacer sostenible la editorial.
Si bien el camino que habéis emprendido es difícil, en ningún momento habéis buscado una mayor visibilidad publicando a rostros mediáticamente reconocidos de la comunidad LGTBI. Alberto. En "Lo que no se dice" hemos publicado a autores reconocidos, pero literariamente reconocidos, como Antonio de Villena, Eduardo Mendicutti o Luis G. Martín, y los hemos publicado junto a autores noveles como, por ejemplo, Álvaro Domínguez, que publicaba su primer relato. Nuestra intención con "Lo que no se dice" era reunir varias generaciones distintas para abarcar el más amplio abanico de literatura LGTBI. Por otra parte, en relación a las figuras mediáticas, desde el inicio teníamos claro que si queríamos ser coherentes con nosotros mismos o con nuestro proyecto debíamos rehuir de toda figura mediática o del mero éxito comercial.
Gonzalo. Hay muchas editoriales que publican con gran frecuencia a los denominados “autores mediáticos” y, quizás, uno de los males, como también pasa en el periodismo, es el intrusismo; evidentemente que puede haber un presentador de televisión que sea un excelente novelista, pero no lo pueden ser todos. Y basta con haberse dado una vuelta por la Feria del Libro de Madrid, para ver que hay una abundancia increíble de este tipo de autores. Hubiéramos podido tocar a determinadas puertas que abren de inmediato a muchos lectores, pero luego esas mismas puertas te pueden cerrar otras. Todos queremos que nuestros libros funcionen, pero si hay algo en común a todas las editoriales independientes es que publican libros en los que verdaderamente creen con la confianza de que van a conseguir lectores interesados en sus apuestas, que se definen siempre por la calidad literaria y por la excelente edición en la que se presentan. En este sentido, no publican cualquier obra sólo porque se sospeche que vaya a tener éxito; publican antes que nada las obras en las que creen. Esta es la política que nosotros queremos seguir y que creemos haber seguido hasta el momento.
¿Creéis que en las editoriales independientes tienen, por lo general, un mayor compromiso literario?
Alberto. Sin duda. Por un lado porque la estructura es más pequeña y no se necesitan tantas ventas para sustentar toda la editorial; el hecho de tener una estructura más pequeña nos permite arriesgar más en el momento de publicar y también nos obliga a manejarnos dentro de otras cifras, así como a reducir, en nuestro caso a diez, el número anual de publicaciones. A fin de cuentas, quien ha pagado más la crisis son las editoriales grandes con personal a su cargo y que necesitan grandísimas ventas. En nuestro caso, por lo contrario, basta con que vendamos unos 600 ejemplares para sufragar los gastos.
Y en cuestiones de ventas, el diseño editorial juega un papel primordial: el libro tiene que conquistar al lector también a nivel óptico.
Gonzalo. El libro tiene que ser bello por fuera y por dentro, por esto trabajamos libro por libro, junto a Raúl, que es el responsable del diseño, para que cada obra tenga la imagen exterior que le corresponda. Evidentemente, siempre está el riesgo que el exterior termine por comerse el contenido de la obra, pero creo que nosotros en Dos Bigotes hemos conseguido un equilibrio bastante bueno.
Alberto. En nuestro caso, la relación entre contenido y diseño sería del 80% al 20%. Nosotros, cuando publicamos un libro, lo hacemos por el contenido, por su valor como obra literaria; posteriormente nos preocupamos de diseñar el objeto-libro de manera que la ilustración de la portada se adecue al contenido narrativo, sin caer en lo obvio y sin querer desvelar demasiado de la trama. Dicho esto, es necesario tener en cuenta que a nivel comercial es imprescindible llamar la atención a nivel de diseño y hacerse reconocible a través de tus ediciones.
Revisar el diseño y rehuir de los estereotipos y las ilustraciones más tópicas, ¿es también un modo para que el lector ante vuestras portadas no os asocie de forma inmediata como una editorial de temática LGTBI?
