Imagen: La Última Hora / Laura Redondo |
Entrevista a Laura Redondo, psicóloga jurídica y forense: “La diversidad es un producto del mercado más que implica la desarticulación de la defensa de las mujeres y la opresión por sexo”.
Nuria Coronado | La Última Hora, 2021-02-13
https://lahoradigital.com/noticia/30806/igualdad/la-diversidad-es-un-producto-del-mercado-mas-que-implica-la-desarticulacion-de-la-defensa-de-las-mujeres-y-la-opresion-por-sexo.html
Frente a los insultos por alzarse en contra de la Ley trans, argumentos y datos contrastados. Así responde la docente e investigadora Laura Redondo todos y cada uno de los días al machismo y al transactivismo. Porque para esta gallega, venida como no podía ser de la generación de las brujas, y a mucha honra, analizar no es odiar. Todo lo contrario. Ahora acaba de denunciar cómo le están amenazando con hundir su prestigiosa carrera profesional si no deja de señalar a quienes pretenden borrar a las mujeres. “Me llamaron desde altas esferas diciendo me truncarían mi vida profesional si no dejaba de evidenciar todo este maltrato”.
Sin embargo, lejos de que a esta doctoranda le tiemblen las piernas o le achanten, habla aún más alto de su lucha y de cómo la cobardía y el silencio es pura complicidad con el generismo. Esta entrevista es ejemplo de ello. “Esto no es un debate democrático. Esto es persecución política de voces críticas a las que censuran con falso odio”.
Si hay algo que tiene claro la psicóloga jurídica y forense es que con la Ley Trans que se pretende aprobar sin consenso alguno, el modelo político que el feminismo busca conquistar, el de la igualdad, es imposible que se consiga. Y es que frente al populismo generista que vende derechos humanos a golpe de titular fácil, lo único que hay es un retroceso interesado que dinamita y borra los derechos de las mujeres y la infancia, que niegan las orientaciones sexuales y desprotegen a las propias personas transexuales.
P. ¿Se te ha quedado corta la palabra despropósito con la que defines el borrador de la #LeyTrans?
R. Mucho. Es como la carta a Sánchez de las feministas históricas de nuestro país que titularon “es peor de lo que temíamos”. Ninguna persona se podía imaginar que el presente gobierno propondría incorporar en la legislación algo que por ser tan distópico cuesta tanto verlo. Es demasiado para asimilarlo de una vez. De hecho, lo normal es dudar la principio, pero una vez que lo ves no hay vuelta atrás.
P. Amenazas, insultos... ¿este es el nivel de quienes dicen que defienden los derechos humanos? ¿Si tuvieran tal certeza de que lo defienden es justo no tendrían que andar intimidando no?
R. Efectivamente. Como dice el dicho “la violencia es el recurso de quien no tiene recursos”. Supuestamente dicen defender a un colectivo vulnerable, pero sin contemplar las necesidades reales de ese mismo colectivo, y centrando sus esfuerzos en difamar y atacar a mujeres feministas. De hecho, se ve con los ataques tránsfobos. Mientras desde el feminismo los condenamos. El generismo los instrumentaliza para acusar a las voces críticas de cómplices, tratando de lincharnos mediáticamente, y coartar nuestra libertad de expresión. Yo ya he asumido, no sin tristeza, que combatir esta nueva violencia machista te expone a sufrirla. Pero ya sabemos cómo es esto. Difaman porque argumentos y conocimientos ni tienen ni les interesa, comenzando por el feminismo y acabando con la evidencia científica.
P. Este troyano anti derechos desdibuja a toda la sociedad ¿crees que en España está siendo todo más maquiavélico visto que en otros países ya han caído las caretas y se ha visto la cruel realidad?
