Las lesbianas reales no se ven reflejadas en las series de televisión y prefieren seguir ‘armarizadas’ porque la vida es más fácil sin el ‘castigo social’. Una tesis revela que el machismo no es ajeno al ‘ambiente’.
Ana Gaitero | Diario de León, 2016-04-26
http://www.diariodeleon.es/noticias/sociedad/vivir-es-mas-facil-sin-salir-armario_1064323.html
Un total de 280 lesbianas de 20 a 65 años de toda España han participado en el estudio sobre la homosexualidad femenina realizado por la antropóloga leonesa Concepción Unanue Cuesta para su tesis doctoral 'Antropología del Género: identidad sexual y géneros alternativos'. El 93,4% no ven analogías entre los personajes de las populares series televisivas y la realidad lésbica.
La investigadora acaba de doctorarse en la Universidad de León con uno de los pocos estudios que existen sobre lesbianismo en España e internacionalmente. Indagó en qué medida la imagen de las lesbianas se mueve entre los estereotipos de ‘fem’ (muy femeninas) y ‘butch’ (muy masculinas) e investigó sobre la lesbofobia interiorizada y en el exterior.
Su conclusión es que el arquetipo de lesbiana en series de televisión como 'Los hombres de Paco', 'Hospital Central', 'Aquí no hay quien viva' y 'Amar en tiempos revueltos' «es una joven de 20 a 39 años, de complexión delgada y caucásica», apunta.
Si la apariencia externa de la lesbiana tipo en las series televisivas respeta el modelo tradicional femenino, profesionalmente son mujeres cualificadas y reconocidas, con un nivel socioeconómico medio-alto, solteras, españolas, nivel cultural alto, sin creencias religiosas y sin nexos con los feminismos, explica la doctora Unanue.
En suma, el arquetipo de lesbiana «respeta el estereotipo de lo que un hombre quiere ver en una mujer» con independencia de su orientación sexual. En el estudio observó que no aparecen personajes lésbicos con diversidad funcional y los contenidos pornográficos analizados «van dirigidos al consumo de porno por parte de hombres heterosexuales y heteronormativos».
Las participantes manifiestan que en el transcurso de las series la trayectoria de estos personajes repite los mismos clichés que las parejas heteronormativas: amor romántico, rechazo, sufrimiento y boda. En las películas el común denominador, salvo alguna excepción como el caso de Carol, es la ruptura traumática.
Los cambios en el trato y el diseño de personajes lesbianos «están ligados a la irrupción de mujeres lesbianas en equipos de guión, dirección y producción de la actualidad», precisa.
Falta de referentes
Las mujeres han salido menos del armario que los hombres y esto se nota. En el mundo de las que ‘entienden’ «la falta de referentes lésbicos que gocen de relevancia social perjudica la imagen que se tiene de las lesbianas», apunta Unanue.
En su opinión, las lesbianas prefieren vivir ‘armarizadas’ porque la penalización social es mayor que en el caso de los gays. Se cumple la jerarquía de las sexualidades establecida por Anthony Giddens: «En la cúspide están las masculinidades dominantes, que son las que gozan y disfrutan de todos los privilegios; por debajo las masculinidades no dominantes, que también disfrutan de privilegios, después las mujeres y detrás de ellas las lesbianas».
Las mujeres que entienden sufren «un doble estigma y mayor coste social si deciden salir del armario», recalca. En este sentido, Concepción Unanue pone los ejemplos de las tenistas Martina Navratilova y Amélie Mauresmo, que se quedaron sin sponsors tras trascender su orientación sexual.
A pesar de la necesidad de referentes, las mujeres encuestadas se mostraron favorables a «respetar la decisión de no salir del armario. Ninguna está a favor de desarmarizar a la fuerza porque cada quien tiene sus realidades, aunque lo verían lícito en el caso de las políticas lesbianas que votan en contra de los derechos de las personas LGTB», precisa. Sólo una política, la diputada socialista Ángeles Álvarez ha reconocido su orientación sexual como lesbiana, resalta la investigadora.
Otro de los aspectos estudiados por Unanue es la posición que ocupan las lesbianas en las asociaciones LGTB+. «Sufren la misma enfermedad que padecen los principales órganos de toma de decisiones: la masculinización de sus representantes».
Las caras visibles suelen ser hombres y «hasta que surgen o aparecen áreas lésbicas esta realidad se ve relegada a segundo plano».
Por otro lado, las redes sociales se han convertido en las aliadas de estas mujeres ante la falta de espacios públicos donde poder encontrarse, particularmente en las áreas rurales y las ciudades pequeñas. «Las redes sociales se convierten en espacios alternativos de información, resolución de dudas, socialización y búsqueda de pareja».
Las redes tienen su cara y su cruz. «También son espacios donde se producen intromisiones y ocupación por parte de hombres que si son desenmascarados responden con ataques y ataques on line y fuera», explica. La lesbofobia existe y se comprueba con más rigor si se cruzan determinadas variables como son edad avanzada, etinica, clase social, nivel económico y diversidades funcionales.