Alberto. En absoluto. Somos una editorial especializada en temática LGTBI y lo decimos de forma clara y abierta, pero creemos que no es necesario jugar en las portadas con tópicos muy manidos. Y si en algún momento, como sucederá con una de las próximas novelas, la portada resulta más explícita es porque lo requiere la propia novela, y no dejaremos de hacer esta portada por el hecho de que nos identifique de forma mucho más explícita y evidente con la temática LGTBI. Es la novela quien dictamina qué tipo de portada se requiere y nos adaptamos; nosotros somos una editorial LGTBI que trata de proponer nuevos autores, nuevas narrativas y un nuevo diseño.
¿Cómo definiríais vuestra editorial?
Alberto. Dos Bigotes es una editorial especializada en temática LGTBI que tiene como objetivo llegar a todo tipo de lectores, publicando literatura de calidad. Creemos que hasta ahora cierta literatura LGTBI únicamente estaba dirigida a un público LGTBI, sea por el diseño de portada, sea por el contenido de las historias, y nuestro objetivo es dar un paso más, saltar la barrera y superar el estigma que desde hace ya demasiado tiempo acompaña a este tipo de literatura.
¿Cómo surge la idea de crear una editorial especializada en temática LGTBI?
Gonzalo. Alberto y yo somos periodistas y hace casi dos años nos quedamos en paro; tal y como estaba y está el sector, veíamos difícil volver a entrar en el mercado laboral del periodismo y, en caso de conseguirlo, las condiciones iban a ser extremadamente precarias. Además, desde hacía tiempo teníamos en la cabeza la idea de llevar a cabo un proyecto cultural nuestro; el hecho de quedarnos en paro se convirtió en la circunstancia perfecta para poder dedicar tiempo al proyecto, que terminó concretándose en la editorial.
¿Y qué estrategias os planteasteis para poder dar el salto hacia un público más amplio y no sólo dirigiros a la comunidad LGTBI?
Alberto. El único modo para hacer este salto es publicando libros literariamente valiosos y en los cuales, sea como editores sea como lectores, creemos. Al valor literario de la obra, sumamos la atención por el diseño de la portada, puesto que no queremos repetir el modelo que hasta ahora dominaba en los libros de temática LGTBI, en cuyas portadas solían salir chicos sin camiseta o elementos extremadamente tópicos. Nosotros queremos huir de lugares comunes y de tópicos para llegar a todo tipo de público, de tal manera que cualquier lector pueda identificarse con las historias, independientemente de si los protagonistas de las mismas o los propios lectores formen parte de la comunidad LGTBI.
Siendo una editorial especializada en temática LGTI, ¿habéis notado que en el momento de colocar vuestros libros en algunas librerías se os ha catalogado y esquematizado por la temática, dejando en un segundo lugar el valor literario de las obras publicadas?
Gonzalo. En principio no, aunque sí es cierto que esta esquematización ha existido. Mili Hernández se ha quejado en más de una ocasión de que casi siempre que publicaba en Egales un libro, ya fuera novela o ensayo, éste terminaba siendo colocado en la sección de erótica. Afortunadamente, podemos decir que, en la mayoría de los casos, nosotros hemos conseguido superar la barrera de la esquematización y nuestros libros se encuentran en la sección de narrativa.
Alberto. Nosotros queremos pensar que hemos vencido el estigma y en el momento de clasificar nuestros libros no los etiquetan por la temática; sin embargo, también es cierto que el mundo editorial y el mundo de las librerías es un mundo difícil y sobre todo para un proyecto como el nuestro, centrado en una determinada temática e interesado casi en exclusiva en publicar autores generalmente desconocidos. Las librerías, sin duda a causa del contexto de crisis, suelen arriesgar poco en el momento de apostar por autores desconocidos o por editoriales, como la nuestra, muy pequeñas y que tienen poco recorrido. Por todo ello, no sabemos si los posibles problemas que podamos tener se deben más al hecho de que somos una pequeña y muy reciente editorial o por la especialización temática.
