miércoles, 28 de octubre de 2015

#hemeroteca #iglesia | Jon O'Brien · Presidente de Catholics for Choice: “La jerarquía católica está obsesionada con los asuntos sexuales”

Jon O'Brien · Presidente de Catholics for Choice: “La jerarquía católica está obsesionada con los asuntos sexuales”.
El responsable de la organización estadounidense critica la postura del Vaticano sobre anticoncepción, aborto y la homosexualidad.
María R. Sahuquillo | El País, 2015-10-28
http://internacional.elpais.com/internacional/2015/10/28/actualidad/1446036323_890017.html

Jon O’Brien cree que la jerarquía católica está cada vez más alejada de sus fieles y de la realidad social. Sobre todo cuando se trata de derechos sexuales y reproductivos. Católico irlandés de 50 años y presidente de la organización estadounidense Catholics for Choice (Católicos por el derecho a decidir), O'Brien aboga por la laicidad del Estado y critica duramente al Vaticano por su trato a las mujeres y los homosexuales.

Pregunta. ¿Están enfrentando bien las jerarquías católicas el reto de adaptarse a la diversidad de los creyentes en las sociedades contemporáneas?
Respuesta. Hubo un gran teólogo que una vez dijo: “El catolicismo se define por la unidad y la diversidad”. En otras palabras, no hay una Iglesia monolítica. Cuando voy a misa los domingos y miro alrededor veo ahí mismo una pareja de gais que mantiene una relación desde hace tiempo, una pareja de lesbianas que han adoptado un niño; hay también una pareja que se ha divorciado y se ha vuelto a casar. Usamos anticonceptivos y muchas mujeres han tenido abortos. Esta es la realidad de la Iglesia católica en la actualidad. La Iglesia no es un edificio en un lugar de Roma o de Madrid. La iglesia somos las personas, y las personas tienen una sexualidad muy distinta de la que la jerarquía católica pone tanto énfasis.

P. ¿Sus doctrinas no se corresponden con la realidad?
R. Los dos últimos papados, el de Juan Pablo II y el de Benedicto, estuvieron muy centrados en la zona pélvica, en los genitales, en la adherencia a una norma. Pero si preguntas a los católicos de cualquier parte del mundo en qué creen, cómo se comportan, la respuesta es muy diferente de lo que hace la jerarquía católica, las élites. Creo que esa es la realidad de la Iglesia. Han fallado en que los católicos les sigamos. Y no representan a los católicos de verdad, se representan a sí mismos. Así que cuando los obispos ahora van al congreso en Estados Unidos, a la ONU, al Gobierno de España para convencerles de que conviertan su teología en ley no nos representan.

P. ¿Está la jerarquía católica cada vez más lejos de la calle?

R. Representan una manera errónea de pensar. Y están obcecados en todo lo relacionado con los genitales y la zona pélvica. Pero hay varias razones por las que la jerarquía católica terminó con una ética sexual completamente fracasada. A veces tenían buenas intenciones, porque querían estar más cerca de Dios y tenían la idea de que aquellos que son célibes están más cerca de Dios. Pero el camino al infierno está empedrado de buenas intenciones. Creo que la realidad actual es que si no das a alguien un preservativo para prevenir el VIH estás obrando mal, si impides a las mujeres acceder a abortos seguros tendrán abortos inseguros y si frenas el acceso de las personas a la contracepción tendrán embarazos no deseados. Esa es la realidad. La realidad es que los matrimonios se terminan. La realidad es que hay personas que son gais y católicas, así que hay que tratar con la realidad. El mundo real nos dice que la visión de los obispos es realmente errónea y ciertamente los obispos tienen derecho a mantener su visión.

P. Pese a los avances sociales y cada vez más voces como la suya entre los fieles, la Iglesia católica no ha variado su postura contra el aborto, la anticoncepción o sobre homosexualidad.
R. La jerarquía es la única que mantiene esa idea del catolicismo, y pone demasiado énfasis en ella. Creo que la mayoría de los católicos hemos seguido adelante con nuestras vidas. Yo sigo yendo a misa los domingos, al igual que lo hacen las mujeres que han abortado y usan anticonceptivos. No nos sentimos culpables. Sabemos que, como buenos católicos, podemos tomar una decisión basada en nuestra conciencia. El mismo centro de la enseñanza católica nos dice no solo que sigamos nuestra conciencia sino que "debemos" seguir nuestra conciencia. Y creo que las personas que usan anticonceptivos, que han abortado, que son gais y lesbianas están siguiendo su conciencia. Es algo entre ellos y Dios. Creo que la Iglesia es así hoy, y cada vez más.