El miedo al rechazo y a perder derechos es uno de los motivos de ocultar la orientación sexual. «Una de las entrevistadas de más edad señaló que en los primeros años de la democracia vivió su sexualidad sin ningún miedo y asumiendo el castigo que podía ocasionarle. Ahora que está en una residencia de personas mayores tiene que ocultarlo. Nadie querría compartir habitación con ella y una individual no se la puede permitir», relata.
La opresión social en los entornos pequeños y rurales provoca «corrientes migratorias muy fuertes en busca de anonimato y libertad en un lugar donde no exista control social ni sanciones». Pero también en los entornos urbanos y con formación se produce la presunción universal de la heterosexualidad.
Memoria histórica lésbica
Un ejemplo que mencionan muchas entrevistadas son las consultas ginecológicas. «El repertorio de preguntas es siempre el mismo: ¿Tiene relaciones sexuales?, ¿usa métodos anticonceptivos? ¿ha tenido abortos?, sin tener en cuenta la diversidad», explica.
Una diversidad que está ausente de las pocas clases de educación sexual que se imparten en los institutos y que ha sido castigada en la ley de reproducción asistida de manera sibilina pero flagrante. «Ana Mato es una de las políticas más abiertamente rechazadas por las lesbianas por excluirlas del derecho a la reproducción asistida».
Conchi Unanue quiere abrir nuevas líneas de investigación y está interesada en iniciar una que aborde la memoria histórica lésbica de León. Los años de franquismo han pesado no poco en los estereotipos actuales.
La investigadora acaba de doctorarse en la Universidad de León con uno de los pocos estudios que existen sobre lesbianismo en España e internacionalmente. Indagó en qué medida la imagen de las lesbianas se mueve entre los estereotipos de ‘fem’ (muy femeninas) y ‘butch’ (muy masculinas) e investigó sobre la lesbofobia interiorizada y en el exterior.
Su conclusión es que el arquetipo de lesbiana en series de televisión como 'Los hombres de Paco', 'Hospital Central', 'Aquí no hay quien viva' y 'Amar en tiempos revueltos' «es una joven de 20 a 39 años, de complexión delgada y caucásica», apunta.
Si la apariencia externa de la lesbiana tipo en las series televisivas respeta el modelo tradicional femenino, profesionalmente son mujeres cualificadas y reconocidas, con un nivel socioeconómico medio-alto, solteras, españolas, nivel cultural alto, sin creencias religiosas y sin nexos con los feminismos, explica la doctora Unanue.
En suma, el arquetipo de lesbiana «respeta el estereotipo de lo que un hombre quiere ver en una mujer» con independencia de su orientación sexual. En el estudio observó que no aparecen personajes lésbicos con diversidad funcional y los contenidos pornográficos analizados «van dirigidos al consumo de porno por parte de hombres heterosexuales y heteronormativos».
Las participantes manifiestan que en el transcurso de las series la trayectoria de estos personajes repite los mismos clichés que las parejas heteronormativas: amor romántico, rechazo, sufrimiento y boda. En las películas el común denominador, salvo alguna excepción como el caso de Carol, es la ruptura traumática.
Los cambios en el trato y el diseño de personajes lesbianos «están ligados a la irrupción de mujeres lesbianas en equipos de guión, dirección y producción de la actualidad», precisa.
Falta de referentes
Las mujeres han salido menos del armario que los hombres y esto se nota. En el mundo de las que ‘entienden’ «la falta de referentes lésbicos que gocen de relevancia social perjudica la imagen que se tiene de las lesbianas», apunta Unanue.
En su opinión, las lesbianas prefieren vivir ‘armarizadas’ porque la penalización social es mayor que en el caso de los gays. Se cumple la jerarquía de las sexualidades establecida por Anthony Giddens: «En la cúspide están las masculinidades dominantes, que son las que gozan y disfrutan de todos los privilegios; por debajo las masculinidades no dominantes, que también disfrutan de privilegios, después las mujeres y detrás de ellas las lesbianas».
Las mujeres que entienden sufren «un doble estigma y mayor coste social si deciden salir del armario», recalca. En este sentido, Concepción Unanue pone los ejemplos de las tenistas Martina Navratilova y Amélie Mauresmo, que se quedaron sin sponsors tras trascender su orientación sexual.
A pesar de la necesidad de referentes, las mujeres encuestadas se mostraron favorables a «respetar la decisión de no salir del armario. Ninguna está a favor de desarmarizar a la fuerza porque cada quien tiene sus realidades, aunque lo verían lícito en el caso de las políticas lesbianas que votan en contra de los derechos de las personas LGTB», precisa. Sólo una política, la diputada socialista Ángeles Álvarez ha reconocido su orientación sexual como lesbiana, resalta la investigadora.
