Imagen: El Diario / Shahmir Sanni |
El asesor de Theresa May Stephen Parkinson se comportó de una forma lamentable al revelar la homosexualidad de Shahmir Sanni sin su permiso para desacreditarlo en una disputa sobre las finanzas de la campaña del Brexit.
Hanna Jane Parkison | El Diario, 2018-03-27
https://www.eldiario.es/theguardian/Downing-Street-saca-armario-fuerza_0_754525238.html
Resulta bastante sorprendente que en 2018 el Gobierno intente atacar a personas utilizando como arma su homosexualidad. No solo eso, sino que además les saque del armario por la fuerza. Nunca pensé que en algún momento de mi vida tendría que leer un comunicado del Gobierno en el que saca del armario a una persona por intereses políticos. Sin embargo, aquí estamos, ya que el discurso del Ejecutivo sigue cayendo cada vez más bajo.
En referencia a Shahmir Sanni, que filtró el papel desempeñado por Cambridge Analytica en la campaña del referéndum del Brexit, un portavoz de Downing Street señaló, en nombre de Stephen Parkinson –que hizo campaña a favor de la salida de la UE y es asesor de Theresa May–, que “Shahmir trabajó como voluntario en algunas campañas a favor de la salida de la UE y empezamos una relación personal. Estuvimos saliendo durante 18 meses y rompimos, pensé que de forma amistosa, en setiembre de 2017”.
Era el mismo comunicado que había sido publicado poco antes en la página web de Dominic Cummings, que fue director de la principal campaña a favor de la salida de la UE. Las tendencias sexuales de Sanni no han tenido nada que ver con el hecho de que se presentara como voluntario para trabajar en la campaña a favor de la salida de la UE o con la información que ha revelado a The Observer.
El comunicado de Parkinson, y de Downing Street, insinúa que Sanni ha filtrado la información con el objetivo de vengarse de su expareja. O como Sanni afirmó en una entrevista este fin de semana: “El único motivo por el que han proporcionado esta información [que soy gay] es para que parezca que he querido vengarme cuando en realidad no es nada personal”.
Y aquí entra en escena la coletilla de Parkinson, “pensé que (rompimos) de forma amistosa”, como si Sanni hablara con rencor, y no porque tiene un conflicto moral con los métodos utilizados por la campaña a favor de la salida de la UE. Tras una carta de los abogados de Sanni, la página web de Cummings optó por eliminar el comunicado.
Sanni no había hecho pública su homosexualidad. Esto tiene una mayor importancia en su caso ya que es de origen paquistaní, un país muy conservador en lo que a minorías sexuales se refiere. Su madre desconocía sus tendencias sexuales y en Pakistán ciertas prácticas sexuales entre personas del mismo sexo son ilegales, si bien en muchos casos no son juzgadas. Desde que [Downing Street] reveló la homosexualidad de Sanni, su familia en Pakistán ha tenido que reforzar su seguridad.
Soy de la opinión de que las personas del colectivo LGTB tienen la responsabilidad, siempre que sea posible, de salir del armario y hablar abiertamente sobre sus tendencias sexuales. Sin embargo, también soy consciente de que para muchas esto no es posible o resulta muy difícil, bien sea por condicionantes externos o personales.
Nunca estaré conforme con la salida forzosa del armario de nadie. Reconozco que en ciertas ocasiones yo también eludiría el tema, ya sea por motivos de seguridad o para evitar molestias. Que alguien te obligue a salir del armario es indefendible, ya que en la mayoría de los casos se hace con un segundo motivo y nunca tiene en cuenta la voluntad del interesado.
El hecho de que esta salida forzosa del armario haya sido obra del Gobierno, la institución que debería velar por los derechos de los ciudadanos, resulta asombroso. Según Sanni, uno de los motivos que le llevaron a contar su experiencia como voluntario de la campaña a favor del Brexit fue que admira el sentido de la decencia que existe en Reino Unido. Imaginen qué opinión tiene ahora del sentido de la decencia de Reino Unido.
Obviamente, esta no es la primera vez que se hace pública la homosexualidad de alguien por intereses políticos. En 1975, el estadounidense Oliver Sipple ayudó a evitar el asesinato del presidente Gerald Ford cuando agarró del brazo al agresor. Harvey Milk, el activista gay, reveló la homosexualidad de Sipple, porque pensó que la heroica actuación de este mejoraría la imagen de las personas LGTB y fomentaría la igualdad de derechos.