Gonzalo. Somos una editorial especializada, es cierto, pero creemos que nuestra especialización sirve como punto de partida para abordar distintos tipos de historias: nuestros libros van más allá del tópico chico-conoce-chico / chica-conoce-chica o chico de provincias llega a Madrid, va a Chueca y se despendola. A nivel literario, estos temas no nos interesan en absoluto y estamos convencidos de que apostando por otro tipo de narrativa podemos interesar a muchos tipos de lectores y también de libreros.
Habláis de rehuir de los tópicos, ¿creéis que todavía hoy uno de los problemas de la literatura LGTBI es que sus autores no escapan de los tópicos de siempre y arriesgan estilística y temáticamente poco?
Gonzalo. Este no sólo es el gran problema de la literatura LGTBI, sino que es nuestro gran caballo de batalla, pues es muy difícil encontrar obras narrativas que escapen de los tópicos. Por esta razón, cuando Claudio Mazza nos envió su manuscrito, "Suburbana", de inmediato tuvimos clara su publicación, puesto que era una novela completamente diferente a la clásica narrativa LGTBI, muy pegada a la erótica o impregnada de esquemas muy manidos. Hablando en general, creemos que el autor debe ser consciente de que desde la temática LGTBI se pueden abordar diferentes temas. Hay autores que lo hacen y de forma excelente, aunque sí es cierto que, a día de hoy, no es fácil encontrarlos.
Alberto. Es interesante además ver cómo muchos de los manuscritos que recibimos son narraciones muy ligadas a la experiencia personal, seguramente por la necesidad de expresar y contar la propia experiencia en torno al descubrimiento de la sexualidad y sobre lo que dicho descubrimiento ha conllevado a nivel personal y de relaciones. El problema es que este tipo de narraciones confesionales han terminado por convertirse en un modelo que se va repitiendo muy a menudo y nosotros lo que queremos es precisamente huir de la repetición de modelos y de tópicos.
Gonzalo. La experiencia personal puede ser interesante, pero no basta para que una novela funcione literariamente.
Seguramente, hay razones histórico-sociales –la no visibilidad, el desprecio homófobo e, incluso, la persecución de la comunidad LGBTI- que explican la preponderancia de una narrativa confesional y en primera persona.
Alberto. Sin duda, estos motivos explican en parte el modelo confesional de la narrativa LGTBI. Hay que tener en cuenta que, todavía hoy, en lo referente estrictamente a la experiencia personal, ser gay o lesbiana te marca de una manera que evidentemente no te marca ser heterosexual; esto, junto con los otros motivos, explica la tendencia a contar la propia historia, puesto que contar la experiencia de lo que significa, no sólo descubrir, sino asumir, que se es homosexual implica narrar un conflicto personal que el heterosexual no tiene. El heterosexual, evidentemente, tiene otros conflictos personales, sociales y circunstanciales, pero no el de tener que asumir la homosexualidad, conflicto que suele marcarte durante muchos años de tu vida.
En la antología ‘Mañana hablarán de nosotros’, reunís relatos escritos por autores cubanos. Respecto a las narraciones escritas en España, ¿encontráis una mayor dureza en los testimonios por las circunstancias políticas que se han vivido y en parte todavía hoy se viven en Cuba?
Gonzalo. Sí, sin duda. Evidentemente, en los últimos años Cuba ha cambiado su discurso respecto a los homosexuales y a las lesbianas; si antes se los metía en un barco y se los echaba de la isla cuando no se los torturaba en las prisiones, hoy todo esto ha cambiado. Sin embargo, al leer los relatos reunidos en el libro se observa que todavía hoy en Cuba el colectivo LGTBI tiene mucho camino que recorrer y mucha libertad por conseguir. No hay igualdad y todavía la discriminación homófoba es muy elevada. Lo interesante de esta antología, así como la que hicimos sobre Rusia –"El armario de acero"-, es que nos permite leer unas experiencias personales y de un ámbito muy concreto, donde ser homosexual no es en absoluto fácil, narradas todas ellas con un alto nivel literario.