R. Más bien en España la lucha está siendo más activa por la tradición legal, social y de lucha social desde el feminismo que tenemos. En países como Reino Unido que han abolido leyes identitarias por las investigaciones desde las instituciones, el daño de esta ideología generista en menores, con la primera sentencia que prueba hechos constitutivos de maltrato infantil al hormonar e inducir mutilaciones a menores se ve ahora. Pero esto se aprobó hace casi una década sin que nadie se planteara que no existen cerebros sexistas innatos, y dando por hecho el discurso nocivo y acientífico de que nacemos en cuerpos equivocados y que hay un “verdadero ser interior” de color rosa o azul esperando a que lo liberemos. Esto es sexismo reaccionario disfrazado de avance. Ha costado mucho que se viera en otros países precisamente por cómo se vende este discurso. En España no hemos dudado muchas profesionales y activistas en plantarnos pese a las consecuencias de acoso brutal que vivimos a diario.
P. Sin diagnóstico diferencial y si esto se aprueba la transfobia va a llegar a límites insospechados. ¿Cómo se defenderán las personas transexuales de ello?
R. Hay principios profesionales que aquí se violentan, como “el principio de mínima intervención”, donde toda intervención invasiva debe ser en última opción; el “superior bienestar de los menores”, donde debe garantizarse su bienestar por encima incluso de sus progenitores, no permitiendo que estos puedan ser negligentes, por ejemplo; o la asunción de la protección de menores de edad por tener un inmaduro desarrollo cognitivo y psico emocional. Asimismo, un síntoma debe cotejarse pues puede ser múltiples cuestiones.
Por ejemplo, el rechazo al propio cuerpo puede implicar una respuesta adaptativa ante la vivencia de abusos sexuales infantiles, o puede implicar un trastorno de tipo orgánico de desarrollo sexual como el síndrome de la insensibilidad androgénica. Todo lo anterior, se ve impedido si hablamos de que sin evaluación se acepte la hipótesis del cuerpo equivocado, y se induzca a la medicalización en base a esas esencias rosas y azules. Esto hará que una profesional que pretenda detectar abuso sexual infantil en uno de estos casos pueda ser perseguida por falsa transfobia.
Esto es aceptar dogmas de fe y juzgar por infieles a quienes nos basamos en evidencia. Y por supuesto, un abandono institucional, cuando no violencia, de las personas que tienen disforia. Pues esta produce un malestar clínicamente significativo, y debe abordarse con garantías, no negarse a la par que estigmatiza la salud mental y se desprecia el saber profesional de estas materias. Es un disparate y una negligencia.
P. Dice la gran Amelia Valcárcel que “hay algunos cuya profesión es multiplicar entes sin necesidad” o que “hay personas que solo pueden caer más bajo, únicamente cavando”...
R. Sin duda, no puede estar más acertada. Amelia Valcárcel como referente que es, está a la altura de la resistencia que este tema merece, junta a otras como Alicia Miyares o Ángeles Álvarez. De hecho, es una técnica de márketing efectiva, donde se genera una falsa necesidad para luego venderte el producto que le da respuesta. Pues la diversidad es un producto del mercado más, que implica además la desarticulación de la defensa de las mujeres de la opresión por sexo. Por tanto, son muchos los intereses que hay detrás, y se ve a simple vista con todas las grandes marcas dando bombo a la ideología generista. Cuando jamás se han sumado así a apoyar al feminismo.
Obviamente el generismo refuerza el sexismo y la desigualdad del sistema, mientras que el feminismo lo combate. Los intereses son opuestos, y las ganancias a costa de las mujeres son demasiado altas como para que se no haya una gran resistencia y propaganda que la perpetúe.
P. ¿Qué supone legislar autopercepciones y blindarlas penalmente?
R. Lo primero un ultraje a la intimidad. Si hablamos de vivencias internas no tiene sentido que tengamos que darle parte a nadie a sobre las mismas. Pero es que esto se traduce en autodeterminar el sexo para toda la sociedad, lo que no tiene ningún sentido. Comienzan hablando de hacer del mismo género que está tras la violencia de género una identidad, a que para ello ha de modificarse otra cosa diferente como es el sexo. Es perverso de partida.
