martes, 7 de noviembre de 2017

#hemeroteca #vih | No, tener sexo con una virgen de Calcuta no cura el sida

Imagen: El País / Trabajadoras del sexo en Sonagachi, "barrio rojo" de Calculta
No, tener sexo con una virgen de Calcuta no cura el sida.
Miles de jóvenes del mayor prostíbulo de Asia corren el riesgo de contraer VIH porque cada vez más hombres contagiados creen que derrotarán al virus acostándose con ellas.
Will Brown | Planeta Futuro, El País, 2017-11-07
https://elpais.com/elpais/2017/11/06/planeta_futuro/1509971539_921955.html

En Sonagachi, el principal "barrio rojo" de Calcuta, las trabajadoras del sexo y las ONG que las asisten han advertido una tendencia preocupante: cada vez más clientes piden niñas vírgenes. Detrás de este aumento, explican, está la emigración interna en masa del campo a la ciudad, sumada a la creencia arraigada entre algunos hombres de que, si tienen relaciones sexuales con una virgen, se curarán del sida o quedarán protegidos frente a la enfermedad. De este modo, ponen a muchas niñas y jóvenes en peligro de contraer el virus en un país en el que la epidemia de sida ya es la tercera del mundo.

Ruchira Gupta, fundadora de 'Apne Aap', una ONG que lucha contra la trata de personas, afirma que en los últimos meses se ha observado un rápido incremento del número de hombres que preguntan por menores de 18 años supuestamente vírgenes. Algunas de las niñas que viven en los albergues de 'Apne Aap' no tienen más de ocho o nueve años. "Las cifras son cada vez mayores, y la edad, menor", denuncia.

El mito de la purificación por una virgen tiene una larga y preocupante historia. La práctica surgió en Sudáfrica y Zimbabue en la década de los noventa, en el apogeo de la epidemia de sida, y se propagó a diversas zonas de India y el sudeste de Asia.

Nacida de la desesperación social y económica, las creencias místicas y la falta de formación, se pensaba que en India había desaparecido. Sin embargo, diversas fuentes informan de que no solo sigue siendo habitual, sino que se está generalizando a medida que millones de emigrantes se trasladan a Calcuta procedentes del campo y del vecino Bangladés.

Muchos habitantes de la ciudad viven en la pobreza extrema, lo cual los convierte en el blanco principal de la inmensa industria del tráfico sexual de India. Según las estadísticas oficiales, en 2015 desaparecían diariamente 400 mujeres y niñas en el país, y los activistas calculan que en él hay entre tres y nueve millones de víctimas de la trata de personas.

Buena parte de ellas acaba en Sonagachi, uno de los centros de la trata de personas del sur de Asia. Según dicen, el barrio rojo más grande del continente es un laberinto de callejuelas y ruinosos prostíbulos en el que se calcula que viven entre 10.000 y 15.000 trabajadoras del sexo con sus hijos.

En un pequeño centro comunitario dirigido por 'Apne Aap', un grupo de mujeres y sus hijos se apiñan en una de las sesiones colectivas semanales. Cuando se le pregunta por la práctica de la curación mediante el coito con una virgen, una de las mujeres asiente con la cabeza y luego hace gestos señalando la habitación. No quiere hablar del tema delante de los niños.

"En Sonagachi es del dominio público", reconoce Laboni Basu, coordinadora de proyectos de 'Apne Aap' en Calcuta. "No hay cifras, pero las chicas de aquí me dicen que está muy extendida. Los que lo hacen son hombres ricos. Gastan un montón de dinero en conseguir una virgen apropiada. Están dispuestos a pagar por ella casi lo que sea, 50.000, 100.000 rupias (entre 800 y 1.600 dólares); más si es necesario".

Sahjana das Gupta, una trabajadora social que lleva 35 años prestando asistencia en los barrios de Calcuta donde se practica la prostitución, asegura que es muy frecuente. "La virgen contrae la enfermedad y las cosas están empeorando".

En India y en Nepal está muy extendida la idea de que las niñas son semidiosas. Urmi Basu, fundadora de 'New Light', una ONG que trabaja con personas seropositivas en algunos de los barrios más pobres de Calcuta, señala que hay hombres seropositivos que se acuestan con vírgenes con la esperanza de recibir una bendición de la diosa y curarse de su enfermedad. "Tiene un efecto absolutamente devastador para la vida de las niñas que viven en el barrio de los prostíbulos", denuncia.

En India hay alrededor de 2,1 millones de personas infectadas con el VIH. Si bien se han conseguido avances en la lucha contra la enfermedad —los nuevos casos de infección se han reducido a casi la mitad a lo largo de la pasada década—, el Programa Conjunto de Naciones Unidas sobre el VIH/sida informa de que, en 2016, solo alrededor de un 53% de los adultos que padecían la enfermedad tuvieron acceso al tratamiento antirretroviral.

Un problema crucial al que se enfrentan las ONG es que, en India, sigue siendo tabú hablar del sida. Además, el virus afecta mucho más a las personas de castas y extracción socioeconómica inferiores, que no suelen tener acceso a los servicios médicos. Los grupos sociales como las prostitutas o la comunidad transexual son especialmente vulnerables, y el estado de Bengala Occidental ha registrado un incremento del número de casos en los últimos años.

Muchas personas infectadas no saben nada del sida, o si sospechan que han contraído la enfermedad, no se lo dicen a su familia ni a los médicos. Algunas incluso intentan automedicarse. A la pregunta de si se está haciendo lo bastante para concienciar del VIH y el sida, la fundadora de 'New Light' responde: "En una palabra: no. No se hace lo suficiente para que la gente, en especial los jóvenes, sean conscientes de la naturaleza de su estado. En los institutos y en la universidad se habla muy poco del sida".

Urmi señala que el 1 de diciembre, Día Mundial del Sida, es una de las pocas ocasiones en las que se realizan acciones generalizadas de sensibilización. "Podemos traer los mejores médicos, los mejores terapeutas y profesionales de la salud, pero, ¿qué podemos hacer con la actitud de la gente [hacia la enfermedad]?", se pregunta. "Hagan lo que hagan el Gobierno o la administración, el miedo y la estigmatización que lo rodean [al sida] están muy arraigados. A veces se considera la lepra de nuestros días".

Dipesh Tank, director de proyectos de la 'Fundación Rescue', un grupo que rescata a las niñas de la esclavitud sexual en toda India, está de acuerdo en que la mejor manera de acabar con la práctica de la purificación es desmontar el mito que la alimenta. "El Gobierno y las autoridades tienen que tomar medidas inmediatamente. Hay que identificar las zonas y las regiones en las que [la práctica] es habitual y poner en marcha programas públicos de sensibilización a gran escala", exige. "Tenemos que ponerle fin ya".

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