Alberto. Lo que sorprende de los relatos de "Mañana hablarán de nosotros" es su paralelismo con los relatos escritos por autores rusos, sobre todo a nivel temático, justamente por la situación política y cultural a la que la comunidad LGTBI debe enfrentarse en los dos países. En ambos casos hablamos de relatos de gran valor literario en el que la denuncia o el compromiso social no se impone a la calidad literaria; en efecto, "Mañana hablarán de nosotros" no es un libro estrictamente político, aunque en los relatos se describen las carencias que se viven Cuba, carencias que muchas veces van más allá del hecho de ser gay o no, pues son comunes a todos. A lo mejor el relato más reivindicativo es aquel que cuenta la discriminación de una pareja de lesbianas que no consiguen alojarse en un hotel.
Gonzalo. Nos gusta la idea de que la literatura nos acerque a realidades que nos llegan a través de los medios de comunicación generalmente sin nombres ni apellidos; la literatura permite poner caras, aunque sea a través de la ficción, a los protagonistas de estas realidades.
La literatura, al fin de cuentas, permite adentrarse en realidades que un titular o una breve noticia no pueden describir.
Gonzalo. Sí, la literatura en ese sentido trabaja como el cine y permite una profundización particular. Además, el formato de antología permite reunir voces muy diferentes que, sin embargo, comparten una realidad común: la antología permite ver esa realidad desde perspectivas diferentes.
Siempre se ha dicho que en relación a la visibilidad, la comunidad gay ha tenido una visibilidad y una aceptación pública mayores que la comunidad lesbiana. ¿Se refleja esta situación dispar en los textos narrativos?
Alberto. Sí que se nota, en primer lugar porque tienen mayor visibilidad en el sector editorial los chicos gay que las mujeres lesbianas; si en el ámbito heterosexual la visibilidad del hombre en el plano laboral es mayor que el de la mujer, hecho sintomático del machismo de la sociedad, en el caso de las mujeres lesbianas la situación es todavía más difícil, puesto que sufren una doble discriminación: la discriminación por ser mujer y la discriminación por ser lesbiana. La disparidad, si entramos en el ámbito más propiamente literario, resulta visible en el número de autores y autoras; en las dos antologías, la de relatos rusos y la de relatos cubanos, hay un mayor número de autores y de autoras. En cuanto al contenido de los relatos, quizás los hombres juegan con el factor del humor y del erotismo, son más lúdicos en sus relatos, mientras las mujeres visibilizan, desde una introspección mayor, la dureza y la crueldad que sufre la mujer lesbiana.
Gonzalo. Desde el inicio nos ha interesado buscar literaturas poco presentes en nuestro país: en noviembre del año pasado a Suzana Tratnik, que es una socióloga y antropóloga eslovena, muy interesada en cuestiones de género. A través de su libro, "Posiciones geográficas", es posible observar la realidad actual de Eslovenia, que bien podría asemejarse a la España de hace 20 años, y Tratnik hace hincapié en concreto en la experiencia de la mujer lesbiana, que está obligada a vivir en el halo de misterio, escondida, con apenas visibilidad. Contemporáneamente a Tratnik publicamos a otro autor esloveno, Brane Mozetič, quien tiene una visión de la realidad eslovena bastante distinta de Tratnik; comparar ambos textos permite darse cuenta de lo que supone ser gay y ser lesbiana y del desequilibrio en cuanto a la visibilidad que hay entre ambos colectivos.
En relación a la visibilidad, puede que me equivoque, pero no consigo encontrar autores literarios transexuales que en sus obras, además, aborden dicho tema. ¿Es la comunidad transexual aquella que social y literariamente tiene menos visibilidad?