Lamentablemente Sipple sufrió las consecuencias de esa revelación, tanto a nivel personal como público. Su madre le negó la palabra durante años. Por otra parte, recibió una simple nota de agradecimiento de la Casa Blanca, a pesar del hecho de que probablemente había salvado la vida del presidente.
En 2017, la exlíder del Partido Laborista Escocés, Kezia Dugdale, afirmó que le sacaron del armario en contra de su voluntad al ser nombrada en un artículo del Fabian Review. La revista lo negó, pero lo cierto es que las declaraciones de Dugdale muestran la importancia que tiene salir del armario cuándo y cómo lo estimes oportuno.
Salvo que las tendencias sexuales de alguien sean parte de una noticia de interés público (por ejemplo, el que un periódico pagara a prostitutos para poner en evidencia al diputado Keith Vaz), no es incumbencia de nadie. E incluso en el ejemplo citado, las preferencias sexuales de Vaz no deberían haber sido el motivo principal del artículo.
Es increíble que un Gobierno que supuestamente es un aliado del colectivo LGTB (el invierno pasado la primera ministra asistió a la gala de los premios PinkNews y prometió apoyar los derechos de este colectivo) considere que es apropiado divulgar las tendencias sexuales de alguien sin su consentimiento e insinuar que de alguna manera estas tendencias han tenido que ver con lo sucedido (por cierto, Theresa May ha apoyado el comunicado que saca a Sanni del armario).
Stephen Parkinson debería saber que la salida forzosa del armario causa dolor, ya que a él le pasó algo similar en la campaña de las elecciones parlamentarias de 2010 (algo que Nick Timothy me recordó en Twitter, si bien lo hizo para defender el comunicado de Parkinson).
Parkinson se sintió obligado a hablar de sus tendencias sexuales después de que lo criticaran por su postura en torno a la Sección 28, aunque hay constancia de que apoyó muchos puntos de la misma, lo cual es bastante distinto.
Los medios de comunicación tampoco deberían hacer hincapié en las tendencias sexuales de una persona cuando no viene al caso. ¿Quién podría olvidar la portada “enemigos del pueblo” del Daily Mail que, en la versión digital, mencionaba que uno de los magistrados del Tribunal Supremo de Reino Unido era “abiertamente gay”?
Si no podemos confiar en que el Gobierno defienda nuestros derechos humanos (nota: la Sección 8 del Convenio Europeo de Derechos Humanos consagra el "derecho a la privacidad y a la vida familiar"), entonces ¿en qué tipo de país vivimos? Como dice Sanni: "[Parkinson] era consciente de las peligrosas consecuencias de sus palabras y por eso lo hizo. Algunas cosas son más importantes que la política y espero que algún día esté de acuerdo con esta afirmación".
En referencia a Shahmir Sanni, que filtró el papel desempeñado por Cambridge Analytica en la campaña del referéndum del Brexit, un portavoz de Downing Street señaló, en nombre de Stephen Parkinson –que hizo campaña a favor de la salida de la UE y es asesor de Theresa May–, que “Shahmir trabajó como voluntario en algunas campañas a favor de la salida de la UE y empezamos una relación personal. Estuvimos saliendo durante 18 meses y rompimos, pensé que de forma amistosa, en setiembre de 2017”.
Era el mismo comunicado que había sido publicado poco antes en la página web de Dominic Cummings, que fue director de la principal campaña a favor de la salida de la UE. Las tendencias sexuales de Sanni no han tenido nada que ver con el hecho de que se presentara como voluntario para trabajar en la campaña a favor de la salida de la UE o con la información que ha revelado a The Observer.
El comunicado de Parkinson, y de Downing Street, insinúa que Sanni ha filtrado la información con el objetivo de vengarse de su expareja. O como Sanni afirmó en una entrevista este fin de semana: “El único motivo por el que han proporcionado esta información [que soy gay] es para que parezca que he querido vengarme cuando en realidad no es nada personal”.
Y aquí entra en escena la coletilla de Parkinson, “pensé que (rompimos) de forma amistosa”, como si Sanni hablara con rencor, y no porque tiene un conflicto moral con los métodos utilizados por la campaña a favor de la salida de la UE. Tras una carta de los abogados de Sanni, la página web de Cummings optó por eliminar el comunicado.
Sanni no había hecho pública su homosexualidad. Esto tiene una mayor importancia en su caso ya que es de origen paquistaní, un país muy conservador en lo que a minorías sexuales se refiere. Su madre desconocía sus tendencias sexuales y en Pakistán ciertas prácticas sexuales entre personas del mismo sexo son ilegales, si bien en muchos casos no son juzgadas. Desde que [Downing Street] reveló la homosexualidad de Sanni, su familia en Pakistán ha tenido que reforzar su seguridad.
