Imagen: El Mundo / Lola Flores en 'María de la O', de Ramón Torrado, 1958 |
El periodista y músico Fidel Moreno recorre en el libro ‘¿Qué me estás cantando?’ la historia de nuestro país a través de los éxitos más populares del siglo pasado.
Fernando Díaz de Quijano | El Cultural, El Mundo, 2018-05-08
http://www.elcultural.com/noticias/letras/Espana-siglo-XX-una-banda-sonora-original/12078
"Una canción no puede cambiar el mundo, pero todos los grandes cambios históricos van acompañados de canciones". Esta es la premisa de la que parte el periodista y músico Fidel Moreno para trazar la historia de España del siglo XX en su ensayo ‘¿Qué me estás cantando?’, editado por Debate. El título y el subtítulo (‘Memoria de un siglo de canciones’) pueden llevar a error, pero no estamos ante otro paseo nostálgico por las canciones de nuestros padres y abuelos, sino ante un ensayo musicológico serio de más de 700 páginas que profundiza en las canciones exitosas de la música popular como reflejo de los factores históricos, sociales y morales de su tiempo.
Para ser exactos, el libro no abarca todo el siglo XX sino hasta 1976, año de nacimiento de su autor que marca además el comienzo de la Transición. Esta doble circunstancia es la primera muestra del enfoque del ensayo, que no solo traza la historia de España, sino también la historia íntima del autor y su familia.
Cronológicamente, el libro comienza con las nanas que cantaba su abuela, "ensayos de la futura vida adulta", y termina con la ‘Libertad sin ira’ anunciada por Jarcha cuando esta aún no había llegado del todo y que constituye un buen ejemplo del papel de las canciones en los procesos de cambio social, "permitiendo que la gente interiorice y sienta como propia la transformación colectiva". Ocurrió también con las canciones que acompañaron a la legalización del divorcio (1981) al hablar de rupturas sentimentales y mujeres que dejaban a sus maridos, como ‘Olvídame y pega la vuelta’ de Pimpinela o el repertorio de José Luis Perales, que "sirvió para fijar en el imaginario colectivo la nueva masculinidad que se había ido gestando desde finales de los sesenta, la de un hombre desconcertado ante la igualdad de la mujer, un hombre que trata de hacer las cosas bien, aunque no sabe a ciencia cierta cuál es su lugar en un mundo en el que Penélope no solo no lo espera, sino que se va con otro".
En las páginas de ‘¿Qué me estás cantando?’ suenan también coplas como ‘Ojos verdes’ y ‘La bien pagá’, éxitos como ‘La vaca lechera’ (la canción más escuchada de 1946) o ‘Mi casita de papel’, los boleros de Antonio Machín y del repertorio de Nat King Cole en español, la llegada tardía del rock a España, el éxito internacional del ‘Black is Black’ de Los Bravos (gesta que, como explica Moreno, tuvo poco de española) o el nacimiento de la rumba, ese género híbrido que supone, según el autor, "la mayor contribución de España a la música universal del siglo XX" y que sin embargo ha sido despreciado tanto por las élites culturales como por los puristas del flamenco. No pueden faltar tampoco Nino Bravo, el roquero Miguel Ríos, el "eterno" Raphael (a quien Moreno dedica un capítulo a regañadientes) ni Lola Flores, "cuyo papel destacado en la prensa rosa a menudo nos hace olvidar la enorme importancia que tuvo durante treinta años en el proceso de hibridación de ritmos entre España y América; los aficionados discuten mucho acerca de quién es el padre de la rumba catalana, si el Pescaílla o Peret, pero se olvidan de lo importante, que Lola es la reina indiscutible de la rumba española”.
También ocupan un lugar destacado en el libro las canciones que identificaron a las dos Españas de la Guerra Civil. El ‘¡Ay, Carmela!’ republicano (que en realidad data de la Guerra de la Independencia y que Moreno considera la "primera canción nacional española") frente al ‘Cara al sol’ falangista y, más tarde, el ‘Ya hemos pasao’ cantado por Celia Gámez con el que los vencedores se burlaron del "no pasarán" de los vencidos. "Las canciones siempre se han empleado en contextos de guerra. Cuando Napoleón escuchó ‘La marsellesa’, dijo que la canción le iba a ahorrar a Francia muchas bombas. El poder de seducción de la música es bien conocido por publicistas y propagandistas y se ha usado tanto en guerras reales como comerciales", recuerda Moreno.