Pero, por si fuera poco, cogen la variable sexo, fundamental para la defensa de los derechos de la mujer, y la hacen ficción, convirtiendo el sexo en una elección que abre a las puertas a cualquier abuso al no poner ningún sistema de control que garantice nada. Es decir, no solo la inseguridad jurídica es enorme, sino que la indefensión de las mujeres, pues hablamos de que cualquier varón por su mera palabra puede acceder a nuestros espacios, cuotas, ocupar plazas y podios en deporte, entrar en cárceles de mujeres pese a ser un depredador sexual...
¿Cómo es posible que la ley permita abusos en todas las áreas y que los derechos de las mujeres valgan tan poco? ¿Cómo es posible que se desprecie a profesionales de las ciencias jurídicas y psicosociales diciéndonos que pese a ser nuestra competencia no podemos actuar para garantizar derechos y evitar abusos y negligencias? Aquí queda claro que la sola palabra de un varón es suficiente para desplazar e incluso anular los derechos de miles de mujeres. En una sociedad sexista y machista es inadmisible anular los mecanismos de protección jurídicos, es desprotegernos y despreciarnos, algo inadmisible en una sociedad democrática que se precie. No somos ciudadanas de segunda, pero nos tratan como tal, eso queda claro.
P. A quienes dicen que esto es un enfrentamiento UP/PSOE para hacer cortina de humo ¿qué les respondes?
R. Que se informen lo mínimo para no hacer el ridículo, o al menos tenga la decencia de no tratar de manipular a la ciudadanía con reduccionismos y simplismos. Es decir, las deportistas se han sublevado contra Biden por sus políticas identitarias de borrado a la mujer, donde niegan el techo biológico y la capacidad un 30% superior de los varones, lo que nos deja sin oportunidades de hacer podio, y los pone en grave riesgo en los deportes de contacto, pero es algo partidista de España. ¿Y las problemáticas en Argentina, Canadá, Chile, Suecia… eso también es algo español? ¿Las denuncias de cientos de mujeres a lo largo del mundo sobre cómo está habiendo abusos de varones que nos desplazan y borran es que desde España tienen una base secreta que domina el orden mundial?
Es curioso como esto sí es delirante y paranoide, cuando nos achacan de estas cuestiones a quienes argumentamos desde la razón y la evidencia. Porque si para contraargumentar recurren a invenciones, reducciones, simplismos, y juego sucio como para compararnos con la ultraderecha y demonizarnos. Es tan sencillo como que el poder económico ha hecho que se extienda una ideología generista, de corte misógino, homófobo e incluso tránsfobo que tiene detrás ganancias millonarias. Y esto ha sido denunciado y publicado por James Kirkup, director del Social Marquet Foundation, que expone que esto es a escala internacional por mucho que se trate de reducir a nuestro espacio político. Nos enfrentamos a titanes, esa es la triste realidad.
P. ¿La agenda queerista y machista dejará una sociedad herida mentalmente?
R. Sin ningún lugar a dudas. Tenemos que ser conscientes lo primero de que la Covid nos ha dejado una mella psicológica, ha empeorado las características socioeconómicas de las personas, y producido situaciones estresantes que pueden derivar estrés tóxico y aumento de problemáticas psicopatológicas. Por tanto, de partida, es necesario reforzar la atención sanitaria y psicológica. A esto se le suma la propagación de la corriente generista, derivada de las teorías queer, y denominada” generismo queer”, que refuerza el sexismo y trata de blindar el género que está detrás de la violencia machista, y que está evidenciado que produce distorsiones cognitivas relacionadas con mayor malestar clínico y problemáticas psicológicas. A su vez induce en menores ideas erróneas que los llevan a rechazar su cuerpo y someterse sin control alguno a medicación con efectos tan adversos como producir infecundidad.