Soy de la opinión de que las personas del colectivo LGTB tienen la responsabilidad, siempre que sea posible, de salir del armario y hablar abiertamente sobre sus tendencias sexuales. Sin embargo, también soy consciente de que para muchas esto no es posible o resulta muy difícil, bien sea por condicionantes externos o personales.
Nunca estaré conforme con la salida forzosa del armario de nadie. Reconozco que en ciertas ocasiones yo también eludiría el tema, ya sea por motivos de seguridad o para evitar molestias. Que alguien te obligue a salir del armario es indefendible, ya que en la mayoría de los casos se hace con un segundo motivo y nunca tiene en cuenta la voluntad del interesado.
El hecho de que esta salida forzosa del armario haya sido obra del Gobierno, la institución que debería velar por los derechos de los ciudadanos, resulta asombroso. Según Sanni, uno de los motivos que le llevaron a contar su experiencia como voluntario de la campaña a favor del Brexit fue que admira el sentido de la decencia que existe en Reino Unido. Imaginen qué opinión tiene ahora del sentido de la decencia de Reino Unido.
Obviamente, esta no es la primera vez que se hace pública la homosexualidad de alguien por intereses políticos. En 1975, el estadounidense Oliver Sipple ayudó a evitar el asesinato del presidente Gerald Ford cuando agarró del brazo al agresor. Harvey Milk, el activista gay, reveló la homosexualidad de Sipple, porque pensó que la heroica actuación de este mejoraría la imagen de las personas LGTB y fomentaría la igualdad de derechos.
Lamentablemente Sipple sufrió las consecuencias de esa revelación, tanto a nivel personal como público. Su madre le negó la palabra durante años. Por otra parte, recibió una simple nota de agradecimiento de la Casa Blanca, a pesar del hecho de que probablemente había salvado la vida del presidente.
En 2017, la exlíder del Partido Laborista Escocés, Kezia Dugdale, afirmó que le sacaron del armario en contra de su voluntad al ser nombrada en un artículo del Fabian Review. La revista lo negó, pero lo cierto es que las declaraciones de Dugdale muestran la importancia que tiene salir del armario cuándo y cómo lo estimes oportuno.
Salvo que las tendencias sexuales de alguien sean parte de una noticia de interés público (por ejemplo, el que un periódico pagara a prostitutos para poner en evidencia al diputado Keith Vaz), no es incumbencia de nadie. E incluso en el ejemplo citado, las preferencias sexuales de Vaz no deberían haber sido el motivo principal del artículo.
Es increíble que un Gobierno que supuestamente es un aliado del colectivo LGTB (el invierno pasado la primera ministra asistió a la gala de los premios PinkNews y prometió apoyar los derechos de este colectivo) considere que es apropiado divulgar las tendencias sexuales de alguien sin su consentimiento e insinuar que de alguna manera estas tendencias han tenido que ver con lo sucedido (por cierto, Theresa May ha apoyado el comunicado que saca a Sanni del armario).
Stephen Parkinson debería saber que la salida forzosa del armario causa dolor, ya que a él le pasó algo similar en la campaña de las elecciones parlamentarias de 2010 (algo que Nick Timothy me recordó en Twitter, si bien lo hizo para defender el comunicado de Parkinson).
Parkinson se sintió obligado a hablar de sus tendencias sexuales después de que lo criticaran por su postura en torno a la Sección 28, aunque hay constancia de que apoyó muchos puntos de la misma, lo cual es bastante distinto.
Los medios de comunicación tampoco deberían hacer hincapié en las tendencias sexuales de una persona cuando no viene al caso. ¿Quién podría olvidar la portada “enemigos del pueblo” del Daily Mail que, en la versión digital, mencionaba que uno de los magistrados del Tribunal Supremo de Reino Unido era “abiertamente gay”?
Si no podemos confiar en que el Gobierno defienda nuestros derechos humanos (nota: la Sección 8 del Convenio Europeo de Derechos Humanos consagra el "derecho a la privacidad y a la vida familiar"), entonces ¿en qué tipo de país vivimos? Como dice Sanni: "[Parkinson] era consciente de las peligrosas consecuencias de sus palabras y por eso lo hizo. Algunas cosas son más importantes que la política y espero que algún día esté de acuerdo con esta afirmación".
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