Imagen: El País / Jaime de los Santos |
El consejero de cultura de la Comunidad y diputado del PP, Jaime de los Santos, acudirá el sábado a la manifestación del Orgullo para reivindicar los derechos del colectivo: "No podría formar parte de un partido homófobo".
Pablo León | El País, 2019-07-05
https://elpais.com/ccaa/2019/07/04/madrid/1562248290_610918.html
Jaime de los Santos (Madrid, 40 años) estudió Historia del arte, es un apasionado de Lorca y ha ejercido de consejero de Cultura, Turismo y Deportes en la Comunidad de Madrid. Le fichó para el cargo Cristina Cifuentes a la que reivindica “por muchas cosas; entre ellas por su compromiso con el colectivo LGTBI”. Una actitud que extiende al PP, partido por el que es diputado en la Asamblea de Madrid: “Si considerara que estoy en un partido con un ápice de homofobia, no podría formar parte de esa candidatura: si Ayuso es presidenta, esa política de igualdad va a seguir”.
¿Va a acudir mañana a la manifestación?
Llevo décadas participando en el Orgullo y este año no voy a faltar. Voy a ir a la manifestación. Los que hemos sufrido discriminación por ser quienes somos no entendemos los vetos.
Usted no está vetado.
Pero sí lo está el Gobierno de la Comunidad que ha sido elegido por los madrileños. Los partidos no deberían usar los derechos del colectivo como arma arrojadiza.
El Orgullo es político y las organizaciones en defensa de derechos presentaron un decálogo en el que avisaban que vetarían a aquellos que pactaran con formaciones homófobas...
El Orgullo es político, pero no partidista. En la defensa de los derechos de todos, estamos todos. También los que piensan diferente y los que piensan de forma equivocada.
¿Qué me dice del Orgullo en la Casa de Campo?
En la Casa de campo se puede hacer deporte, se puede ligar, ir con la familia… Pero creo que una reivindicación de este calado tiene que desarrollarse en el centro de la ciudad, donde se lleva realizando desde 1978.
¿Ha sufrido homofobia?
A mí, de adolescente, me llamaban maricón. No he sufrido ninguna agresión física, pero sí que lo he pasado muy mal. Mi madre me apuntó a teatro con unos 10 u 11 años y me cambió la vida. Lo hizo porque se dio cuenta de que su único hijo —tengo cuatro hermanas— tiene unas características diferentes que los demás. Ella, educada en valores conservadores, entendía que la cultura era libertad, una vía de escape. Ahí fue cuando descubrí a Lorca. La siguiente conversación que tuve con ella fue con 19 años. Le dije: “Mamá me ha dejado Carlos”. Y ella me contestó: “Pues no sabe Carlos lo que se pierde”. Luego ella hizo una gran labor pedagógica con mi padre. Por suerte, nunca me he sentido rechazado por este tema por mi familia: es un drama que ser parte del colectivo te separe de tu familia.
¿Qué ha aportado el colectivo LGTBI a Madrid?
Prestigio. La posibilidad de demostrar lo que realmente es porque Madrid es la ciudad de los derechos desde hace mucho: Lorca se viene a Madrid en 1919 porque ya era una ciudad libre. Tenemos la suerte de vivir en la capital más igualitaria del mundo. Hace años no existía esa mirada tolerante que merece cualquier persona; hoy sí. En cuatro décadas hemos pasado de una dictadura a una democracia muy madura. España es mayoritariamente una sociedad justa, tolerante y respetuosa. Disfrutamos de una igualdad por la que tenemos que seguir trabajando.
¿Cuántos turistas nos visitan por el Orgullo?
En 2017, con el World Pride, llegaron a Madrid 1,2 millones de visitantes (entre nacionales e internacionales). En 2018 la cifra fue de un millón de personas. El Orgullo es una campaña increíble para la marca Madrid y para la marca España. Tiene un impacto económico positivo para todos.
¿Considera que los derechos están ahora más amenazados que hace unos años?
Pasa con casi todos los derechos: cuesta mucho conquistarlos, pero su desmantelamiento puede ser muy rápido. Por eso todos los ciudadanos debemos permanecer vigilantes para que no retrocedan. Y lo debemos hacer desde todos los ámbitos de la sociedad. Dicho esto, creo que en Occidente cada vez se suman más países a la igualdad y a la justa y necesaria Ley de matrimonio igualitario. En España tenemos una posición privilegiada, pero también la responsabilidad de inspirar a otros. En la defensa de los derechos del colectivo LGTBI, están los derechos de todos los ciudadanos.
