jueves, 4 de febrero de 2016

#hemeroteca #violencia | Contra el triunfo del olvido (mediático)

Imagen: Diagonal
Contra el triunfo del olvido (mediático).
David Fernández · Periodista, colaborador del libro colectivo 'Ciutat morta. Crónica del caso 4F' | Diagonal, 2016-02-04
https://www.diagonalperiodico.net/libertades/29228-contra-triunfo-del-olvido-mediatico.html

Abril de 2011 no fue un mes normal. No lo será jamás. Hay algunos días insondablemente largos, de madrugadas cortas y noches imposibles. Y primaveras con una esquina rota. El recuerdo queda ahí: imborrable, irresuelto, inamovible. Impertérrito e inasible.

Si la memoria no falla, el 26 de abril de 2011 salíamos de un encuentro en Gracia con brigadistas musicales en Palestina. Estaban Obrint Pas, entre otros muchos. Acabando, giramos por la calle Verdi. Nos sentamos a tomar algo en la ciudad que hace tiempo que ya no es de los prodigios, sino de los desastres. No habíamos ni pedido cuando el teléfono saltó por los aires, hecho trizas y lo truncó todo: "Se ha suicidado Patricia Heras".

Frío por fuera y por dentro. Intramuros glacial. Incapaz de recordar aún cómo llegamos a la redacción, precarios y a la deriva, el silencio denso y espeso era inhabitable. Habíamos llamado a la rotativa para parar la impresión de Directa a la espera de poder cambiar el editorial. Once de la noche. En aquel umbral nocturno, allí estaban Jesús Rodríguez y Ru, el maquetador leal.

Sólo recuerdo silencios. Ni una sola palabra y miradas tristes. Teclado común y palabras colectivas. De aquellas tangentes insomnes y doloridas salió como pudo un editorial, entre la rabia y el dolor, que gritaba "¿Y ahora qué, Jordi Hereu?".
Ayer al atardecer, la joven Patricia Heras, una de las cinco condenadas a prisión como consecuencia del montaje policial del 4F, no quería volver a prisión. Encarcelada desde hace seis meses en Wad-Ras, en tercer grado desde enero, ayer Patri decidía suicidarse.

Que algunos se apunten una muesca más en la larga lista siniestra de las víctimas negadas de una obsesiva y enloquecida persecución policial. Que en este caso se fundamentó en la pura venganza y en la barra libre represiva. Barra libre ciminal que sabemos cuándo empezó pero no cómo acabará.

Patricia Heras recurrió a todas las instancias judiciales –hasta la petición de indulto recientemente denegada– para revertir una pena de prisión de tres años por un hematoma en el muslo de un agente de la Guardia Urbana. Todos los estamentos lo rechazaron, a pesar de que Patri siempre proclamó su inocencia.

El más cínico e hipócrita de los discursos oficiales lamentará hoy otra muerte en el ámbito penitenciario que, a pesar de lo que no se diga, tiene responsables directos e indirectos. Los impulsores de las Ordenanzas del Civismo, de las reformas del Código Penal o de la política de mano dura impulsada por el Ayuntamiento –que era acusación particular– están también tras el suicidio de Patri. Suicidio que es muerte. Muerte que es asesinato.
Esto se escribía en abril de 2011, con absoluta desazón, desde una precaria redacción alternativa de un medio comunitario en el barrio de Sants. Han pasado cuatro años y diez meses. Diez años desde el 4F. Preguntas sin respuestas todavía.

Queda en medio, a la intemperie, la larga travesía y aun nosotros mismos. Y, tal vez, ahí radique lo más desesperante: que todo se sabía desde el primer día y han tenido que pasar diez años.

A colación, aquel editorial colectivo para recordar lo obvio: se sabía entonces, como se sabe ahora. Los mismos medios que atizaron el fuego se rasgan hoy las vestiduras. Ése es el agujero negro: versiones oficiales alteradas, relatos policiales imposibles, menosprecio a las debidas garantías procesales, ausencia kafkiana de pruebas y una condena escrita mucho antes de empezar.

"No sabíamos", típico tópico del discurso de la impunidad del Poder. Y sabían. Expertos del poder en mirar siempre a otro lado, después llegan los planificadores del olvido, los organizadores de las excusas, y te sueltan su "no sabíamos" con cínica hipocresía e indecente soberbia. Eso también es el 4F: la responsabilidad de los medios como portavoces del poder. Nada nuevo bajo el sol.

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