Imagen: La Opinión A Coruña |
Patricia es la primera chica transexual gallega a la que la justicia concede un cambio de nombre
Elena Ocampo | La Opinión A Coruña, 2015-07-12
http://www.laopinioncoruna.es/sociedad/2015/07/12/letra-cambia-vida/975612.html
La personalidad femenina de Patri, una niña gallega que nació en un cuerpo masculino, fue un secreto a voces desde que prácticamente era un bebé y elegía muñecas como regalo de Reyes. Al menos, para los suyos. En realidad, sus padres y su hermano, solo catorce meses mayor, siempre supieron que era una mujer. Aunque no pudiera, ni necesitase, explicarlo con palabras. En la mente infantil, aún por construir y libre de prejuicios, estaba claro: el carácter no correspondía con el físico. Hoy Patri tiene 14 años y se ha convertido en una joven alta, que lidia con la adolescencia y usa tacones. Hace tiempo que usa bloqueadores para evitar los efectos de la pubertad. Patri acaba de convertirse en la primera menor de Pontevedra a la que conceden un cambio legal de nombre y la segunda de Galicia. Apenas son unas 14 en España. De Patricio a Patricia. La metamorfosis cristalizada en un nombre. Un cambio de vida, encerrado en una sola vocal
Se ve sonriente. Feliz. Una adolescente con brackets y las puntas del cabello caoba que quiere ser diseñadora de moda. Algún día. Patricia tiene 14 años y es la segunda menor transexual que logra un cambio legal de nombre en Galicia. Apenas hay unas quince aprobadas en España.
Aparece en el porche de un chalé de la localidad pontevedresa de Nigrán. Su historia es un capítulo de la disforia de género: un trastorno que afecta a uno de cada diez mil niños que nacen con un sexo distinto del que marcan los genitales. Pero sobre todo, es la vivencia de una familia valiente, un padre comprensivo y una madre luchadora que abordaron desde el principio con naturalidad y cara a cara la realidad de una niña distinta.
“Recuerdo que desde pequeña, por casa, me ponía ropa de mujer”, reconoce la menor, recién nacida al mundo civil como Patricia López-Carcedo Fernández. Su madre, Soledad Fernández, ratifica el testimonio: “Con cuatro o cinco años nada más llegar del cole, quería vestirse de princesa”. Pelucas improvisadas, poses fotográficas... y un sinfín de pequeños detalles daban cada vez más consistencia a una personalidad incorformista.
“Para nosotros siempre fue algo natural. Yo viajaba muchísimo y, sinceramente, me daba igual regalarme un camión que una muñeca y que normalmente era lo que me pedía”, reconoce el padre de la adolescente, Carlos López-Carcedo. Reunidos con sus enérgicos perros en su finca residencial de Nigrán, la familia habla con naturalidad de la situación. Al poco tiempo llega Eugenio de la autoescuela, el otro hijo del matrimonio formado por Carlos y Soledad, y hermano mayor de Patri. Con solo 14 meses de diferencia de edad, el chaval ha vivido de cerca todo el proceso de su hermana y también demuestra una aceptación natural. Lo de él son las motos.
Su hermana Patricia realizó lo que se conoce como “tránsito social” hace ya varios cursos, cuando tenía 12 años, en 5º curso de Primaria. No solo a escondidas y en casa; abiertamente, la menor se vistió con falda. Atrás —y por delante— quedaban insultos y chascarillos. Incluso una pintada en una pared: “Patricio, travesti”. “No son niños de mi clase”, defiende la chica, valiente. “La verdad es que me da igual”.
“Yo voy con Patri a todas partes y no siento ningún prejuicio”, asegura su padre, “pero hay familias que lo consideran una desgracia, aún está estimagtizado y hay que entender que es algo educacional y hay quien no lo entiende o no sabe encajarlo”.
