Imagen: El Confidencial / Boris Izaguirre |
El escritor acaba de publicar 'Tiempo de tormentas', un relato autobiográfico en el que habla de su infancia, su familia y de su paso por 'Crónicas marcianas', entre otros episodios.
Paloma Barrientos | Vanitatis, El Confidencial, 2018-03-20
https://www.vanitatis.elconfidencial.com/famosos/2018-03-20/boris-izaguirre-entrevista-nuevo-libro-tiempo-tormentas_1538072/
Boris Izaguirre irrumpió en la vida de los españoles a través de sus locuras en ‘Crónicas marcianas’. Fue el primer colaborador que se subía a la mesa del plató y enseñaba los calzoncillos o el trasero si era necesario.
Hizo visible su homosexualidad con sentido del humor, aunque parte del lobby gay no lo entendió así. Le criticaron con dureza y Boris se sintió injustamente tratado. En 'Tiempo de tormentas' (Editorial Planeta) cuenta cómo los padres del colegio al que acudía en Caracas organizaron una reunión porque el niño Boris no era una buena influencia. “Sufrí bullying de profesores y padres, no de los alumnos, que me defendían”. Para su padre fue diferente desde que nació y su madre, Belén, primera bailarina del ballet de Caracas, le orientó en este 'yo y mis circunstancias'.
P: ¿Tu madre fue la excusa para escribir este libro? Comienza cuando acudes a su entierro y haces un flashback.
R: Mi madre siempre ha estado muy presente en mi vida. Ella es muy protagonista y la novela es la relación de los dos. Para mí fue muy importante porque desde el principio me enseñó que lo diferente no era malo. Yo tengo cien amigos gais que tienen sus madres y que tuvieron que asumir, indagar, entender a sus hijos.
P: Ahora el mobbing está presente en los colegios. Cuentas que tú lo sufriste. Lo curioso fue que quienes lo ejercían eran los padres y profesores y no los alumnos.
R: Yo acudía a un colegio progresista en Caracas, pero la homosexualidad se veía como una enfermedad. Les decían a mis padres que había que enderezarme y que me llevaran a un psiquiatra y ellos, en cambio, no veían en mi homosexualidad ningún problema.
P: ¿Te costó recuperar tu imagen después de tus locuras en 'Crónicas'?
R: Es que nunca la perdí. Mi imagen es la que es y yo no me veo diferente. He demostrado mi capacidad de adaptación a otros medios y quizá el problema lo tenían ellos, porque cuando había temas serios no contaban conmigo. Y me parecía chocante.
P: Hay colaboradores que se arrepienten de haber trabajado con Sardá.
R: No entiendo por qué lo dicen ahora. Desde luego en aquellos años nunca sentí ningún tipo de disgusto ni molestia por su parte. En el libro hay una parte en la que hablo del programa y de mi paso por él, analizo las tripas de 'Crónicas' antes, durante y después de su emisión.
P: ¿En tu vida laboral has hecho cosas que no te gustaba hacer?
R: Sí, me imagino que como todo el mundo. Claramente ser tan exagerado, levantarme y ponerme a cien en un programa. Ahora no lo haría.
P: Hay dos personas muy importantes en tu vida, Terenci Moix y Sardá.
R: No los conocí en la misma época, pero para mí esos nombres son Barcelona. Terenci fue el pionero. Ninguno de nosotros escribiríamos ni pensaríamos como lo hacemos si no hubiera estado antes Terenci.
P: Te dio su amistad. ¿Se enamoró de ti?
R: ¿Tú crees? A lo mejor fui yo el que me enamoré de él. Me brindó su amistad, su curiosidad, que era insaciable; sus herramientas de debate...
P: ¿Y Sardá?
R: Era otro tipo de amor, de hermano. Estableció conmigo una relación de tú a tú, pero recordándome que era el director. Es curioso porque esa figura nunca había estado antes en mi vida. Me dirigió tan bien que la mayoría de la gente pensaba que todo era espontáneo.
P: ¿El mundo gay criticaba esa manera que tenías de hacer visible la homosexualidad?
R: El lobby gay fue a muerte conmigo. Y era ridículo. Yo estaba poniendo lo gay en los hogares españoles cuando eso no se había hecho nunca. La gente estaba encantada y otra no, pero había debate. Y lo digo en femenino, ellas empeñadas en que no las representaba.