De hecho, en otros países se ha catalogado de fundamentalismo, y denunciado que implica en la práctica nuevas terapias de conversión, llamadas “afirmación de género”, que son sobre todo dirigidas a menores homosexuales. Es decir, aumento de machismo y homofobia. Por no hablar del abandono a personas con disforia, pues donde piden “despatologizar” se esconde un gran repudio a la enfermedad mental, un sesgo estigmatizante que abandona a las personas poniéndolas en riesgo. Por si esto fuera poco, el estigma con la salud mental es fomentado por las instituciones, rechazando los conocimientos técnicos y científicos de los profesionales. ¿Nos damos cuenta del cóctel dañino que se está generando? Mientras unos no quieren debate por sus intereses, otras no podemos quedarnos impasibles ante tal ataque central al estado de bienestar.
P. ¿Qué es lo que más te duele de todo?
R. Todo lo relacionado con la lucha contra la violencia es prioritario para mí a nivel personal y profesional. Pero sobre todo la que va dirigida a la Infancia sin duda me remueve las entrañas. Tanto es así que en 2015 fui cofundadora de una asociación contra el maltrato y abuso sexual infantil. Que alguien se atreva a truncar la vida de niñas y niños indefensos es algo que tuve siempre claro que dedicaría mi vida a combatirlo. Igual que la violencia machista.
Esto para mí fue definitorio cuando vi que el generismo queer suponía nuevos tipos de violencia contra las mujeres, niñas y niños. De hecho, por denunciar que se estaba induciendo a menores a presentar testimonios que eran inviables por su edad cognitiva y madurativa, por la denuncia de las secuelas derivadas que se ven en personas que han destransicionado, y por visibilizar la tapadera de víctimas de la violencia sexual comencé a vivir amenazas de muerte y profesionales.
Incluso mi última publicación contra esta ley ha desatado que me llamaran desde altas esferas diciendo me truncarían mi vida profesional si no dejaba de evidenciar todo este maltrato. Precisamente, porque defiendo el superior bienestar de niñas y niños, y mi divulgación nace de la férrea convicción de la defensa de las víctimas pienso mantenerme firme. Pero es muy duro, y me apena mucho que sean cientos las que aún no se atreven a elevar por sus voces por miedo a represalias. Entiendo ese miedo, pero todas somos necesarias. Esto es grave, y toda persona honesta y comprometida con el avance social debe ver qué hay detrás y hacer lo que pueda para frenarlo.
P. ¿Valdrán de algo los perdones del mañana?
R. No. Así de claro. No valdrán las excusas, ni los perdones con la boca pequeña. Tampoco los “el feminismo no me avisó”, ni nada semejante. Quienes han sido cómplices no solo de la introducción de estas políticas e ideologías identitarias, del daño a mujeres y menores, sino de someternos a violencia, difamación, exposición pública para linchamientos a quienes tratamos de visibilizar y aportar… son agresores.
La violencia es hacer daño por acción u omisión, y se han caído muchas caretas de quien decía defender derechos y en la práctica está violentándolos. De hecho, nos persiguen como a brujas por tan solo hablar desde el activismo, la militancia o la evidencia. ¿Qué tipo de democracia es la que todo es odio y no hay debate, ni pluralidad política, ni los medios salvaguardan la igualdad en exposición de posturas? Vamos camino a una dictadura ideológica, rechazando profesionales, y censurando por odio toda divergencia contra el régimen generista. Por tanto, si tienen un ápice de conciencia, ética o moral, deberán reparar el daño hecho.
