Universidad de Cádiz, Cádiz : 2008.
216 p. / Bibliogr.: p. [195]-213
ISBN 9788498281477 [2008-05]
/ ES / ENS / REC
/ Anarquismo / Filosofía / Historia – Siglo XX / Política / Sexualidad
Biblioteca UPV/EHU
https://millennium.ehu.es/record=b1552997~S1*spi
Este título recopila artículos y trabajos del autor que ya habían sido publicados anteriormente en lengua inglesa. No obstante, estos textos han sido debidamente actualizados y modificados en términos metodológicos y analíticos a medida que nuevas apreciaciones han surgido a la luz.
“Hay algo en el anarquismo que facilita una vivencia mejor de acuerdo con los deseos sexuales de las personas”
Ricard Clemison, autor entre otros de “Anarquismo y homosexualidad” y “Anarquismo y sexualidad (España, 1900-1939) es profesor en la Universidad de Leeds (Inglaterra), y también subdirector del Centre for Interdisciplanary Gender. Estudiosos de las relaciones, históricas y presentes, entre anarquismo y sexualidad.
Pedro Gª Guirao | CNT, n. 381 (Agosto – Septiemnbre 2011), p. 4
Recogido en: academia.edu
http://www.academia.edu/2468950/Anarquismo_y_sexualidad_Entrevista_a_Richard_Cleminson_en_CNT_381_agosto-septiembre_2011._pag.19_pdf
Para empezar, algo que puede extrañar a algunos. Usted es el subdirector del Centre for Interdisciplinary Gender Studies de la Universidad de Leeds. Habrá quien diga: ¿No se suelen reservar estos puestos a mujeres? ¿Le han criticado por ocupar una supuesta parcela simbólica de poder que le hubiera correspondido a una mujer?
No, ni mucho menos. Los y las colegas del Centro apoyan investigaciones en temas de género y de sexualidad de todos los tipos y hechos por una gran variedad de personas. El Centro tiene a investigadores que se definen como mujeres, otros como hombres y otros/as todavía como transgénero. Justamente los objetivos del Centro incluyen la indagación en cómo las divisiones entre géneros, sexos y sexualidades se han formado y cuáles son sus repercusiones en la vida actual y entre personas en el pasado. Ahora bien, yo creo que hay ciertos aspectos de nuestras vidas que, por su propia experiencia, algunos/as pueden comentar más certeramente. Sería más difícil, por ejemplo, para una mujer que ha sido heterosexual toda su vida opinar sobre la vida lesbiana o sobre las discriminaciones hacia las lesbianas. Sin embargo, tampoco el Centro desea encasillar a las personas o callar sus opiniones acerca de un tema u otro. Más bien, el papel del Centro es abrir un espacio donde estas exploraciones académicas y personales puedan tener lugar con el mínimo de constricciones para un buen funcionamiento intelectual y de respeto.
¿Existe alguna afinidad entre el anarquismo y la homosexualidad? O por decirlo de otro modo, ¿lleva aparejada la ideología anarquista determinadas prácticas sexuales que, de lo contrario, no podrían emerger en otras organizaciones sindicales y/o políticas?
No creo que haya necesariamente ninguna afinidad entre los dos. Más bien, lo pienso así: hay algo en el anarquismo que facilita una vivencia mejor de acuerdo con los deseos sexuales de las personas, sean cuales fueran. Por otro lado, creo que las exigencias de libertad sexual tienen que tomarse en serio por las organizaciones sindicales. Históricamente, hasta cierto punto, esto ha sido el caso; es necesario ahondar esta asociación en el presente.
En su libro “Anarquismo y sexualidad (España, 1900-1939)”, nos habla de las contradicciones que algunos médicos anarquistas veían entre el amor libre y las prácticas homosexuales, llegando a tolerar lo que llamaban la homosexualidad congénita pero no la experimental, es decir, no aquella que busca probar nuevas sensaciones. A ésta última la creían una práctica perversa. ¿A qué obedecen semejantes afirmaciones? ¿Hay contradicciones entre la teoría del amor libre y su práctica?
Creo que ese tipo de afirmaciones se debía a que el anarquismo tenía una fuerte noción de lo que era “natural” en la sexualidad y en las relaciones humanas en general. Habiendo reemplazado la iglesia y las religiones como mediadores en estos procesos, muchos anarquistas se apoyaban en cierta comprensión de la naturaleza como iluminadora del sendero a seguir en la sexualidad. No viendo la propia homosexualidad en la naturaleza, por ejemplo entre los animales, consideraron que la única expresión correcta de la sexualidad era la heterosexual. En cuanto al amor libre, no creo que haya contradicción sino más bien una limitación no justificada en lo que se refiere a su manera de llevarse a cabo.
