martes, 9 de julio de 2019

#hemeroteca #transfobia #feminismo | Hermanas trans, gracias por hacerme mejor feminista

Imagen: La Marea / Marsha P. Johnson y Sylvia Rivera
Hermanas trans, gracias por hacerme mejor feminista.
"Callamos por respeto a nuestras mayores, por deferencia, por educación. Pero hasta aquí."
Patricia Simón | La Marea, 2019-07-09
https://www.lamarea.com/2019/07/09/hermanas-trans-gracias-por-hacerme-mejor-feminista/

Las mujeres trans son las más machacadas por el patriarcado precisamente porque son las que más desafían su misoginia al luchar contra viento y marea por ser lo que son realmente: mujeres. Por eso, ellas serán siempre mis primeras compañeras y hermanas como feminista.

Feminismo es la radical defensa de la igualdad de derechos de todos los seres humanos. Feminismo es elegir estar del lado y al servicio de la lucha de las más apaleadas, discriminadas, violadas, asesinadas y ninguneadas por el patriarcado, el capitalismo, el clasismo y el racismo. Porque esos son nuestros enemigos como feministas. En consecuencia, mis compañeras de viaje elegidas son las mujeres trans –las más despreciadas por los misóginos–, las mujeres migradas y racializadas –la mano de obra más esclavizada por los racistas–, las mujeres lesbianas y bisexuales –las consideradas sospechosas por casi todos y que, por ello, incluso sufren violaciones correctivas en numerosos países–, y las mujeres empobrecidas, porque sobre sus espaldas recaen todos nuestros privilegios. Y todas aquellas mujeres y hombres que osen atacarlas son, por tanto, los enemigos del feminismo. Porque cuando estas personas dirigen su odio contra las mujeres en situaciones más precarias y vulnerables, se convierten en depredadores, encarnizan el sistema a abolir.

Muchas de las feministas jóvenes que estábamos en desacuerdo con algunas de las que estos días han proferido insultos contra las mujeres trans –“Y digo tíos porque son tíos” o “Hay muchos problemas con esto del género que se sustancia con un buen conocimiento de la moda”, han dicho entre burlas y gestos chabacanos en un congreso feminista– llevábamos años guardando silencio ante su soberbia, prepotencia y cesarismo por respeto a sus aportaciones en el pasado a la lucha feminista. Incluso, como en mi caso, cuando dieron la orden a la persona que daba los turnos de preguntas en uno de sus encuentros de no volvérmela a dar después de que les preguntase por qué, si tanto les importaban las víctimas de trata, apoyaban a un gobierno –en aquel momento, el de Zapatero– que sostenía políticas de extranjería que forzaba a las mujeres africanas a migrar mediante las redes de trata; o cuando gente de esos círculos pidió el boicot a los medios que nos publicaron artículos en los que analizamos las diferencias entre la trata con fines de explotación sexual y la prostitución. Callamos por respeto a nuestras mayores, por deferencia, por educación. Pero hasta aquí.

Si ustedes no admiten que haya feminismos diversos, permítanme decirles que su feminismo, con sus risas histriónicas y ataques jactanciosos a las mujeres trans, a las mujeres que luchan como jabatas por ser quienes son y tener unas condiciones de vida menos inhumanas, es cualquier cosa menos feminismo: es machismo, es clasismo, es aporofobia, es despotismo, es supremacismo y, sobre todo, es cualquier cosa menos la tan cacareada –y ausente de su práctica– sororidad.

Las feministas no habremos logrado nada mientras las mujeres y hombres trans, bisexuales, lesbianas, gais y queer no tengan absolutamente los mismos derechos que las mujeres cis más privilegiadas. Mientras, solo estaremos perpetuando un sistema de castas basados en los privilegios de unas a costa de la discriminación y explotación de otras.

Me aterran tanto las risas de esas ponentes y de su público sobre las mujeres trans como la irrupción de Inés Arrimadas y los miembros de Ciudadanos en la manifestación del Orgullo de Madrid buscando la imagen de víctimas, después de que se negasen a firmar un manifiesto que exigía que no se pactará con los neofascistas que consideran a las personas del colectivo LGTBIQ+ subhumanas, desviadas, un peligro para el bienestar de sus hijos e hijas, desechables, en definitiva.

Me aterran más las burlas y gestos despreciativos de estas señoras que mil autobuses de Hazte Oír o mítines de Vox. Porque de ellos no esperábamos nada más que veneno misógino y lgtbfóbico. Pero no de ellas, de quienes durante un tiempo pensábamos que estaban de nuestro lado, aunque fuese con diferencias. Con sus mofas, han dejado claro que no nos quieren a su vera. Y sobre todo, ya no nos han dejado otra opción que admitir en público, aunque cueste, que nuestro sitio no está a su lado.

Hermanas trans, más alto y claro que nunca: con ustedes siempre, gracias a ustedes siempre, gracias por habernos enseñado tanto siempre. En el desprecio que ustedes despiertan en determinados sectores, es donde mejor se ve el odio, la perversidad y la vileza del patriarcado. Sin el aprendizaje que hemos legado de vuestra lucha, nuestro feminismo no sería tan liberador, transgresor, amoroso ni revolucionario. Y como me dijo una vez Mar Cambrollé, presidenta de la Asociación de Transexuales de Andalucía, «hicimos una revolución en tacones, con lo labios pintados y las plumas alrededor de los hombros». Cuánto se pierden las que no se quieren poner en vuestros zapatos, las que no se quieren subir a vuestros tacones. Desde ahí, el mundo es mucho rico, diverso, technicolor y apetecible. Gracias por regalarnos esas vistas. Os queremos. Gracias.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.