miércoles, 28 de octubre de 2015

#hemeroteca #sociologia | Saskia Sassen, socióloga holandesa: “Estamos viendo los límites de lo que llamamos el progreso social”

Imagen: El Mostrador / Mural de Banksy
Saskia Sassen, socióloga holandesa: “Estamos viendo los límites de lo que llamamos el progreso social”.
Marco Fajardo | El Mostrador, 2015-10-28
http://www.elmostrador.cl/cultura/2015/10/28/saskia-sassen-sociologa-holandesa-estamos-viendo-los-limites-de-lo-que-llamamos-el-progreso-social/

Expondrá el próximo 7 de noviembre en el Festival Puerto de Ideas. Premio Príncipe de Asturias en Ciencias Sociales (2013), afirma que estamos en “una etapa que por un lado genera a una extremas formaciones predatorias y al otro a una creciente masa de clases medias y modestas que se van empobreciendo”.

Los pobres, los desplazados, las minorías: todos ellos forman parte del concepto de “expulsiones”, que abordará próximamente la renombrada socióloga holandesa Saskia Sassen (La Haya, 1947), Premio Príncipe de Asturias en Ciencias Sociales (2013), en su visita a la quinta versión del festival Puerto de Ideas, a realizarse el próximo 6, 7 y 8 de noviembre.

Sassen estará el 7 de noviembre a las 12:30 horas en el Teatro Municipal de Valparaíso con la charla “Expulsiones: una categoría de nuestro tiempo”.

“Creo que estamos viendo los límites de aquello que en su hora llamamos el progreso social”, explica Sassen, profesora de la Universidad de Columbia, a Cultura+Ciudad. “Una etapa que por un lado genera a una extremas formaciones predatorias y al otro a una creciente masa de clases medias y modestas que se van empobreciendo”, señala esta especialista, que ha estudiado las ciudades y estados en la economía mundial, enfocándose en temas de inequidad, género y digitalización.

Nuevo capitalismo
En las últimas dos décadas ha habido un drástico crecimiento en el número de personas que han sido “expulsadas”. Sassen utiliza este término para referirse a los más pobres; los desplazados en países de bajos recursos condenados a vivir en campos de refugiados formales o informales; las minorías aisladas y perseguidas en países ricos; los obreros cuyos cuerpos terminan destruidos y envejecidos prematuramente por el trabajo duro; las poblaciones enteras apartadas en guetos y campamentos.

El mismo término lo aplica para describir tierras muertas en expansión, tierras expulsadas de su propia vida. Tierras en la África Sub-Sahariana, en Asia Central y en América Latina, compradas por inversionistas y gobiernos ricos para cosechar alimentos, para acceder a aguas subterráneas y conseguir metales y minerales.

Para Sassen, estas formas diversas de desarrollo traen como consecuencia lógicas de expulsión, las que a su vez representan transformaciones sistémicas de esta forma avanzada de capitalismo.

Nuevas categorías
La socióloga conoce bien nuestra región. Vivió su niñez en Argentina –llegó a los dos años y se marchó a los 16- y una hermana suya, casada y con hijos, vive en Santiago. “Estoy muy contenta de haber tenido esa experiencia profunda de crecer en América Latina”, acota. “No me puedo imaginar haber logrado el tipo de análisis que hago sin haber tenido esa experiencia… Estoy profundamente agradecida. No sería quien soy hoy”.

Sassen aborda el tema que la trae a Chile en su obra “Expulsiones. Brutalidad y complejidad en la economía global” (Katz Editores, Buenos Aires-Madrid, 2015).

“El argumento que desarrollo en el libro y presentaré en parte en el Festival es que hoy vemos tendencias hacia instancias extremas de condiciones familiares tan extremas que las categorías familiares en las ciencias sociales, el lenguaje cotidiano, no logran captarlas… capturarlas con nuestros conceptos, con nuestra medidas estadísticas”, afirma.

“Los casos que examine van desde la cuestión social hasta el hecho de la expansión de tierras y aguas muertas… nosotros les quitamos la vida”, afirma. “Y estas condiciones extremas se vuelven invisibles, no importa su plena materialidad… porque quien va a ir a visitar tierras muertas”.

Para Sassen, el libro es un análisis y una teorización que buscan desestabilizar lo familiar, e invitar al lector a pensar, tener curiosidad, sobre aquello que ya no es parte de la cotidianidad, lo cotidiano como vivido y como representado en las ciencias sociales. “Recordemos que ningún sistema ha durado para siempre”, resalta.

Fin de una era
¿Qué ha hecho que Sassen se centre en este tema?

“Creo que estamos viendo los límites de aquello que en su hora llamamos el progreso social” de posguerra, cuando “muchos países del cono sur lograron una expansión industrial, expansión de clase media etc… avances científicos, saltos enormes en la capacidad de educar a una población amplia. Nunca hemos tenido sistemas perfectos y justos, pero eso ciertamente fue un aproximación”.

Sin embargo, para ella eso ciertamente se acabó. “Y ahora estamos en otra etapa… una que genera en un extremo a formaciones predatorias y al otro a una creciente masa de clases medias y modestas que se van empobreciendo”, mientras hay un 20% de una clase media nueva que es muy próspera. “Vemos el inicio de nuevas configuraciones”, asegura.

“Siempre ha habido expulsiones”, reflexiona. “Pero pienso que estamos saliendo de una dinámica bastante positiva, una época donde era impensable que íbamos a retroceder, perder todos esos avances de una gran clase media y clase trabajadora modesta pero próspera… Y ahora nos encontramos retrocediendo, y con una dinámica que va más allá de lo político. Son estructuras profundas que nos van llevando a un nuevo tipo de futuro”.

Hombres… y tierras
La categoría de los “expulsados” es muy diversa. “Hay de todo ahí. Los pobres ya más empobrecidos, una pequeña pero creciente porción de la clase media modesta que pensó que sus hijos e hijas iban a tener vidas mejore que las de sus padres”, pero también una clase trabajadora donde los sindicatos ya no tienen la capacidad de logros sociales, económicos y políticos a través de sus organizaciones.

Pero no son sólo las personas, sino también muchas porciones de tierras las afectadas.

“Quiero, por ejemplo, recuperar el hecho de vastas destrucciones de componentes claves de la biósfera , claves para nuestra sobrevivencia a nivel planetaria… de ahí entonces ese capítulo largo que llamé ‘Tierras Muertas Aguas Muertas’”.

Un fenómeno que no distingue signo político, destaca, ya que se repite tanto en los países capitalistas como en aquellos que se denominaron socialistas.

“Por ejemplo, hago el argumento sobre las minas de oro en Estados Unidos, entre las más destructivas del medioambiente, las más abusivas de los trabajadores y de los poblados de alrededor, una profunda historial capitalista, digamos, y, al otro extremo, las grandes producciones de níquel en Rusia, que empezaron como gulags, con una historia profundamente comunista, de Partido Comunista”.

“Y pregunto: ¿Qué importa más para entender nuestro emergente presente, que una historia es capitalista y la otra comunista? ¿O que ambas tienen una capacidad enorme de destrucción del medio ambiente?, donde lo de comunismo y capitalismo ya importa mucho, mucho menos”.

-¿Cree usted que estos expulsados pueden rebelarse? ¿Cuáles serían las consecuencias?

-Esta es una historia emergente… pero lo que sabemos de la historia es que bajo ciertas condiciones, los sin poder ha hecho nuevas historias… y mismo si no han conseguido el empoderamiento, han hecho historia y en ese proceso su falta de poder se volvió compleja, capaz de hacer historia.

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