“¿Cómo lo voy a afrontar? Es mi hija”, añade Soledad Fernández, en relación a casos en los que los que el entorno se avergüenza o reniega del familiar transexual. “Es muy complicado y hay que ponerse en la piel de cada padre. Hay casos en los que los menores se sienten rechazados y no salen de casa, ni de su habitación; estamos hablando de una tasa de suicidio altísimo”, comentan. “Es importante que el niño o niña sepa quién es y cuanto antes se entienda y acepte, mejor. Si al menor le apoya la familia, está incluida y se siente aceptada, tiene la mitad de la batalla ganada”, razona Soledad Fernández.
Ambos progenitores decidieron dejar que la joven se presentase con la opción de nombre sentida y fuese al colegio como la niña que es en una edad bastante temprana. Hablaron con los docentes y les pidieron que la tratasen como mujer. Todo lo demás llegó poco a poco. Pediatras, psicólogos y endocrino se encargaron de hacer un seguimiento. Patri también es actualmente la única chica menor con disforia de género en Galicia que lleva la sanidad pública y que sigue un tratamiento con bloqueadores hormonales que, cuanto más precoz, mejores resultados da. Cada mes recibe una inyección: “No hay tantos estragos que subsanar después y el niño o niña está más feliz. Usando bloqueadores se detiene el desarrollo. Evitamos que salga la nuez, vello facial y crezcan los genitales, de la misma forma que si es una chica se detiene la menstruación”, explica Soledad Fernández.
Este tipo de tratamiento debe aplicarse en los inicios de la pubertad y paraliza el desarrollo es reversible. Por tanto, da al menor tiempo para madurar y decidir si se arrepiente o si quiere seguir adelante y recurrir a una reasignación definitiva de sexo, usando hormonas cruzadas y cirugía.
“En realidad, fue mi orientadora quien me recomendó que fuese al baño de niñas y mis compañeras se lo tomaron bien”. La madre, Soledad Fernández, ensalza el buen trato recibido en el CPI de Panxón que “se portó de maravilla” y ya que en algunos otros casos que conocen de cerca los hechos no fueron tan bien entendidos en el centro escolar. De hecho, entre los testigos que tuvieron que presentar en el Juzgado para lograr el cambio de nombre, acudió la orientadora escolar.
“Me ayudó mi pediatra, que me preguntó si quería ser Patricio o Patricia. Yo le expliqué que quiero ser Patricia y di el paso al tránsito social”, explica la menor ante la atenta mirada de sus padres. “Un día que volvía del colegio mi padre me explicó que habían encontrado una asociación que ayudaba a los menores en el cambio de nombre y me puse muy contenta. Había pensado que tendría que esperar hasta los 18 años”.
Entre los hechos más embarazosos, la joven recuerda que en Primaria fue a un intercambio a Manchester, al Reino Unido. “En mi tarjeta de embarque, pasaporte y demás ponía mi nombre de chico y a la excursión venían alumnos de otro colegio, así que estuve todo el viaje ocultando mi documentación para evitar que se riesen de mí y se burlasen”, relata.
Patri cuenta los días para que lleguen los 18 años. Cuando los cumpla, se operará, dicen convencidos. Eso sí, tendrá que ir a operarse fuera de Galicia, en una clínica privada. Pero otro ecuador en la vida de Patri —asegura— será hoy. Es el día en que públicamente, cuenta que Patri ha elegido ser Patricia para siempre.
Se ve sonriente. Feliz. Una adolescente con brackets y las puntas del cabello caoba que quiere ser diseñadora de moda. Algún día. Patricia tiene 14 años y es la segunda menor transexual que logra un cambio legal de nombre en Galicia. Apenas hay unas quince aprobadas en España.
Aparece en el porche de un chalé de la localidad pontevedresa de Nigrán. Su historia es un capítulo de la disforia de género: un trastorno que afecta a uno de cada diez mil niños que nacen con un sexo distinto del que marcan los genitales. Pero sobre todo, es la vivencia de una familia valiente, un padre comprensivo y una madre luchadora que abordaron desde el principio con naturalidad y cara a cara la realidad de una niña distinta.
“Recuerdo que desde pequeña, por casa, me ponía ropa de mujer”, reconoce la menor, recién nacida al mundo civil como Patricia López-Carcedo Fernández. Su madre, Soledad Fernández, ratifica el testimonio: “Con cuatro o cinco años nada más llegar del cole, quería vestirse de princesa”. Pelucas improvisadas, poses fotográficas... y un sinfín de pequeños detalles daban cada vez más consistencia a una personalidad incorformista.