Gonzalo. Sí, es así; en el caso de la comunidad transexual, el tema de la invisibilidad o, mejor dicho, de la poca visibilidad se vuelve a repetir. Uno de nuestros objetivos es indagar y buscar autores que se interesen por la realidad transexual, pues en parte a nosotros nos sucede como a ti, a bote pronto, no sabríamos decirte un autor cuya obra sea de temática transexual; ni tampoco, al menos de forma espontánea, sabríamos mencionarte ningún autor transexual.
Alberto. Sin embargo, sí que hay autores transexuales, pero la mayoría de ellos se dedican al ensayo, mientras que nosotros somos una editorial que publica obras de ficción. Y, como decía Gonzalo, no conocemos ningún autor transexual que escriba ficción.
Los ‘queer estudies’ han tenido su desarrollo y difusión en el campo teórico y ensayístico. ¿Habéis pensando en ampliar vuestro catálogo incluyendo el ensayo para así abarcar temáticas que por ahora permanecen fuera de la narrativa?
Alberto. De momento no; no nos cerramos a la posibilidad de publicar ensayo o poesía, pero queremos dejarlo para un poco más adelante, para cuando la editorial esté ya un poco más asentada y así tener un nombre más reconocible que pueda avalar las obras que publicamos.
Más allá del compromiso social, Dos Bigotes refleja una tendencia común a las nuevas editoriales independientes: la necesidad de la especialización o de una cierta demarcación temática.
Gonzalo. La clave para sobrevivir ahora es especializarte y tratar de cubrir los huecos que los grandes grupos dejan sin tocar por diferentes razones. En los últimos años han aparecido editoriales que están haciendo una labor increíble publicando a autores que hasta ahora no habían llegado a las librerías; nosotros tratamos de reflejarnos en todas estas editoriales; sin ellas, estoy convencido, el país y el mundo de los libros no serían en absoluto los mismos.
Alberto. Y más allá de la especialización, lo que admiramos de estas nuevas editoriales independientes es el cuidado que ponen en cada libro, desde el diseño editorial hasta la excelencia de las traducciones o la interesante selección de los autores, pasando por todo lo relativo a la promoción. Nosotros nos especializamos en la temática LGTBI por dos motivos esencialmente: por una cuestión político-reivindicativa, porque creemos que todavía hoy es necesario apoyar una cultura y una mirada LGTBI, y también porque creíamos que la especialización era necesaria, pues nos abría la puerta a un público determinado, cuyo interés nos serviría de empuje en los primeros momentos. A estos dos motivos, se añade un tercero: el deseo de publicar autores que no tienen cabida en el mundo editorial, ya sea porque no son conocidos, ya sea por la falta de interés a nivel de mercado.
Gonzalo. También es cierto que cuando decidimos especializarnos en esta temática éramos conscientes de que, a día de hoy, todavía hay lectores que por diferentes razones no se acercarían a nuestros libros. Nosotros nos empeñamos mucho para evitar todo tipo de rechazo por parte de los lectores, pero creo que, a fin de cuentas, es cuestión de tiempo, pues los prejuicios se vencen poco a poco y ofreciendo buenas obras literarias.
La batalla contra los prejuicios se vence en la infancia y adolescencia. La obra narrativa de Fernando J. López, a quien aquí hemos entrevistado y a quien habéis publicado, es reflejo de este compromiso: hablar de temáticas de LGTBI a los más jóvenes, educar en la diferencia. ¿Habéis pensado en interesaros también por este tema y publicar obras destinadas a un público adolescente?
Alberto. El trabajo literario de Fernando en este aspecto que comentas es magnífico e importantísimo. En nuestro caso, este año hemos publicamos "49 goles extraordinarios", una novela en la que su autor, Davide Martini, cuenta la historia de un joven adolescente gay que, en el último año de instituto, se enfrenta al descubrimiento de su sexualidad y, posteriormente, a la necesidad de asumirla para poder adentrarse en la vida adulta. Junto al protagonista, aparecen narradas las historias de sus compañeros de clase, un grupo de adolescentes que también debe enfrentarse a los lógicos dilemas que todos, homosexuales y no, hemos tenido en nuestros años adolescentes. La publicación de 49 goles extraordinarios responde a nuestra convicción de que es necesario buscar referentes para la gente joven, porque si bien es cierto que España a nivel legal es un país extremadamente avanzado en todo lo relacionado con la temática LGTB, todavía sigue habiendo homofobia en las aulas, acoso escolar por motivos de orientación sexual y, por ello, es necesario que los jóvenes tengan referentes.
