viernes, 1 de mayo de 2015

#hemeroteca #hemofobia | La nueva Ley de la Humillación

La nueva Ley de la Humillación
David Pallás | Grupo EGF, 2015-03-01
http://www.empresasgayfriendly.com/noticias/la-nueva-ley-de-la-humillacion-por-david-pallas/

Hoy odio a Europa. Hoy no me siento europeo. No puedo creer que esté dentro de algo tan podrido como esto, y que ellos sean quienes nos representan. Sí, estoy hablando de la polémica y nauseabunda sentencia que emitió el miércoles 29 de Abril el Tribunal de Justicia de la Unión Europea, por el cual se permite excluir a los homosexuales de las donaciones de sangre. Se basan en que los homosexuales básicamente somos un sector “peligroso y de riesgo” ya que según ellos, somos prácticamente los dueños exclusivos del VIH, parece ser. Ellos mismos hablan de porcentajes, y sí, un 48 por ciento afecta a los homosexuales, pero ¿y el otro 52 por ciento? Ahí no entra el resto del mundo, ¿no? El VIH de repente parece que no afecta a los heterosexuales bajo esta ley… Cosa que me da mucho que pensar, porque me hace plantearme que los encargados del departamento de Salud Europeo no deben ser tan profesionales como parece, y puede que cualquier persona que se haya interesado un mínimo por este tema, sepamos más que ellos…

Para justificar esta Ley contra la Dignidad del Ser Humano, comentan que aunque se hagan análisis de sangre previos a la donación, si se han mantenido relaciones sexuales de riesgo durante esos tres meses (que es lo que dura más o menos el periodo ventana) no aparece en los análisis si alguien porta el virus del VIH. Bien, queridos cerebros pensantes de las Altas Esferas Europeas, que sepáis, que eso ocurre a los homosexuales y a los heterosexuales. Porque recuerdo una vez más, que el Sida es una enfermedad que puede afectar a todos. Y leyes como ésta, lo único que fomentan es que haya más ignorancia sobre el tema, y haya más falta de precaución entre la población heterosexual. Cuántas conversaciones se oyen de “como tomo la píldora no tomamos precaución”. Vamos a ver, no sólo está el riesgo de embarazo, está el riesgo a muchas enfermedades venéreas (que tampoco sólo existe el VIH, compañeros).

No puedo creer que estemos viviendo este momento, que estemos retrocediendo tantos años… Me da asco que se pueda crear una ley tan humillante y que no pase nada. Me da miedo. ¿Dónde vamos a llegar? ¿Volveremos a ser fusilados en un paredón por amar a alguien de nuestro mismo sexo? ¿Tendremos que llevar un brazalete que indique que somos gays, apestados? ¿Nos acabarán llevando a campos de concentración por no ser aptos y no valer como el resto de la población? Parecen exageradas mis palabras ¿verdad? Pensad cómo os parecería de exagerada esta ley hace un tiempo… No sé dónde puede acabar todo esto. Pero no voy a permitir que se nos trate con tan poca dignidad, y al menos voy a quejarme, voy a gritar, voy a mostrar mi rabia con estas palabras. Nadie va a decidir que ni mi pareja ni yo somos inferiores a nadie, que valemos menos por amar a alguien que no es quien la sociedad espera. A los homosexuales que tomamos precauciones y que tenemos conciencia de los riesgos sexuales no nos van a dejar donar, ¿pero a heterosexuales que igual se van cada día con quien les da la gana sin usar protección sí? Me parece indignante. Todos somos iguales, todos tenemos la misma sangre válida. Da igual nuestra raza, sexo, religión… Me parece absurdo que se plantee que algo de esto afecte. Lo que habría que tener en cuenta son las precauciones que cada individuo tome, dando igual sus preferencias sexuales.

Me acuerdo cuando la expresión de “es una ciudad muy europea”, quería decir que era moderna, abierta, tolerante, más liberal… Qué cosas… Ahora esa expresión para mí significa todo lo contrario.

Para acabar os dejo con un texto muy famoso del grandísimo Shakespeare (un fragmento de “El mercader de Venecia”), que resume muy bien todo esto. Sólo hay que cambiar la palabra “judío” por “homosexual” y tenemos un discurso atemporal. Os dejo abajo también un enlace a Youtube para que veáis a Al Pacino interpretando a Shylock en este monólogo.

“Soy un judío. ¿Es que un judío no tiene ojos? ¿Es que un judío no tiene manos, órganos, proporciones, sentidos, afectos, pasiones? ¿Es que no está nutrido de los mismos alimentos, herido por las mismas armas, sujeto a las mismas enfermedades, curado por los mismos medios, calentado y enfriado por el mismo verano y por el mismo invierno que un cristiano? Si nos pincháis, ¿no sangramos? Si nos cosquilleáis, ¿no nos reímos? Si nos envenenáis, ¿no nos morimos? Y si nos ultrajáis, ¿no nos vengaremos? Si nos parecemos en todo lo demás, nos pareceremos también en eso.”

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