“Para nosotros siempre fue algo natural. Yo viajaba muchísimo y, sinceramente, me daba igual regalarme un camión que una muñeca y que normalmente era lo que me pedía”, reconoce el padre de la adolescente, Carlos López-Carcedo. Reunidos con sus enérgicos perros en su finca residencial de Nigrán, la familia habla con naturalidad de la situación. Al poco tiempo llega Eugenio de la autoescuela, el otro hijo del matrimonio formado por Carlos y Soledad, y hermano mayor de Patri. Con solo 14 meses de diferencia de edad, el chaval ha vivido de cerca todo el proceso de su hermana y también demuestra una aceptación natural. Lo de él son las motos.
Su hermana Patricia realizó lo que se conoce como “tránsito social” hace ya varios cursos, cuando tenía 12 años, en 5º curso de Primaria. No solo a escondidas y en casa; abiertamente, la menor se vistió con falda. Atrás —y por delante— quedaban insultos y chascarillos. Incluso una pintada en una pared: “Patricio, travesti”. “No son niños de mi clase”, defiende la chica, valiente. “La verdad es que me da igual”.
“Yo voy con Patri a todas partes y no siento ningún prejuicio”, asegura su padre, “pero hay familias que lo consideran una desgracia, aún está estimagtizado y hay que entender que es algo educacional y hay quien no lo entiende o no sabe encajarlo”.
“¿Cómo lo voy a afrontar? Es mi hija”, añade Soledad Fernández, en relación a casos en los que los que el entorno se avergüenza o reniega del familiar transexual. “Es muy complicado y hay que ponerse en la piel de cada padre. Hay casos en los que los menores se sienten rechazados y no salen de casa, ni de su habitación; estamos hablando de una tasa de suicidio altísimo”, comentan. “Es importante que el niño o niña sepa quién es y cuanto antes se entienda y acepte, mejor. Si al menor le apoya la familia, está incluida y se siente aceptada, tiene la mitad de la batalla ganada”, razona Soledad Fernández.
Ambos progenitores decidieron dejar que la joven se presentase con la opción de nombre sentida y fuese al colegio como la niña que es en una edad bastante temprana. Hablaron con los docentes y les pidieron que la tratasen como mujer. Todo lo demás llegó poco a poco. Pediatras, psicólogos y endocrino se encargaron de hacer un seguimiento. Patri también es actualmente la única chica menor con disforia de género en Galicia que lleva la sanidad pública y que sigue un tratamiento con bloqueadores hormonales que, cuanto más precoz, mejores resultados da. Cada mes recibe una inyección: “No hay tantos estragos que subsanar después y el niño o niña está más feliz. Usando bloqueadores se detiene el desarrollo. Evitamos que salga la nuez, vello facial y crezcan los genitales, de la misma forma que si es una chica se detiene la menstruación”, explica Soledad Fernández.
Este tipo de tratamiento debe aplicarse en los inicios de la pubertad y paraliza el desarrollo es reversible. Por tanto, da al menor tiempo para madurar y decidir si se arrepiente o si quiere seguir adelante y recurrir a una reasignación definitiva de sexo, usando hormonas cruzadas y cirugía.
“En realidad, fue mi orientadora quien me recomendó que fuese al baño de niñas y mis compañeras se lo tomaron bien”. La madre, Soledad Fernández, ensalza el buen trato recibido en el CPI de Panxón que “se portó de maravilla” y ya que en algunos otros casos que conocen de cerca los hechos no fueron tan bien entendidos en el centro escolar. De hecho, entre los testigos que tuvieron que presentar en el Juzgado para lograr el cambio de nombre, acudió la orientadora escolar.
“Me ayudó mi pediatra, que me preguntó si quería ser Patricio o Patricia. Yo le expliqué que quiero ser Patricia y di el paso al tránsito social”, explica la menor ante la atenta mirada de sus padres. “Un día que volvía del colegio mi padre me explicó que habían encontrado una asociación que ayudaba a los menores en el cambio de nombre y me puse muy contenta. Había pensado que tendría que esperar hasta los 18 años”.