El arrepentimiento real implica restaurar el daño que se ha hecho, una cuestión básica de la restauración penal, y que refleja la realidad humana. Cuando pides perdón genuinamente es porque te arrepientes de haber hecho algo mal, de haber causado daño. Sin este reconocimiento, y sin restaurar el daño hecho, no valdrán perdones vacíos, que seguramente impliquen más lavados de imagen que otra cosa. Llevamos años tratando de que haya debate, esto es vergonzoso. Y nos han difamado hasta la saciedad para vetarnos y que no se escucharan nuestros argumentos. Y esto ha venido de las propias Instituciones. Ya no nos valen migajas, queremos ejercer nuestros derechos sin amenazas ni violencia. Y coartarnos nuestros derechos más fundamentales por denunciar la vulneración los mismos es generar indefensión. Es indigno de una democracia. Y esto no debería suceder con ningún tema social, menos de tanta complejidad. Deberíamos reflexionar como sociedad, en conjunto, a dónde se esta llegando. Porque no hacer nada también es ser cómplices de las injusticias.
Sin embargo, lejos de que a esta doctoranda le tiemblen las piernas o le achanten, habla aún más alto de su lucha y de cómo la cobardía y el silencio es pura complicidad con el generismo. Esta entrevista es ejemplo de ello. “Esto no es un debate democrático. Esto es persecución política de voces críticas a las que censuran con falso odio”.
Si hay algo que tiene claro la psicóloga jurídica y forense es que con la Ley Trans que se pretende aprobar sin consenso alguno, el modelo político que el feminismo busca conquistar, el de la igualdad, es imposible que se consiga. Y es que frente al populismo generista que vende derechos humanos a golpe de titular fácil, lo único que hay es un retroceso interesado que dinamita y borra los derechos de las mujeres y la infancia, que niegan las orientaciones sexuales y desprotegen a las propias personas transexuales.
P. ¿Se te ha quedado corta la palabra despropósito con la que defines el borrador de la #LeyTrans?
R. Mucho. Es como la carta a Sánchez de las feministas históricas de nuestro país que titularon “es peor de lo que temíamos”. Ninguna persona se podía imaginar que el presente gobierno propondría incorporar en la legislación algo que por ser tan distópico cuesta tanto verlo. Es demasiado para asimilarlo de una vez. De hecho, lo normal es dudar la principio, pero una vez que lo ves no hay vuelta atrás.
P. Amenazas, insultos... ¿este es el nivel de quienes dicen que defienden los derechos humanos? ¿Si tuvieran tal certeza de que lo defienden es justo no tendrían que andar intimidando no?
R. Efectivamente. Como dice el dicho “la violencia es el recurso de quien no tiene recursos”. Supuestamente dicen defender a un colectivo vulnerable, pero sin contemplar las necesidades reales de ese mismo colectivo, y centrando sus esfuerzos en difamar y atacar a mujeres feministas. De hecho, se ve con los ataques tránsfobos. Mientras desde el feminismo los condenamos. El generismo los instrumentaliza para acusar a las voces críticas de cómplices, tratando de lincharnos mediáticamente, y coartar nuestra libertad de expresión. Yo ya he asumido, no sin tristeza, que combatir esta nueva violencia machista te expone a sufrirla. Pero ya sabemos cómo es esto. Difaman porque argumentos y conocimientos ni tienen ni les interesa, comenzando por el feminismo y acabando con la evidencia científica.
P. Este troyano anti derechos desdibuja a toda la sociedad ¿crees que en España está siendo todo más maquiavélico visto que en otros países ya han caído las caretas y se ha visto la cruel realidad?
R. Más bien en España la lucha está siendo más activa por la tradición legal, social y de lucha social desde el feminismo que tenemos. En países como Reino Unido que han abolido leyes identitarias por las investigaciones desde las instituciones, el daño de esta ideología generista en menores, con la primera sentencia que prueba hechos constitutivos de maltrato infantil al hormonar e inducir mutilaciones a menores se ve ahora. Pero esto se aprobó hace casi una década sin que nadie se planteara que no existen cerebros sexistas innatos, y dando por hecho el discurso nocivo y acientífico de que nacemos en cuerpos equivocados y que hay un “verdadero ser interior” de color rosa o azul esperando a que lo liberemos. Esto es sexismo reaccionario disfrazado de avance. Ha costado mucho que se viera en otros países precisamente por cómo se vende este discurso. En España no hemos dudado muchas profesionales y activistas en plantarnos pese a las consecuencias de acoso brutal que vivimos a diario.