P: ¿Te rechazaban de la misma manera que lo habían hecho en Caracas cuando eras pequeño?
R: Me pareció injusto y me dolió mucho. Hay una frase que dice un amigo mío de Bilbao que es muy recurrente en estos casos: “No te preocupes tanto porque una condición inherente a ser gay es ser criticona”.
P: En tu libro cuentas que cuando llegaban las revistas del corazón de España ya te entusiasmaba Isabel Preysler. ¿Cómo fue ese primer encuentro?
R: Propiciado por Terenci. Y esa primera imagen no se me olvida. La encontré altísima. Nosotros en 'Crónicas' hacíamos cosas muy locas y una de ellas coincidió con el cierre de campaña de Porcelanosa que aparecía Isabel. Nos pusimos un velo como de viudas y ella me dijo que no sabía muy bien si nos burlábamos de ella o de verdad estábamos abrumados. En realidad, Isabel es una líder femenina.
P: ¿Cómo?
R: Ese es su gran truco. Cualquier cosa que diga, que se ponga, transmite una información. Eso es liderazgo y ella es experta. Es irrepetible.
P: ¿Si tuvieras que reencarnarte sería en ella?
R: Más en Donatella Versace.
P: Conociste a la reina Letizia cuando era princesa, ¿cómo fue tu relación con ella?
R: Y también cuando ha sido reina. Me gusta mucho, incluso cuando se equivoca. Lo que sí es unánime es que debería relajarse. Me choca que sea tan abrupta.
P: ¿Es buena compañera para el Rey?
R: Creo que influye mucho en la idea de equipo. De todas formas te diré que soy el único que en mi mundo opina como yo. Tengo discusiones fuertes en mi casa o por teléfono con este tema. Soy el único que opina que Letizia está bien, el resto (y lo digo con mayúscula) NO.
P: ¿Qué te pareció la puesta en escena del almuerzo del Rey, sus hijas y Letizia en el vídeo institucional?
R: No puedo entender esa mesa tan despojada. A los que no somos reales ni vivimos en una casa-palacio nos gustaría ver un mantel y una vajilla más bonita, unas flores, un algo… Y la sopa… Mis padres eran macrobióticos y yo cuando iba a casa de mis amigos robaba la mortadela y el jamón. Llamaron a mis padres para decir que invadía y me comía todo. Pues a estas niñas les pasará lo mismo. Nosotros no queremos que sean normales, queremos que sean reyes.
Hizo visible su homosexualidad con sentido del humor, aunque parte del lobby gay no lo entendió así. Le criticaron con dureza y Boris se sintió injustamente tratado. En 'Tiempo de tormentas' (Editorial Planeta) cuenta cómo los padres del colegio al que acudía en Caracas organizaron una reunión porque el niño Boris no era una buena influencia. “Sufrí bullying de profesores y padres, no de los alumnos, que me defendían”. Para su padre fue diferente desde que nació y su madre, Belén, primera bailarina del ballet de Caracas, le orientó en este 'yo y mis circunstancias'.
P: ¿Tu madre fue la excusa para escribir este libro? Comienza cuando acudes a su entierro y haces un flashback.
R: Mi madre siempre ha estado muy presente en mi vida. Ella es muy protagonista y la novela es la relación de los dos. Para mí fue muy importante porque desde el principio me enseñó que lo diferente no era malo. Yo tengo cien amigos gais que tienen sus madres y que tuvieron que asumir, indagar, entender a sus hijos.
P: Ahora el mobbing está presente en los colegios. Cuentas que tú lo sufriste. Lo curioso fue que quienes lo ejercían eran los padres y profesores y no los alumnos.
R: Yo acudía a un colegio progresista en Caracas, pero la homosexualidad se veía como una enfermedad. Les decían a mis padres que había que enderezarme y que me llevaran a un psiquiatra y ellos, en cambio, no veían en mi homosexualidad ningún problema.
P: ¿Te costó recuperar tu imagen después de tus locuras en 'Crónicas'?
R: Es que nunca la perdí. Mi imagen es la que es y yo no me veo diferente. He demostrado mi capacidad de adaptación a otros medios y quizá el problema lo tenían ellos, porque cuando había temas serios no contaban conmigo. Y me parecía chocante.
