Madrid [etc.] : Egales, 2018 [02-19].
210 p.
ISBN 9788416491995 / 20 €
/ ES / ENS
/ Animación / Arte / Capitalismo / Creatividad / Filosofía / Queer / Heteronorma / Homosexualidad / LGTBI / Parentesco
Jack Halberstam nos trae una importante discusión sobre el fracaso, el error y el fallo, que permite enfrentarnos a las lógicas hegemónicas sobre el poder, aquellas que presentan el éxito como parte del proyecto capitalista. Éxito en la carrera profesional, tener pareja, hijos, propiedades, reconocimiento… Lógicas que pretenden decir que valemos tanto como lo que tenemos. Una ideología de la acumulación que genera una producción del conocimiento basado en el positivismo, el progreso, la alta cultura y que usan como modelo la heteronormatividad.
Desde una perspectiva queer, Halberstam hace uso de otras fuentes como son los dibujos animados, el arte, la estupidez o lo que se olvida, para afirmar que bajo ciertas circunstancias fallar, perder, olvidar, deshacer, no llegar a ser u olvidar nos permite acceder a mayor creatividad, cooperación o innovar. Se suelen descartar estas fuentes por ser infantiles, poco académicas o nada sofisticadas; sin embargo, permiten desvelar otros escenarios alternativos a la heteronormatividad reproductiva, haciendo una importante crítica al capitalismo o las estructuras de parentesco.
Halberstam también efectúa un análisis de las relaciones que hay entre la amnesia, la estupidez, la masculinidad, la blanquitud y la temporalidad, que ejemplifica con películas como ‘Buscando a Nemo’, donde Dory sería un modelo femenino de un tiempo queer. En los siguientes capítulos aparece una crítica al futurismo reproductivo, reconociendo que la infancia es en sí misma una experiencia queer. Seguidamente, Halberstam propone que algunas estrategias de la feminidad lésbica, como la pasividad radical o el masoquismo, pueden desafiar la noción de víctima que se usa tan frecuentemente desde algunas formas de feminismo liberal. En el siguiente capítulo, Halberstam se sumerge en el pasado nazi para plantear cuestiones sobre la erótica de la historia y la ética de complicidad, fijándose en las relaciones entre homosexualidad y fascismo, una historia no deseada y que no encaja cómodamente en la narrativa de víctimas del régimen nazi. En el último capítulo vuelve a los dibujos animados para fijarse en mundos posthumanos que ofrecen lógicas a menudo antinormativas.
En suma, Halberstam nos ofrece un archivo alternativo con sujetos un tanto distintos, como son los personajes de los dibujos animados, artistas, marginados y punks, que pueden ser útiles en países de habla hispana, donde también hacemos uso de lógicas capitalistas similares sobre el éxito, la heteronormatividad y las formas de parentesco. – Lucas Platero
Desde una perspectiva queer, Halberstam hace uso de otras fuentes como son los dibujos animados, el arte, la estupidez o lo que se olvida, para afirmar que bajo ciertas circunstancias fallar, perder, olvidar, deshacer, no llegar a ser u olvidar nos permite acceder a mayor creatividad, cooperación o innovar. Se suelen descartar estas fuentes por ser infantiles, poco académicas o nada sofisticadas; sin embargo, permiten desvelar otros escenarios alternativos a la heteronormatividad reproductiva, haciendo una importante crítica al capitalismo o las estructuras de parentesco.
Halberstam también efectúa un análisis de las relaciones que hay entre la amnesia, la estupidez, la masculinidad, la blanquitud y la temporalidad, que ejemplifica con películas como ‘Buscando a Nemo’, donde Dory sería un modelo femenino de un tiempo queer. En los siguientes capítulos aparece una crítica al futurismo reproductivo, reconociendo que la infancia es en sí misma una experiencia queer. Seguidamente, Halberstam propone que algunas estrategias de la feminidad lésbica, como la pasividad radical o el masoquismo, pueden desafiar la noción de víctima que se usa tan frecuentemente desde algunas formas de feminismo liberal. En el siguiente capítulo, Halberstam se sumerge en el pasado nazi para plantear cuestiones sobre la erótica de la historia y la ética de complicidad, fijándose en las relaciones entre homosexualidad y fascismo, una historia no deseada y que no encaja cómodamente en la narrativa de víctimas del régimen nazi. En el último capítulo vuelve a los dibujos animados para fijarse en mundos posthumanos que ofrecen lógicas a menudo antinormativas.
En suma, Halberstam nos ofrece un archivo alternativo con sujetos un tanto distintos, como son los personajes de los dibujos animados, artistas, marginados y punks, que pueden ser útiles en países de habla hispana, donde también hacemos uso de lógicas capitalistas similares sobre el éxito, la heteronormatividad y las formas de parentesco. – Lucas Platero
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