P. Sin diagnóstico diferencial y si esto se aprueba la transfobia va a llegar a límites insospechados. ¿Cómo se defenderán las personas transexuales de ello?
R. Hay principios profesionales que aquí se violentan, como “el principio de mínima intervención”, donde toda intervención invasiva debe ser en última opción; el “superior bienestar de los menores”, donde debe garantizarse su bienestar por encima incluso de sus progenitores, no permitiendo que estos puedan ser negligentes, por ejemplo; o la asunción de la protección de menores de edad por tener un inmaduro desarrollo cognitivo y psico emocional. Asimismo, un síntoma debe cotejarse pues puede ser múltiples cuestiones.
Por ejemplo, el rechazo al propio cuerpo puede implicar una respuesta adaptativa ante la vivencia de abusos sexuales infantiles, o puede implicar un trastorno de tipo orgánico de desarrollo sexual como el síndrome de la insensibilidad androgénica. Todo lo anterior, se ve impedido si hablamos de que sin evaluación se acepte la hipótesis del cuerpo equivocado, y se induzca a la medicalización en base a esas esencias rosas y azules. Esto hará que una profesional que pretenda detectar abuso sexual infantil en uno de estos casos pueda ser perseguida por falsa transfobia.
Esto es aceptar dogmas de fe y juzgar por infieles a quienes nos basamos en evidencia. Y por supuesto, un abandono institucional, cuando no violencia, de las personas que tienen disforia. Pues esta produce un malestar clínicamente significativo, y debe abordarse con garantías, no negarse a la par que estigmatiza la salud mental y se desprecia el saber profesional de estas materias. Es un disparate y una negligencia.
P. Dice la gran Amelia Valcárcel que “hay algunos cuya profesión es multiplicar entes sin necesidad” o que “hay personas que solo pueden caer más bajo, únicamente cavando”...
R. Sin duda, no puede estar más acertada. Amelia Valcárcel como referente que es, está a la altura de la resistencia que este tema merece, junta a otras como Alicia Miyares o Ángeles Álvarez. De hecho, es una técnica de márketing efectiva, donde se genera una falsa necesidad para luego venderte el producto que le da respuesta. Pues la diversidad es un producto del mercado más, que implica además la desarticulación de la defensa de las mujeres de la opresión por sexo. Por tanto, son muchos los intereses que hay detrás, y se ve a simple vista con todas las grandes marcas dando bombo a la ideología generista. Cuando jamás se han sumado así a apoyar al feminismo.
Obviamente el generismo refuerza el sexismo y la desigualdad del sistema, mientras que el feminismo lo combate. Los intereses son opuestos, y las ganancias a costa de las mujeres son demasiado altas como para que se no haya una gran resistencia y propaganda que la perpetúe.
P. ¿Qué supone legislar autopercepciones y blindarlas penalmente?
R. Lo primero un ultraje a la intimidad. Si hablamos de vivencias internas no tiene sentido que tengamos que darle parte a nadie a sobre las mismas. Pero es que esto se traduce en autodeterminar el sexo para toda la sociedad, lo que no tiene ningún sentido. Comienzan hablando de hacer del mismo género que está tras la violencia de género una identidad, a que para ello ha de modificarse otra cosa diferente como es el sexo. Es perverso de partida.
Pero, por si fuera poco, cogen la variable sexo, fundamental para la defensa de los derechos de la mujer, y la hacen ficción, convirtiendo el sexo en una elección que abre a las puertas a cualquier abuso al no poner ningún sistema de control que garantice nada. Es decir, no solo la inseguridad jurídica es enorme, sino que la indefensión de las mujeres, pues hablamos de que cualquier varón por su mera palabra puede acceder a nuestros espacios, cuotas, ocupar plazas y podios en deporte, entrar en cárceles de mujeres pese a ser un depredador sexual...