Entre los hechos más embarazosos, la joven recuerda que en Primaria fue a un intercambio a Manchester, al Reino Unido. “En mi tarjeta de embarque, pasaporte y demás ponía mi nombre de chico y a la excursión venían alumnos de otro colegio, así que estuve todo el viaje ocultando mi documentación para evitar que se riesen de mí y se burlasen”, relata.
Patri cuenta los días para que lleguen los 18 años. Cuando los cumpla, se operará, dicen convencidos. Eso sí, tendrá que ir a operarse fuera de Galicia, en una clínica privada. Pero otro ecuador en la vida de Patri —asegura— será hoy. Es el día en que públicamente, cuenta que Patri ha elegido ser Patricia para siempre.
Una pionera resolución: "Su sexo real es femenino"
La Opinión A Coruña, 2015-07-12
http://www.laopinioncoruna.es/sociedad/2015/07/12/pionera-resolucion-sexo-real-femenino/975613.html
El auto judicial que autoriza el cambio de nombre de la menor, Patricia López-Carcedo, "es novedoso", según valora la familia, porque sienta un precedente en Galicia a falta de jurisprudencia. El cambio de nombre de Patricio-Santiago a Patricia -argumenta el auto del juez- hace que la menor se vea identificada con el sexo con el que siente, sin tener que relatar su historia personal cuando tiene que exhibir su documentación oficial. La joven presentó informes, aportó testigos y fue atendida por un forense.
"Al haber quedado probado que el menor sufre disforia de género y que su identidad psicosocial es femenina, de tal manera que su aspecto físico exterior se corresponde al de una niña, no puede considerarse que el cambio de nombre esté incluido en la prohibición que contiene el artículo 54 de la Ley, al impedir los nombres que induzcan a error en cuanto al sexo". Es más, continúa el juez "debe considerarse que siendo su sexo real femenino, es el nombre con el que viene inscrito en el Registro Civil el que puede inducir a error".
La sentencia previa en Galicia, que afectaba a la menor Sara -hija de Cristina Palacios- en Lugo argumentaba motivos más de índole social y del sentimiento del menor. "Estamos pidiendo y luchando por leyes que amparen a los menores transexuales, que sean atendidos en la Seguridad Social, en Sanidad y que puedan cambiar su nombre", explica Soledad Fernández.
"Al haber quedado probado que el menor sufre disforia de género y que su identidad psicosocial es femenina, de tal manera que su aspecto físico exterior se corresponde al de una niña, no puede considerarse que el cambio de nombre esté incluido en la prohibición que contiene el artículo 54 de la Ley, al impedir los nombres que induzcan a error en cuanto al sexo". Es más, continúa el juez "debe considerarse que siendo su sexo real femenino, es el nombre con el que viene inscrito en el Registro Civil el que puede inducir a error".
La sentencia previa en Galicia, que afectaba a la menor Sara -hija de Cristina Palacios- en Lugo argumentaba motivos más de índole social y del sentimiento del menor. "Estamos pidiendo y luchando por leyes que amparen a los menores transexuales, que sean atendidos en la Seguridad Social, en Sanidad y que puedan cambiar su nombre", explica Soledad Fernández.
Constituyen una asociación para velar por los derechos de los menores en Galicia: "Arelas"
La Opinión A Coruña, 2015-07-12
http://www.laopinioncoruna.es/sociedad/2015/07/12/constituyen-asociacion-velar-derechos-menores/975615.html
La madre de la primera menor transexual que logró el cambio de nombre de su hija en Galicia, Cristina Palacios, junto a la viguesa Soledad Fernández, han decidido formar una asociación para trabajar en la comunidad autónoma que se llamará Arelas, Asociación de familias de menores trans*. En la directiva estará también Lucía Ferradáns.
