Imagen: Google Imágenes |
Ensañamiento con los homosexuales y los ateos en Egipto
Mathilde du Pradel | Viento Sur, 2015-02-06
http://www.vientosur.info/spip.php?article9800
Traducción de Faustino Eguberri
Haro sur les homosexuels et les athées en Égypte
Un pouvoir plus islamique que celui des Frères musulmans?
Mathilde du Pradel | Orient XXI, 2015-02-02
http://orientxxi.info/magazine/haro-sur-les-homosexuels-et-les%2C0803
La represión está a un nivel nunca visto en Egipto desde hace más de treinta años. Las autoridades la justifican por la necesidad de realizar una guerra contra el terrorismo y el islamismo, lo que les permite atacar a los no conformistas de cualquier tipo. Además de los opositores, los activistas y los Hermanos Musulmanes, son ya los homosexuales y los ateos quienes pagan esta caza de brujas.
La última operación de gran envergadura antihomosexuales se desarrolló el 7 de diciembre de 2014: treinta y tres hombres fueron detenidos por la policía en un establecimiento de baños del casco antiguo. Mona Iraqi, presentadora en la cadena de televisión Al-Qahira Wa el-Nas estuvo en el origen de la intervención. Prometía revelar la verdad sobre la “mayor guarida de perversión homosexual” de El Cairo, en el marco de su programa televisado El-Mostakhabi (“Lo que se nos oculta”). Los treinta y tres hombres fueron embarcados medio desnudos en los camiones destinados a llevarles al puesto ante las cámaras de Iraqi y de su equipo. La presentadora publica en directo fotos en su página Facebook y se felicita por su participación en la detención: “Hoy es un hermoso día. Nuestra emisión ha podido disolver un lugar de perversión entre hombres y capturarles en flagrante delito”.
En principio, la homosexualidad no está condenada en Egipto, pero las autoridades se sirven alegremente del artículo 9 (c) de la ley n.10/1961 sobre la lucha contra la prostitución que hace de la “práctica de libertinaje” un delito.
Durante su detención, los hombres detenidos el 7 de diciembre fueron humillados y golpeados por la policía. Veintiuno de ellos sufrieron exámenes rectales, práctica execrable utilizada a fin de determinar si habían tenido relaciones anales recientes /1. Los forenses concluyeron que no era el caso, pero que tres de ellos habían sido violados. Veintiséis de los hombres fueron juzgados por “prácticas de libertinaje” y finalmente sobreseídos el 12 de enero de 2015. Este veredicto fue confirmado el lunes 26 de enero por el tribunal de apelación de Azbakeya, poniendo término definitivamente al proceso.
Este proceso no es un caso aislado: en septiembre, seis hombres fueron condenados a 2 años de prisión por libertinaje, acusados de utilizar su apartamento para “actividades homosexuales” y hacer su promoción en Facebook; en noviembre, otros ocho fueron condenados a tres años de prisión (pena reducida a un año en enero), igualmente acusados de libertinaje tras haber organizado un simulacro de matrimonio gay y subido el video a YouTube.
La persecución de los homosexuales en Egipto no es algo nuevo. Ya en 2001, cincuenta y dos hombres fueron detenidos en un club nocturno, el Queen Boat, acusados de “libertinaje” y de “comportamientos obscenos”. Tras un largo proceso, veintidós de ellos fueron condenados a una pena de tres años de prisión. Pero desde la destitución de Mohamed Morsi y la caída de los Hermanos Musulmanes, las presiones y la vigilancia se han intensificado. La policía utiliza por ejemplo la aplicación Grindr de contactos entre miembros de la comunidad LGBT /2 para tenderles trampas. La Egyptian Initiative for Personal Rights (EIPR), ONG de defensa de los derechos humanos ha contado más de 150 detenciones desde junio de 2013.