¿Cómo es posible que la ley permita abusos en todas las áreas y que los derechos de las mujeres valgan tan poco? ¿Cómo es posible que se desprecie a profesionales de las ciencias jurídicas y psicosociales diciéndonos que pese a ser nuestra competencia no podemos actuar para garantizar derechos y evitar abusos y negligencias? Aquí queda claro que la sola palabra de un varón es suficiente para desplazar e incluso anular los derechos de miles de mujeres. En una sociedad sexista y machista es inadmisible anular los mecanismos de protección jurídicos, es desprotegernos y despreciarnos, algo inadmisible en una sociedad democrática que se precie. No somos ciudadanas de segunda, pero nos tratan como tal, eso queda claro.
P. A quienes dicen que esto es un enfrentamiento UP/PSOE para hacer cortina de humo ¿qué les respondes?
R. Que se informen lo mínimo para no hacer el ridículo, o al menos tenga la decencia de no tratar de manipular a la ciudadanía con reduccionismos y simplismos. Es decir, las deportistas se han sublevado contra Biden por sus políticas identitarias de borrado a la mujer, donde niegan el techo biológico y la capacidad un 30% superior de los varones, lo que nos deja sin oportunidades de hacer podio, y los pone en grave riesgo en los deportes de contacto, pero es algo partidista de España. ¿Y las problemáticas en Argentina, Canadá, Chile, Suecia… eso también es algo español? ¿Las denuncias de cientos de mujeres a lo largo del mundo sobre cómo está habiendo abusos de varones que nos desplazan y borran es que desde España tienen una base secreta que domina el orden mundial?
Es curioso como esto sí es delirante y paranoide, cuando nos achacan de estas cuestiones a quienes argumentamos desde la razón y la evidencia. Porque si para contraargumentar recurren a invenciones, reducciones, simplismos, y juego sucio como para compararnos con la ultraderecha y demonizarnos. Es tan sencillo como que el poder económico ha hecho que se extienda una ideología generista, de corte misógino, homófobo e incluso tránsfobo que tiene detrás ganancias millonarias. Y esto ha sido denunciado y publicado por James Kirkup, director del Social Marquet Foundation, que expone que esto es a escala internacional por mucho que se trate de reducir a nuestro espacio político. Nos enfrentamos a titanes, esa es la triste realidad.
P. ¿La agenda queerista y machista dejará una sociedad herida mentalmente?
R. Sin ningún lugar a dudas. Tenemos que ser conscientes lo primero de que la Covid nos ha dejado una mella psicológica, ha empeorado las características socioeconómicas de las personas, y producido situaciones estresantes que pueden derivar estrés tóxico y aumento de problemáticas psicopatológicas. Por tanto, de partida, es necesario reforzar la atención sanitaria y psicológica. A esto se le suma la propagación de la corriente generista, derivada de las teorías queer, y denominada” generismo queer”, que refuerza el sexismo y trata de blindar el género que está detrás de la violencia machista, y que está evidenciado que produce distorsiones cognitivas relacionadas con mayor malestar clínico y problemáticas psicológicas. A su vez induce en menores ideas erróneas que los llevan a rechazar su cuerpo y someterse sin control alguno a medicación con efectos tan adversos como producir infecundidad.
De hecho, en otros países se ha catalogado de fundamentalismo, y denunciado que implica en la práctica nuevas terapias de conversión, llamadas “afirmación de género”, que son sobre todo dirigidas a menores homosexuales. Es decir, aumento de machismo y homofobia. Por no hablar del abandono a personas con disforia, pues donde piden “despatologizar” se esconde un gran repudio a la enfermedad mental, un sesgo estigmatizante que abandona a las personas poniéndolas en riesgo. Por si esto fuera poco, el estigma con la salud mental es fomentado por las instituciones, rechazando los conocimientos técnicos y científicos de los profesionales. ¿Nos damos cuenta del cóctel dañino que se está generando? Mientras unos no quieren debate por sus intereses, otras no podemos quedarnos impasibles ante tal ataque central al estado de bienestar.