En uno de sus escritos, Federica Montseny mostraba su repulsión hacia aquellas mujeres que pretendían separarse del movimiento anarquista creando un grupo específico centrado en cuestiones de género. Para ella, la revolución debía liberar conjuntamente al ser humano. ¿Se ha utilizado este mismo argumento para atacar la homosexualidad dentro del anarquismo?
Más bien la repulsa hacia la homosexualidad en el pasado (las cosas, gracias a mucho empeño de gente de todos los tipos, han cambiado), vino de las actitudes que he sugerido arriba. Otra cuestión es hasta qué punto las organizaciones específicas – de mujeres, de gais – pueden ser una táctica por usar. Desde mi punto de vista, si algunas personas se sienten en la necesidad de hacerlo, pues bien, pero creo que hay que mantener estrechos lazos con las otras ramas del movimiento.
Usted ha utilizado en varios escritos la expresión “Techno-sexual landscapes” [Escenarios tecno-sexuales] ¿Podría explicar brevemente en qué consiste? ¿De qué modo la utiliza al referirse al tema de la homosexualidad?
En ese libro del mismo nombre, nosotros intentamos ilustrar cómo la sexualidad podía ser relacionada con el mundo material, concentrándonos en, por ejemplo, los molinos de viento como sitios de intercambios de ideas, técnicas, conversaciones y, por qué no, amoríos. Otro escenario que investigamos eran las estaciones y los trenes. No hay que extendernos mucho acerca de los vínculos entre el amor y los trenes en la película Brief Encounter, por ejemplo. Pero es menos sabido que ciertos vagones de los trenes o estaciones en el metropolitano han sido usados por, sobre todo, hombres que buscan a otros hombres. En España, por supuesto, bajo el franquismo uno de los escenarios donde este contacto ocurría, además de en las iglesias, eran en los baños públicos de la Plaza de Catalunya en Barcelona. Lo que nos interesaba, por lo tanto, eran las relaciones entre sexualidad, movimiento, cultura material e historia.
Por último, en su opinión, ¿a qué retos se enfrenta el anarquismo español del siglo XXI?
No, ni mucho menos. Los y las colegas del Centro apoyan investigaciones en temas de género y de sexualidad de todos los tipos y hechos por una gran variedad de personas. El Centro tiene a investigadores que se definen como mujeres, otros como hombres y otros/as todavía como transgénero. Justamente los objetivos del Centro incluyen la indagación en cómo las divisiones entre géneros, sexos y sexualidades se han formado y cuáles son sus repercusiones en la vida actual y entre personas en el pasado. Ahora bien, yo creo que hay ciertos aspectos de nuestras vidas que, por su propia experiencia, algunos/as pueden comentar más certeramente. Sería más difícil, por ejemplo, para una mujer que ha sido heterosexual toda su vida opinar sobre la vida lesbiana o sobre las discriminaciones hacia las lesbianas. Sin embargo, tampoco el Centro desea encasillar a las personas o callar sus opiniones acerca de un tema u otro. Más bien, el papel del Centro es abrir un espacio donde estas exploraciones académicas y personales puedan tener lugar con el mínimo de constricciones para un buen funcionamiento intelectual y de respeto.
¿Existe alguna afinidad entre el anarquismo y la homosexualidad? O por decirlo de otro modo, ¿lleva aparejada la ideología anarquista determinadas prácticas sexuales que, de lo contrario, no podrían emerger en otras organizaciones sindicales y/o políticas?
No creo que haya necesariamente ninguna afinidad entre los dos. Más bien, lo pienso así: hay algo en el anarquismo que facilita una vivencia mejor de acuerdo con los deseos sexuales de las personas, sean cuales fueran. Por otro lado, creo que las exigencias de libertad sexual tienen que tomarse en serio por las organizaciones sindicales. Históricamente, hasta cierto punto, esto ha sido el caso; es necesario ahondar esta asociación en el presente.
En su libro “Anarquismo y sexualidad (España, 1900-1939)”, nos habla de las contradicciones que algunos médicos anarquistas veían entre el amor libre y las prácticas homosexuales, llegando a tolerar lo que llamaban la homosexualidad congénita pero no la experimental, es decir, no aquella que busca probar nuevas sensaciones. A ésta última la creían una práctica perversa. ¿A qué obedecen semejantes afirmaciones? ¿Hay contradicciones entre la teoría del amor libre y su práctica?
