miércoles, 26 de junio de 2019

#hemeroteca #cine #homosexualidad #memoria | 'Los amigos de Dorothy': 'El Mago de Oz' y el Orgullo

Imagen: El Mundo / Fotograma de 'El Mago de Oz'
'Los amigos de Dorothy': 'El Mago de Oz' y el Orgullo.
El clásico cumple 80 años. Un libro del sello Notorious explica el filme, incluido su valor como símbolo para miles de homosexuales que vieron en él una representación de sus vidas.
Luis Alemany | El Mundo, 2019-08-26
https://www.elmundo.es/cultura/cine/2019/06/26/5d12577621efa0627f8b4768.html

«Judy Garland personifica una forma gay de manejar los valores, las imágenes y productos de la cultura dominante a través de la ironía, la exageración, la trivialización, la teatralidad y una manera ambivalente de reírse con y de lo respetable».

El entrecomillado pertenece al ensayista Richard Dyer y aparece citado en ‘El mago de Oz’ como icono de la cultura gay, uno de los capítulos del libro dedicado al 80º aniversario de 'El mago de Oz' que acaba de publicar la editorial Notorious. En sus páginas, 24 artículos explican la película de Victor Fleming en cada fleco. Ninguno parece tan atractivo en la semana del Orgullo LGTBI como el que explica el vínculo entre Dorothy, el hombre de Hojalata y compañía y la lucha por los derechos de los homosexuales.

«Dorothy es una chica de pueblo que no encaja en su mundo. Su familia le quiere pero ella sabe que es la rarita del lugar, la que siempre está un poco de más. Su único amigo es un perro y sueña con encontrar otro mundo en el que se sienta más cómoda. Entonces, emprende un viaje hacia ese mundo, que es la ciudad de Oz, y por el camino se va encontrando con otros raritos como ella. Juntos van descubriendo un mundo en el que les rodean la música y los colores y en el que van comprendiendo que en realidad no existe ningún problema en ser como son. Que sólo necesitan encontrar la fuerza que está en su interior para estar cómodos en el mundo. Esa idea nos puede parecer un poco tópica hoy, pero ha sido muy importante para las sucesivas generaciones de homosexuales que han peleado por su libertad durante estos años».

Quien habla ahora es el escritor Alejandro Melero, el autor de ‘El mago de Oz’ como icono de la cultura gay. Tal y como la cuenta, es imposible no entender la película de Judy Garland como una gran representación de la experiencia de crecer siendo homosexual y una explicación de todo aquello que hoy hemos entendido como cultura gay durante muchos años: el juego estético con el kitsch, el fondo desafiante, el hedonismo... Todos esos rasgos no son caprichos sino que tienen explicación.

«La Ciudad Esmeralda representa la promesa de un refugio, es el sitio seguro, que han anhelado tantos gais», explica Melero. «Es un lugar seguro en el que en el que poder ser uno mismo y, entre otras muchas cosas, reconciliarse con el mundo exterior... En cambio, el León Cobarde representa la opción del ocultamiento, simboliza al chico que decide no enfrentarse a aquellos que no lo aceptan, el que prefiere una vida asexuada para no enfrentarse a sus deseos y que está permanentemente temeroso de ser descubierto en su secreto».

El león, además, es un personaje de maneras amabilísimas, ‘insuficientemente’ masculinas para el mundo heterosexual. Vito Russo, el primer académico que estudió el ‘El mago de Oz’ en clave LGTBI, colocó su fotografía en uno de sus estudios con una leyenda provocadora debajo: «¿Quién es un marica?»

Continuemos con los simbolismos: «Es imposible ser gay, ver la película, el momento en el que los personajes se encuentran y caminan juntos y no pensar en el momento en el que uno empezó a tener una pandilla de amigos homosexuales o fue por primera vez a un bar gay», explica Melero.

