Imagen: El Mundo / Mar Cambrollé |
Silvia Moreno | Papel, El Mundo, 2018-12-18
https://www.elmundo.es/papel/lideres/2018/12/18/5c16a60afc6c831d748b4653.html
Mar Cambrollé. Sevilla, 1957. Superviviente de mil y una batallas desde el franquismo, la presidenta de la Asociación de Transexuales de Andalucía está en las antípodas ideológicas de Vox, pero no teme el auge de la derecha populista.
P.- Fue en las listas de Adelante Andalucía en las elecciones andaluzas del 2-D en un puesto en el que no ha logrado escaño. ¿A qué se debe el mal resultado?
R.- A una falta de conexión con la gente que sufre el paro y no llega a fin de mes. El discurso de la izquierda no ha llegado a la gente.
P.- En cambio, el subidón de Vox ha sido espectacular. De cero a 12 escaños. Casi 400.000 andaluces los votaron.
R.- ¿Eso quiere decir que hay 400.000 andaluces de extrema derecha? No. Estas personas están hartas de miseria y precariedad y un discurso populista les ha llegado. El resultado electoral es bastante elocuente. Es un grito de ¡váyanse ya!
P.- El programa electoral de Vox incluye suprimir de la sanidad pública las intervenciones quirúrgicas "ajenas a la salud", entre las que citan las de reasignación de sexo a las que se someten los transexuales.
R.- No me preocupa para nada, porque los políticos, tanto de derechas como de izquierdas, prometen muchas cosas y no cumplen nada. Ni se van a cargar la Ley de Violencia de Género, ni las autonomías porque políticamente no tienen capacidad para hacerlo, y ni el PP ni Ciudadanos lo van a apoyar. Son gritos que lanzan a cierto electorado, lo mismo que cuando las izquierdas dicen "vamos a hacer" y no hacen. Todos se dedican a hacer su teatro.
P.- ¿Hay que temer a Vox?
R.- Las personas ‘trans’ hemos sufrido un ‘apartheid’ político, afectivo y laboral. Una generación entera ha vivido fuera del cariño del hogar, buscándose la vida con los únicos recursos que el sistema nos dejaba: la prostitución o el espectáculo. Ahora con Vox no será peor.
P.- Los casos de corrupción son escandalosos.
R.- Sí, pero aquí hemos llegado a normalizar el fraude. Se gastaron 20.000 euros en un puticlub con las tarjetas ‘black’ de la Junta de Andalucía, ¿no nos duele que un partido que dice que es feminista se gaste ese dinero público en prostitutas? Y ahora salen los jóvenes a manifestarse tras las elecciones contra el fascismo, ¿y aquello no fue motivo para salir a la calle?
P.- Su asociación ha visto de cerca cómo funcionan las redes clientelares del PSOE.
R.- En el movimiento LGTB [lesbianas, gais, transexuales y bisexuales], nos pusieron un coordinador a dedo. Gana al año más de 50.000 euros y funciona de comisario político para que los recursos de la Junta sólo lleguen a los suyos, a su red clientelar; y sean castigadas aquellas personas o entidades que no están todo el día aplaudiendo las políticas del gobierno socialista en Andalucía.
P.- ¿A ustedes les han recortado?
R.- Sí, nos rebajan las subvenciones a una cuarta parte, a pesar de que llevamos once años trabajando en Andalucía y fuimos impulsores de la ley más avanzada. Han dado las subvenciones a sus amigos. Y esto podría ser un fraude porque es dinero público, no del partido. Lo vamos a impugnar.
P.- ¿Hay mucho dinero para repartir?
R.- La Junta da 100.000 euros para toda Andalucía, y ¿sabes cuánto se gasta el Ayuntamiento de Sevilla en el carnaval del día del orgullo? Más de 150.000 euros. El PSOE no hace política, sino cosmética para quedar bien. Después de casi cuarenta años de gobierno en la Junta ha conseguido crear una tela de araña y que el movimiento social sea dócil, no crítico porque es gente de su propio partido. Muchas veces digo con sorna y sarcasmo: "tres maricones y un NIF, tres maricones y un NIF" porque cogen a tres gais del PSOE y su NIF y montan una asociación que luego les sirve para validar las políticas que hace la Junta, pero detrás de estas asociaciones no hay nada. Lo más tremendo es que no hay disidencia ni resistencia porque ya se han encargado ellos de dejar maniatado y dócil a todo un movimiento social, y no me refiero solo al colectivo LGTB, sino también a sindicatos, asociaciones de usuarios, la propia prensa, mucha de ella subvencionada.