Las razones de esta constitución son múltiples y se deben a los problemas de tipo sanitario, educativo y legal que se han encontrado. Para empezar, los menores de edad no aparecen recogidos en la ley de cambio de nombre (y sexo) por lo que los casos citados están al albur de la sensibilidad y el criterio del juez. Normalmente, los padres aluden a la hora de solicitarlo a que es el nombre habitual del menor. También, citan la invasión de la intimidad que supone cada vez que se les pide el documento de identidad y éste no coincide. "Son situaciones muy humillantes, cada vez que vas a la biblioteca o a la piscina... y que ocurren delante del menor", explica la presidenta de la nueva asociación.
Cristina Palacios asegura que la publicación en FARO del caso de su hija, Sara, la primera menor transexual que hizo el tránsito sexual con solo 8 años, tuvo un efecto llamada para otras familias en situación idéntica, que se pusieron en contacto con la asociación en la que entonces estaba, "Chrysallis Galicia". Dos meses más tarde, la pequeña Sara logró el cambio judicial de nombre.
Los otros frentes de actuación para esta asociación son a nivel sanitario ya que reivindican la dispensación de bloqueadores hormonales para los menores a los que les prescriban detener la pubertad y que los pediatras no consideren la transexualidad una enfermedad psiquiátrica. A nivel educativo, tratarán de que exista un mayor abordaje.
Los padres de Patricia también explicaron que pelean porque todos los menores transexuales tengan las mismas posiblidades: "Aunque a nosotros nos vaya bien, no podemos mirar para otro lado". La nueva andadura de Arelas comienza con una dirección electrónica: contacto@arelas.org
Las razones de esta constitución son múltiples y se deben a los problemas de tipo sanitario, educativo y legal que se han encontrado. Para empezar, los menores de edad no aparecen recogidos en la ley de cambio de nombre (y sexo) por lo que los casos citados están al albur de la sensibilidad y el criterio del juez. Normalmente, los padres aluden a la hora de solicitarlo a que es el nombre habitual del menor. También, citan la invasión de la intimidad que supone cada vez que se les pide el documento de identidad y éste no coincide. "Son situaciones muy humillantes, cada vez que vas a la biblioteca o a la piscina... y que ocurren delante del menor", explica la presidenta de la nueva asociación.
Cristina Palacios asegura que la publicación en FARO del caso de su hija, Sara, la primera menor transexual que hizo el tránsito sexual con solo 8 años, tuvo un efecto llamada para otras familias en situación idéntica, que se pusieron en contacto con la asociación en la que entonces estaba, "Chrysallis Galicia". Dos meses más tarde, la pequeña Sara logró el cambio judicial de nombre.
Los otros frentes de actuación para esta asociación son a nivel sanitario ya que reivindican la dispensación de bloqueadores hormonales para los menores a los que les prescriban detener la pubertad y que los pediatras no consideren la transexualidad una enfermedad psiquiátrica. A nivel educativo, tratarán de que exista un mayor abordaje.
Los padres de Patricia también explicaron que pelean porque todos los menores transexuales tengan las mismas posiblidades: "Aunque a nosotros nos vaya bien, no podemos mirar para otro lado". La nueva andadura de Arelas comienza con una dirección electrónica: contacto@arelas.org
Las dos biografías de María
Otra menor gallega de 10 años espera el auto de cambio de nombre, con el que culminaría su tránsito social como mujer
La Opinión A Coruña, 2015-07-12
http://www.laopinioncoruna.es/sociedad/2015/07/12/biografias-maria/975616.html
Xabier Constenla y Lucía Ferradáns son los padres de una niña que tuvo claro muy pronto que era mujer, a pesar de hacer nacido como varón y registrado como Lois. Con tres años, preguntó a sus padres "¿por qué tengo pipí si yo soy una nena?".
Como eran de A Estrada, los progenitores pidieron el cambio de nombre de su hija en el juzgado de dicha localidad, que lo desvió a Tui (jurisdicción a la que se adscribe la residencia actual de la familia). El caso a resolver sobre el nombre de la niña de 10 años continúa a la espera.