De hecho, a pesar de los avances sociales y legales hay muchos prejuicios y mucha homofobia. Las recientes noticias sobre agresiones homófobas son prueba de ello.
Gonzalo. De ahí lo importante de educar y desmontar prejuicios, y la literatura es uno de los caminos. Creo que la literatura no sólo debe entretener, sino que debe, y puede, enseñar al lector a ver más allá de su realidad; a través de la lectura de determinadas obras es posible ofrecer patrones de conducta basados en el respeto, así como es posible normalizar aquello que es menos visible.
Alberto. Estamos convencidos de que es esencial hacer pedagogía y por ello tenemos en mente publicar más libros dedicados al público más joven, libros que no sólo reflejen la problemática individual, sino también que muestran la diversidad familiar.
A lo largo de la entrevista habéis insistido mucho en la calidad literaria de las obras que publicáis, ¿creéis que por ser una editorial especializada en temática LGTBI debéis insistir más en el valor literario de las obras respecto a otras editoriales?
Gonzalo. Vale la pena recordar e insistir en la calidad literaria en tanto que venimos de una época durante la cual muchos lectores se alejaron de la denominada literatura LGTBI precisamente por la ausencia de calidad o por la repetición de patrones. Con DosBigotes queremos demostrar que se pueden publicar otras cosas; de ahí nuestras antologías de literatura africana, cubana, rusa o novelas de autores eslovenos como los que hemos mencionado. No hemos elegido el camino fácil, pero creemos que a largo plazo es el camino para llegar a los lectores.
Alberto. Sobre la desafección que comenta Gonzalo, habría que añadir que esta desafección se produjo también dentro del propio colectivo LGTBI. Hace ya bastantes años hubo un boom de literatura romántico-erótica de consumo rápido, funcionó durante un tiempo ese modelo, pero se agotó, sobre todo desde el momento en que aparecieron lectores que no sentían que ese tipo de literatura les podía ofrecer nada.
¿Creéis que en la literatura LGTBI predominó más el activismo que la calidad literaria?
Gonzalo. No, más que primarse el activismo, se primó lo comercial. Se buscó un modelo de rápido y fácil consumo en el que la calidad estaba en tercer o cuarto lugar.
Alberto. La labor de Egales a lo largo de estos años ha sido espléndida, publicando una serie de libros muy vinculados al activismo y muy interesantes a nivel social, literario e histórico. Pero es cierto que, por otra parte, había una serie de publicaciones que, inscribiéndose en temática LGTBI, buscaban, con el erotismo principalmente, elevadas ventas y poco más.
Gonzalo. Ser escritor es muy complicado, no todo el mundo vale para escribir y hay que respetar y considerar el trabajo de edición como un trabajo comprometido con la literatura. Nunca hay que subestimar al lector, hay que ofrecerle libros en los que tú como editor crees, y nunca publicar por el mero hecho de conseguir réditos comerciales. Otra cosa es, evidentemente, trabajar para hacer sostenible la editorial.
Si bien el camino que habéis emprendido es difícil, en ningún momento habéis buscado una mayor visibilidad publicando a rostros mediáticamente reconocidos de la comunidad LGTBI. Alberto. En "Lo que no se dice" hemos publicado a autores reconocidos, pero literariamente reconocidos, como Antonio de Villena, Eduardo Mendicutti o Luis G. Martín, y los hemos publicado junto a autores noveles como, por ejemplo, Álvaro Domínguez, que publicaba su primer relato. Nuestra intención con "Lo que no se dice" era reunir varias generaciones distintas para abarcar el más amplio abanico de literatura LGTBI. Por otra parte, en relación a las figuras mediáticas, desde el inicio teníamos claro que si queríamos ser coherentes con nosotros mismos o con nuestro proyecto debíamos rehuir de toda figura mediática o del mero éxito comercial.