P.- ¿El PSOE ha defendido los derechos del colectivo gay?
R.- ¿El PSOE ha creído más en los derechos más que otro partido? Yo creo que cogieron la calculadora y vieron que si un 14% de la población es gay, como mantienen los sexólogos, ellos dijeron "¿cuántos maricones me salen? ¡Seis millones!". Y pensaron, "vamos a hacer un guiño, que estos nos inclinan la balanza a nuestro favor". Pero ha sido pura cosmética.
P.- Los autobuses de Hazte Oír han recorrido las calles de muchas ciudades con el lema "Lo dice la biología: los niños tienen pene. Las niñas tienen vulva. No al adoctrinamiento de género".
R.- Las personas trans forman parte de la condición humana. No somos un experimento nuevo, ni un capricho, ni algo contemporáneo, ni una enfermedad, ni una opción. Cuando gobernaba el PP de Rajoy, muchos colectivos pedimos que retirase a Hazte Oír la condición de entidad pública porque fomentaba discriminación y el odio. Sin embargo, se ha cambiado de gobierno y ¿qué ha hecho Pedro Sánchez? Seguir con lo mismo que hacía Rajoy.
P.- Hace 20 o 30 años era aún peor.
R.- Las ‘trans’ somos las más maltratadas de la dictadura y las olvidadas de la democracia. Cuando se dice que el franquismo tuvo cerca de 5.000 homosexuales en las cárceles a nosotras nos anulan. ¡No me cuente milongas porque más del 80% de los encarcelados eran ‘trans’!
P.-¿Merecen la pena los más de 30 años que lleva de activismo?
R.- Sí, para mí ha sido muy gratificante porque puedo decir que, aunque aún queda mucho, parte de la utopía la he tocado con los dedos. Los chicos ahora no tienen que pagar el peaje que me tocó a mí, en forma de insultos y palizas de mi padre que no quería tener un niño maricón, como se decía en esa época.
P.- ¿Cómo se puede detectar si un niño es transexual?
R.- Me lo preguntan mucho las familias. Si un niño juega a las cocinitas no es una niña, ¡eh! O una niña que le guste un día jugar al fútbol tampoco es un niño. ¿Cuándo entonces? Si hay una actitud persistente y constante, que va acompañada de infelicidad. Aquí llegan las familias con niños que dicen: "mamá, no quiero vivir porque no soy una niña, soy un niño".
P.- Se queja de que el colectivo gay fue injusto con los transexuales.
R.- Mucho. Sufrimos una colonización y tutelaje de los gay. El patriarcado y el machismo lo dominan todo, también en los colectivos LGTB.
P.- Su infancia fue muy dura. Se crió en uno de los barrios más pobres de Sevilla y con 13 años dejó el colegio.
R.- Mi padre me dio dos palizas. Me pegaba porque era muy femenina. El colegio lo dejé pronto porque mi familia era muy pobre y con 14 años ya se podía trabajar. Empecé en una cafetería como aprendiz para fregar cacharros. Ganaba 1.200 pesetas al mes.
P.- Muchos transexuales se ven abocados a la prostitución, usted misma la ejerció en Madrid, Barcelona y Milán.
R.- Estuve 14 años vendiendo artesanía en Sevilla y quería montar una tienda, pero no tenía dinero suficiente. Decidí irme para ejercer unos meses la prostitución. Fue un dinero rápido, pero no fácil. Con lo que gané en Barcelona amueblé mi casa y con lo de Italia monté la tienda. Gané tres millones y medio de pesetas en un mes y medio en Italia. Te podías enganchar al dinero fácil, pero yo regresé cuando conseguí lo que quería.
P.-¿Hay que legalizar la prostitución?
R.- Aquí hay un falserío. Diría que le pregunten a los que han ido al puticlub don Angelo [donde se usaron las tarjetas ‘black’ de la Junta]. Es mi opinión, no de la organización, pero creo que más que abolición o regulación es si queremos que la prostitución sea clandestina o haya derechos para quienes la ejercen. Y creo que tienen que tener derechos porque es fácil decir abolición de la prostitución desde el feminismo de moqueta y de bolso de Louis Vuitton que practican algunas. Ese feminismo parece una santa cruzada, como una nueva Inquisición.