Más: en algún momento de la película, la Bruja Buena del Oeste grita a los ‘munchkins’, los duendecillos de Oz, «salid, salid de donde quiera que estéis» y existe la teoría de que esa frase fue el origen de la expresión «salir del armario». Además, , en una encrucijada del camino de ladrillos dorados, Dorothy duda por qué lado continuar y el Espantapájaros le da consejo: «Unos siguen este camino, otros siguen el otro y hay gente que unas veces va por un camino y otras veces el otro».

«Incluso la Bruja del Este representa el estereotipo de la lesbiana que es como una vampiresa, la lesbiana mala que está tramando maneras de seducir a la inocente Dorothy», explica Melero. «Es una interpretación que hizo Alexander Doty, que viene del psicoanálisis y que yo, personalmente, veo con algunos reparos, pero que también es interesante».

Y esa inmensa alegoría, ¿la pensó alguien conscientemente o fue un asunto ‘freudiano’, una falla en la tierra que nadie veía pero que estaba a punto de crujir?

Por si a alguien le interesa saberlo: el guión de El mago de Oz tiene tres autores oficiales y un ejército de escritores subcontratados que ayudaron con los textos. De los tres autores, Y.E. Harburg, Noel Langley y Edgar Allan Woolf, sólo éste último era homosexual. En cuanto a Frank Baum, el autor de la novela original, fue un señor casado que tuvo cuatro hijos, si es que esa información cambia en algo las cosas.

Gay antes de tiempo
«Es difícil saber cómo salió adelante esta historia. No sé si fue una obra conscientemente gay, para empezar, porque el concepto de gay no existía en 1939 o, si existía, era muy diferente al que tenemos hoy», explica Melero. «Pero había una mirada homosexual en el cine, eso es una certeza, porque hasta 1934, el cine pre code [el Hollywood anterior al código de moralidad impulsado por William Hays] representó a los homosexuales muy libremente y no necesariamente en papeles negativos. También sabemos que existían redes, grupos de amigos que funcionaban como familias de homosexuales en Hollywood. Es imposible explicar esa época ignorando esa mirada homosexual».

Son dos certezas, igual que sabemos que siempre existieron espectadores homosexuales que reconocieron en Dorothy su historia personal. Cuando Judy Garland murió, hace ahora 50 años, algunos de esos espectadores cantaron ‘Over the rainbow’ en su funeral en Nueva York, la ciudad a la que habían llegado sus restos embalsamados de Garland desde Londres. Aquel duelo terminó en los sucesos de Stonewall, donde varios dolientes desafiaron a la policía. Y aquella canción inspiró la bandera del arcoíris que esta semana ondea por medio mundo.

«El arte es un referente muy importante cuando eres homosexual y creces al margen de loq ue es normativo. Te da modelos en los que reconocerte y también sirve para que tus amigos heterosexuales entiendan las cosas de otra manera. Por eso hay que insistir tanto en la cultura gay», termina Melero.

La historia de ‘El Mago de Oz’ tiene un epílogo que lleva hasta los años 70, cuando Sidney Lumet estrenó una nueva versión de la misma historia protagonizada por actores negros: Michael Jackson hizo de Espantapájaros, Richard Pryor de Mago y Diana Ross (otra actriz predilecta para el público gay), de Dorothy. Kansas dejó de ser Kansas y se convirtió en Harlem. El país de Oz fue el lado de Manhattan que queda al sur de la calle 125, el límite que nunca había se había atrevido a cruzar Dorothy. En cuanto a la ciudad Esmeralda, su color era el del dinero, la herramienta que utilizaba el Mago para manipular a los habitantes de Oz.

La película, llena de música disco y soul, tenía la estética de una película de ‘blaxplotaition’ para niños. Fue candidata a cuatro premios Oscar pero no tuvo éxito comercial y quedó olvidada para siempre. Da igual: lo interesante es descubrir que el mensaje de liberación de ‘El mago de Oz’ funciona igual si cambiamos la homofobia por el racismo o por cualquier otra forma de discriminación.

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