El tocadiscos y la emancipación del público
La evolución de las tecnologías de grabación y reproducción constituyen un factor crucial en la historia de la música popular del último siglo. En España, la popularización del tocadiscos en los años sesenta marca un antes y un después: "De un público cautivo, autárquico y sometido a lo que ponen en la radio, se produce una primera escisión gracias al tocadiscos, que explica la llegada de la canción de autor y del ‘rock and roll’".
En el terreno de los cantautores y de la canción protesta, el autor del libro dedica sendos capítulos a Chicho Sánchez Ferlosio, hijo del dirigente falangista Rafael Sánchez Mazas que desde muy joven emprendió un camino ideológico opuesto al de su padre, poniendo su talento al servicio de la disidencia antifranquista; a la canción protesta catalana, con Lluís Llach a la cabeza; a Luis Eduardo Aute; y varios a Serrat, a quien coloca en el trono de los cantautores, y especialmente a su famosa canción ‘Mediterráneo’ (1971).
Alta y baja cultura
Moreno se queja de que la música popular no es objeto de interés por parte de los historiadores y, sin embargo, las canciones más exitosas de cada momento, por su amplia aceptación, "son documentos privilegiados para saber cómo somos". "Si queremos saber cómo eran nuestros padres y nuestros abuelos, recurrir a su cancionero es la mejor manera, el atajo más rápido para entender cómo fue su mundo", escribe el autor en el prólogo del libro. Naturalmente, quien así piensa aboga también por el fin de la distinción entre alta y baja cultura, que considera "una aberración metodológica que no permite comprender el mundo" y que debería haber sido abolida en los años sesenta, cuando intelectuales como Umberto Eco, en su libro ‘Apocalípticos e integrados’, certificaron su defunción en la cultura de masas.
Como periodista, Moreno ha sido coordinador de ‘El estado mental’ y dirige actualmente la revista ‘Cáñamo’; como músico, ha publicado tres libros-disco con el alias El Hombre Delgado. Lleva estudiando los aspectos sociológicos de la música popular desde el éxito desorbitado de la primera ‘Operación Triunfo’, que, a pesar de encontrarse en las antípodas de sus gustos musicales, considera sin reparos "el último momento clave en la historia musical de España" y llegó a elegirlo como tema para un proyecto de tesis. La ganadora de aquella edición inaugural, Rosa López, representó a nuestro país en Eurovisión con la canción ‘Europe's living a celebration’. "No se oirán jamás las voces que no nos dejen dar el paso final", decía un verso de la canción, y aquello desconcertó a Moreno: "Nadie se percató del mensaje autoritario de esa canción de celebración europeísta", dice el autor, y para él fue la confirmación de que casi nadie analiza seriamente las letras de los éxitos musicales populares. Desde entonces fue ampliando el marco de su investigación y ha participado en programas de radio para analizar diferentes momentos de la historia a través de las canciones que se escuchaban entonces. Este libro es un encargo de la editorial que espera continuar en una segunda parte que abarcará los éxitos más escuchados desde 1976 hasta nuestros días.
Para ser exactos, el libro no abarca todo el siglo XX sino hasta 1976, año de nacimiento de su autor que marca además el comienzo de la Transición. Esta doble circunstancia es la primera muestra del enfoque del ensayo, que no solo traza la historia de España, sino también la historia íntima del autor y su familia.
Cronológicamente, el libro comienza con las nanas que cantaba su abuela, "ensayos de la futura vida adulta", y termina con la ‘Libertad sin ira’ anunciada por Jarcha cuando esta aún no había llegado del todo y que constituye un buen ejemplo del papel de las canciones en los procesos de cambio social, "permitiendo que la gente interiorice y sienta como propia la transformación colectiva". Ocurrió también con las canciones que acompañaron a la legalización del divorcio (1981) al hablar de rupturas sentimentales y mujeres que dejaban a sus maridos, como ‘Olvídame y pega la vuelta’ de Pimpinela o el repertorio de José Luis Perales, que "sirvió para fijar en el imaginario colectivo la nueva masculinidad que se había ido gestando desde finales de los sesenta, la de un hombre desconcertado ante la igualdad de la mujer, un hombre que trata de hacer las cosas bien, aunque no sabe a ciencia cierta cuál es su lugar en un mundo en el que Penélope no solo no lo espera, sino que se va con otro".