Creo que ese tipo de afirmaciones se debía a que el anarquismo tenía una fuerte noción de lo que era “natural” en la sexualidad y en las relaciones humanas en general. Habiendo reemplazado la iglesia y las religiones como mediadores en estos procesos, muchos anarquistas se apoyaban en cierta comprensión de la naturaleza como iluminadora del sendero a seguir en la sexualidad. No viendo la propia homosexualidad en la naturaleza, por ejemplo entre los animales, consideraron que la única expresión correcta de la sexualidad era la heterosexual. En cuanto al amor libre, no creo que haya contradicción sino más bien una limitación no justificada en lo que se refiere a su manera de llevarse a cabo.
En uno de sus escritos, Federica Montseny mostraba su repulsión hacia aquellas mujeres que pretendían separarse del movimiento anarquista creando un grupo específico centrado en cuestiones de género. Para ella, la revolución debía liberar conjuntamente al ser humano. ¿Se ha utilizado este mismo argumento para atacar la homosexualidad dentro del anarquismo?
Más bien la repulsa hacia la homosexualidad en el pasado (las cosas, gracias a mucho empeño de gente de todos los tipos, han cambiado), vino de las actitudes que he sugerido arriba. Otra cuestión es hasta qué punto las organizaciones específicas – de mujeres, de gais – pueden ser una táctica por usar. Desde mi punto de vista, si algunas personas se sienten en la necesidad de hacerlo, pues bien, pero creo que hay que mantener estrechos lazos con las otras ramas del movimiento.
Usted ha utilizado en varios escritos la expresión “Techno-sexual landscapes” [Escenarios tecno-sexuales] ¿Podría explicar brevemente en qué consiste? ¿De qué modo la utiliza al referirse al tema de la homosexualidad?
En ese libro del mismo nombre, nosotros intentamos ilustrar cómo la sexualidad podía ser relacionada con el mundo material, concentrándonos en, por ejemplo, los molinos de viento como sitios de intercambios de ideas, técnicas, conversaciones y, por qué no, amoríos. Otro escenario que investigamos eran las estaciones y los trenes. No hay que extendernos mucho acerca de los vínculos entre el amor y los trenes en la película Brief Encounter, por ejemplo. Pero es menos sabido que ciertos vagones de los trenes o estaciones en el metropolitano han sido usados por, sobre todo, hombres que buscan a otros hombres. En España, por supuesto, bajo el franquismo uno de los escenarios donde este contacto ocurría, además de en las iglesias, eran en los baños públicos de la Plaza de Catalunya en Barcelona. Lo que nos interesaba, por lo tanto, eran las relaciones entre sexualidad, movimiento, cultura material e historia.
Por último, en su opinión, ¿a qué retos se enfrenta el anarquismo español del siglo XXI?
Además de los retos obvios como la embestida actual de los patronos y los Estados contra las condiciones de vida de los trabajadores, habría, desde mi opinión, de construir un anarquismo más global y más dinámico, sin olvidarse de la lucha de día a día. El anarquismo necesita hacerse más relevante en la vida diaria de las personas, en los barrios, entre los inmigrantes, entre los trabajadores. Para hacer tal cosa, tiene que empezar a usar otro lenguaje asequible para la gente y mostrarse más fl exible en sus maneras de ser y de actuar.
Richard Cleminson es profesor en la Universidad de Leeds (inglaterra) además de subdirector del Centre for Interdisciplinary Gender Studies. algunos de sus libros son: Hermaphroditism, medical science and sexual identity in spain, 1850-1960; anarquismo y sexualidad (españa, 1900-1939); ‘Los invisibles': a History of male Homosexuality in spain, 1850-1940; techno-sexual Landscapes: Changing relations between technology and sexuality; anarchism, science and sex: eugenics in eastern spain, 1900-1937; y anarquismo y homosexualidad.
Richard Cleminson es profesor en la Universidad de Leeds (inglaterra) además de subdirector del Centre for Interdisciplinary Gender Studies. algunos de sus libros son: Hermaphroditism, medical science and sexual identity in spain, 1850-1960; anarquismo y sexualidad (españa, 1900-1939); ‘Los invisibles': a History of male Homosexuality in spain, 1850-1940; techno-sexual Landscapes: Changing relations between technology and sexuality; anarchism, science and sex: eugenics in eastern spain, 1900-1937; y anarquismo y homosexualidad.
RESEÑAS
Cleminson, Richard. Anarquismo y sexualidad (España, 1900-1939) / Ramón Castejón Bolea
En: Dynamis: Acta Hispanica ad Medicinae Scientiarumque Historiam Illustrandam, vol. 31, n. 2 (2011)
TEXTO COMPLETO | RACO
http://www.raco.cat/index.php/Dynamis/article/view/253051
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