Biografía del cadáver de una mujer: Aintzane y Florina.
Desde 2000, más de 46 mujeres en situación de prostitución han sido asesinadas en España, incluso aquellas que habían denunciado como testigos protegidas.
Mabel Lozano | Mujeres, El País, 2021-02-01
https://elpais.com/elpais/2021/02/01/mujeres/1612164077_849883.html
Quemadas vivas, descuartizadas, apalizadas, asesinadas con arma de fuego, acuchilladas… Desde 2000, más de 46 mujeres en situación de prostitución han sido cruelmente asesinadas en España, incluso aquellas que habían denunciado como testigos protegidas. Ellas ni siquiera entran en las “cifras oficiales” de violencia de género, por lo que sus nombres caerán en el olvido y sus vidas no dejarán huella en esa estadística. Es evidente que para quienes gobiernan sus muertes son de “segunda”, ya que no se les da la misma importancia que a otras violencias.
Natural de San Sebastián, Aintzane Pujana tenía 32 años cuando, en la madrugada del 2 de enero, sus supuestos homicidas –los explotadores que se lucraban de la venta de su cuerpo– se la arrebataron a cuchilladas. Ha sido la primera mujer asesinada este año, aunque su nombre no aparecerá en ningún lugar.
Maniatada con bridas para torturarla antes de asestarle las ocho puñaladas que acabaron con su vida, su cadáver fue abandonado a tan solo 500 metros de la casa rural Haizeaberri donde vivían los supuestos asesinos con la víctima, o más bien vivían de ella, porque dicha casa no era gestionada como un hotel rural, sino como un burdel donde se recibía a los demandantes de sexo de pago.
Durante el confinamiento se cerraron todos los puticlubs, pero ya se sabe que los proxenetas van siempre por delante de la ley y han utilizado pisos o este tipo de casas para seguir explotando a las mujeres y haciendo caja.
A orillas del río Urola fue arrojado el cuerpo sin vida de Aintzane, con la intención de que las alimañas lo devoraran para así esconder el crimen. Tan solo unos días después, la mujer, con la brutalidad tatuada en su piel, era descubierta por una cuadrilla de trabajadores en una zona de matorrales.
El móvil del asesinato no fue otro que la avaricia. Todo se inició el 1 de enero con una fuerte discusión de la pareja de proxenetas con la víctima mientras se encontraban en la localidad de Azpeitia, donde se habían trasladado para acudir a casa de un cliente prostituyente con el que habían pactado el alquiler del cuerpo de Aintzane, cuando se produjo una fuerte discusión relacionada con las coacciones y amenazas a las que era sometida la víctima. En ese momento se cree que se produjo una primera agresión. Los acusados presuntamente la golpearon para después regresar a la casa donde ejecutaron el cruel desenlace.
Los supuestos asesinos –una pareja de proxenetas compuesta por un varón de 24 años y una mujer de 23, que también se prostituía– contaban con antecedentes por otros delitos realizados conjuntamente. El hombre tenía más de diez denuncias por posesión de armas blancas. Además, había sido detenido y puesto en libertad en noviembre por pegarle una paliza a otra mujer a la que explotaban sexualmente, a base de coacciones y violencia, cuando esta se negaba a cumplir sus exigencias.
Florina Gogos
Días después de ser encontrado el cadáver de Aintzane Pujana, concretamente el día 8 de Enero a las 17:30 fue la ultima vez que vieron con vida a la joven de 19 años Florina Gogos. Sus compañeras de esclavitud e infortunio la vieron subir a un coche conducido por un hombre que la había alquilado. Florina, era prostituida en un camino de la localidad de Albal (Valencia) zona en manos de mafias y proxenetas que explotan a las mujeres en la calle, el eslabón mas bajo del negocio de la compra y venta de seres humanos.
Este pasado sábado, un cazador encontraba flotando en una acequia el cuerpo sin vida de la joven de origen rumano, Florina Gogos, que llevaba muerta prácticamente desde el día que desapareció montada en ese coche fúnebre de color blanco a tan solo 600 metros de donde se encontró después su cadáver.
No, los brutales asesinatos de Aintzane y Florina no se contabilizarán como violencia de género, lo que resulta increíble y muy triste, ni entrarán en esa fatídica lista que lamentablemente crece cada año, contando a demasiadas mujeres asesinadas por sus parejas o exparejas. A pesar de ser feminicidios , a Aintzane y a Florina nadie las recordará, sus nombres se borrarán de la historia, su corta vida no dejará ninguna huella, como la de las otras 44 mujeres asesinadas antes que ellas, despojadas de todo: de sus derechos, de su dignidad e incluso, en la mayoría de los casos, de sus nombres, para deshumanizarlas aún más.
Esto no es un negocio y menos un juego, de los que quieran dar rienda suelta a sus impulsos de sexo o dinero, estos son crímenes de lesa humanidad.