P. ¿Cómo deben ser las relaciones entre Iglesia y Estado?
R. Nuestros obispos en España, Portugal e Irlanda deben dejar de reunirse con los políticos para decirles qué leyes quieren que se promulguen. Es inapropiado. Los actores religiosos pueden tener sus opiniones pero creo en un Estado verdaderamente laico. El Estado laico no es antirreligión, es neutral, tiene las leyes más justas y equitativas, que dan una gran protección a las personas religiosas, porque no pone ninguna fe sobre la otra.

P. ¿Cree que la jerarquía católica interviene demasiado en las políticas de Estado?
R. Sí, no hay ninguna duda de ello. Esos hombres presionan a los políticos para transformar sus creencias en leyes, aunque ni siquiera los católicos las siguen. Y vemos esto en todo el mundo, una y otra vez: las barreras a la anticoncepción gratuita, la lucha contra el matrimonio gay, contra el derecho al aborto. Si nos fijamos en Polonia, en España o en Irlanda, la batalla contra la igualdad de derechos de los ciudadanos desgraciadamente está encabezada muy a menudo por la jerarquía de mi Iglesia. Y no es fácil, pero los católicos debemos reaccionar porque cuando ves a alguien obrando mal has de decirlo. Debemos levantarnos y decir que esa manera de comportarse de la jerarquía y de la Iglesia es errónea, y que cuando hablan no hablan por nosotros.

P. Hablemos del papa Francisco. Algunos lo han definido como un político.
R. Bueno, creo que hay algo verdaderamente genuino en este papa. Y es que es mucho más pastoral que político, mientras otros papas han tratado de hacer que los Gobiernos hagan esto o lo otro, él se preocupa verdaderamente de la condición humana. Pone más el acento en el cuidado de las personas, para que se sientan bien, vayan a la iglesia y no se sientan excluidas. Y eso es algo de agradecer, porque hemos tenido con demasiada frecuencia una Iglesia católica política y no pastoral. Y con esto no pretendo hacer ver que el papa Francisco esté de acuerdo conmigo en estos asuntos, pero está dando más amor y cariño que sus predecesores. Él es argentino, pero no creo que el papa Francisco sea Che Guevara, no lo es; pero puede que sea más como Gorbachov cuando tenía algo que decir.

P. ¿Ha abierto un canal de comunicación y de cambio en la Iglesia?
R. Él introdujo la idea de que las personas debemos hablar sobre qué tipo de sociedad tenemos. Quién sabe si los obispos con el papa Francisco van a ser más valientes y van a admitir que hay cosas en la jerarquía católica que son injustas. Una de ellas es el comportamiento de la Iglesia con las mujeres, a las que no trata con la dignidad y respeto, ni como iguales a los hombres.

P. ¿Es esa desigualdad de género uno de los mayores problemas en la Iglesia?
R. Creo que si la Iglesia debe resolver una injusticia es esa. La idea de que una empresa, por ejemplo Apple, que diga que mañana no va a tener ninguna mujer en los puestos de dirección sería una locura para su negocio. O para cualquier institución. Y creo que es una locura también para la Iglesia. Excluir a las mujeres de la Iglesia no es inteligente. Así que cuando los obispos se reúnen y hablan sobre los problemas de la mujer, su salud, su vida y el papel de la mujer en la Iglesia, creo que su postura es la de la mitad de la Iglesia.

P. ¿Qué supone que un prelado haya declarado públicamente su homosexualidad y, además, tener pareja?
R. Uno de los secretos peor guardados de la Iglesia católica es que una parte importante del clero es gay. Agradecería una visión mejor informada sobre la homosexualidad en mi Iglesia. Nosotros, los fieles también agradeceríamos más sinceridad sobre el divorcio, el casarse por segunda vez, las mujeres que han abortado, las parejas que usan anticonceptivos. Hay toda una serie de asuntos que se deben poner sobre la mesa para el debate. Con este error de no hablar del mundo real, los pecados de omisión de la jerarquía católica van más de un cura gay en el vaticano que no pudo soportar la hipocresía y mentiras. La lista llega al mismo corazón de las enseñanzas de las enseñanzas católicas en asuntos conectados a la zona pélvica. Necesitamos que se haga justicia social, no solo sacerdotes gais hablando de sacerdotes gais.

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