Una represión que hace eco a un conservadurismo social fuerte
“Esta intensificación de la represión es un medio para las autoridades de atraerse el apoyo de una población egipcia mayoritariamente conservadora”, explica Scott Long, investigador americano y defensor de los derechos LGTB. Según un sondeo de opinión del PEW Research Center de 2013, el 95% de los egipcios considera que la homosexualidad no debe ser aceptada. En enero de 2015, cuando la Unión Europea (UE) condenó la represión que les atacaba y pidió que sus derechos fueran respetados, el Ministro de Asuntos Exteriores declaró que estas demandas no correspondían a las “especificidades culturales, religiosas y sociales de Egipto”, denunciando la insistencia de la UE en imponer “valores alejados de los valores de la sociedad egipcia”.
Una presión social semejante se ejerce contra los ateos. Da fe de ello la condena el 11 de enero de 2015 en la provincia de Bahaira de un joven de veintiún años a tres años de prisión y 1000 libras de multa (alrededor de 100 euros) por insulto al islam pues había mencionado su ateísmo en Facebook. Su toma de posición había desencadenado las iras de ciudadanos y de periodistas. Cuando acababa de poner una denuncia por acoso, el joven fue detenido. Su propio padre testificó en su contra. Tres meses antes, el activista alejandrino Ahmed Harqan había intentado también una denuncia por una tentativa de asesinato organizada tras la difusión de una emisión de televisión en la que defendía el ateísmo a cara descubierta. Entonces la policía le detuvo acusado de difamar la religión, fue golpeado y detenido durante una noche, antes de, finalmente, soltarle.
El administrador de una página Facebook dedicada a los ateos egipcios explica que “muchos ateos se han sentido animados por la liberación de la palabra provocada por la revolución de 2011 y han comenzado a expresarse en los medios y en las redes sociales”. En febrero de 2013, bajo la presidencia de Morsi, un debate público sobre el ateísmo había incluso llegado a reunir a ateos y creyentes en una mezquita del viejo El Cairo, acontecimiento hasta entonces inédito. Pero quienes se atreven ahora a expresarse pagan un enorme precio: en cada ocasión, la policía y la justicia se ponen del lado de la mayoría molesta por sus declaraciones.
Aquí también, el hecho de ser ateo no está directamente criminalizado por la ley egipcia. Sin embargo el artículo 98 (f) del Código Penal estipula que las personas juzgadas culpables de difamación o de insultos hacia las tres religiones monoteístas pueden ser condenadas a penas de 6 meses a 5 años de prisión y a multas de 500 a 1000 libras egipcias (entre 50 y 100 euros).
Al-Azhar y la Iglesia copta unidas
Según un informe publicado en diciembre pasado, el centro de investigación islámica y principal autoridad a cargo de la emisión de fatwas Dar al-Ifta, habría 866 ateos en Egipto. Una cifra extrañamente precisa y muy debatida y sin duda alguna muy subestimada, que colocaría a Egipto a la cabeza de los países árabes en materia de ateísmo. La investigación concluye en que esta cifra debe “hacer sonar la alarma” y hacer reaccionar a las autoridades religiosas y políticas.
Ya en julio de 2014, el Ministro del Culto (waqf) y el Ministerio de Deportes y de la Juventud habían lanzado una gran campaña nacional para combatir la difusión del ateísmo en el seno de la juventud con la cooperación de Al-Azhar (la más alta institución del islam sunita). Desde hace varios meses, Al-Azhar y la Iglesia copta unen sus voces y multiplican las declaraciones sobre los peligros del ateísmo prometiendo propuestas para oponerse a su propagación. Para Ishaak Ibrahim, investigador en el EIPR especializado en la libertad de creencia y de expresión, “las autoridades egipcias consideran el ateísmo como una enfermedad mental, que vuelve a la gente que la padece inepta para tomar buenas decisiones y que requiere un tratamiento”.
