lunes, 11 de enero de 2016

#hemeroteca #homofobia | China gay


China gay.
La homosexualidad es una perversión capitalista, según el Partido Comunista. Así que cerca de 30 millones de personas lo llevan en secreto. Aún funcionan centros de terapia donde dan electroshocks.
Zigor Aldama | El Correo, 2016-01-11

Fan Popo (Xuzhou, 1985) asegura que recuerda nítidamente el primer momento en el que se sintió atraído por un hombre. «Tendría unos tres años, y estaba viendo la televisión en el regazo de mi madre. Apareció un hombre semidesnudo, y me excité», cuenta. Más adelante, en preescolar, ya se acercaba a sus compañeros varones con la misma intención de quienes levantaban las faldas a las las chicas. Pero tuvo que esperar al final de la adolescencia para entender y aceptar lo que no podía combatir. «Soy homosexual. Y no hay nada de malo en ello. Ni siquiera de forma oficial, porque en China la homosexualidad dejó de estar catalogada como enfermedad en 2001». Sin embargo, hasta que cumplió los 24 años no se atrevió a salir del armario por completo. «Ya había tenido relaciones y mis amigos conocían perfectamente mi orientación, pero me costó enfrentarme a mi familia». Cuando se lo contó, su madre echó la culpa a la televisión y a aquel hombre semidesnudo.

«La familia sigue siendo un elemento de vital importancia en la cultura china, porque todavía prevalecen los valores tradicionales. Sobre todo entre quienes ahora tienen más de 40 años, con los que el choque generacional es gigantesco. Tratan a los hijos como si fuesen pertenencias y proyectan en ellos todas sus esperanzas. Por eso resulta más difícil conseguir que la homosexualidad sea aceptada», explica. Y, también por esa razón, Fan decidió en 2012 rodar un documental, 'Mama Rainbow', en el que analizaba seis casos de madres que han aceptado la orientación sexual de sus hijos e hijas para ofrecerles un apoyo incondicional. «Al principio queríamos que fuesen padres y madres, pero ellos se negaban a hablar. También me sorprendió que todavía muchos jóvenes se muestren contrarios a la homosexualidad, quizá porque nunca han conocido a un gay o a una lesbiana».

Con el objetivo de llevar ese mensaje de concordia al gran público, Fan colgó una versión breve del documental en diferentes plataformas de vídeo en Internet. Y ahí se exhibió con gran éxito hasta la Navidad de 2014. «Un día me llamó un amigo que estaba buscando el enlace para que su madre viese el documental y me dijo que no lo encontraba. Efectivamente, comprobé que había sido retirado de las páginas web sin que nadie me hubiese informado de ello». Fan, sorprendido, llamó a las diferentes plataformas y recibió una misma respuesta. «Me dijeron que la Administración del Estado para la Prensa, las Publicaciones, la Radio, el Cine y la Televisión (SAPPRFT por sus siglas en inglés) prohibía continuar mostrando el documental. Pero se negaron a mostrarme ese documento donde al parecer se recoge la orden». Así que Fan decidió preguntar directamente a la institución responsable de toda la censura en China. «Me contestaron que ellos no habían dicho absolutamente nada».

«Estoy en la lista negra»
Alguien mentía, así que el cineasta decidió llevar a SAPPRFT a juicio. «Si no había dado ninguna orden, ¿cómo es que todas las webs retiraron el vídeo?», inquirió. Para su sorpresa, el juez admitió la demanda a trámite. No le dio la razón en primera instancia, pero Fan recurrió. Y, ahora, otro tribunal ha fallado a su favor, aunque solo en parte. La sentencia reconoce que el procedimiento que siguió el órgano censor fue ilegal, y por ello tendrá que pagar las costas del proceso, pero no entra a valorar la decisión sobre la retirada del corto.

«Ahora tendré que luchar para tratar de que se vuelva a mostrar, pero estoy contento porque es un gran paso en el reconocimiento de que las leyes están para protegernos de los desmanes del Gobierno», comenta Fan junto a la estufa con la que combate el gélido invierno. Su hogar es una atestada habitación en un piso compartido de un barrio obrero de Pekín. Sin duda, desde esta humilde base ha sentado un interesante precedente por el que, eso sí, tendrá que pagar un elevado precio profesional: «Sé que ahora nunca podré rodar una superproducción en China porque ya estoy en la lista negra y el dinero del cine siempre está relacionado de alguna forma con el Estado». Pero eso no le preocupa en exceso. «Al fin y al cabo, yo me muevo en un círculo de cine alternativo», dice con una sonrisa.

Si los censores creyeron que le iban a callar estaban muy equivocados. De hecho, aunque teme que también acabe vetada, Fan ya está acabando de montar la segunda parte del polémico 'Papa Rainbow', en el que finalmente serán los padres de homosexuales quienes hablen. «El problema no es tanto la censura como el hecho de que no exista una regulación clara sobre lo que está permitido y lo que no. El sistema es completamente arbitrario, y está en manos de un grupo de gente que hace lo que le da la gana. En mi caso, quizá un miembro del SAPPRFT que tenía un mal día vio el documental porque estaba teniendo éxito, no le gustó y ordenó que fuese retirado. Todo el mundo se queja de eso, pero nadie hace nada al respecto por miedo». El cineasta exige que se delineen unas líneas rojas claras sobre lo que está permitido y lo que no. «Porque la situación actual hace que la mayoría se autocensure de antemano y que la creatividad muera», denuncia.

Fan también quería saber si la homosexualidad es tabú o no: está convencido de que en China existe un doble rasero. «Si la película es extranjera, se acepta. Si es china, no. Es una forma de decir que se trata de un problema que no existe en nuestro país».

El tribunal no dice nada al respecto, pero él considera que la sentencia también es una victoria para el colectivo LGBT, que desde poco más de un año ha lanzado una importante ofensiva legal para lograr su aceptación en todos los estratos sociales. La prueba está en que la activista Qiu Bai consiguió el pasado mes de noviembre que el Ministerio de Educación modificase los libros de texto en los que la homosexualidad se considera una 'desviación' y que, a finales de 2014, un tribunal declaró ilegales los centros de terapia para curar la homosexualidad, que llegan a utilizar electroshocks. «El problema es que en China la ley no se implementa. Esos centros todavía están funcionando, y, quizá por la publicidad que se dio a ese caso, ahora tienen incluso mayor demanda», critica Fan. Por eso, el cineasta es tajante a la hora de asegurar que «en China no hay justicia».

A pesar de ello, se muestra optimista. «El colectivo LGBT es pionero en la lucha por las libertades individuales en China. Creo que se debe a que la orientación sexual no es un asunto tan espinoso para el Partido Comunista como cualquier otro relacionado con la política. Pero todavía estamos muy por detrás de los derechos que se han logrado en Occidente. Yo busco la igualdad. Y lo único que me preocupa de que se consiga es que los padres terminen ejerciendo sobre nosotros la misma presión que sobre los heterosexuales. O sea, que nos obliguen a casarnos y a tener hijos antes de los 25», bromea.

Y TAMBIÉN…
La justicia de China acepta la demanda de una pareja gay que solicita su derecho al matrimonio igualitario.
Juli Amadeu | Dos Manzanas, 2016-01-08

http://www.dosmanzanas.com/2016/01/la-justicia-de-china-acepta-la-demanda-de-una-pareja-gay-que-solicita-su-derecho-al-matrimonio-igualitario.html

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