P.- Fue en las listas de Adelante Andalucía en las elecciones andaluzas del 2-D en un puesto en el que no ha logrado escaño. ¿A qué se debe el mal resultado?
R.- A una falta de conexión con la gente que sufre el paro y no llega a fin de mes. El discurso de la izquierda no ha llegado a la gente.
P.- En cambio, el subidón de Vox ha sido espectacular. De cero a 12 escaños. Casi 400.000 andaluces los votaron.
R.- ¿Eso quiere decir que hay 400.000 andaluces de extrema derecha? No. Estas personas están hartas de miseria y precariedad y un discurso populista les ha llegado. El resultado electoral es bastante elocuente. Es un grito de ¡váyanse ya!
P.- El programa electoral de Vox incluye suprimir de la sanidad pública las intervenciones quirúrgicas "ajenas a la salud", entre las que citan las de reasignación de sexo a las que se someten los transexuales.
R.- No me preocupa para nada, porque los políticos, tanto de derechas como de izquierdas, prometen muchas cosas y no cumplen nada. Ni se van a cargar la Ley de Violencia de Género, ni las autonomías porque políticamente no tienen capacidad para hacerlo, y ni el PP ni Ciudadanos lo van a apoyar. Son gritos que lanzan a cierto electorado, lo mismo que cuando las izquierdas dicen "vamos a hacer" y no hacen. Todos se dedican a hacer su teatro.
P.- ¿Hay que temer a Vox?
R.- Las personas ‘trans’ hemos sufrido un ‘apartheid’ político, afectivo y laboral. Una generación entera ha vivido fuera del cariño del hogar, buscándose la vida con los únicos recursos que el sistema nos dejaba: la prostitución o el espectáculo. Ahora con Vox no será peor.
P.- Los casos de corrupción son escandalosos.
R.- Sí, pero aquí hemos llegado a normalizar el fraude. Se gastaron 20.000 euros en un puticlub con las tarjetas ‘black’ de la Junta de Andalucía, ¿no nos duele que un partido que dice que es feminista se gaste ese dinero público en prostitutas? Y ahora salen los jóvenes a manifestarse tras las elecciones contra el fascismo, ¿y aquello no fue motivo para salir a la calle?
P.- Su asociación ha visto de cerca cómo funcionan las redes clientelares del PSOE.
R.- En el movimiento LGTB [lesbianas, gais, transexuales y bisexuales], nos pusieron un coordinador a dedo. Gana al año más de 50.000 euros y funciona de comisario político para que los recursos de la Junta sólo lleguen a los suyos, a su red clientelar; y sean castigadas aquellas personas o entidades que no están todo el día aplaudiendo las políticas del gobierno socialista en Andalucía.
P.- ¿A ustedes les han recortado?
R.- Sí, nos rebajan las subvenciones a una cuarta parte, a pesar de que llevamos once años trabajando en Andalucía y fuimos impulsores de la ley más avanzada. Han dado las subvenciones a sus amigos. Y esto podría ser un fraude porque es dinero público, no del partido. Lo vamos a impugnar.
P.- ¿Hay mucho dinero para repartir?
R.- La Junta da 100.000 euros para toda Andalucía, y ¿sabes cuánto se gasta el Ayuntamiento de Sevilla en el carnaval del día del orgullo? Más de 150.000 euros. El PSOE no hace política, sino cosmética para quedar bien. Después de casi cuarenta años de gobierno en la Junta ha conseguido crear una tela de araña y que el movimiento social sea dócil, no crítico porque es gente de su propio partido. Muchas veces digo con sorna y sarcasmo: "tres maricones y un NIF, tres maricones y un NIF" porque cogen a tres gais del PSOE y su NIF y montan una asociación que luego les sirve para validar las políticas que hace la Junta, pero detrás de estas asociaciones no hay nada. Lo más tremendo es que no hay disidencia ni resistencia porque ya se han encargado ellos de dejar maniatado y dócil a todo un movimiento social, y no me refiero solo al colectivo LGTB, sino también a sindicatos, asociaciones de usuarios, la propia prensa, mucha de ella subvencionada.