En los hechos, esta lucha contra el ateísmo se traduce también en acciones contundentes, a imagen del cierre de un café del centro por las autoridades municipales el 10 de noviembre de 2014. Según ellas, había ateos que se reunían regularmente en él, entre otras cosas para practicar “el culto a Satán” y consumir drogas. Este asunto forma parte también de una campaña que intenta desacreditar a la juventud contestataria ante la opinión pública: numerosos clientes habituales de los cafés del centro, cuyas prácticas “desviadas” son denunciadas, son militantes y revolucionarios.
Pujas religiosas
“El gobierno aumenta cada vez más la represión de los homosexuales y ateos para asegurar su reputación de guardián del orden moral y religioso, en una especie de competición con el movimiento islamista”, comenta Ishaak Ibrahim. Ya en su discurso de investidura, el Presidente Abdel Fattah Al-Sissi había hecho un llamamiento a “todas las familias, escuelas, mezquitas e iglesias” a reforzar los valores morales. A la vez que aplastaba a la hermandad de los Hermanos Musulmanes -clasificada ya como organización terrorista-, el régimen quiere mostrar que es más capaz que sus miembros para jugar la carta de la moralidad.
La represión se acompaña de un verdadero trabajo de martilleo en los medios progubernamentales, que denuncian sin cesar las amenazas que pesarían sobre Egipto. “Por sus discursos sobre los peligros de la homosexualidad o del ateísmo, los medios crean un clima de mucha ansiedad”, explica Scott Long. Suscitando así el miedo, alimentan un círculo vicioso y fertilizan el caldo de cultivo conservador que da una legitimidad popular a la represión.
Para Long, todo esto intenta sobre todo desviar la atención de la población de las dificultades económicas y políticas reales. Ya en 2001, a propósito del asunto del Qeen Boat, Hossam Bahgat, conocido abogado de derechos humanos, había subrayado la utilización por el régimen de Hosni Mubarak de procesos sensacionalistas para intentar eclipsar la degradación de la economía. Cuatro años después de la revolución del 25 de enero, la puesta al día de estas prácticas parece ser un elemento más que da fe de una vuelta al punto de partida en Egipto.
La última operación de gran envergadura antihomosexuales se desarrolló el 7 de diciembre de 2014: treinta y tres hombres fueron detenidos por la policía en un establecimiento de baños del casco antiguo. Mona Iraqi, presentadora en la cadena de televisión Al-Qahira Wa el-Nas estuvo en el origen de la intervención. Prometía revelar la verdad sobre la “mayor guarida de perversión homosexual” de El Cairo, en el marco de su programa televisado El-Mostakhabi (“Lo que se nos oculta”). Los treinta y tres hombres fueron embarcados medio desnudos en los camiones destinados a llevarles al puesto ante las cámaras de Iraqi y de su equipo. La presentadora publica en directo fotos en su página Facebook y se felicita por su participación en la detención: “Hoy es un hermoso día. Nuestra emisión ha podido disolver un lugar de perversión entre hombres y capturarles en flagrante delito”.
En principio, la homosexualidad no está condenada en Egipto, pero las autoridades se sirven alegremente del artículo 9 (c) de la ley n.10/1961 sobre la lucha contra la prostitución que hace de la “práctica de libertinaje” un delito.
Durante su detención, los hombres detenidos el 7 de diciembre fueron humillados y golpeados por la policía. Veintiuno de ellos sufrieron exámenes rectales, práctica execrable utilizada a fin de determinar si habían tenido relaciones anales recientes /1. Los forenses concluyeron que no era el caso, pero que tres de ellos habían sido violados. Veintiséis de los hombres fueron juzgados por “prácticas de libertinaje” y finalmente sobreseídos el 12 de enero de 2015. Este veredicto fue confirmado el lunes 26 de enero por el tribunal de apelación de Azbakeya, poniendo término definitivamente al proceso.