En las páginas de ‘¿Qué me estás cantando?’ suenan también coplas como ‘Ojos verdes’ y ‘La bien pagá’, éxitos como ‘La vaca lechera’ (la canción más escuchada de 1946) o ‘Mi casita de papel’, los boleros de Antonio Machín y del repertorio de Nat King Cole en español, la llegada tardía del rock a España, el éxito internacional del ‘Black is Black’ de Los Bravos (gesta que, como explica Moreno, tuvo poco de española) o el nacimiento de la rumba, ese género híbrido que supone, según el autor, "la mayor contribución de España a la música universal del siglo XX" y que sin embargo ha sido despreciado tanto por las élites culturales como por los puristas del flamenco. No pueden faltar tampoco Nino Bravo, el roquero Miguel Ríos, el "eterno" Raphael (a quien Moreno dedica un capítulo a regañadientes) ni Lola Flores, "cuyo papel destacado en la prensa rosa a menudo nos hace olvidar la enorme importancia que tuvo durante treinta años en el proceso de hibridación de ritmos entre España y América; los aficionados discuten mucho acerca de quién es el padre de la rumba catalana, si el Pescaílla o Peret, pero se olvidan de lo importante, que Lola es la reina indiscutible de la rumba española”.
También ocupan un lugar destacado en el libro las canciones que identificaron a las dos Españas de la Guerra Civil. El ‘¡Ay, Carmela!’ republicano (que en realidad data de la Guerra de la Independencia y que Moreno considera la "primera canción nacional española") frente al ‘Cara al sol’ falangista y, más tarde, el ‘Ya hemos pasao’ cantado por Celia Gámez con el que los vencedores se burlaron del "no pasarán" de los vencidos. "Las canciones siempre se han empleado en contextos de guerra. Cuando Napoleón escuchó ‘La marsellesa’, dijo que la canción le iba a ahorrar a Francia muchas bombas. El poder de seducción de la música es bien conocido por publicistas y propagandistas y se ha usado tanto en guerras reales como comerciales", recuerda Moreno.
El tocadiscos y la emancipación del público
La evolución de las tecnologías de grabación y reproducción constituyen un factor crucial en la historia de la música popular del último siglo. En España, la popularización del tocadiscos en los años sesenta marca un antes y un después: "De un público cautivo, autárquico y sometido a lo que ponen en la radio, se produce una primera escisión gracias al tocadiscos, que explica la llegada de la canción de autor y del ‘rock and roll’".
En el terreno de los cantautores y de la canción protesta, el autor del libro dedica sendos capítulos a Chicho Sánchez Ferlosio, hijo del dirigente falangista Rafael Sánchez Mazas que desde muy joven emprendió un camino ideológico opuesto al de su padre, poniendo su talento al servicio de la disidencia antifranquista; a la canción protesta catalana, con Lluís Llach a la cabeza; a Luis Eduardo Aute; y varios a Serrat, a quien coloca en el trono de los cantautores, y especialmente a su famosa canción ‘Mediterráneo’ (1971).
Alta y baja cultura
Moreno se queja de que la música popular no es objeto de interés por parte de los historiadores y, sin embargo, las canciones más exitosas de cada momento, por su amplia aceptación, "son documentos privilegiados para saber cómo somos". "Si queremos saber cómo eran nuestros padres y nuestros abuelos, recurrir a su cancionero es la mejor manera, el atajo más rápido para entender cómo fue su mundo", escribe el autor en el prólogo del libro. Naturalmente, quien así piensa aboga también por el fin de la distinción entre alta y baja cultura, que considera "una aberración metodológica que no permite comprender el mundo" y que debería haber sido abolida en los años sesenta, cuando intelectuales como Umberto Eco, en su libro ‘Apocalípticos e integrados’, certificaron su defunción en la cultura de masas.
Como periodista, Moreno ha sido coordinador de ‘El estado mental’ y dirige actualmente la revista ‘Cáñamo’; como músico, ha publicado tres libros-disco con el alias El Hombre Delgado. Lleva estudiando los aspectos sociológicos de la música popular desde el éxito desorbitado de la primera ‘Operación Triunfo’, que, a pesar de encontrarse en las antípodas de sus gustos musicales, considera sin reparos "el último momento clave en la historia musical de España" y llegó a elegirlo como tema para un proyecto de tesis. La ganadora de aquella edición inaugural, Rosa López, representó a nuestro país en Eurovisión con la canción ‘Europe's living a celebration’. "No se oirán jamás las voces que no nos dejen dar el paso final", decía un verso de la canción, y aquello desconcertó a Moreno: "Nadie se percató del mensaje autoritario de esa canción de celebración europeísta", dice el autor, y para él fue la confirmación de que casi nadie analiza seriamente las letras de los éxitos musicales populares. Desde entonces fue ampliando el marco de su investigación y ha participado en programas de radio para analizar diferentes momentos de la historia a través de las canciones que se escuchaban entonces. Este libro es un encargo de la editorial que espera continuar en una segunda parte que abarcará los éxitos más escuchados desde 1976 hasta nuestros días.
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