viernes, 14 de junio de 2019

#hemeroteca #trans #testimonios | Trini Falcés, vanguardia 'trans'

Imagen: La Opinión A Coruña / Trini Falcés (c)
Trini Falcés, vanguardia 'trans'.
La activista Trini Falcés, encarcelada en el franquismo, recibe el premio LGTBI Marcela y Elisa.
Marta Otero | La Opinión A Coruña, 2019-06-14
https://www.laopinioncoruna.es/coruna/2019/06/15/trini-falces-vanguardia-trans/1411466.html

"Lo mío es un lío", empieza diciendo la activista transexual Trini Falcés, galardonada este año con el premio Marcela y Elisa, cuando se le pregunta por el difícil camino que ha tenido que recorrer para ser quien realmente nació para ser. Admite que el reconocimiento que le ha otorgado este año la asociación ALAS A Coruña le hace ilusión, pero que a su edad lo único que quiere a partir de ahora es "que me dejen tranquila, quiero ir a mi aire".

Esta búsqueda de tranquilidad tiene su razón de ser si tenemos en cuenta su trayectoria. A Trini Falcés, nacida en A Coruña, la detuvieron por primera vez en la década de los 60, el mismo día que cumplió 17 años, en el marco de la desaparecida Ley de Vagos y Maleantes. "Fue saliendo de trabajar. Pasé cinco años entre una cárcel y otra, iba pasando tres meses en una, tres en otra... luego llegó la Ley de Peligrosidad Social, y más de lo mismo", relata la coruñesa.

Del último de sus ingresos penitenciarios, en la cárcel de Carabanchel, fue capaz de escapar a tiempo, antes de que pudiesen someterla a un tratamiento con electrodos de aquellos que antaño se hacían para tratar de 'curar la homosexualidad'. "Me querían llevar a la clínica del doctor Nágera, pero me escapé. Luego estuve en busca y captura, pero huí a Barcelona, y me allí me quedé", explica.

Trini Falcés recuerda con especial cariño su vida en Barcelona, en donde vivió 30 años dedicados al activismo, ya que fue en esa ciudad donde pudo, por fin, vivir en plenitud con su verdadera identidad de género. "Barcelona era una ciudad muy adelantada, había clubes gays y todo, ya en la época de Franco.", recuerda. "Cuando murió Franco, yo trabajaba en un hotel. Ese día, mis compañeras y yo bajamos con champán por las Ramblas. Nos persiguió la policía y todo". En Barcelona trabajó en hoteles, cabarets e incluso rodó una película, pero reconoce que el ambiente "de drogas y fiesta" no terminaba de encajar con ella.

El gusanillo de conocer sus orígenes acabó por picarle. Fue por eso que decidió retornar a A Coruña hace seis años, con el objetivo de conocer a su madre biológica, natural de Ferrol. "Mi madre me dio a luz muy jovencita, y me adoptó un policía nacional, de aquellos malos". Del reencuentro con su madre, hoy fallecida, recuerda que fueron juntas a ver a Moncho Borrajo, día del que conserva con celo una fotografía.

Trini Falcés vive ahora tranquila en la ciudad. "Fui la segunda o la tercera persona a la que Zapatero dio una pequeña paga por haber sido presa social", comenta. Ahora percibe de Cáritas una ayuda para pagarse su vivienda y su silla de ruedas, que usa por problemas de huesos, "cosas de la edad". Insiste en que siempre ha estado a su aire, y lo único que busca ahora es que esa tranquilidad se mantenga hasta el final de sus días, "aunque aquí, entre tanto homenaje, parece imposible".

Ayer ALAS A Coruña le hizo entrega del premio Marcela y Elisa por ejemplificar "el espíritu indomable de todas las personas que fueron represaliadas, pero perseveraron y nos dejaron libertades de las que disfrutamos hoy en día." No es para menos.

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