Este proceso no es un caso aislado: en septiembre, seis hombres fueron condenados a 2 años de prisión por libertinaje, acusados de utilizar su apartamento para “actividades homosexuales” y hacer su promoción en Facebook; en noviembre, otros ocho fueron condenados a tres años de prisión (pena reducida a un año en enero), igualmente acusados de libertinaje tras haber organizado un simulacro de matrimonio gay y subido el video a YouTube.
La persecución de los homosexuales en Egipto no es algo nuevo. Ya en 2001, cincuenta y dos hombres fueron detenidos en un club nocturno, el Queen Boat, acusados de “libertinaje” y de “comportamientos obscenos”. Tras un largo proceso, veintidós de ellos fueron condenados a una pena de tres años de prisión. Pero desde la destitución de Mohamed Morsi y la caída de los Hermanos Musulmanes, las presiones y la vigilancia se han intensificado. La policía utiliza por ejemplo la aplicación Grindr de contactos entre miembros de la comunidad LGBT /2 para tenderles trampas. La Egyptian Initiative for Personal Rights (EIPR), ONG de defensa de los derechos humanos ha contado más de 150 detenciones desde junio de 2013.
Una represión que hace eco a un conservadurismo social fuerte
“Esta intensificación de la represión es un medio para las autoridades de atraerse el apoyo de una población egipcia mayoritariamente conservadora”, explica Scott Long, investigador americano y defensor de los derechos LGTB. Según un sondeo de opinión del PEW Research Center de 2013, el 95% de los egipcios considera que la homosexualidad no debe ser aceptada. En enero de 2015, cuando la Unión Europea (UE) condenó la represión que les atacaba y pidió que sus derechos fueran respetados, el Ministro de Asuntos Exteriores declaró que estas demandas no correspondían a las “especificidades culturales, religiosas y sociales de Egipto”, denunciando la insistencia de la UE en imponer “valores alejados de los valores de la sociedad egipcia”.
Una presión social semejante se ejerce contra los ateos. Da fe de ello la condena el 11 de enero de 2015 en la provincia de Bahaira de un joven de veintiún años a tres años de prisión y 1000 libras de multa (alrededor de 100 euros) por insulto al islam pues había mencionado su ateísmo en Facebook. Su toma de posición había desencadenado las iras de ciudadanos y de periodistas. Cuando acababa de poner una denuncia por acoso, el joven fue detenido. Su propio padre testificó en su contra. Tres meses antes, el activista alejandrino Ahmed Harqan había intentado también una denuncia por una tentativa de asesinato organizada tras la difusión de una emisión de televisión en la que defendía el ateísmo a cara descubierta. Entonces la policía le detuvo acusado de difamar la religión, fue golpeado y detenido durante una noche, antes de, finalmente, soltarle.
El administrador de una página Facebook dedicada a los ateos egipcios explica que “muchos ateos se han sentido animados por la liberación de la palabra provocada por la revolución de 2011 y han comenzado a expresarse en los medios y en las redes sociales”. En febrero de 2013, bajo la presidencia de Morsi, un debate público sobre el ateísmo había incluso llegado a reunir a ateos y creyentes en una mezquita del viejo El Cairo, acontecimiento hasta entonces inédito. Pero quienes se atreven ahora a expresarse pagan un enorme precio: en cada ocasión, la policía y la justicia se ponen del lado de la mayoría molesta por sus declaraciones.
Aquí también, el hecho de ser ateo no está directamente criminalizado por la ley egipcia. Sin embargo el artículo 98 (f) del Código Penal estipula que las personas juzgadas culpables de difamación o de insultos hacia las tres religiones monoteístas pueden ser condenadas a penas de 6 meses a 5 años de prisión y a multas de 500 a 1000 libras egipcias (entre 50 y 100 euros).
Al-Azhar y la Iglesia copta unidas
Según un informe publicado en diciembre pasado, el centro de investigación islámica y principal autoridad a cargo de la emisión de fatwas Dar al-Ifta, habría 866 ateos en Egipto. Una cifra extrañamente precisa y muy debatida y sin duda alguna muy subestimada, que colocaría a Egipto a la cabeza de los países árabes en materia de ateísmo. La investigación concluye en que esta cifra debe “hacer sonar la alarma” y hacer reaccionar a las autoridades religiosas y políticas.