¿Para cuando una ley integral contra la trata? ¿Para cuando vestir de derechos a miles de mujeres y niñas prostituidas, explotadas, invisibilizadas, silenciadas y asesinadas? Podríamos empezar por una reforma legislativa que condenara todas y cada una de las caras del proxenetismo para que nadie, ninguna persona y de ninguna forma, se pudiera beneficiar de la prostitución ajena.
Hoy Aintzane y Florina nos faltan y sobran las palabras.
Natural de San Sebastián, Aintzane Pujana tenía 32 años cuando, en la madrugada del 2 de enero, sus supuestos homicidas –los explotadores que se lucraban de la venta de su cuerpo– se la arrebataron a cuchilladas. Ha sido la primera mujer asesinada este año, aunque su nombre no aparecerá en ningún lugar.
Maniatada con bridas para torturarla antes de asestarle las ocho puñaladas que acabaron con su vida, su cadáver fue abandonado a tan solo 500 metros de la casa rural Haizeaberri donde vivían los supuestos asesinos con la víctima, o más bien vivían de ella, porque dicha casa no era gestionada como un hotel rural, sino como un burdel donde se recibía a los demandantes de sexo de pago.
Durante el confinamiento se cerraron todos los puticlubs, pero ya se sabe que los proxenetas van siempre por delante de la ley y han utilizado pisos o este tipo de casas para seguir explotando a las mujeres y haciendo caja.
A orillas del río Urola fue arrojado el cuerpo sin vida de Aintzane, con la intención de que las alimañas lo devoraran para así esconder el crimen. Tan solo unos días después, la mujer, con la brutalidad tatuada en su piel, era descubierta por una cuadrilla de trabajadores en una zona de matorrales.
El móvil del asesinato no fue otro que la avaricia. Todo se inició el 1 de enero con una fuerte discusión de la pareja de proxenetas con la víctima mientras se encontraban en la localidad de Azpeitia, donde se habían trasladado para acudir a casa de un cliente prostituyente con el que habían pactado el alquiler del cuerpo de Aintzane, cuando se produjo una fuerte discusión relacionada con las coacciones y amenazas a las que era sometida la víctima. En ese momento se cree que se produjo una primera agresión. Los acusados presuntamente la golpearon para después regresar a la casa donde ejecutaron el cruel desenlace.
Los supuestos asesinos –una pareja de proxenetas compuesta por un varón de 24 años y una mujer de 23, que también se prostituía– contaban con antecedentes por otros delitos realizados conjuntamente. El hombre tenía más de diez denuncias por posesión de armas blancas. Además, había sido detenido y puesto en libertad en noviembre por pegarle una paliza a otra mujer a la que explotaban sexualmente, a base de coacciones y violencia, cuando esta se negaba a cumplir sus exigencias.
Florina Gogos
Días después de ser encontrado el cadáver de Aintzane Pujana, concretamente el día 8 de Enero a las 17:30 fue la ultima vez que vieron con vida a la joven de 19 años Florina Gogos. Sus compañeras de esclavitud e infortunio la vieron subir a un coche conducido por un hombre que la había alquilado. Florina, era prostituida en un camino de la localidad de Albal (Valencia) zona en manos de mafias y proxenetas que explotan a las mujeres en la calle, el eslabón mas bajo del negocio de la compra y venta de seres humanos.
Este pasado sábado, un cazador encontraba flotando en una acequia el cuerpo sin vida de la joven de origen rumano, Florina Gogos, que llevaba muerta prácticamente desde el día que desapareció montada en ese coche fúnebre de color blanco a tan solo 600 metros de donde se encontró después su cadáver.
No, los brutales asesinatos de Aintzane y Florina no se contabilizarán como violencia de género, lo que resulta increíble y muy triste, ni entrarán en esa fatídica lista que lamentablemente crece cada año, contando a demasiadas mujeres asesinadas por sus parejas o exparejas. A pesar de ser feminicidios , a Aintzane y a Florina nadie las recordará, sus nombres se borrarán de la historia, su corta vida no dejará ninguna huella, como la de las otras 44 mujeres asesinadas antes que ellas, despojadas de todo: de sus derechos, de su dignidad e incluso, en la mayoría de los casos, de sus nombres, para deshumanizarlas aún más.
Esto no es un negocio y menos un juego, de los que quieran dar rienda suelta a sus impulsos de sexo o dinero, estos son crímenes de lesa humanidad.
¿Para cuando una ley integral contra la trata? ¿Para cuando vestir de derechos a miles de mujeres y niñas prostituidas, explotadas, invisibilizadas, silenciadas y asesinadas? Podríamos empezar por una reforma legislativa que condenara todas y cada una de las caras del proxenetismo para que nadie, ninguna persona y de ninguna forma, se pudiera beneficiar de la prostitución ajena.
Hoy Aintzane y Florina nos faltan y sobran las palabras.
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