La Voz de Galicia / Concentración en Lugo contra la transfobia // |
Sale de la UCI la joven transexual a la que presuntamente arrojaron desde la Muralla de Lugo.
Evoluciona favorablemente en planta, recuperándose de las fracturas provocadas por la caída y todavía no ha prestado declaración ante la policía.
La Voz de Galicia, 2021-11-07
https://www.lavozdegalicia.es/noticia/lugo/2021/11/05/sale-uci-joven-transexual-presuntamente-arrojaron-muralla-lugo/00031636112645045583750.htm
La joven transexual a la que presuntamente arrojaron desde el adarve de la Muralla de Lugo ha salido de la unidad de cuidados intensivos (UCI) del Hospital Universitario Lucus Augusti (HULA) y evoluciona favorablemente en planta, según fuentes cercanas a la afectada.
Por el momento, la joven no ha prestado declaración ante la policía. La caída, que sucedió la semana pasada durante la madrugada del domingo, le provocó daños internos, sufrió una rotura de fémur, de dos vértebras y también de una muñeca. No se teme por su vida.
Sobre lo ocurrido aquella noche aún sobrevuelan muchas dudas, dado que la mujer aún no ha podido declarar. Tras las primeras pesquisas, la policía estableció que la chica fue empujada desde la muralla por un hombre que la acompañaba. Una de las claves para desentrañar este suceso será el teléfono móvil de la joven. Los investigadores se hicieron con él tras haberlo recogido la Policía Local del patio interior donde había caído la chica. Tras haber podido acceder a su contenido, vieron que esa misma noche ambos jóvenes -la chica lesionada y su presunto agresor- se habían seguido en una red social. Fue esa la primera noticia que tuvieron de quién era el sospechoso. Unos días después, el martes por la tarde, el hombre fue detenido en plena calle, en el centro de Lugo.
El principal sospechoso
Sobre el sospechoso de precipitar a la mujer al vacío, es un hombre que ya fue objeto de una investigación policial relacionada con la compra de una niña rumana para que fuese su esposa. Ocurrió en el año 2014, y la Policía Autonómica de Lugo rescató a la menor, de 12 años por aquel entonces, tras haber estado supuestamente retenida en una vivienda de la calle Yáñez Rebolo durante un mes. El chico fue acusado inicialmente de un delito de abusos sexuales, ya que la Fiscalía consideraba que las relaciones que habían mantenido no eran consentidas. Pero finalmente, aunque el juzgado consideró probado que la familia del joven había pactado la boda con la niña por 2.500 euros con una familia de Córdoba, y que los dos menores vivían juntos, no llegó a ser juzgado por los presuntos abusos sexuales.
La niña fue liberada por la Policía Autonómica y luego enviada durante diez días al centro de menores de Santo Anxo, en Rábade. Tras este período, regresó con su familia a Córdoba. Y los padres del varón -el joven ahora relacionado con este caso de la Muralla-, al enterarse de la marcha de la niña, le exigieron a los padres de la menor el dinero que habían pagado para que se casase con su hijo. La justificación de los implicados en aquel caso giraba en torno a las costumbres de su cultura, según la Policía. En la tradición gitana rumana pagar una dote para acordar matrimonios entre menores es algo habitual. El juez del caso apoyó esta versión y el joven acabó sin ser juzgado. Además, se tuvo en cuenta la similar madurez de ambos para exculpar al chico, a pesar de que él tenía 17 años y ella 12, lo cual podría considerarse como un delito de abusos en caso de haber mantenido relaciones. No lo consideró así el juez, y el chico quedó libre.
Antecedentes policiales siendo mayor de edad
La policía tiene constancia de que el joven puede ser una persona potencialmente agresiva y por ello lo tienen controlado. De hecho, ya siendo mayor de edad, estuvo relacionado con algún caso de agresiones y lesiones. Precisamente por eso, la Policía Nacional terminó dando con él el pasado martes ayudándose del registro con el que cuentan en comisaría.
Por el momento, la joven no ha prestado declaración ante la policía. La caída, que sucedió la semana pasada durante la madrugada del domingo, le provocó daños internos, sufrió una rotura de fémur, de dos vértebras y también de una muñeca. No se teme por su vida.
Sobre lo ocurrido aquella noche aún sobrevuelan muchas dudas, dado que la mujer aún no ha podido declarar. Tras las primeras pesquisas, la policía estableció que la chica fue empujada desde la muralla por un hombre que la acompañaba. Una de las claves para desentrañar este suceso será el teléfono móvil de la joven. Los investigadores se hicieron con él tras haberlo recogido la Policía Local del patio interior donde había caído la chica. Tras haber podido acceder a su contenido, vieron que esa misma noche ambos jóvenes -la chica lesionada y su presunto agresor- se habían seguido en una red social. Fue esa la primera noticia que tuvieron de quién era el sospechoso. Unos días después, el martes por la tarde, el hombre fue detenido en plena calle, en el centro de Lugo.
El principal sospechoso
Sobre el sospechoso de precipitar a la mujer al vacío, es un hombre que ya fue objeto de una investigación policial relacionada con la compra de una niña rumana para que fuese su esposa. Ocurrió en el año 2014, y la Policía Autonómica de Lugo rescató a la menor, de 12 años por aquel entonces, tras haber estado supuestamente retenida en una vivienda de la calle Yáñez Rebolo durante un mes. El chico fue acusado inicialmente de un delito de abusos sexuales, ya que la Fiscalía consideraba que las relaciones que habían mantenido no eran consentidas. Pero finalmente, aunque el juzgado consideró probado que la familia del joven había pactado la boda con la niña por 2.500 euros con una familia de Córdoba, y que los dos menores vivían juntos, no llegó a ser juzgado por los presuntos abusos sexuales.
La niña fue liberada por la Policía Autonómica y luego enviada durante diez días al centro de menores de Santo Anxo, en Rábade. Tras este período, regresó con su familia a Córdoba. Y los padres del varón -el joven ahora relacionado con este caso de la Muralla-, al enterarse de la marcha de la niña, le exigieron a los padres de la menor el dinero que habían pagado para que se casase con su hijo. La justificación de los implicados en aquel caso giraba en torno a las costumbres de su cultura, según la Policía. En la tradición gitana rumana pagar una dote para acordar matrimonios entre menores es algo habitual. El juez del caso apoyó esta versión y el joven acabó sin ser juzgado. Además, se tuvo en cuenta la similar madurez de ambos para exculpar al chico, a pesar de que él tenía 17 años y ella 12, lo cual podría considerarse como un delito de abusos en caso de haber mantenido relaciones. No lo consideró así el juez, y el chico quedó libre.
Antecedentes policiales siendo mayor de edad
La policía tiene constancia de que el joven puede ser una persona potencialmente agresiva y por ello lo tienen controlado. De hecho, ya siendo mayor de edad, estuvo relacionado con algún caso de agresiones y lesiones. Precisamente por eso, la Policía Nacional terminó dando con él el pasado martes ayudándose del registro con el que cuentan en comisaría.
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