¿Qué diría a los LGTBifobos?
A los intolerantes siempre hay que ofrecerles la oportunidad de que cambien de opinión.
Una fiesta reivindicativa
De los Santos es gato, gato —“De padres madrileños y cuatro abuelos madrileños”—. Ha salido por Chueca “30 millones de veces” y define el Orgullo “una fiesta y una reivindicación”. “Ese carácter lúdico hace más atractiva la cita. Es una buena vía para expandir un discurso necesario; cala mucho mejor".
¿Va a acudir mañana a la manifestación?
Llevo décadas participando en el Orgullo y este año no voy a faltar. Voy a ir a la manifestación. Los que hemos sufrido discriminación por ser quienes somos no entendemos los vetos.
Usted no está vetado.
Pero sí lo está el Gobierno de la Comunidad que ha sido elegido por los madrileños. Los partidos no deberían usar los derechos del colectivo como arma arrojadiza.
El Orgullo es político y las organizaciones en defensa de derechos presentaron un decálogo en el que avisaban que vetarían a aquellos que pactaran con formaciones homófobas...
El Orgullo es político, pero no partidista. En la defensa de los derechos de todos, estamos todos. También los que piensan diferente y los que piensan de forma equivocada.
¿Qué me dice del Orgullo en la Casa de Campo?
En la Casa de campo se puede hacer deporte, se puede ligar, ir con la familia… Pero creo que una reivindicación de este calado tiene que desarrollarse en el centro de la ciudad, donde se lleva realizando desde 1978.
¿Ha sufrido homofobia?
A mí, de adolescente, me llamaban maricón. No he sufrido ninguna agresión física, pero sí que lo he pasado muy mal. Mi madre me apuntó a teatro con unos 10 u 11 años y me cambió la vida. Lo hizo porque se dio cuenta de que su único hijo —tengo cuatro hermanas— tiene unas características diferentes que los demás. Ella, educada en valores conservadores, entendía que la cultura era libertad, una vía de escape. Ahí fue cuando descubrí a Lorca. La siguiente conversación que tuve con ella fue con 19 años. Le dije: “Mamá me ha dejado Carlos”. Y ella me contestó: “Pues no sabe Carlos lo que se pierde”. Luego ella hizo una gran labor pedagógica con mi padre. Por suerte, nunca me he sentido rechazado por este tema por mi familia: es un drama que ser parte del colectivo te separe de tu familia.
¿Qué ha aportado el colectivo LGTBI a Madrid?
Prestigio. La posibilidad de demostrar lo que realmente es porque Madrid es la ciudad de los derechos desde hace mucho: Lorca se viene a Madrid en 1919 porque ya era una ciudad libre. Tenemos la suerte de vivir en la capital más igualitaria del mundo. Hace años no existía esa mirada tolerante que merece cualquier persona; hoy sí. En cuatro décadas hemos pasado de una dictadura a una democracia muy madura. España es mayoritariamente una sociedad justa, tolerante y respetuosa. Disfrutamos de una igualdad por la que tenemos que seguir trabajando.
¿Cuántos turistas nos visitan por el Orgullo?
En 2017, con el World Pride, llegaron a Madrid 1,2 millones de visitantes (entre nacionales e internacionales). En 2018 la cifra fue de un millón de personas. El Orgullo es una campaña increíble para la marca Madrid y para la marca España. Tiene un impacto económico positivo para todos.
¿Considera que los derechos están ahora más amenazados que hace unos años?
Pasa con casi todos los derechos: cuesta mucho conquistarlos, pero su desmantelamiento puede ser muy rápido. Por eso todos los ciudadanos debemos permanecer vigilantes para que no retrocedan. Y lo debemos hacer desde todos los ámbitos de la sociedad. Dicho esto, creo que en Occidente cada vez se suman más países a la igualdad y a la justa y necesaria Ley de matrimonio igualitario. En España tenemos una posición privilegiada, pero también la responsabilidad de inspirar a otros. En la defensa de los derechos del colectivo LGTBI, están los derechos de todos los ciudadanos.
¿Qué diría a los LGTBifobos?
A los intolerantes siempre hay que ofrecerles la oportunidad de que cambien de opinión.
Una fiesta reivindicativa
De los Santos es gato, gato —“De padres madrileños y cuatro abuelos madrileños”—. Ha salido por Chueca “30 millones de veces” y define el Orgullo “una fiesta y una reivindicación”. “Ese carácter lúdico hace más atractiva la cita. Es una buena vía para expandir un discurso necesario; cala mucho mejor".
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