viernes, 4 de diciembre de 2015

#hemeroteca #mujeres #politica | El cambio desde el patriarcado, no es cambio

Imagen: El Diario
El cambio desde el patriarcado, no es cambio.
Berta Cao · Feminista | Público, 2015-12-04

Las elecciones del 20D no serán las del cambio real. El nulo cuestionamiento del sistema patriarcal por parte de las fuerzas que representan el “cambio” supondrá el mantenimiento de un modelo de relaciones jerarquizado en el que los hombres, por el mero hecho de serlo, son situados en la parte superior (economía, poder, decisión) y las mujeres seguimos en la zona de la subordinación.

Si, pueden decir que ésta es una concepción simplista y hasta arcaica, pero nadie me puede negar la inexistencia de un discurso que integre la realidad de la mitad de la ciudadanía, excluida de la agenda política.

Mucho se ha comentado estos días la presencia, escasa, de mujeres encabezando las listas. Pero poco hemos analizado qué puede haber provocado este retroceso en la representación de las mujeres.

Un poco de historia
Hagamos un breve recorrido histórico desde aquel 1987 en el que varias fuerzas políticas (PSOE, PCE) y sindicales (CCOO) iniciaron el debate interno sobre la inclusión de cuotas de representación. Yo lo viví en primera persona en mi organización juvenil (UJCE) y el argumentario era similar al que ahora se puede escuchar sobre las cuotas en las empresas del IBEX 35. No ha sido consuelo verlo reflejado en el capítulo de la serie danesa “Borgen” en el que se trata el tema de las cuotas para mujeres, o en los debates de la Comisión Europea sobre las infrarrepresentación de mujeres en los consejos de administración de las grandes empresas. Las cuotas, que denuncian el déficit en la representación de las mujeres, por tanto la sobrerrepresentación de los hombres, siguen siendo un elemento de distorsión que obligados por la “ley de Igualdad” (L.O. 3/2007 de 22 de marzo para la igualdad efectiva de mujeres y hombres) los partidos modelan y modulan.

La ley debería incidir no sólo en el punto de partida (la candidatura) sino en el de llegada (el grupo parlamentario, en este caso). Mientras, lamentablemente dependemos de la decisión de otros (mayoritariamente ellos) tanto si el proceso es de primarias o si se decide alrededor de una mesa. No voy a entrar en el compromiso de las mujeres que llegan con las mujeres, porque esto es lo único que ha cambiado realmente.

Presencia de las mujeres
Hace un par de décadas, cuando andábamos en Europa a vueltas con la democracia paritaria, las feministas latinoamericanas reclamaban más presencia de mujeres para cambiar la política. Y en ello seguimos, a pesar de algunas situaciones que no dejan de ser anecdóticas dentro del panorama político, como es el caso del Ayuntamiento de Madrid, donde tenemos Alcaldesa, Vicealcaldesa y las cuatro portavoces de los grupos municipales son mujeres. Y saben hacer política, y la hacen, en temas que van más allá de lo específico de las mujeres.

Uno de los graves errores que se han cometido desde “el poder” es el reparto y distribución -la “delegación”- de responsabilidades a mujeres. Para ellas, asuntos más relacionados con el ámbito privado (educación, sanidad, medio ambiente…) que con la enjundia política (economía, hacienda, interior), y cuando nos situamos en otros puestos nos los tenemos que ganar, tenemos que demostrar que sabemos hacerlo, no como los hombres, que de serie llevan cualquier responsabilidad. Hemos trasladado a lo público el mismo desequilibrio del poder en la casa, que las madres ejercían en ausencia de los padres y siempre bajo su supervisión.

Ya se, estás pensando que esto son generalidades, cosas del pasado. Pero esa delegación ha creado un imaginario colectivo que cuesta desmontar y que hace muy complicado el reparto de tareas o la corresponsabilidad, que liberaría de tiempo a las mujeres para, por ejemplo, participar social o políticamente.

El mismo imaginario obstaculiza la presencia de mujeres en los debates que van más allá de la política de lo inmediato, de lo cotidiano. Me comentaba una buena amiga, feminista por supuesto, su sorpresa (indignación) ante la ausencia de mujeres en los debates realizados en las televisiones públicas y privadas sobre los atentados de París y el yihadismo. Esa ausencia que omite el rol protagonista de las mujeres en la lucha contra Estado Islámico en el Kurdistán.

Las mismas mujeres que son ultrajadas por el ejército turco y de las que no se habla, porque es mucho más cómodo hablar de las jóvenes que se incorporan a las milicias yihadistas sin preguntarse ni por qué, ni para qué. Sin reconocer cuántos errores nos han llevado a crear una juventud sin expectativas, mucho menos hacer pedagogía sobre las características de la participación de estas jóvenes y el papel de siervas sexuales y domésticas dentro de la milicia yihadista.

Esta mirada desde la perspectiva de género a cualquiera de las situaciones que vivimos, incorporando a la totalidad de los agentes implicados, a toda la ciudadanía con su diferente realidad es la que han omitido los partidos y candidaturas que representan o pretenden representar el cambio. Este es el reto que tienen.

En la actualidad
De momento, lo que vemos es que se preocupan de lo urgente, como asistir a las manifestaciones contra la violencia de género o incorporar a los programas medidas concretas aunque no empapan de cuestionamiento del sistema patriarcal.

Se hace hincapié en un cambio del sistema económico o del sistema político, como señala Zárraga, pero de ahí no pasan y, por tanto, no generan ninguna posibilidad de cambio para las mujeres porque no se ocupan de lo importante, que es crear las bases para un nuevo modelo de sociedad, donde las relaciones entre las personas se construyan desde el reconocimiento y el respeto a la diferencia, que rompa las brechas de desigualdad, brechas de género, que recorren todos las dimensiones de la vida, pública y privada.

Decía al principio que estamos viviendo cierta regresión en el papel de las mujeres en la política, y puede ser que no, que simplemente no vea lo que a mi me gustaría ver. No quiero decir con esto que los cuatro candidatos que recogen todos los informativos no me puedan representar. Los cinco, porque Alberto Garzón también debería estar ahí en cumplimiento de la legislación electoral.

Uno me representará, es evidente, pero destilan demasiada testosterona para ese cambio que reconozca el papel de sujeto político a las mujeres. Porque si hablan de nosotras, malo, y si no hablan, peor. Y en todos los casos, se quedarán en lo micro, en la micropolítica de lo concreto, cuando las mujeres demandamos y necesitamos un nuevo macro donde las mujeres podamos competir y compartir desde el mismo valor y reconocimiento, cuando hablemos de sostenibilidad de la vida (economía) de gobernanza (construcción y cohesión social) o de violencias machistas.
 
Y TAMBIÉN…
PP y Ciudadanos creen que hablar de violencia machista en campaña es "electoralista".

El Diario organiza el único debate de la campaña con candidatas de los seis principales partidos de ámbito estatal. Las medidas antidesahucios y la postura ante la dación en pago con carácter retroactivo, entre los temas más destacados.
Aitor Riveiro / Irene Castro | El Diario, 2015-12-15

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