P: Hay colaboradores que se arrepienten de haber trabajado con Sardá.
R: No entiendo por qué lo dicen ahora. Desde luego en aquellos años nunca sentí ningún tipo de disgusto ni molestia por su parte. En el libro hay una parte en la que hablo del programa y de mi paso por él, analizo las tripas de 'Crónicas' antes, durante y después de su emisión.
P: ¿En tu vida laboral has hecho cosas que no te gustaba hacer?
R: Sí, me imagino que como todo el mundo. Claramente ser tan exagerado, levantarme y ponerme a cien en un programa. Ahora no lo haría.
P: Hay dos personas muy importantes en tu vida, Terenci Moix y Sardá.
R: No los conocí en la misma época, pero para mí esos nombres son Barcelona. Terenci fue el pionero. Ninguno de nosotros escribiríamos ni pensaríamos como lo hacemos si no hubiera estado antes Terenci.
P: Te dio su amistad. ¿Se enamoró de ti?
R: ¿Tú crees? A lo mejor fui yo el que me enamoré de él. Me brindó su amistad, su curiosidad, que era insaciable; sus herramientas de debate...
P: ¿Y Sardá?
R: Era otro tipo de amor, de hermano. Estableció conmigo una relación de tú a tú, pero recordándome que era el director. Es curioso porque esa figura nunca había estado antes en mi vida. Me dirigió tan bien que la mayoría de la gente pensaba que todo era espontáneo.
P: ¿El mundo gay criticaba esa manera que tenías de hacer visible la homosexualidad?
R: El lobby gay fue a muerte conmigo. Y era ridículo. Yo estaba poniendo lo gay en los hogares españoles cuando eso no se había hecho nunca. La gente estaba encantada y otra no, pero había debate. Y lo digo en femenino, ellas empeñadas en que no las representaba.
P: ¿Te rechazaban de la misma manera que lo habían hecho en Caracas cuando eras pequeño?
R: Me pareció injusto y me dolió mucho. Hay una frase que dice un amigo mío de Bilbao que es muy recurrente en estos casos: “No te preocupes tanto porque una condición inherente a ser gay es ser criticona”.
P: En tu libro cuentas que cuando llegaban las revistas del corazón de España ya te entusiasmaba Isabel Preysler. ¿Cómo fue ese primer encuentro?
R: Propiciado por Terenci. Y esa primera imagen no se me olvida. La encontré altísima. Nosotros en 'Crónicas' hacíamos cosas muy locas y una de ellas coincidió con el cierre de campaña de Porcelanosa que aparecía Isabel. Nos pusimos un velo como de viudas y ella me dijo que no sabía muy bien si nos burlábamos de ella o de verdad estábamos abrumados. En realidad, Isabel es una líder femenina.
P: ¿Cómo?
R: Ese es su gran truco. Cualquier cosa que diga, que se ponga, transmite una información. Eso es liderazgo y ella es experta. Es irrepetible.
P: ¿Si tuvieras que reencarnarte sería en ella?
R: Más en Donatella Versace.
P: Conociste a la reina Letizia cuando era princesa, ¿cómo fue tu relación con ella?
R: Y también cuando ha sido reina. Me gusta mucho, incluso cuando se equivoca. Lo que sí es unánime es que debería relajarse. Me choca que sea tan abrupta.
P: ¿Es buena compañera para el Rey?
R: Creo que influye mucho en la idea de equipo. De todas formas te diré que soy el único que en mi mundo opina como yo. Tengo discusiones fuertes en mi casa o por teléfono con este tema. Soy el único que opina que Letizia está bien, el resto (y lo digo con mayúscula) NO.
P: ¿Qué te pareció la puesta en escena del almuerzo del Rey, sus hijas y Letizia en el vídeo institucional?
R: No puedo entender esa mesa tan despojada. A los que no somos reales ni vivimos en una casa-palacio nos gustaría ver un mantel y una vajilla más bonita, unas flores, un algo… Y la sopa… Mis padres eran macrobióticos y yo cuando iba a casa de mis amigos robaba la mortadela y el jamón. Llamaron a mis padres para decir que invadía y me comía todo. Pues a estas niñas les pasará lo mismo. Nosotros no queremos que sean normales, queremos que sean reyes.
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