Imagen: El País / Clara Janés |
Librotea, El País, 2018-03-06
https://librotea.elpais.com/usuarios/librotea/estanteria/el-bochorno-de-la-rae-y-sus-11-mujeres-academicas
En toda su historia, sólo once mujeres han sido –o son- académicas de la RAE. No es un dato para aplaudir después de tres siglos y un par centenares de académicos. Nombres de postín, bien reconocidos muchos, que abruman cuando se trata de hablar de las mujeres. Porque ellas, exceptuando las más recientes, incluso han visto su obra sumergida en el olvido.
¿Alguien recuerda acaso a Carmen Conde, primera mujer elegida? Y no lo fue hasta la democracia, en 1979. Ella, que había luchado en el ejército republicano, que fundó la Universidad Popular de Cartagena y que, en tiempos, fue considerada miembro de la Generación del 27, está prácticamente relegada de la Historia. Su obra es amplísima, pero está casi descatalogada. Sólo hemos podido señalar estos títulos de esta poeta: ‘Cancionero de la enamorada’ y ‘Canciones de nana y deshielo’, con el que ganó el premio nacional de narrativa infantil ya en las postrimerías, en 1987.
Tampoco es muy recordada, Elena Quiroga, la segunda mujer que entró en la RAE en 1984. Perteneció a la generación de los 50 junto a Carmen Martin Gaite, Ana María Matute, Rafael Sánchez Ferlosio o Juan Hortelano, pero de su obra, que abordaba la postura femenina en la Guerra Civil y años posteriores, apenas nos ha llegado nada más que alguna edición de novelas como ‘Viento del Norte’.
El filólogo Rafael Lapesa alabó la obra de Quiroga y expresó que, con ella, se demostraba el cambio que daba la Real Academia hacia una mayor inclusión femenina. Pero no sucedería hasta 1998 con la entrada de Ana María Matute, de la que por suerte, aún queda muy viva su obra (quizá porque al final sí logró méritos merecidos como el Cervantes). Podríamos hablar de muchas de sus novelas y cuentos pero nos quedamos con ‘Olvidado Rey Gudú’, que fue la que ella siempre consideró su libro favorito.
En 2002 consiguió su sitio la historiadora Carmen Iglesias, que llegó a estar al frente de la Real Academia de Historia. Es una de las mayores expertas en su campo y ha estado muy vinculada
En 2003 entró por primera vez una bioquímica, Margarita Salas, que es una de las científicas españolas más reconocidas de todos los tiempos, con lo que la Academia sí abría miras por primera a otros campos en los que también han destacado mujeres. Salas ha publicado más de 350 publicaciones en revistas o libros internacionales y unas 10 en medios nacionales.
De nuevo hubo que esperar hasta 2010 para que ingresara una mujer: la escritora Soledad Puértolas, que ya había sido muy premiada por novelas como ‘El bandido doblemente armado’ o ‘Queda la noche’ (premio Planeta). En la actualidad, sigue siendo unas de las escritoras más relevantes y leídas de la narrativa contemporánea.
Y a partir de ese año sí que parece que la RAE cogió carrerilla: en 2011 entró la filóloga Inés Fernández-Ordoñez, discípula de la escuela de Menéndez Pidal y buen conocedora de los sonidos del español; en 2013 fue el turno de la escritora Carme Riera, que escribe tanto en castellano como catalán y que tiene publicados una buena cantidad de novelas; en 2014 llegó la filóloga Aurora Egido, experta en Baltasar Gracián; en 2016 dio su discurso de ingreso la poeta Clara Janés, una de las voces más conocidas de la poesía contemporánea; y, finalmente, en 2017, la lexicógrafa Paz Battaner, catedrática emérita de Filología Española en la Universitat Pompeu Fabra.
Queda esperar (y pensar) que este impulso no ha hecho más que empezar y que la RAE no volverá a retrotraerse a siglos precedentes.
¿Alguien recuerda acaso a Carmen Conde, primera mujer elegida? Y no lo fue hasta la democracia, en 1979. Ella, que había luchado en el ejército republicano, que fundó la Universidad Popular de Cartagena y que, en tiempos, fue considerada miembro de la Generación del 27, está prácticamente relegada de la Historia. Su obra es amplísima, pero está casi descatalogada. Sólo hemos podido señalar estos títulos de esta poeta: ‘Cancionero de la enamorada’ y ‘Canciones de nana y deshielo’, con el que ganó el premio nacional de narrativa infantil ya en las postrimerías, en 1987.
Tampoco es muy recordada, Elena Quiroga, la segunda mujer que entró en la RAE en 1984. Perteneció a la generación de los 50 junto a Carmen Martin Gaite, Ana María Matute, Rafael Sánchez Ferlosio o Juan Hortelano, pero de su obra, que abordaba la postura femenina en la Guerra Civil y años posteriores, apenas nos ha llegado nada más que alguna edición de novelas como ‘Viento del Norte’.
El filólogo Rafael Lapesa alabó la obra de Quiroga y expresó que, con ella, se demostraba el cambio que daba la Real Academia hacia una mayor inclusión femenina. Pero no sucedería hasta 1998 con la entrada de Ana María Matute, de la que por suerte, aún queda muy viva su obra (quizá porque al final sí logró méritos merecidos como el Cervantes). Podríamos hablar de muchas de sus novelas y cuentos pero nos quedamos con ‘Olvidado Rey Gudú’, que fue la que ella siempre consideró su libro favorito.
En 2002 consiguió su sitio la historiadora Carmen Iglesias, que llegó a estar al frente de la Real Academia de Historia. Es una de las mayores expertas en su campo y ha estado muy vinculada
En 2003 entró por primera vez una bioquímica, Margarita Salas, que es una de las científicas españolas más reconocidas de todos los tiempos, con lo que la Academia sí abría miras por primera a otros campos en los que también han destacado mujeres. Salas ha publicado más de 350 publicaciones en revistas o libros internacionales y unas 10 en medios nacionales.
De nuevo hubo que esperar hasta 2010 para que ingresara una mujer: la escritora Soledad Puértolas, que ya había sido muy premiada por novelas como ‘El bandido doblemente armado’ o ‘Queda la noche’ (premio Planeta). En la actualidad, sigue siendo unas de las escritoras más relevantes y leídas de la narrativa contemporánea.
Y a partir de ese año sí que parece que la RAE cogió carrerilla: en 2011 entró la filóloga Inés Fernández-Ordoñez, discípula de la escuela de Menéndez Pidal y buen conocedora de los sonidos del español; en 2013 fue el turno de la escritora Carme Riera, que escribe tanto en castellano como catalán y que tiene publicados una buena cantidad de novelas; en 2014 llegó la filóloga Aurora Egido, experta en Baltasar Gracián; en 2016 dio su discurso de ingreso la poeta Clara Janés, una de las voces más conocidas de la poesía contemporánea; y, finalmente, en 2017, la lexicógrafa Paz Battaner, catedrática emérita de Filología Española en la Universitat Pompeu Fabra.
Queda esperar (y pensar) que este impulso no ha hecho más que empezar y que la RAE no volverá a retrotraerse a siglos precedentes.
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