P. ¿Qué es lo que más te duele de todo?
R. Todo lo relacionado con la lucha contra la violencia es prioritario para mí a nivel personal y profesional. Pero sobre todo la que va dirigida a la Infancia sin duda me remueve las entrañas. Tanto es así que en 2015 fui cofundadora de una asociación contra el maltrato y abuso sexual infantil. Que alguien se atreva a truncar la vida de niñas y niños indefensos es algo que tuve siempre claro que dedicaría mi vida a combatirlo. Igual que la violencia machista.
Esto para mí fue definitorio cuando vi que el generismo queer suponía nuevos tipos de violencia contra las mujeres, niñas y niños. De hecho, por denunciar que se estaba induciendo a menores a presentar testimonios que eran inviables por su edad cognitiva y madurativa, por la denuncia de las secuelas derivadas que se ven en personas que han destransicionado, y por visibilizar la tapadera de víctimas de la violencia sexual comencé a vivir amenazas de muerte y profesionales.
Incluso mi última publicación contra esta ley ha desatado que me llamaran desde altas esferas diciendo me truncarían mi vida profesional si no dejaba de evidenciar todo este maltrato. Precisamente, porque defiendo el superior bienestar de niñas y niños, y mi divulgación nace de la férrea convicción de la defensa de las víctimas pienso mantenerme firme. Pero es muy duro, y me apena mucho que sean cientos las que aún no se atreven a elevar por sus voces por miedo a represalias. Entiendo ese miedo, pero todas somos necesarias. Esto es grave, y toda persona honesta y comprometida con el avance social debe ver qué hay detrás y hacer lo que pueda para frenarlo.
P. ¿Valdrán de algo los perdones del mañana?
R. No. Así de claro. No valdrán las excusas, ni los perdones con la boca pequeña. Tampoco los “el feminismo no me avisó”, ni nada semejante. Quienes han sido cómplices no solo de la introducción de estas políticas e ideologías identitarias, del daño a mujeres y menores, sino de someternos a violencia, difamación, exposición pública para linchamientos a quienes tratamos de visibilizar y aportar… son agresores.
La violencia es hacer daño por acción u omisión, y se han caído muchas caretas de quien decía defender derechos y en la práctica está violentándolos. De hecho, nos persiguen como a brujas por tan solo hablar desde el activismo, la militancia o la evidencia. ¿Qué tipo de democracia es la que todo es odio y no hay debate, ni pluralidad política, ni los medios salvaguardan la igualdad en exposición de posturas? Vamos camino a una dictadura ideológica, rechazando profesionales, y censurando por odio toda divergencia contra el régimen generista. Por tanto, si tienen un ápice de conciencia, ética o moral, deberán reparar el daño hecho.
El arrepentimiento real implica restaurar el daño que se ha hecho, una cuestión básica de la restauración penal, y que refleja la realidad humana. Cuando pides perdón genuinamente es porque te arrepientes de haber hecho algo mal, de haber causado daño. Sin este reconocimiento, y sin restaurar el daño hecho, no valdrán perdones vacíos, que seguramente impliquen más lavados de imagen que otra cosa. Llevamos años tratando de que haya debate, esto es vergonzoso. Y nos han difamado hasta la saciedad para vetarnos y que no se escucharan nuestros argumentos. Y esto ha venido de las propias Instituciones. Ya no nos valen migajas, queremos ejercer nuestros derechos sin amenazas ni violencia. Y coartarnos nuestros derechos más fundamentales por denunciar la vulneración los mismos es generar indefensión. Es indigno de una democracia. Y esto no debería suceder con ningún tema social, menos de tanta complejidad. Deberíamos reflexionar como sociedad, en conjunto, a dónde se esta llegando. Porque no hacer nada también es ser cómplices de las injusticias.
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