miércoles, 8 de mayo de 2019

#hemeroteca #lgtbi #orgullo #politica | Orgullo es Madrid

Imagen: El País / Pregón de MADO 2018
Orgullo es Madrid.
La idea de Vox de trasladar a la Casa de Campo la cita más importante del colectivo LGTBIQ choca con una reivindicación aceptada por los madrileños y que ya forma parte de su identidad.
Pablo León | El País, 2019-05-08
https://elpais.com/ccaa/2019/05/07/madrid/1557264069_260470.html

“Madrid no va a renunciar a ser un referente de la libertad y los derechos humanos; a ser un referente del Orgullo”. Esa ha sido la contundente reacción del colectivo LGTBIQ ante la propuesta de Vox de sacar el Orgullo del centro de la ciudad. “Los mandaríamos a la Casa de Campo”, dijo Javier Ortega Smith, candidato del partido de ultraderecha a la alcaldía, durante el debate organizado el lunes por El País y cadena SER.

No es la primera vez que Vox suelta la idea de sacar el Orgullo del centro. La candidata del partido ultra a la Comunidad de Madrid, Rocío Monasterio, también la ha defendido para no dar “una imagen degradante” de la ciudad. En ningún caso, desde el partido han hecho referencia a otro tipo de eventos multitudinarios: manifestaciones, conciertos, procesiones de Semana Santa o celebraciones deportivas. “El motivo es claro y se llama LGTBfobia”, opina Rubén López, portavoz de Arcópoli. “Quieren invisibilizarnos”, añade.

Imagen: El País / Primera manifestación LGTBI en Madrid, 1979
En los orígenes del movimiento, otros también lo intentaron. “Durante la primera manifestación del Orgullo, celebrada en Madrid en 1978, no querían vernos por el centro”, recuerda el activista Ramón Linaza, que asistió a esa convocatoria que se desarrolló entre las calles de O´Donnell y de Menéndez Pelayo. El colectivo luchaba entonces por derogar el legado de la Ley de Vagos y Maleantes, que fue usada por la Dictadura franquista como una contundente herramienta de represión. A la cita acudieron menos de 10.000 personas, un éxito para los convocantes que un año después, en 1979, celebraron la despenalización de la homosexualidad.

Cuatro décadas después de esa primera manifestación, en 2018, más de un millón de personas celebró la diversidad en la capital. La cita generó un movimiento económico que superó los 150 millones de euros, según la Confederación del Comercio Especializado en Madrid. Las reservas hoteleras rozaron el 90%, un 8% más que en 2017. Unas cifras que para la la Asociación de Empresarios del Hospedaje de la Comunidad de Madrid consolidaron a la ciudad "como la capital europea del turismo LGTBIQ”.

Pero la capital no solo es una referencia europea, sino también global. “El Orgullo de Madrid fue increíble”, recuerda la cantante australiana Kylie Minogue en conversación telefónica. La artista, un icono del colectivo, vivió el Orgullo de 2010 actuando en directo en la plaza de España. “Ahí presenté mi último single ('All the lovers'), estaba sobrecogida por la cantidad de gente que había”. “Es una cita muy importante no solo para celebrar lo lejos que la comunidad LGTBIQ ha llegado, sino también para que la gente no se olvide de que no siempre ha habido tolerancia”, continúa la artista.

Años antes de que una diva como Minogue optase por Madrid para estrenar su nuevo trabajo, el Orgullo de la capital vivió un punto de inflexión: la ciudad fue escogida por primera vez como sede del EuroPride, un evento global que la convirtió ese año en capital europea del colectivo. “Marcó un antes y un después”, resaltan desde AEGAL (asociación de empresarios del colectivo), organizadores del Orgullo —cuyo nombre oficial es MADO— junto a las asociaciones en defensa de derechos del colectivo COGAM y FELGTB.

Ese espaldarazo internacional a la cita madrileña fue un reconocimiento a las políticas del Gobierno socialista de Zapatero, que en octubre de 2004 legalizó el matrimonio igualitario en España. El Partido Popular recurrió la ley que lo aprobaba ante el Tribunal Constitucional. También participó en manifestaciones contra la medida en Colón.

“En España se legaliza la homosexualidad en 1979, una década después que en Reino Unido o en Francia, pero llegamos al matrimonio igualitario 10 años antes que ambos países. Eso fue posible gracias al activismo”, explica Ramón Martínez, activista y autor de ‘Lo nuestro sí que es mundial. Historia del Movimiento LGTB en España’ (Editorial Egales). Si en 2007 Madrid fue sede europea del colectivo, una década después se convirtió en capital mundial. “El Orgullo ha tenido un rol fundamental en la lucha por los derechos”, apuntó Sue Doster, copresidenta de InterPride, cuando le pasó el testigo del WorldPride a Madrid.

A pesar de la relevancia del Orgullo madrileño ni Ayuntamiento ni Comunidad se implicaban en las celebraciones más allá de lo estrictamente necesario. En 2015 fue la primera vez que una bandera arcoíris se colgó en el Palacio de Cibeles, sede del Consistorio. Ese año, Manuela Carmena (Ahora Madrid) se había hecho con la alcaldía después de 24 años de gobiernos del Partido Popular. La Comunidad de Madrid —con Cristina Cifuentes (PP) al frente— no tardó en emular a la alcaldesa. Ambas políticas se dejaron ver por la manifestación. Y desde entonces, la bandera del colectivo se ha instalado anualmente. En los últimos cuatro años, la capital también ha declarado la cita "fiesta de interés general" y de "especial significación ciudadana" para protegerla; ha instalado semáforos igualitarios o ha dedicado placas, calles o plazas a representantes del colectivo (como a Pedro Zerolo, a la Memoria Trans o a La Veneno). Por su parte, la Comunidad aprobó una Ley integral contra la LGTBfobia.

“Quienes proponen expulsar el Orgullo de la ciudad no han sufrido discriminación ni vejación por ser quienes son”, opina Jaime de los Santos, consejero de Cultura de la Comunidad de Madrid, y en las listas del Partido Popular para el gobierno regional. “Los que sí hemos sido juzgados o atacados, nos sentimos muy orgullosos de que una ciudad como Madrid —y un país como España— se haya convertido en abanderada de una causa tan justa y necesaria”, agrega. Las asociaciones en defensa del colectivo comparten esa idea: “Esta propuesta retrata al partido que la defiende. Cualquier ciudad moderna debería enorgullecerse de contar con un Orgullo como el de Madrid”.

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