Gonzalo. Hay muchas editoriales que publican con gran frecuencia a los denominados “autores mediáticos” y, quizás, uno de los males, como también pasa en el periodismo, es el intrusismo; evidentemente que puede haber un presentador de televisión que sea un excelente novelista, pero no lo pueden ser todos. Y basta con haberse dado una vuelta por la Feria del Libro de Madrid, para ver que hay una abundancia increíble de este tipo de autores. Hubiéramos podido tocar a determinadas puertas que abren de inmediato a muchos lectores, pero luego esas mismas puertas te pueden cerrar otras. Todos queremos que nuestros libros funcionen, pero si hay algo en común a todas las editoriales independientes es que publican libros en los que verdaderamente creen con la confianza de que van a conseguir lectores interesados en sus apuestas, que se definen siempre por la calidad literaria y por la excelente edición en la que se presentan. En este sentido, no publican cualquier obra sólo porque se sospeche que vaya a tener éxito; publican antes que nada las obras en las que creen. Esta es la política que nosotros queremos seguir y que creemos haber seguido hasta el momento.
¿Creéis que en las editoriales independientes tienen, por lo general, un mayor compromiso literario?
Alberto. Sin duda. Por un lado porque la estructura es más pequeña y no se necesitan tantas ventas para sustentar toda la editorial; el hecho de tener una estructura más pequeña nos permite arriesgar más en el momento de publicar y también nos obliga a manejarnos dentro de otras cifras, así como a reducir, en nuestro caso a diez, el número anual de publicaciones. A fin de cuentas, quien ha pagado más la crisis son las editoriales grandes con personal a su cargo y que necesitan grandísimas ventas. En nuestro caso, por lo contrario, basta con que vendamos unos 600 ejemplares para sufragar los gastos.
Y en cuestiones de ventas, el diseño editorial juega un papel primordial: el libro tiene que conquistar al lector también a nivel óptico.
Gonzalo. El libro tiene que ser bello por fuera y por dentro, por esto trabajamos libro por libro, junto a Raúl, que es el responsable del diseño, para que cada obra tenga la imagen exterior que le corresponda. Evidentemente, siempre está el riesgo que el exterior termine por comerse el contenido de la obra, pero creo que nosotros en Dos Bigotes hemos conseguido un equilibrio bastante bueno.
Alberto. En nuestro caso, la relación entre contenido y diseño sería del 80% al 20%. Nosotros, cuando publicamos un libro, lo hacemos por el contenido, por su valor como obra literaria; posteriormente nos preocupamos de diseñar el objeto-libro de manera que la ilustración de la portada se adecue al contenido narrativo, sin caer en lo obvio y sin querer desvelar demasiado de la trama. Dicho esto, es necesario tener en cuenta que a nivel comercial es imprescindible llamar la atención a nivel de diseño y hacerse reconocible a través de tus ediciones.
Revisar el diseño y rehuir de los estereotipos y las ilustraciones más tópicas, ¿es también un modo para que el lector ante vuestras portadas no os asocie de forma inmediata como una editorial de temática LGTBI?
Alberto. En absoluto. Somos una editorial especializada en temática LGTBI y lo decimos de forma clara y abierta, pero creemos que no es necesario jugar en las portadas con tópicos muy manidos. Y si en algún momento, como sucederá con una de las próximas novelas, la portada resulta más explícita es porque lo requiere la propia novela, y no dejaremos de hacer esta portada por el hecho de que nos identifique de forma mucho más explícita y evidente con la temática LGTBI. Es la novela quien dictamina qué tipo de portada se requiere y nos adaptamos; nosotros somos una editorial LGTBI que trata de proponer nuevos autores, nuevas narrativas y un nuevo diseño.
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