"Estamos aguardando a que comience el procedimiento", asegura Xabier, que actualmente ejerce como profesor en A Guarda. "Cuando nació pensamos que era un niño, pero enseguida vimos que manifestaba con claridad que era una niña", explica. El docente asegura que, como otros padres que se encontraron con esta situación sin información, creyó que este tipo de comportamientos pasarían. Al contrario, se intensificaron: "Se ponía toallas en la cabeza para imitar una melena... agachaba sus genitales entre las piernas cuando estaba en la ducha para que no se vieran y cada día fue a más", relata el padre de la pequeña.
En el mes de febrero, ambos progenitores decidieron que no iban a seguir ocultando su comportamiento fuera de casa, ya que sí era consentido dentro de las paredes del hogar. De hecho, María estaba deseando llegar a casa para vestirse su pijama de niña. Y sus padres querían protegerla del qué dirán. "Desde ese momento es muy feliz", razona Xabier.
Salvo algún pequeño incidente con niños en la playa, que se saldó con una reacción ejemplar por parte de los tutores de los mismos, los padres de María no destacan ninguna reacción injuriosa.
Dos en A Coruña
Esta semana, otro menor en A Coruña comenzará con los bloqueadores de la pubertad, a través del Sergas, aseguran fuentes de la asociación Arelas. Lo saben tras haber mantenido una reunión con responsables sanitarios para abordar esta temática.
"Nos encontramos con pediatras que envían al menor al psiquiatra, como si fuera una enfermedad mental. Incluso un caso en Ferrol de una menor que fue medicada. Al final, derivó en un caso de absentismo escolar" explica la presidenta, Cristina Palacios. Entre las peticiones del colectivo está "que se hable de la diversidad sexual en los centros, porque si no, nuestros hijos pasan sin existir a nivel educativo. Que se visibilice y el resto de niños del centro sepan que existe", reivindican. Y lo mismo en el ámbito sanitario, con la activación de un protocolo en el caso de que se detecte un menor transexual.
Como eran de A Estrada, los progenitores pidieron el cambio de nombre de su hija en el juzgado de dicha localidad, que lo desvió a Tui (jurisdicción a la que se adscribe la residencia actual de la familia). El caso a resolver sobre el nombre de la niña de 10 años continúa a la espera.
"Estamos aguardando a que comience el procedimiento", asegura Xabier, que actualmente ejerce como profesor en A Guarda. "Cuando nació pensamos que era un niño, pero enseguida vimos que manifestaba con claridad que era una niña", explica. El docente asegura que, como otros padres que se encontraron con esta situación sin información, creyó que este tipo de comportamientos pasarían. Al contrario, se intensificaron: "Se ponía toallas en la cabeza para imitar una melena... agachaba sus genitales entre las piernas cuando estaba en la ducha para que no se vieran y cada día fue a más", relata el padre de la pequeña.
En el mes de febrero, ambos progenitores decidieron que no iban a seguir ocultando su comportamiento fuera de casa, ya que sí era consentido dentro de las paredes del hogar. De hecho, María estaba deseando llegar a casa para vestirse su pijama de niña. Y sus padres querían protegerla del qué dirán. "Desde ese momento es muy feliz", razona Xabier.
Salvo algún pequeño incidente con niños en la playa, que se saldó con una reacción ejemplar por parte de los tutores de los mismos, los padres de María no destacan ninguna reacción injuriosa.
Dos en A Coruña
Esta semana, otro menor en A Coruña comenzará con los bloqueadores de la pubertad, a través del Sergas, aseguran fuentes de la asociación Arelas. Lo saben tras haber mantenido una reunión con responsables sanitarios para abordar esta temática.
"Nos encontramos con pediatras que envían al menor al psiquiatra, como si fuera una enfermedad mental. Incluso un caso en Ferrol de una menor que fue medicada. Al final, derivó en un caso de absentismo escolar" explica la presidenta, Cristina Palacios. Entre las peticiones del colectivo está "que se hable de la diversidad sexual en los centros, porque si no, nuestros hijos pasan sin existir a nivel educativo. Que se visibilice y el resto de niños del centro sepan que existe", reivindican. Y lo mismo en el ámbito sanitario, con la activación de un protocolo en el caso de que se detecte un menor transexual.
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