P.- ¿El PSOE ha defendido los derechos del colectivo gay?
R.- ¿El PSOE ha creído más en los derechos más que otro partido? Yo creo que cogieron la calculadora y vieron que si un 14% de la población es gay, como mantienen los sexólogos, ellos dijeron "¿cuántos maricones me salen? ¡Seis millones!". Y pensaron, "vamos a hacer un guiño, que estos nos inclinan la balanza a nuestro favor". Pero ha sido pura cosmética.
P.- Los autobuses de Hazte Oír han recorrido las calles de muchas ciudades con el lema "Lo dice la biología: los niños tienen pene. Las niñas tienen vulva. No al adoctrinamiento de género".
R.- Las personas trans forman parte de la condición humana. No somos un experimento nuevo, ni un capricho, ni algo contemporáneo, ni una enfermedad, ni una opción. Cuando gobernaba el PP de Rajoy, muchos colectivos pedimos que retirase a Hazte Oír la condición de entidad pública porque fomentaba discriminación y el odio. Sin embargo, se ha cambiado de gobierno y ¿qué ha hecho Pedro Sánchez? Seguir con lo mismo que hacía Rajoy.
P.- Hace 20 o 30 años era aún peor.
R.- Las ‘trans’ somos las más maltratadas de la dictadura y las olvidadas de la democracia. Cuando se dice que el franquismo tuvo cerca de 5.000 homosexuales en las cárceles a nosotras nos anulan. ¡No me cuente milongas porque más del 80% de los encarcelados eran ‘trans’!
P.-¿Merecen la pena los más de 30 años que lleva de activismo?
R.- Sí, para mí ha sido muy gratificante porque puedo decir que, aunque aún queda mucho, parte de la utopía la he tocado con los dedos. Los chicos ahora no tienen que pagar el peaje que me tocó a mí, en forma de insultos y palizas de mi padre que no quería tener un niño maricón, como se decía en esa época.
P.- ¿Cómo se puede detectar si un niño es transexual?
R.- Me lo preguntan mucho las familias. Si un niño juega a las cocinitas no es una niña, ¡eh! O una niña que le guste un día jugar al fútbol tampoco es un niño. ¿Cuándo entonces? Si hay una actitud persistente y constante, que va acompañada de infelicidad. Aquí llegan las familias con niños que dicen: "mamá, no quiero vivir porque no soy una niña, soy un niño".
P.- Se queja de que el colectivo gay fue injusto con los transexuales.
R.- Mucho. Sufrimos una colonización y tutelaje de los gay. El patriarcado y el machismo lo dominan todo, también en los colectivos LGTB.
P.- Su infancia fue muy dura. Se crió en uno de los barrios más pobres de Sevilla y con 13 años dejó el colegio.
R.- Mi padre me dio dos palizas. Me pegaba porque era muy femenina. El colegio lo dejé pronto porque mi familia era muy pobre y con 14 años ya se podía trabajar. Empecé en una cafetería como aprendiz para fregar cacharros. Ganaba 1.200 pesetas al mes.
P.- Muchos transexuales se ven abocados a la prostitución, usted misma la ejerció en Madrid, Barcelona y Milán.
R.- Estuve 14 años vendiendo artesanía en Sevilla y quería montar una tienda, pero no tenía dinero suficiente. Decidí irme para ejercer unos meses la prostitución. Fue un dinero rápido, pero no fácil. Con lo que gané en Barcelona amueblé mi casa y con lo de Italia monté la tienda. Gané tres millones y medio de pesetas en un mes y medio en Italia. Te podías enganchar al dinero fácil, pero yo regresé cuando conseguí lo que quería.
P.-¿Hay que legalizar la prostitución?
R.- Aquí hay un falserío. Diría que le pregunten a los que han ido al puticlub don Angelo [donde se usaron las tarjetas ‘black’ de la Junta]. Es mi opinión, no de la organización, pero creo que más que abolición o regulación es si queremos que la prostitución sea clandestina o haya derechos para quienes la ejercen. Y creo que tienen que tener derechos porque es fácil decir abolición de la prostitución desde el feminismo de moqueta y de bolso de Louis Vuitton que practican algunas. Ese feminismo parece una santa cruzada, como una nueva Inquisición.
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