Otro de los aspectos estudiados por Unanue es la posición que ocupan las lesbianas en las asociaciones LGTB+. «Sufren la misma enfermedad que padecen los principales órganos de toma de decisiones: la masculinización de sus representantes».
Las caras visibles suelen ser hombres y «hasta que surgen o aparecen áreas lésbicas esta realidad se ve relegada a segundo plano».
Por otro lado, las redes sociales se han convertido en las aliadas de estas mujeres ante la falta de espacios públicos donde poder encontrarse, particularmente en las áreas rurales y las ciudades pequeñas. «Las redes sociales se convierten en espacios alternativos de información, resolución de dudas, socialización y búsqueda de pareja».
Las redes tienen su cara y su cruz. «También son espacios donde se producen intromisiones y ocupación por parte de hombres que si son desenmascarados responden con ataques y ataques on line y fuera», explica. La lesbofobia existe y se comprueba con más rigor si se cruzan determinadas variables como son edad avanzada, etinica, clase social, nivel económico y diversidades funcionales.
El miedo al rechazo y a perder derechos es uno de los motivos de ocultar la orientación sexual. «Una de las entrevistadas de más edad señaló que en los primeros años de la democracia vivió su sexualidad sin ningún miedo y asumiendo el castigo que podía ocasionarle. Ahora que está en una residencia de personas mayores tiene que ocultarlo. Nadie querría compartir habitación con ella y una individual no se la puede permitir», relata.
La opresión social en los entornos pequeños y rurales provoca «corrientes migratorias muy fuertes en busca de anonimato y libertad en un lugar donde no exista control social ni sanciones». Pero también en los entornos urbanos y con formación se produce la presunción universal de la heterosexualidad.
Memoria histórica lésbica
Un ejemplo que mencionan muchas entrevistadas son las consultas ginecológicas. «El repertorio de preguntas es siempre el mismo: ¿Tiene relaciones sexuales?, ¿usa métodos anticonceptivos? ¿ha tenido abortos?, sin tener en cuenta la diversidad», explica.
Una diversidad que está ausente de las pocas clases de educación sexual que se imparten en los institutos y que ha sido castigada en la ley de reproducción asistida de manera sibilina pero flagrante. «Ana Mato es una de las políticas más abiertamente rechazadas por las lesbianas por excluirlas del derecho a la reproducción asistida».
Conchi Unanue quiere abrir nuevas líneas de investigación y está interesada en iniciar una que aborde la memoria histórica lésbica de León. Los años de franquismo han pesado no poco en los estereotipos actuales.
(In)visibilidad lésbica.
Diario de León, 2016-04-26
http://www.diariodeleon.es/noticias/sociedad/in-visibilidad-lesbica_1064321.html
#LesbianasVisibles es el hastag que se difundirá hoy en las redes sociales con motivo del Día Internacional de la Visibilidad Lésbica que se celebra cada 26 de abril «porque nuestra vida aún está repleta de situaciones discriminatorias que es necesario afrontar y eliminar», apunta el manifiesto.
Las mujeres lesbianas denuncian la «violencia física y verbal» y piden «una legislación que nos proteja y penalice a quien nos discrimina».
Reclaman el derecho a la maternidad y el fin a la discriminación en el acceso a los métodos de reproducción asistida de la sanidad pública. Asimismo, piden protocolos y formación específica del personal sanitario y docente sobre diversidad sexual por la protección de la salud y para erradicar el acoso que sufren las chicas lesbianas en las aulas. Animan a hacerse visibles porque la felicidad es imposible dentro del armario» y porque «existimos, amamos, creamos, trabajamos, pagamos nuestros impuestos, votamos y decidimos», subraya el manifiesto.
Y TAMBIÉN…
El lesbianismo en la antropología.
Conchi Unanue Cuesta. Premio extraordinario del máster, aspira a una sociedad diversa y feliz.
S. Vergara Pedreira | Diario de León, 2016-04-19
http://www.diariodeleon.es/noticias/innova/1-lesbianismo-antropologia_1062543.html
Las mujeres lesbianas denuncian la «violencia física y verbal» y piden «una legislación que nos proteja y penalice a quien nos discrimina».
Reclaman el derecho a la maternidad y el fin a la discriminación en el acceso a los métodos de reproducción asistida de la sanidad pública. Asimismo, piden protocolos y formación específica del personal sanitario y docente sobre diversidad sexual por la protección de la salud y para erradicar el acoso que sufren las chicas lesbianas en las aulas. Animan a hacerse visibles porque la felicidad es imposible dentro del armario» y porque «existimos, amamos, creamos, trabajamos, pagamos nuestros impuestos, votamos y decidimos», subraya el manifiesto.
Y TAMBIÉN…
El lesbianismo en la antropología.
Conchi Unanue Cuesta. Premio extraordinario del máster, aspira a una sociedad diversa y feliz.
S. Vergara Pedreira | Diario de León, 2016-04-19
http://www.diariodeleon.es/noticias/innova/1-lesbianismo-antropologia_1062543.html
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