Ya en julio de 2014, el Ministro del Culto (waqf) y el Ministerio de Deportes y de la Juventud habían lanzado una gran campaña nacional para combatir la difusión del ateísmo en el seno de la juventud con la cooperación de Al-Azhar (la más alta institución del islam sunita). Desde hace varios meses, Al-Azhar y la Iglesia copta unen sus voces y multiplican las declaraciones sobre los peligros del ateísmo prometiendo propuestas para oponerse a su propagación. Para Ishaak Ibrahim, investigador en el EIPR especializado en la libertad de creencia y de expresión, “las autoridades egipcias consideran el ateísmo como una enfermedad mental, que vuelve a la gente que la padece inepta para tomar buenas decisiones y que requiere un tratamiento”.
En los hechos, esta lucha contra el ateísmo se traduce también en acciones contundentes, a imagen del cierre de un café del centro por las autoridades municipales el 10 de noviembre de 2014. Según ellas, había ateos que se reunían regularmente en él, entre otras cosas para practicar “el culto a Satán” y consumir drogas. Este asunto forma parte también de una campaña que intenta desacreditar a la juventud contestataria ante la opinión pública: numerosos clientes habituales de los cafés del centro, cuyas prácticas “desviadas” son denunciadas, son militantes y revolucionarios.
Pujas religiosas
“El gobierno aumenta cada vez más la represión de los homosexuales y ateos para asegurar su reputación de guardián del orden moral y religioso, en una especie de competición con el movimiento islamista”, comenta Ishaak Ibrahim. Ya en su discurso de investidura, el Presidente Abdel Fattah Al-Sissi había hecho un llamamiento a “todas las familias, escuelas, mezquitas e iglesias” a reforzar los valores morales. A la vez que aplastaba a la hermandad de los Hermanos Musulmanes -clasificada ya como organización terrorista-, el régimen quiere mostrar que es más capaz que sus miembros para jugar la carta de la moralidad.
La represión se acompaña de un verdadero trabajo de martilleo en los medios progubernamentales, que denuncian sin cesar las amenazas que pesarían sobre Egipto. “Por sus discursos sobre los peligros de la homosexualidad o del ateísmo, los medios crean un clima de mucha ansiedad”, explica Scott Long. Suscitando así el miedo, alimentan un círculo vicioso y fertilizan el caldo de cultivo conservador que da una legitimidad popular a la represión.
Para Long, todo esto intenta sobre todo desviar la atención de la población de las dificultades económicas y políticas reales. Ya en 2001, a propósito del asunto del Qeen Boat, Hossam Bahgat, conocido abogado de derechos humanos, había subrayado la utilización por el régimen de Hosni Mubarak de procesos sensacionalistas para intentar eclipsar la degradación de la economía. Cuatro años después de la revolución del 25 de enero, la puesta al día de estas prácticas parece ser un elemento más que da fe de una vuelta al punto de partida en Egipto.
Notas
1/ Declaración de Hicham Abdel Hamid, portavoz del departamento médico forense del ministerio de justicia a Ahram Online, http://english.ahram.org.eg/NewsContent/1/64/117973/Egypt/Politics-/Forensics-Three-suspects-in-Cairo-alleged-gay-bath.aspx
2/ NDR. Lesbianas, gays, transexuales y bisexuales.
Mathilde du Pradel es estudiante en la Escuela Normal Superior e investigadora independiente con base en El Cairo desde septiembre de 2012. Fundadora del blog Actu Égypte (https://actuegypte.wordpress.com/ , en el que se sigue los datos más importantes de la situación egipcia, en particular los referidos a las libertades democráticas y que ha merecido elogios, entre otras personas, de Alain Gresh ndt)
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